Tus derechos, tus obligaciones
Historia social de la enfermedad
La aplicación de la ciencia médica no ha sido equitativa y ha incrementado la brecha entre pobres y ricos. Mientras unos pueden acceder a todas las magias de la prevención, de la curación y de las bondades de la cirugía y la tecnología, otros no. En múltiples aspectos, la medicina ha fortalecido a los ricos al mejorar sus condiciones de vida, mientras la suerte de los pobres ha sido distinta. El uso y acceso desigual a la parafernalia médica es más patente entre mayor sea la brecha económica, pero ocurre en todas las latitudes. En Estados Unidos, por ejemplo, los negros y los hispanos son atendidos muy tardíamente, sus enfermedades “los matan” antes que a los blancos, y la espera para turnos quirúrgicos es más prolongada…
Carlos Monsiváis
La historia de la humanidad es inseparable de la historia de las epidemias y pandemias que han producido innumerables muertes en todo el mundo y, de esta forma, han logrado cambiar el poderío de ciertos países, o incluso han ayudado a desviar el curso de algunas guerras.
La historia nos muestra que a lo largo de los siglos se les ha dado “significado” a las enfermedades, y mientras menos sepamos de sus orígenes o no exista un tratamiento adecuado en ese momento, se les asocian más significados. Hay tres grandes ejemplos: antes del sida, entre las enfermedades que se han usado como metáforas del mal se encuentran la sífilis, la tuberculosis y el cáncer.
Recordemos que una metáfora se define como dar a una cosa el nombre de otra. A principios del siglo xx la sífilis no sólo era una enfermedad horrible, sino además degradante y vulgar. La tuberculosis era considerada como un mal misterioso, ya que se le asoció con la delicadeza, la sensibilidad y la tristeza; era al mismo tiempo una maldición y el emblema del refinamiento. Al cáncer nunca se le vio más que como una maldición, un enemigo invasor. Decir de un fenómeno que es como un cáncer es incitar a la violencia. Esta percepción y lenguaje van cambiando conforme se conoce la enfermedad y es mayor la probabilidad de una cura. En los últimos años se ha reducido la carga metafórica del cáncer y ha sido sustituida por otra: el sida.
Sobre sida la mayoría de la gente sabe poco o nada, y se deja persuadir por alarmas, fobias, rumores, corazonadas y descuidos. En la actualidad se le describe como una invasión (igual que anteriormente al cáncer) y además tiene reminiscencias de la sífilis (enfermedad asociada a fluidos sanguíneos o sexuales).
Una enfermedad infecciosa cuya vía de transmisión más importante es de tipo sexual hace pensar en ella como un castigo, inspira miedo al contagio fácil y provoca fantasías de transmisión en lugares públicos.
Quizá ninguna otra enfermedad ha mostrado con tal crudeza las inequidades, las miopías y las flaquezas no sólo del poder, sino de la propia condición humana. Mientras que 90% de los afectados habitan en el tercer mundo, 90% del dinero destinado a la prevención y el tratamiento se gasta en los países ricos.
El vínculo entre salud y derechos humanos es tan obvio, tan inseparable y tan indispensable, que no hay constitución que no reivindique esos derechos.
Derechos universales
La Declaración Universal de Derechos Humanos es la piedra angular del amplio conjunto de normas sobre derechos humanos establecido a lo largo de decenios.
En los artículos 1 y 2 se dispone que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos” y que tienen todos los derechos y libertades proclamados en la Declaración “sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”.
En los artículos 3 a 21 se especifican los derechos civiles y políticos de todos los seres humanos, que abarcan, entre otros:
• El derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad personal.
• El derecho a no ser sometido a esclavitud ni servidumbre.
• El derecho a no ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
• El derecho al reconocimiento de su personalidad jurídica; el derecho a un recurso judicial efectivo; el derecho a no ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado; el derecho
a un juicio imparcial y a ser oído públicamente por un tribunal independiente e imparcial; el derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad.
• El derecho a no ser objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia; el derecho a no ser víctima de ataques contra su honra o su reputación; el derecho a ser protegido por la ley contra tales ataques.
• El derecho a circular libremente; el derecho a buscar asilo; el derecho a una nacionalidad.
• El derecho a casarse y a fundar una familia; el derecho a la propiedad.
• El derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; el derecho a la libertad de opinión y de expresión.
• El derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.
• El derecho a participar en el gobierno de su país y a tener acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país.
En los artículos 22 a 27 se especifican los derechos económicos, sociales y culturales de todos los seres humanos, entre los cuales cabe mencionar los siguientes:
• El derecho a la seguridad social.
• El derecho al trabajo; el derecho a igual salario por trabajo igual; el derecho a fundar sindicatos y a afiliarse a ellos.
• El derecho al descanso y al disfrute del tiempo libre.
• El derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure la salud y el bienestar.
• El derecho a la educación.
• El derecho a tomar parte en la vida cultural de la comunidad.
En los últimos artículos, del 28 al 30, se reconoce que toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos humanos proclamados en la Declaración se hagan efectivos; que esos derechos sólo podrán ser sujetos a limitaciones con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática, ya que toda persona tiene deberes respecto a la comunidad en la que vive.
Derecho...