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Escritos militares
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El volumen que presentamos a continuación bajo el titulo de Escritos Militares es una compilación de dos importantes trabajos en el periodo de la guerra de resistencia contra los Estados Unidos: Guerra de Liberación (1971) y Armar a las masas revolucionarias, construir el ejército popular (1972). Se destacan en los mismos, aspectos de doctrina político-militar que exceden la coyuntura de aquellos años y acrecientan el interés general.
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Information
I. Tesis marxistas-leninistas sobre la organización militar del proletariado
El marxismo-leninismo estudia el problema de la organización militar del proletariado en su relación orgánica con la teoría de la lucha de clases y el Estado. Con la disolución de la comunidad primitiva, la sociedad se divide en clases y su historia es la historia de la lucha de clases.
Con la formación de las naciones nace el problema de la opresión nacional y de la sujeción nacional; entonces la lucha de clases se desarrolla también bajo la forma de lucha nacional. Esclavistas y esclavos, terratenientes y campesinado, burguesía y proletariado, naciones opresoras y naciones oprimidas, países agresores y países agredidos, grupos antagónicos en la sociedad, etc., han estado enfrascados en la lucha ininterrumpida y multiforme, que en su paroxismo toma la forma de conflicto armado, de guerra; hasta el presente, en la sociedad de clases, han estallado una cantidad innumerable de guerras. Si solo contamos las de mayor envergadura, su número asciende a más de una decena de miles, desde hace unos cinco mil años a esta parte. El ejército es el instrumento principal para llevar a cabo una guerra. Su origen está ligado a la aparición del Estado, cuando la sociedad se divide en clases antagónicas. El ejército es una organización especial del Estado, el instrumento de una clase determinada que sirve a la realización de su línea política mediante la violencia armada.
La naturaleza clasista del Estado determina la naturaleza social del ejército y su misión. El ejército de los Estados explotadores tiene siempre como misión en el interior, la de reprimir a las masas explotadas y obligarlas a someterse al orden establecido por la clase dominante; y en cuanto al exterior, la de conquistar otros países y defender el territorio nacional contra la agresión extranjera.
En la historia de la sociedad, encontramos tres tipos de estados explotadores, a los que corresponden tres tipos de ejércitos: el del Estado esclavista, el del Estado feudal y el del Estado capitalista.
En el transcurso de la historia estos tipos de ejército han recibido diferentes nombres, han tenido diferentes formas de organización y diferentes procedimientos de reclutamiento de acuerdo con las condiciones concretas. Pero su naturaleza es siempre la misma: el ejército del Estado explotador es siempre el instrumento de la clase dominante; y sirve a la represión de las masas explotadas en el país, y al saqueo y sometimiento de otros países y pueblos.
Pero en los regímenes de explotación no encontramos sólo al ejército de la clase dominante. Para oponerse a la violencia armada de ésta última, también las masas oprimidas han ido formando, en el transcurso de su lucha revolucionaria, sus propias organizaciones armadas revolucionarias. Ya en la Antigüedad, en Roma, los esclavos que se sublevaron bajo la dirección de Espartaco —a quien Marx considera como el hombre más espléndido de toda la historia antigua, gran general y verdadero representante del proletariado antiguo— habían sabido organizar un importante ejército insurrecto que contaba con cientos de miles de hombres que combatían con tesón al ejército del Estado esclavista.
Durante el Feudalismo, en Europa, Asia y África, las organizaciones armadas-campesinas estuvieron siempre presentes en las insurrecciones, guerras campesinas y guerras de liberación de numerosos países; eran ejércitos bastante numerosos y dotados de una fuerza combativa muy grande. En las revoluciones burguesas antifeudales, con el ascenso del Capitalismo, encontramos también organizaciones armadas de los campesinos; e incluso de los obreros en su forma de lucha espontánea, bajo la bandera de la burguesía.
