El Chojin @ElChojin_net
No somos iguales, pero sí equivalentes
Este cantante, poeta y comunicador dice que «ser imperfecto» es su defecto y también su bendición. Una imperfección que desde 1999 hasta la actualidad le ha convertido en el artista de rap español con más trabajos en el mercado, considerado por los principales críticos musicales y culturales como un «moderno trovador». En todos sus discos sin excepción colaboran mujeres. Sus ganas de cambiar el mundo y verlo con gafas de equidad le acompañan cada día y por eso no duda en sumar su grano de arena allá donde le llamen.
¿Hay demasiada música que da la nota y desentona haciendo flaco favor a un mundo en igualdad?
Hay letras de canciones que aparentemente hacen un flaco favor a la lucha por la igualdad efectiva de género. Digo aparentemente porque a mí me gusta pensar que en realidad todas esas letras machistas pueden —deben— convertirse en herramientas para lo contrario. El mundo de la música no se encuentra aislado ni de espaldas a la sociedad, todo lo contrario, lo que hace es retratarnos tal y como somos.
“... el machismo existe, y si lo que pretendemos es acabar de veras con él debemos verlo y escucharlo; estudiarlo, tratar de conocer sus argumentos y sus formas para poder combatirlo efectivamente”.
A nadie le gusta que otro venga a su casa y la vea sucia, pero que evitemos las visitas no cambia la realidad de la casa. A lo que me refiero con esto es a que el machismo existe, y si lo que pretendemos es acabar de veras con él debemos verlo y escucharlo; estudiarlo, tratar de conocer sus argumentos y sus formas para poder combatirlo efectivamente. Si tratamos el tema como algo meramente cosmético, habremos perdido. Sé que todo es discutible, pero yo no creo que la sociedad sea machista porque algunas letras de canciones lo sean, opino que es al revés: la sociedad es machista y, por tanto, en muchas de sus manifestaciones —la música es solo una de ellas— se refleja este hecho.
¿El machismo es cosa de una sola canción o hay mucho más backstage que lo fomenta?
Como te decía, la canción no es el origen sino la consecuencia.
Al menos así lo veo yo. Voy a contarte una anécdota real que me hizo pensar mucho en su momento. Después de un concierto se me acercó una chica, su estética se parecía mucho a la de las mujeres que aparecen en los vídeos musicales. Quería hablar conmigo. Después de decirme que mi música le gustaba me hizo un reproche. La frase no es literal, pero vino a decir algo así como «no entiendo por qué suenas tan respetuoso cuando hablas de mujeres en tus temas, a nosotras nos gusta la caña» —esta segunda parte sí es literal—. Reconozco que tardé en asimilar lo que me estaba diciendo porque simplemente había bloqueado en mi mente la posibilidad de que «ellas» no estuvieran en mi lado de la trinchera.
En ese momento entendí hasta qué punto es necesario tratar de conocer bien el tablero en el que se juega esta partida. El enemigo no es el reggaetonero sino la perpetuación de unos roles que se asimilan como irremediables. El doble discurso, la desigualdad en el trato, el supuesto glamour que se asocia a la chica guapa que se junta al músico —futbolista, actor, empresario...— exitoso.
Ojalá el tema fuera tan sencillo como lidiar con un puñado de canciones con letras sexistas pero, insisto, esos temas no son la enfermedad sino uno de los síntomas.
Estilos como el reggaeton, trap, tango y otros tantos géneros (incluso el rap con su mala fama), ¿cosifican a la mujer e incitan a la violencia y no pasa nada?
Yo creo que sí pasa. Has nombrado los géneros que cargan con las denuncias explícitas de una parte importante de la sociedad que les acusa de machistas. Es imposible que alguien hable de reggaeton sin mencionar el trato que algunos de los cantantes del género dan a la mujer. No importa que nunca hayas escuchado reggaeton, todo el mundo tiene perfectamente asumido que es machista en sus formas. Con el rap pasa algo parecido. Es cierto que cada vez más gente tiene claro que hay como dos corrientes y se nos empieza separar entre «buenos» y «malos» pero, ¿cuántas veces he tenido que defender mi estilo de música de acusaciones de sexismo?
“La industria musical es una enorme máquina de hacer dinero que no se preocupa por consideraciones éticas”.
Ahora, el otro lado de la moneda dice que tanto el reggaeton como el rap —y ahora el trap, sí—, son los géneros musicales que más discos venden a nivel mundial. Los máximos referentes de estos estilos llenan estadios en medio mundo, las niñas forran sus carpetas con sus fotos y los jóvenes sueñan con ser como ellos. La industria musical es una enorme máquina de hacer dinero que no se preocupa por consideraciones éticas.
