Toussaint L'Ouverture. La Revolución haitiana
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Toussaint L'Ouverture. La Revolución haitiana

Jean-Bertrand Aristide presenta a Toussaint L'Ouverture

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Toussaint L'Ouverture. La Revolución haitiana

Jean-Bertrand Aristide presenta a Toussaint L'Ouverture

About this book

"Supimos cómo enfrentar el peligro para ganar nuestra libertad; sabremos cómo enfrentar a la muerte para mantenerla." Toussaint L´Ouverture.Toussaint L´Ouverture fue el líder de la Revolución haitiana del pasado siglo xviii, en la que los esclavos se rebelaron contra sus amos y establecieron la primera república negra. En esta colección de sus escritos y discursos, el expolítico haitiano Jean-Bertrand Aristide demuestra la profunda contribución de L´Ouverture a la lucha por la igualdad.

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1
Proclamación
29 de agosto de 1793
Toussaint Bréda dio a conocer esta su primera proclamación pública en Camp Turel. Anunciaba tanto su adopción del nombre de L’Ouverture como su alineamiento con la causa de la libertad general que no tardaría en radicalizar la Revolución francesa hasta la inclusión de los negros bajo el amparo de los Derecho del Hombre y del Ciudadano. Su formulación de la relación entre libertad e igualdad es radical e inflexible: la libertad y la igualdad son inseparables, y el logro de ambas requerirá la subordinación de una pluralidad de reivindicaciones contrarias en el marco de una lucha unificada por la abolición de la esclavitud en las plantaciones.
Hermanos y amigos:
¡Acordaos del valiente Ogé[1], queridos camaradas, al que mataron por haber defendido la causa de la libertad! Sí, murió: pero quienes fueron sus jueces son ahora sus defensores. Yo soy Toussaint L’Ouverture; quizá conozcáis mi nombre. Sabed, hermanos, que he emprendido esta venganza y que quiero que en Saint-Domingue reinen la libertad y la igualdad. Desde el comienzo [de la revuelta] he trabajado para hacer que eso ocurra y para traer la felicidad a todos. Uníos a nosotros, hermanos, y combatid con nosotros por la misma causa. […] ¿Decís que lucháis por la libertad y la igualdad? ¿Es posible que nos destruyamos a nosotros mismos, mutuamente, todos luchando por la misma causa? Soy yo quien ha emprendido [esta lucha] y quiero luchar hasta que [la libertad] exista […] entre nosotros. La igualdad no puede existir sin libertad. Y para que la libertad exista, nosotros debemos tener unidad.
[1] Vincent Ogé (ca. 1750-1791), revolucionario y héroe nacional haitiano. Mulato libre, bien educado y comparativamente adinerado, fue enviado a defender ante la Asamblea Nacional, a comienzos de la Revolución francesa, la concesión de los derechos civiles a los mulatos libres y la emancipación de los esclavos en Haití. Fracasado en su misión, en 1790 regresó a Haití y, cuando el gobernador francés se negó a acabar con las restricciones, encabezó una insurrección. Derrotado, Ogé fue juzgado, condenado por traición y ejecutado en la rueda.
2
Carta a Biassou
15 de octubre de 1791
En el otoño de 1791, dos meses después del comienzo del levantamiento, Toussaint dejó su casa en la plantación de Bréda para unirse a las fuerzas comandadas por Biassou. Toussaint ya se dirigía a Biassou como a un igual en esta época, y por el tono de esta carta ya parece haber alcanzado un nivel de autoridad al menos igual al de los otros líderes, Dutty Boukman y Jean-François. La carta se refiere a un ataque a Cap Français planeado pero nunca llevado a cabo.
Grande Riviere
15 de octubre de 1791
A M. Biassou, Brigadier del Ejército del Rey en Grand Boucan.
Mi muy estimado amigo:
Según la solicitud que acabo de hacer a los españoles y aguardando cada día aquello que he pedido, os ruego que esperéis hasta que estemos en mejores condiciones antes de pasar a aquello sobre lo que habéis tenido la amabilidad de escribirme. Tengo muchos deseos de ir, pero en todos los asentamientos me gustaría tener palancas con las que hacer caer las rocas de las montañas de Haut du Cap a fin de impedirles [a las fuerzas de los propietarios de esclavos] que se nos aproximen, pues creo que ellos no tienen otros medios sin exponer a su gente a una masacre. Os pido que os aseguréis de que el espía que habéis enviado os explique claramente dónde están los cañones en Haut du Cap a fin de que podamos apoderarnos de ellos. Así que, amigo mío, podéis ver que he tomado precauciones en este asunto, cosa que podéis decirle a Bouqueman [Boukman]. Y en cuanto a Jean-François, puede seguir yendo en coche con sus mujeres, pero hace varios días que no me ha hecho el honor de escribirme. Esto me sorprende mucho. Si necesitáis tafia [licor parecido al ron], os envío cuando gustéis, pero intentad no abusar. A la tropa no debe dársele esto o se desmadran. Enviadme unas cuantas carretillas, pues las necesito para transportar la madera con que levantar las cabañas en la curtiduría para mi gente.
Os ruego transmitáis a vuestras madre y hermana mi humilde respeto.
Tengo el honor, mi querido amigo, de ser vuestro muy humilde, obediente servidor,
Doctor General
3
Carta de Biassou, Jean-François y Toussaint L’Ouverture a la Asamblea General
Julio de 1792