Pero las organizaciones armadas revolucionarias de las clases explotadas de aquella época, a causa de sus propias limitaciones históricas y por el hecho de que todavía no podían promover una correcta línea política, militar y organizativa, terminaban siendo reprimidas por sus enemigos y traicionadas por sus “aliados”, pese a su valor en el combate y a las grandes victorias que a veces lograron alcanzar. Esta traición se manifiesta, en su forma más completa, en la revolución burguesa dirigida por la clase capitalista. En Francia, como ya había observado Engels desde hacía tiempo, después de cada revolución los obreros estaban armados: “Por eso, el desarme de los obreros era el primer mandamiento de los burgueses que se hallaban al frente del Estado. De aquí que después de cada revolución ganada por los obreros, se llevara a cabo una nueva lucha que acababa con la derrota de estos”.
Fue necesario esperar a que el marxismo viera la luz, a que el proletariado tuviera su propio partido político y llegara a ser una fuerza política independiente, a que pasara del estado espontáneo al consciente, y a que su lucha revolucionaria realizara un salto cualitativo, para que se pudiera resolver en forma completa y sobre esta base, el problema de la organización militar de las bases oprimidas, con la ciencia militar del proletariado. El hecho de que hayan entrado en la arena política los partidos de la clase obrera —partidos comunistas— y de haber tomado en sus manos la dirección de la revolución en los diferentes países, condujo a la creación de unas organizaciones armadas de naturaleza revolucionaria y francamente popular; surgidas de las revoluciones proletarias, revoluciones democráticas populares y revoluciones de liberación nacional dirigidas por la clase obrera. En particular después de la victoria de la revolución rusa de octubre, y de las revoluciones de otros países socialistas de Europa, Asia y América Latina, apareció por vez primera en el mundo un tipo de fuerzas armadas totalmente nuevas. Son las verdaderas fuerzas armadas del pueblo, del Estado de la dictadura del proletariado: el Estado más avanzado en la historia de la humanidad.
1. Las tesis de Marx y Engels
Al definir el papel histórico de la clase obrera mundial como sepulturera del Capitalismo y constructora de la sociedad comunista —sociedad sin clases en la cual se suprime la explotación del hombre por el hombre— Marx y Engels han mostrado al proletariado la vía más justa para su liberación: la clase obrera, bajo la dirección del partido comunista, debe aliarse estrechamente al campesinado, debe emplear la violencia revolucionaria para destruir el aparato estatal de la burguesía, debe instaurar el Estado de la dictadura del proletariado, servirse de éste como instrumento para defender la dominación del proletariado y transformar la sociedad de acuerdo con los principios comunistas.
El problema de la organización militar proletaria se ha planteado, en primer lugar, partiendo de esta gran tarea de lucha revolucionaria del proletariado. Al alzarse para romper sus cadenas y echar por tierra todo el viejo mundo, el proletariado y las masas revolucionarias deben crear necesariamente, en el transcurso de los procesos revolucionarios, su propia organización militar.
Es preciso hacerlo, ya que solo una fuerza material puede destruir a otra fuerza material; sólo el empleo de la violencia permite cumplir la gran tarea histórica de poner fin a la dominación capitalista e instituir la dictadura del proletariado. La clase dominante nunca se retira por voluntad propia de la palestra histórica. El Estado monárquico y el Estado burgués disponen en forma permanente de una importante fuerza armada, la cual perfeccionan constantemente para hacer de ella un instrumento eficaz en la represión del pueblo trabajador del país, y en la aplicación de su política de rapiña en el mundo.
Nunca dejan de apoyarse en el aparato militar contrarrevolucionario para sofocar cualquier aspiración a la libertad del proletariado y de las masas trabajadoras, ahogando en sangre su lucha revolucionaria. Engels ha señalado esta característica fundamental de la burguesía aún en el período ascendente del Capitalismo: “La burguesía ponía de manifiesto a que insensatas crueldades de venganza es capaz de acudir tan pronto como el proletariado se atreve a enfrentarse con ella, como clase aparte con intereses propios y propias reivindicaciones”. El desarrollo del Capitalismo, y sus contradicciones internas cada vez más agudas, conducen necesariamente a una creciente tendencia militarista; a la tendencia a inflar las fuerzas armadas contrarrevolucionarias en el aparato del Estado burgués. Engels escribió: “Los ejércitos se han convertido en la finalidad principal de los Estados, en un fin en sí; los pueblos ya solo existen para suministrar soldados y sostenerlos. El militarismo predomina y devora a Europa”.
