1968: Historia de un acontecimiento

Utopía y revolución en la universidad colombiana

Álvaro Acevedo

• Publisher: Ediciones UIS
• Year: 2020
• ISBN:
  9789588956978
• Topic: History
• Subtopic: Latin American & Caribbean History
• Index: History

1968 es un año signado por dos palabras: protesta y cambio. Como nunca antes en la historia de la cultura, en los años sesenta el mundo asiste a una revolución de hábitos, consumos e ideas sobre el devenir de las sociedades.En un número apreciable de Estados nacionales, estallan movimientos sociales y estudiantiles, protestas, discursos, arengas y repertorios de inconformidad social y política. Colombia no fue la excepción de este acontecimiento cultural y político, leído también como un macroacontecimiento planetario con repercusiones aún por descubrirse. Estos hechos son el objetivo de este libro en la que el autor pretende reconstruir el acontecimiento de Mayo del 68 en el ámbito universitario y cultural colombiano con sus efectos en los años de 1971 y 1972.

Revistas culturales y libros de literatura

Leíamos de todo lo que se nos presentaba en el camino, pero había mucha literatura social, mucha. Cuando estaba en la universidad había una estrategia importante de la izquierda por ideologizar a la juventud en el marxismo. Recuerdo que nos daban folletos, libros del izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo, y nos hablaban del materialismo dialéctico de Marx, de Lenin, de la revolución, de Engels; leíamos y discutíamos, pero el fenómeno que más tenía incidencia en la juventud de esa época era la Revolución cubana. Todos éramos hinchas de Fidel Castro y también del Che Guevara; Camilo Cienfuegos me llamaba muchísimo la atención

Horacio Serpa Uribe. 27 de febrero de 2012

Los capítulos anteriores han mostrado que los jóvenes universitarios son los actores principales de la revolución cultural de finales de los años sesenta y principios de los setenta, además de protagonizar en Colombia acciones revolucionarias similares a las que ocurren en otros países del globo. No solo se enfrentan violentamente a las autoridades gubernamentales, también emprenden una arriesgada actividad de difusión y justificación de la guerra revolucionaria, una férrea lucha ideológica en contra de la cultura y las tradiciones aristocrático-burguesas, una ciega defensa de los nuevos paradigmas estéticos y una incansable búsqueda de un nuevo sistema de valores.

Se intenta ahora, a manera de aproximación, caracterizar y describir las representaciones discursivas que le dan sentido a las acciones revolucionarias de los jóvenes, porque, en efecto, las movilizaciones tanto como las expresiones políticas, artísticas y filosóficas de la juventud universitaria se caracterizan por estar cargadas de una serie de ideas que avivan con firmeza el fuego de la revolución, llegando no solo a través de los medios de comunicación audiovisuales, sino a través de las revistas y los libros que el mercado editorial pone a disposición de esta juventud ávida de lecturas.

Si bien la era del telégrafo queda atrás y la era de los medios audiovisuales apenas se abre, las revistas y los libros cuentan con un espacio ya ganado, principalmente entre una nueva generación de universitarios. Es un hecho que las protestas en contra de la guerra de Vietnam, las incidencias de la Revolución cultural china o de la Primavera de Praga, la apoteósica convocatoria de Woodstock o la cartelera cinematográfica de Hollywood son comunicadas a los jóvenes por intermedio de la prensa, la radio y la televisión. Sin embargo, ninguno de estos medios le permite a la audiencia juvenil reflexionar sobre las causas y las consecuencias sociales, económicas, culturales y políticas que estos acontecimientos encarnan.

Este tipo de posibilidades críticas y argumentadas sobre el acontecer cultural solo lo encuentran los jóvenes en revistas y en libros, medios de comunicación que ofrecen información sobre los sucesos que marcan a una generación para la cual la cultura y la política adquieren valor, y además los amplía y vivifica a través de profundos comentarios. Pese a que la radio y la televisión sirven para vincular a los jóvenes colombianos con el devenir mundial, únicamente los medios escritos les permiten una asimilación profunda de cada uno de esos acontecimientos, pues es en los libros y en las revistas culturales que se exponen las ideas y las representaciones discursivas necesarias para comprender, en términos de la revolución cultural de finales de los años sesenta, temas como el comunismo, la relación entre el arte y la política, el papel de los intelectuales como fundamento del cambio histórico, los nuevos límites de la sexualidad o el papel de la juventud en ese contexto de cambio revolucionario.

En efecto, durante esos años adquieren suma importancia tanto las revistas culturales de izquierda como la producción literaria, política y filosófica de autores tales como el Che Guevara, el filósofo francés Louis Althusser o el escritor colombiano Gabriel García Márquez. Este hecho se debe a que el mercado editorial es lo suficientemente dinámico como para poner en circulación un buen número de revistas culturales522 y libros de interés general. En Bogotá, por ejemplo, y pese a que los libros son bastante caros523, en 1968 las librerías más importantes de la ciudad venden 4,5 millones de pesos524, 722 veces el salario mínimo anual de la época525. Y son los jóvenes quienes inspiran los temas por debatir en el cafetín, el aula de clases o la reunión secreta. Son entonces las revistas y los libros los medios en que se difunden ideas referentes a los principios fundamentales de la sociedad del futuro. Allí, los escritores y los receptores de libros hablan sin ambages de los cambios que la juventud reclama en nombre de toda la sociedad, los jóvenes encuentran las opiniones que comparten, los personajes que elevan como sus líderes ideológicos, los gurús artísticos o los ejemplos de vida: novelistas, dramaturgos, poetas, filósofos y revolucionarios.

Si las revistas hablan de los acontecimientos políticos, culturales o sociales más recientes, los libros de literatura latinoamericana, los de filosofía o los de las nuevas ciencias sociales discuten y popularizan los conceptos necesarios para interpretar la realidad y para reconstruir al mundo de la manera en que la juventud lo reclama. Y todos –los editores, los periodistas, los literatos o los filósofos– tienen un mismo objetivo: encender el fuego voraz de la juventud –como escribiera Marcuse526–, levantarla de su letargo. Es por esta razón que junto a las revistas de izquierda o las obras de Althusser, Mao, Lenin, Marcuse, García Márquez o Vargas Llosa llegan a circular, incluso, los textos del mismísimo Ernesto “Che” Guevara, por antonomasia, la principal figura latinoamericana de la revolución.

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Posición	Título	Autor
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