La herejía tauglich
I
Jacques-Alain Miller en su curso Un esfuerzo de poesía dice que “Freud comenzó como una enunciación carismática, divergente […]. Comenzó como conspirador”.
A partir de ahí se conformó un grupo herético, en conflicto con los dogmas establecidos, quizás una apostasía respecto al ideal cientificista del orden médico y los más caros ideales de la modernidad, pero nunca injuriante.
Ciertamente una herejía, como heterodoxia, puede advenir como ortodoxia. Por lo tanto, su decir se vuelve prosaico, careciendo de toda nobleza, si se agobia a “la esencia lúdica, no regulada, de la lengua”, si se renuncia a la dignidad de la ironía.
Para Miller, el retorno a Freud planteado por Lacan fue la “repetición de Freud”. Pero ¿qué repetición? “De entrada la repetición de Freud realizada por Lacan, fue indisociable de su creación, era una repetición precisamente porque era un retorno al escándalo de Freud, a lo que Freud tuvo de escandaloso”.
¿Cuál fue el núcleo del escándalo? ¿Cuál fue el supremo acto herético? ¿Cuál el fundamento de todo el edificio, que puede deconstruirse a condición de que, más allá de los enunciados, podamos escuchar la enunciación freudiana?
Si la satisfacción plena de la pulsión es imposible por obstáculo interno, como lo formula en “El malestar en la cultura”, el padre edípico prohibidor es una construcción neurótica que vela ese imposible. Como dice Roland Barthes en El placer del texto: “la neurosis es un mal menor, no en relación a la salud, sino en relación con ese imposible del que hablaba Bataille”.
Si nos orientamos por esa senda, encontraremos, quizás asombrados, que todo el edificio conceptual es una respuesta a ese imposible.
¿Y cuál es el colmo de esta herejía, que hizo caer todos los dogmas? ¿Cuál es la piedra del escándalo permanente que nos legó? Respuesta: el advenimiento de un analista es efecto de una transmutación pulsional. Llamo a eso “aptitud de analista”.
II
Lo que propongo, enmarcado en la elaboración freudiana, aborda la expresión “adquisición” de la “aptitud de analista”, tal como es formulada por el mismo Freud en su texto “Análisis terminable e interminable” (1937). Esta investigación implica el recorte de una problemática específica, que aún presentándose a lo largo de toda la producción de Freud, halla su pertinencia específica a partir del giro conceptual de 1920.
Entonces, ¿cómo se adquiere la “aptitud de analista”?
Freud ubica dos condiciones: el análisis propio, y un tiempo posterior a éste, referido a una continuación de los procesos de recomposición del yo (del yo de la 2da. tópica, del cual su núcleo es el ello, sede del goce). La conclusión del análisis, es condición necesaria, pero no suficiente. Por lo tanto se designa como de pertinencia conceptual a esos procesos de recomposición del yo, en relación con los mecanismos de defensa.
Pero Freud no solo se refiere a dos tiempos en “Análisis terminable e interminable”, sino que además el término castellano “aptitud” tiene en el original alemán dos palabras distintas que lo expresan y no son sinónimos.
Freud se pregunta: “¿Dónde y cómo adquiriría el pobre diablo aquella aptitud ideal que le hace falta en su profesión?” . En alemán: “Wo und wie soll aber der Ärmste sich jene ideale Eignung erwerben, die er in seinem Berufe brauchen wird?”
Eignung es un sustantivo, que se traduce como aptitud, idoneidad, disposición, dotes. Este párrafo se refiere, en el marco del capítulo siete de “Análisis terminable e interminable”, a lo que se adquiere en el análisis propio.
Cuando considera el tiempo posterior, al que me referí anteriormente, dice: “Ello en efecto acontece y en la medida en que acontece [la recomposición del yo] otorga al analizado aptitud de analista” . El párrafo en alemán dice: “Das geschieht auch wierk1ich, und soweit es geschieht, macht es den Analysierten tauglich zum Analytiker”.
Tauglich, es un adjetivo que quiere decir “capaz o hábil para realizar algo, saber hacer algo”.