Este extraordinario documento, firmado por Toussaint con el nombre de su sobrino de catorce años de edad Belair, lo escribieron los líderes de la revuelta de esclavos a la asamblea colonial de Saint-Domingue y al comisario nacional Roume. Tras el fracaso de las negociaciones seis meses antes, la carta constituye un testimonio de una temprana y rápida radicalización de la revolución a fin de incluir el llamamiento a la libertad general basado en la lógica de los indivisibles derechos humanos universales.
Caballeros:
Quienes tienen el honor de presentaros estas memorias son una clase de hombres que hasta el presente habéis rehusado a reconocer como vuestros semejantes y que habéis cubierto de oprobio arrojando sobre ellos la ignominia ligada a su infortunada suerte. Estos son hombres que no saben emplear grandes palabras, pero que van a mostraros a vosotros y a todo el mundo la justicia de su causa; finalmente, son aquellos a los que llamáis vuestros esclavos y que reclaman los derechos a los que todos los hombres pueden aspirar.
Durante demasiado tiempo, caballeros, con abusos de cuya comisión nunca se acusará bastante a nuestra falta de comprensión y nuestra ignorancia –durante mucho tiempo, digo–, hemos sido víctimas de vuestra codicia y vuestra avaricia. Bajo los verdugazos de vuestro bárbaro látigo hemos acumulado para vosotros los tesoros de que disfrutáis en esta colonia; la raza humana ha sufrido viendo con qué barbarie habéis tratado a hombres como vosotros –sí, hombres– sobre los que no tenéis otro derecho excepto que sois más fuertes y más bárbaros que nosotros; os habéis dedicado al tráfico [de esclavos], habéis vendido hombres a cambio de caballos, e incluso esa es la más pequeña de vuestras faltas a ojos de la humanidad; nuestras vidas dependen de vuestro capricho, y cuando se trata de divertiros, la carga recae sobre hombres como nosotros, que la mayor parte de las veces no somos culpables de otro delito que el de estar a vuestras órdenes.
Somos negros, es cierto, pero decidnos, caballeros, vosotros que sois tan juiciosos, ¿qué ley dice que el hombre negro debe pertenecer al hombre blanco y ser propiedad suya? Desde luego no podréis hacernos ver dónde existe, si no es en vuestras imaginaciones, siempre dispuestas a formar nuevos [fantasmas] con tal que os sean ventajosas. Sí, caballeros, somos libres como vosotros, y es solamente vuestra avaricia y nuestra ignorancia las que hacen que hoy en día persista la esclavitud, y no podemos ni ver ni encontrar el derecho que afirmáis tener sobre nosotros, ni nada que pudiera probárnoslo a nosotros, habitantes de la tierra como vosotros, todos hijos del mismo padre y creados a su misma imagen. Somos vuestros iguales, pues, por derecho natural, y si la naturaleza se complace en diversificar los colores dentro de la raza humana, ni es un delito nacer negro ni una ventaja ser blanco. Si los abusos en la colonia han continuado durante varios años, eso fue antes de la afortunada revolución que ha tenido lugar en la patria, la cual nos ha abierto la senda por la que nuestro coraje y nuestro trabajo nos permitirán ascender, para llegar al templo de la libertad, lo mismo que esos valientes franceses que son nuestros modelos y a los que todo el universo está contemplando.
Durante demasiado tiempo hemos arrastrado vuestras cadenas sin pensar en quitárnoslas, pero a toda autoridad que no se base en la virtud y la humanidad, y que sólo tienda a someter a otro hombre a la esclavitud, debe ponérsele fin, y eso es lo que va a suceder con vosotros. Vosotros, caballeros, que pretendéis someternos a la esclavitud, ¿no habéis jurado respetar la Constitución francesa? ¿Qué dice esta respetable Constitución? ¿Cuál es la ley fundamental? ¿Habéis olvidado que os habéis comprometido con la Declaración de los Derechos del Hombre, que dice que los hombres han nacido libres, iguales en derechos; que sus derechos naturales incluyen la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión? Así pues, como vosotros no podéis negar lo que habéis jurado, nosotros estamos en nuestro derecho y vosotros debéis reconoceros a vosotros mismos como perjuros; con vuestros decretos reconocéis que todos los hombres son libres, pero queréis mantener la servidumbre de 480.000 individuos que os permiten disfrutar de todo lo que poseéis. A través de vuestros enviados ofrecéis la libertad sólo a nuestros patronos; sigue siendo una de vuestras máximas políticas decir que deberíamos entregaros a quienes han realizado una parte igual en nuestro trabajo para que sean vuestras víctimas. No, preferimos mil muertes a actuar de ese modo con los nuestros. Si queréis concedernos los beneficios que nos son debidos, todos nuestros hermanos deben compartirlos…
Caballeros, en muy pocas palabras habéis visto nuestro modo de pensar: es unánime, y después de consultar todos aquellos con los que estamos conectados en la misma causa os presentamos nuestras demandas, que son las siguientes.
Primera: libertad general para todos los hombres sometidos a esclavitud.
Segunda: amnistía general por el pasado.
Tercera: garantías del cumplimiento de estos artículos por parte del gobierno español.
Cuarta: los tres artículos anteriores constituyen la base y el único medio de lograr una paz respetada por las dos partes, y sólo tras ser aprobadas en nombre de la colonia y de M. el teniente general, y cuando los comisarios civiles nacionales hayan acordado presentar esta aprobación al rey y a la Asamblea Nacional.
Si, como nosotros, deseáis que estos artículos sea...