Esta situación obliga al proletariado y a las masas oprimidas a construir una organización militar propia para oponerse a la represión armada del Estado burgués, destruir su aparato militar, aplastar cualquier resistencia por su parte, con el fin de tomar el poder, instaurar el poder revolucionario y defenderlo. Si una organización militar es necesaria en la lucha del proletariado para derrotar a la burguesía: ¿De qué forma debe realizarse?
Este es un problema que los maestros del marxismo-leninismo han resuelto en forma completa.
Fundadores de la ciencia militar proletaria, Marx y Engels, fueron los primeros en sentar las bases teóricas del problema de la forma de organización militar del proletariado, con la siguiente célebre tesis: “Armar a la clase obrera y sustituir el ejército permanente por el pueblo en armas; los obreros deben estar armados y tener su organización. Se procederá inmediatamente a armar a todo el proletariado con fusiles, carabinas, cañones y municiones… Todo intento de desarme será rechazado, en caso de necesidad, por la fuerza de las armas”. Este ardiente llamado al combate fue lanzado por Marx y Engels en los años 50 del siglo pasado, basándose en la experiencia adquirida al precio de la sangre derramada en la primera gran batalla del proletariado francés contra la burguesía en 1848, y Marx y Engels lo consideraban un imperativo del programa revolucionario del proletariado, en el momento en que la insurrección y la guerra civil se habían convertido en tareas políticas inmediatas de la revolución en algunos países capitalistas desarrollados de la Europa Occidental.
La historia de los países de Europa a fines del siglo XVIII y mediados del siglo XIX, es la historia de las revoluciones democrático-burguesas. En aquel contexto el proletariado todavía debía aliarse al partido democrático burgués para oponerse a los gobiernos feudales y reaccionarios burgueses en general; no se podía evitar que el resultado victorioso de la revolución llevara provisionalmente ese partido al poder. En esta situación, Marx y Engels consideraban el armamento del proletariado como una condición sine qua non; no solo para destruir el aparato del Estado de la clase feudal como así también el de la burguesía reaccionaria y asegurar la victoria de la insurrección, sino también para neutralizar más tarde la inevitable duplicidad del partido democrático burgués, que traicionará a los obreros después de llegar al poder; además era una condición indispensable para garantizar y reforzar la posición independiente de la clase obrera en materia política, para defender los resultados de su lucha y crear las condiciones para la realización de la revolución proletaria, poniendo fin a la dominación de la burguesía mediante la utilización de su propio poder.
Marx y Engels tenían la convicción de que una vez armado, el proletariado dispondría de un poder inconmensurable; lo habían comprobado en la revolución de 1848 en París. Marx escribe: “Es sabido cómo los obreros, con una valentía y una genialidad sin ejemplo, sin jefes, sin un plan común, sin medios, carentes de armas en su mayor parte, tuvieron en jaque durante cinco días al ejército, a la guardia móvil, a la guardia nacional de París y a la que acudió en tropel de las provincias”.
En cuanto a Engels, hizo este elogio: “Si cuarenta mil obreros parisienses fueron capaces de oponerse tan vigorosamente a una fuerza cuatro veces más fuerte ¡Cuán grande sería el éxito que se lograría si...
Table of contents
- Nota del editor
- Guerra de liberación
- Prefacio de la edición vietnamita
- I. Insurrección y guerra popular en Vietnam
- II. Todo el pueblo al combate
- III. Fuerzas políticas y fuerzas militares en la guerra popular
- IV. Problemas de las bases y de la retaguardia en la guerra popular
- V. Modo de conducción de la guerra
- VI. El arte militar
- VII. La dirección del Partido, factor determinante de la victoria
- Armar a las masas revolucionarias, construir el ejército popular
- Introducción
- I. Tesis marxistas-leninistas sobre la organización militar del proletariado
- II. Tradiciones y experiencias en la edificación de las fuerzas armadas de nuestro pueblo
- III. El aporte creador de nuestro partido y nuestro pueblo en el armamento de las masas revolucionarias y en la edificación del ejército del pueblo
- IV. Armar en todas partes y sólidamente a las masas revolucionarias; edificar un ejército del pueblo, regular y moderno