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Las negras asaltan los medios
La élite intelectual africana de la asociación de africanistas, dirigida por el catedrático Urbano Martínez Carreras y el sector oficialista del movimiento Free Mandela, tenían su meca en el Colegio Mayor Nuestra Señora de África en la UCM; su voz eran publicaciones como Mundo Negro. Tras el asalto a la embajada del apartheid sudafricano, en Madrid en 1986, surgió un movimiento negro radicalizado. En cambio, este sector estaba sin voz.
Aunque por 1984 ya existían publicaciones, algunas comenzaban a incluir textos comprometidos con la visión y los ideales de ruptura estética como reflejo del movimiento de conciencia negra; eran los boletines de información de los partidos políticos guineanos de oposición, asociaciones, parroquias, etc., como Sangho, Bioko Muni y otras. En efecto, África Negra, la revista fundada por la empresaria, abogada, escritora y funcionaria del Ministerio de Trabajo, Isabel Cardoso, fue el primer medio de expresión propio de este otro sector, y que sería uno de los hitos impulsores de las ideas fundamentales de una nueva subjetividad del movimiento panafricanista. Luego, seguirán —fundando una nueva tradición— proyectos como Burundanga, GEA, Tam-Tam, Omowale, Culturas Africanas, E'Waiso, In Action!, Soweto, Wanáfrica y Uhuru Afrika TV.
En efecto, en mayo de 1991, apareció en Madrid el número cero de la revista bimensual África Negra, que se vendía en los quioscos por 300 de las antiguas pesetas. Desde este primer número en color, con una entrevista de portada al embajador de Angola, fue el medio hegemónico entre este sector del activismo panafricanista. Como su nombre indica, era una publicación para un público afrodescendiente de corte panafricanista con un marcado carácter comunitario, que pretendía preparar a los negros para la revolución democrática, que se suponía estaba llamando a las puertas con la liberación de Nelson Mandela. Imaginemos la esperanza que levantó la publicación y las grandes noticias que llegaba de lo que fueron las guerras de Ruanda, Sierra Leona, Liberia y otros procesos democráticos africanos, o la presencia del premio nobel nigeriano Wole Sonyinka en Madrid. Con la aparición de aquella revista, los lectores comenzaron a participar en una revolución cultural y social de un nuevo tiempo. En dicha publicación destacaron firmas de mujeres activistas, intelectuales negras como María Nsué, Isa Fernández y su directora Isabel Cardoso, lo que convirtió a África Negra no solo en un medio trascendental para la configuración del panafricanismo en España, sino en uno de los primeros medios creados o dirigidos por mujeres negras, después de la revista Minerva de 1885.
«En 1978 vine a España para estudiar sociología en la UCM y para leer prensa africana siempre tenía que ir a la Puerta del Sol de Madrid a comprar la revista Jeune Afrique, que entonces venía de París; no había por aquí, todo venía de Francia. Me dije: “si algún día tengo suficiente dinero fundaré una revista”. Así que cuando terminé la carrera me presenté a unas oposiciones que aprobé: invertí en ello mis primeros ahorros», rememora Isabel Cardoso, su fundadora.
Por su redacción pasaron destacados escritores, activistas, académicos y políticos afros de Guinea Ecuatorial, RD Congo, Camerún y Senegal, como Marcelino Bondjale, Mbuyi Kabunda, Toefil Mbandiang, Justo Bolekia, Babacar Fall, y escritores que luego se consagrarían como Inongo Vi-Makomé. Disponía de una edición en portugués que se distribuía en Lisboa donde, además, se conseguían contratos publicitarios interesantes. A pesar de la mercantilización de la prensa, esto no supuso en el caso de África Negra merma alguna en su calidad. Más bien, intentó por primera vez llevar a cabo las ideas de vida en común que durante años habían soñado los negros, donde las mujeres buscaron la felicidad y la libertad dentro del marco de una vida cargada de amenazas. Su línea editorial se caracterizó por defender el fin de los conflictos en África, las libertades civiles y los derechos humanos, comunicar noticias bien documentadas sobre África y los negros desde una perspectiva afrocentrada e imágenes dignas, poco común hasta el momento, por lo que se convirtió en un símbolo no solo del panafricanismo sino también de vocación de independencia informativa.