Table of contents

  1. Portada
  2. Portadilla
  3. Legal
  4. Introducción
  5. Para leer más
  6. Cronología
  7. Nota sobre los textos
  8. 1 Proclamación
  9. 2 Carta a Biassou
  10. 3 Carta de Biassou, Jean-François y Toussaint L’Ouverture a la Asamblea General
  11. 4 Carta al general Laveaux
  12. 5 Carta a Laveaux
  13. 6 Toussaint L’Ouverture a sus hermanos y hermanas en Varettes
  14. 7 Carta a Jean-François
  15. 8 Carta a Dieudonné
  16. 9 Carta a Laveaux
  17. 10 Carta a Flaville
  18. 11 Discurso a los soldados para la destrucción universal de la esclavitud
  19. 12 Carta a Laveaux
  20. 13 Carta al Directorio francés
  21. 14 Carta de Bonaparte a Saint-Domingue
  22. 15 Proclamación sobre el trabajo
  23. 16 Autorretrato
  24. 17 Carta a Napoleón sobre la Constitución de 1801
  25. 18 Proclamación anticorrupción
  26. 19 Constitución haitiana de 1801
  27. 20 Carta de Napoleón a Toussaint
  28. 21 Proclamación
  29. 22 Análisis de Toussaint por Napoleón desde Santa Elena
  30. 23 Carta a Dessalines
  31. 24 Carta a Napoleón desde el Héros
  32. 25 Carta a Napoleón desde Fort de Joux
  33. 26 Memoria de Toussaint L’Ouverture
  34. Otros títulos