Alteridades indígenas en Tucumán en el paso de la Colonia a la República
Un acercamiento a la configuración de la matriz provincial de identidad
Lorena B. Rodríguez
Universidad Nacional de Buenos Aires
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
Introducción
En el año 1994 se realizó una reforma de la Constitución de la Nación Argentina. Específicamente, a partir del artículo 75, inciso 17, el Estado comenzó a reconocer la preexistencia étnica de las poblaciones indígenas y diferentes derechos como la posesión y propiedad comunitarias de tierras. Esto constituyó un verdadero punto de inflexión en el devenir de los pueblos originarios. Así, de la mano de los cambios legislativos —aunque no exclusivamente como resultado de ellos—, empezaron a oírse voces durante mucho tiempo acalladas; viejos reclamos se articularon a nuevas demandas o a nuevas formas de demandar; comenzaron a visibilizarse o, incluso, a emerger colectividades indígenas supuestamente extinguidas. En el marco de este proceso, siendo los pueblos originarios cada vez más objeto de las agendas estatales y ocupando más espacio en los medios de comunicación y en la arena pública en general, se potenciaron o quedaron en evidencia antiguas tensiones en torno a la «cuestión indígena»: ¿quiénes son esas personas que se reivindican como indígenas y que disputan recursos simbólicos y materiales, si los indígenas ya no existen?
Actualmente, en la provincia de Tucumán son varias las comunidades indígenas —adscritas a los pueblos diaguita y lule— a las que hasta el presente el Estado nacional ha registrado como tales, otorgándoles su personería jurídica a través del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (inai). La tensión arriba señalada también puede observarse en dicha provincia. Porque a la vez que se reconocen personerías jurídicas o se otorgan algunos derechos, se desestiman ciertos reclamos e identidades por considerarse que, en tanto los indígenas se extinguieron, son ilegítimos. Pero ¿cómo explicamos esta paradoja? ¿Cuándo, cómo y por qué es que desaparecieron los indígenas en Tucumán?
El argumento principal que guía este artículo es que en las primeras décadas del siglo xix se inició un largo y contradictorio proceso de invisibilización (fundamentalmente discursivo) de las poblaciones indígenas pero acompañado, paralelamente, por un proceso de marcación social subterráneo y de subalternización del «otro indígena», que constituyeron la base de las paradojas y contradicciones que observamos hasta el día de hoy. En el caso de Tucumán dicha invisibilización podría anclarse o encontraría fundamento en la historia colonial previa. Nos referimos específicamente al proceso de conquista que
—en algunas regiones como el valle Calchaquí— se vio demorado largamente como consecuencia de la insubordinación de las poblaciones locales. Al respecto, luego de varios intentos de «pacificación», una de las principales medidas que intentaron implementar las autoridades coloniales fue la de vaciar la zona de conflicto a través de la deportación (desnaturalización, dicen las fuentes) de esos indígenas rebeldes a diferentes rincones de la gobernación. Más allá de que el vaciamiento —aunque masivo y brutal— no haya sido absoluto ni permanente, la retórica del espacio vacío (esto es, conquistado al enemigo) fungió como un emblema del éxito del conquistador y sería recuperada luego como parte del relato histórico construido sobre la región.
Desde este marco, el objetivo general de este trabajo es dar cuenta del proceso de homogeneización-heterogeneización de la población de Tucumán, de la invisibilización-marcación de la alteridad indígena, que se inició en el paso de la Colonia a la República (aunque, sin dudas, fue consolidándose a fines del siglo xix) y que fue acompasándose con el posterior proceso de construcción de la nación argentina. Es decir, que analizaremos los inicios de lo que Briones llama el proceso de «formación provincial de alteridad», que se articulará finalmente con la «formación nacional de alteridad» y, que —en el caso de Argentina— cuajará en la metáfora del «crisol de razas» basada en el ideario de la nación blanca y europeizada.
A tal fin, analizaremos algunos de los dispositivos que comenzaron a operarse en el espacio tucumano en las primeras décadas del siglo xix y que, a nuestro entender, permiten abordar el paradójico proceso de borramiento-identificación del otro indígena como uno de los aspectos que fueron dando forma a la «matriz provincial de alteridad». Fundamentalmente, nos basaremos en fuentes del Archivo Histórico de Tucumán (aht), tanto inéditas (de la Sección Administrativa -sa-, de la Sección Judicial Civil -sjc-, de la Sección Judicial Criminal -sjcr-),
como éditas (Actas de Cabildo, Actas de la Sala de Representantes, Censos, Constituciones), buscando insertar el análisis de dichos documentos en las líneas de discusión que en las últimas décadas se han desarrollado en torno a la transición hacia el período republicano, en especial, para el espacio tucumano.
Los indios desaparecen
Hacia fines de siglo xviii, el recuento general de población cuyo resumen publicó Larrouy, contabilizó en la jurisdicción de Tucumán una población total de 20 104 personas. La grilla étnica quedó construida de la siguiente manera: españoles 3166 (15,7 %), indios 4069 (20,3 %), mulatos, zambos y negros libres, 11 793 (58,7 %), mulatos, zambos y negros esclavos 1076 (5,3 %). Como señala Gil Montero, si bien la población indígena había disminuido notablemente en las primeras etapas de conquista fue recuperándose a lo largo del siglo xviii, en especial hacia la segunda mitad como resultado tanto del crecimiento vegetativo como del movimiento inmigratorio. Aunque no se dispone de otros recuentos generales de población, los datos aportados por viajeros o cura...