«La financiación siempre fue privada por no decir de mi propio bolsillo, y la publicidad, cuando salía, no me fiaba de las subvenciones porque te atan a una línea editorial y coartan la libertad de opinión y de información; además, cuando estas [las subvenciones] terminan, también suele terminar el proyecto».
Con el tiempo África Negra se convirtió en un grupo editorial con varios libros y revistas en diferentes lenguas, incluidas las africanas. Por su parte, en Barcelona, Lucrecia Lucre Mba Ndong, junto a su pareja Nguema impulsaron en 1993 la agencia de comunicación afrodescendiente Ma ya Wa, editora de la histórica y magnifica revista Tam-Tam.
En 1995, en las ondas de Radio Contrabanda FM, E'Waiso Ipola fundó un espacio llamado «La Voz de África». Estos medios, fundados y dirigidos por mujeres permitían el auge de una tribuna panafricanista que mostraba expresamente la propia naturaleza de su paradigma e ideología, con una línea editorial pacifista, feminista y antirracista que marcará e influirá a las vanguardias juveniles revolucionarias como los Panteras Negras que ya empezaban a editar Afrotown. Francine Gálvez, que fue una sensación, es la primera mujer negra en presentar un telediario de RTVE. Si bien, Francine no pertenece a una tradición cimarrona (fue adoptada por blancos), permitía a la sociedad blanca de las Olimpiadas de Barcelona, la corrupción de Roldán, FILESA y Poli Díaz, irse a la cama pensando que no eran tan racistas. Su imagen no aparecía vinculada a la negritud, sino a la meritocracia, esfuerzo en la línea de futbolistas o jugadores de la NBA. Como dijo la letrada Mari Sol Ngomo, «era normal». Bastante tenía con destacar siendo una mujer negra en una sociedad de supremacismo blanco. Era perfecta para el machismo patriarcal. Finge no ser muy lista, siempre niega la existencia del racismo, sin mucha acritud ni enfrentamiento. «Sí, pero eso les pasa también a los blancos». Obsesionada con el esfuerzo y la profesionalidad sin comprometerse a más, más próxima a Lo que el viento se llevó de Clark Gable y Vivien Leigh que a Django Unchained de Tarantino y Jaime Fox. Treinta años después la mayoría de las celebrities negras de hoy no son muy diferentes, pues se confunde «celebridad» con «ejemplo». Después, con la llegada de los nuevos canales, causalmente las mujeres negras desaparecieron de la oferta mediática y del imaginario colectivo español, salvo imágenes de archivo de negras con hijos en brazos, pobreza, prostitución, las pateras, etc. Ninguna superó a Francine Gálvez, en glamur, profesionalidad ni responsabilidad social. Quizás, porque Gálvez fue un símbolo en una época que no existía Facebook ni estaba de moda ser negra. Fue la primera, y se convirtió sin proponérselo en una referencia, lo que ayudó indirectamente a la visibilidad positiva de la mujer. Las generaciones siguientes se vincularon más al activismo como Paloma Bilangwe, Desiré Djambo, Lucía Asué Mbomío, Esther Nguema, Teresa Ekobo, Sarah Babiker o Tania Adam, etc.
Esos años del nuevo siglo, previo al pogromo racista de El Ejido, Andalucía en general, fue un foco de la insurrección afrofeminista. En la ciudad hispalense surgirán diferentes procesos organizativos por mujeres afrodescendientes como la Asociación Mujeres entre Mundos, creada por mujeres de diferentes orígenes y culturas, unidas por la voluntad de comprender y conocer las necesidades del territorio donde viven. En ese ambiente destacó el liderazgo de su presidenta, la periodista nigeriana Gloria Ekereuwem. Nacida en 1964 en la localidad llamada Aket, alias Texas Akaaibon por su abundancia en petróleo. Llegó a España en 1986 como estudiante de arte dramático. Entre 1995 y 1999 se dedicó al periodismo, y empezó a colaborar en el periódico Habla San Diego, donde publicaba recetas gastronómicas y cuentos africanos. Inició una campaña con asociaciones de vecinos para cambiar la imagen, los conceptos y los estereotipos hacia la mujer negra, desde la radio, en el programa Un solo mundo, de Onda Local de Andalucía. Contrajo matrimonio con el cooperante Norberto Masa Akapo. Trabajó en el ente público Canal Sur, cubriendo noticias en inglés pidgin, y en la Cadena SER, como presentadora de «espacio de encuentros» durante diez años.