Destaco en este punto, que más tempranamente en su obra –en “De guerra y muerte”–, Freud sitúa el término “aptitud” en estrecha relación conceptual con la exigencia pulsional y su alteración. Aptitud es el nombre de una transmutación pulsional. Y también allí utiliza en alemán dos términos distintos.
La “aptitud para la cultura” es Fähigkeit zur umbildung.
Fähigkeit, que significa estar en condiciones para realizar una tarea es sinónimo de Tauglich, de acuerdo al diccionario Langenscheidt.
Es solo Fähigkeit la que implica “la capacidad de un ser humano para reformar las pulsiones egoístas bajo la influencia del erotismo”.
En el desarrollo idiomático de la palabra Eignung fue dándose un cambio en el significado. La forma histórica es eigan y proviene del alto alemán antiguo, también de ahí el own del inglés. La forma también histórica aiganaz del germánico, aig y aik del pre-germánico significan “poseer, estar en posesión de, tener”. Aquí se trata de formas deducidas por la comparación idiomática y no tanto por la comprobación mediante el análisis de textos escritos. Esas formas originales no aparecen más en el alemán actual, solo sus derivaciones.
El término sustantivo Eignung proviene del adjetivo eigen que significa unido estrechamente a una persona o cosa, perteneciente a ella o ello, también “inherente” a ella o ello, o que le es propio o singular.
Eignung trae consigo también una suerte de “algo o alguien tiene una condición previa” para lo cual califica o pretende calificar.
En la última parte de “Análisis terminable e interminable” Freud dice: “Ello en efecto acontece, y en la medida en que acontece otorga al analizado aptitud de analista” .
Dijimos que en alemán va a decir: “Das geschieht auch wirklich, und soweit es geschieth, macht es den Analysierten tauglich zum Analytiker”.
El verbo taugen se remonta al tougen de los siglos XII y XIII, de viejas formas del presente y pretérito. Entre otras formas está emparentada con la forma griega tychein: alcanzar un objetivo, y otras formas antiguas que significan “eficaz” y “virtud”.
Consideramos que realizando un recorte (no excluyente) de los textos en los que Freud utiliza este término, se percibe su dimensión pulsional.
Desde esta perspectiva, se pondrá de relieve la hipótesis: la aptitud como tauglich en el advenimiento de un nuevo analista implica una transmutación pulsional.
Freud se pregunta cómo se adquiere la aptitud de analista como einung (idoneidad profesional) y se responde con aptitud-tauglich (cómo saber hacer en cada caso).
¿Y cómo se adquiere la tauglich? Primero, con la firme convicción en la existencia del inconsciente, y además (y fundamental) mediante una transmutación pulsional del candidato (fuera de sentido).
Pero Freud no solo se refiere a dos tiempos (lógicos), sino que el término castellano “aptitud” tiene en el original alemán dos palabras distintas y no son sinónimos, como lo hemos formulado.
Eignung se traduce como idoneidad, disposición, dotes. Este párrafo, va a ser respondido a partir de la convicción en la existencia del inconsciente dentro del propio análisis (sentido).
Tauglich, quiere decir capaz o hábil para realizar algo, saber hacer algo. No se trata de una idoneidad profesional, abstracta o legal.
Por lo tanto, respecto a la aptitud de analista, hallamos dos tiempos (el propio análisis y el tiempo posterior) y dos palabras con significados distintos que definen al resultado de esos dos tiempos.
El primero tiene como referencia la experiencia del inconsciente, mientras que el segundo a la pulsión. Como ya ha sido señalado, la convicción implica al inconsciente, y la recomposición, a la pulsión.
A su vez, el denominado tiempo posterior al análisis da cuenta de las consecuencias de la evacuación del analista como el objeto de la neurosis de transferencia. De aquí se desprende la aptitud-tauglich, para advenir a ocupar el lugar del desecho de la susodicha humanidad.
Por lo tanto, la aptitud-tauglich es antinómica con la creencia en el Nombre del Padre, en tanto que es una transmutación, que no debe nada al significante. Esta es la herejía. Pongo en perspectiva tauglich con analista-sinthome.
Pero, ¿acaso mi operación de lectura es mi rasgo herético? Me satisfago en ello, sin duda. Deconstruyo y construyo. No puedo dejar de hacerlo. Itera.