Se dejarán de hacer canciones de corte machista cuando dejen de venderse y bailarse —así de sencillo—, porque la industria está especializada en dar a la gente lo que quiere escuchar. En este punto creo que es importante abrir el foco y ver que el pop y el rock, teniendo mucha mejor fama, no se libran en absoluto. Se canta a la posesión de la mujer por parte del hombre, la mujer canta «sin ti no soy nada» y, afrontémoslo, son muy pocas las mujeres que se convierten en mega estrellas de la música sin aparecer mucho menos vestidas en sus vídeos que sus compañeros masculinos. La estigmatización que se ha hecho del reggaeton y otros estilos musicales no ha servido para que el público les dé la espalda, más bien al contrario. Creo que ese es el dato preocupante.
La música como producto de consumo (sobre todo entre los jóvenes) llega a convertirse en apología de la violencia hacia las mujeres. ¿Hasta dónde se puede cantar y propagar el virus del machito sin que la gente reaccione?
La música se relaciona con lo lúdico, quizá en este caso ese sea el problema. Con la música te diviertes, la cantas, la bailas, suena cuando estás en el garito con tu gente y en ese sentido la mayoría la entiende como algo inocente. Cuando te lo estás pasando bien no prestas demasiada atención a nada que no sea la melodía y por ahí se cuelan mensajes que en algunos casos son muy peligrosos.
Yo, como artista, tengo un problema grande con la idea de la censura y creo más en el castigo del público que en el del juez. Una sociedad concienciada no acepta según qué tipo de mensajes, y el artista quiere comer. Si ve que lo que hace no funciona se adaptará y ofrecerá otra cosa. En Estados Unidos obligaron a etiquetar la música según su contenido, algo parecido a lo que ocurre con las edades para las que se recomiendan las películas. Quizá esa sea una idea que merezca ser estudiada «Esta canción contiene mensajes que podrían ser considerados ofensivos» No lo sé, no creo que haya soluciones sencillas a un problema tan complejo.
“... estoy en contra de que sea por exigencias de una industria y de una sociedad que te dicen que vales más cuanto más enseñas”.
¿La música es reflejo de la sociedad desigual en la que vivimos?
Absolutamente. Beyoncé, Rihanna, Shakira, Miley Cyrus, Jennifer López, Fergie, Nicki Minaj... probablemente todas sean grandes artistas —alguna en esta lista me parece genial y alguna otra no tanto—, y sin ninguna duda son enormes estrellas de la música con millones de fans, pero todas ellas tienen en común que el sexo revolotea constantemente tanto en sus shows como en sus vídeos y sesiones fotográficas. Es como si cantar y bailar bien no fuera suficiente para que una mujer pueda vender su arte.
Defiendo el derecho de cada uno de nosotros a vender nuestros productos como consideremos más conveniente, pero sin olvidar que la clave aquí está en ese «consideremos más conveniente»; es decir, que no sea una imposición. Tú puedes provocar porque te apetece, porque es parte de tu personaje o de tu plan, pero estoy en contra de que sea por exigencias de una industria y de una sociedad que te dicen que vales más cuanto más enseñas.
¿Censurar es entonces la solución?
Como decía antes, no creo en la censura. No me gustan las imposiciones, la música es arte y el arte no puede encerrarse, debe ser libre. Sé que alguno dirá que ese tipo de música no es arte, pero yo no me atrevo a convertirme en juez y otorgar y quitar carnets de artista. Debemos aprender a convivir con lo que no nos gusta porque ser un animal social implica exactamente eso: tener vecinos que votan a un partido político que tú detestas, que ven programas de televisión que te horrorizan, que creen en dioses, en el zodiaco o en las señoras que te leen las cartas por teléfono.
No creo que las censuras solucionen el problema, creo que simplemente lo esconden. La respuesta a todos los conflictos sociales es siempre la misma: hablar. Hablar una y otra vez hasta llegar a acuerdos, retocar esos acuerdos cuando empiecen a mostrar fisuras, y volver a hablar. Mi parte idealista quiere creer que en este tema no hay marcha atrás. Del mismo modo que en nuestra sociedad la mujer alcanzó el derecho al sufragio para no soltarlo jamás, llegaremos a un punto en el que las cosas se equilibren en materia de igualdad de género.
Siempre es deseable que ocurra un poco más rápido, siempre aparecerán obstáculos, reaccionarios y resistencias al cambio pero, honestamente, estoy convencido de que una vez que el debate está sobre la mesa el único desenlace posible es, primero, la normalización del feminismo y después, cuando ya no haga falta, su desaparición .
Según un estudio de Rand Corporation, cuanto más tiempo pasan los jóvenes escuchando música con contenido sexual degradante, antes se inician en el sexo.
Tendría que leer ese estudio. No sé exactamente a qué se refiere con «iniciarse en el sexo». Sexo no es una sola cosa. El día que te das cuenta de que te gusta por primera vez un chico o una chica, las primeras fantasías, la primera cita, el primer beso... El sexo, siendo un tema muy serio, por supuesto, no es malo, y si se practica de forma sana y respetuosa es la mejor medicina p...