«En 2000, un grupo de mujeres que coincidíamos en talleres de formación y congresos empezamos a encontrarnos regularmente. Cada una según su experiencia, comenzamos a responder a estas necesidades de una mejor imagen en los medios», nos explica Gloria. Gracias a su trabajo por la integración y el activismo social, hoy es fundadora y presidenta de la asociación Mujeres entre Mundos.
Desde 2009, Mujeres entre Mundos tiene una sede donde acoge a otras mujeres y hombres que quieren conocer esta realidad y utilizar sus servicios. Con oficinas, unas aulas de formación equipadas, y la joya de la corona: una estación de radio online que ella dirige. La misión de esta radio es crear un espacio de diálogo, encuentro y comunicación entre mujeres inmigrantes y autóctonas, para comprender las diferentes necesidades y buscar soluciones compartidas. Todo ello le ha convertido hoy en una de las líderes de la Plataforma de Inmigrantes de Andalucía. Por su dilatada y reconocida labor social y humanitaria recibió en 2006 el Premio Meridiana del Instituto Andaluz de la Mujer, en la categoría de medios de comunicación por el programa de radio en Onda Local de Andalucía sobre el fomento de la igualdad. En 2005, recibió el premio 28 de Febrero RTVE-Andalucía por el programa Un solo Mundo II, emitido por las televisiones asociadas a EMA RTV. En 2014 fue elegida hermana mayor de la Hermandad de Chucena, por lo que fue la primera mujer negra que llevó una vara de mando de una hermandad rociera. También recogió el Premio Andaluz al Voluntariado Internacional, otorgado por el Foro Andaluz de la Inmigración.
La idea de Gloria de «cambiar la imagen, el concepto y los estereotipos hacia la mujer negra» la recogió Paloma Bilangwe, y como las generaciones anteriores, buscó y desarrolló un sentido de pertenencia que le hizo más crítica y afrocentrada.
Como tantas otras chicas de finales de los ochenta y principios de los noventa del siglo xx, militó en las Panteras Negras. La importancia de Paloma es que desde 2008 ha documentado parte de las luchas por la reparación a la población negra. Paloma fue una de las impulsoras de Laboratorio TV y Uhuru Afrika TV, donde fue redactora y tertuliana. «Fue entonces cuando descubrí la importancia de documentar el movimiento negro, la idea de que somos sujetos históricos, que debemos y podemos ser protagonistas de una historia política tan necesaria para la comunidad negra».
La directora documentó y visibilizó el proceso de la negritud y el panafricanismo español, al diseñar portadas de discos para reconocidos artistas africanos como Baron Yabuclu, Piruchi Apo, Alex Ikot, o prestigiosos centros de estudios africanos de universidades de Cádiz y León. Desde siempre, Bilangwe desarrolló un sentido muy crítico con la forma en que los negros se habían venido presentando para el disfrute morboso de un público predominantemente blanco y burgués.
«Recuerdo que de niña éramos conocidos como “los morenitos” en aquel Madrid de los setenta, pero también era nuestra tierra, y en eso ayudó las profesiones de mis padres», explica. Pero con los años, Paloma ha demostrado que su mirada del mundo no tiene que ver con un mensaje maniqueo de protesta social o tío Tom naíf, preocupada exclusivamente de la estética y del color de los pintalabios, sino con un retrato poliédrico de la vida de los negros, y mucho de esto tiene que ver con sus orígenes y proceso de concienciación. Nació en Bata (Guinea Ecuatorial), en 1969, de etnia y cultura ndowe. Su madre es Ikuga, antigua miembro de Falange....