El Monstruo aparece: horizonte de emergencia de Alberto Laiseca en el campo literario argentino (1973-1990)
Agustín Conde De Boeck
Universidad Nacional de Tucumán - conicet
Quisiéramos aquí describir el complejo estado del campo literario argentino donde se produjo la emergencia de Alberto Laiseca durante los años setenta y ochenta, época en que se produjeron algunas de las instancias fundamentales de su paulatina legitimación cultural (publicaciones, presencia en el periodismo cultural, testimonios de autores legitimados en el medio, etc.). Muchas de estas intervenciones han promovido el acceso del autor a una posición cada vez más atendida y excepcional en el campo, al punto tal de poder hablar hoy de un verdadero proceso de canonización.
A causa de la amplia producción literaria de Laiseca, así como de las transformaciones que fue experimentado su relación con el campo literario, nos restringiremos aquí a la exposición de la etapa que va desde su primera publicación en 1973 (el relato “Mi mujer”, incluido en el suplemento cultural del diario La Opinión) hasta la aparición, en 1990, de la tercera obra de su tríptico “exótico” (la novela La mujer en la muralla). En esta primera etapa, consistente en dos trípticos que podrían denominarse “tríptico inaugural” y “tríptico exótico”, resultará de particular interés la contextualización en el marco de las grandes líneas de fuerza de la literatura nacional que convergen en la década del ochenta, particularmente en lo que podría percibirse como el período de “posdictadura”, y que, en la actualidad, configuran un fuerte horizonte de axiomas y valores del canon literario argentino.
Entre las décadas del setenta y ochenta pueden localizarse los intereses específicos de aquellos sectores que han constituido las condiciones de producción, tanto materiales como culturales, de la creciente legitimación de Alberto Laiseca. Toda una serie de supersticiones, tensiones y proyectos del campo literario de estas décadas permiten reconstruir las fuentes del efecto de canonización y la actitud de culto que se han erigido en torno a la obra del “Monstruo”: la fuerte tensión entre un canon hegemónico de la literatura nacional y una serie de alternativas subversivas y transgresoras han hecho de este período un momento de viraje fundamental para la comprensión de la actual situación de la literatura argentina.
El campo literario experimenta en los años setenta una progresiva visibilización de valores que hasta el momento habían sido considerados periféricos. Las tensiones sociales, políticas e ideológicas producidas en nuestro país desde la caída del peronismo en 1955 hasta el período de la dictadura militar (1976-1983) produjeron un creciente resquebrajamiento de las instituciones culturales hegemónicas, lo que dio lugar a nuevas representaciones de la realidad y al trazado de radicales estrategias de impugnación e irreverencia. Toda gran ruptura de una tradición posee como trasfondo la emergencia de nuevas directrices ideológicas y estéticas derivadas del crecimiento de nuevos sectores sociales que hasta el momento habían estado subordinados a sistemas hegemónicos de representación. Así, al plantearse una ruptura o una innovación en la literatura, “aparecen (…) nuevos gustos, se reorganiza el público y, por ende, cambia la estructura de la historia literaria: una nueva tradición se convierte en predominante y escribe su sistema”.
Podría decirse que lo que desde fines de los años sesenta y a lo largo de los setenta se configura como una suerte de “contra-canon” frente al sistema hegemónico de la literatura nacional se identifica con una serie de valores transgresores y experimentales que, hasta el momento, habían funcionado en la periferia de la tradición literaria. Asimismo, a lo largo de la década del ochenta, como efecto del período de democratización posterior a la dictadura militar, lo que se planteaba en la década anterior como vanguardia, subversión y furtividad, se cristaliza en una propuesta de canon alternativo (fuera de la academia, fuera del mercado, pero paulatinamente encauzado hacia estos sectores), en una forma de releer la tradición literaria argentina y replantear su centro. Así, por ejemplo, las estéticas disruptivas (algunas más subterráneas que otras) de Osvaldo Lamborghini, Néstor Sánchez, Manuel Puig, Néstor Perlongher o Héctor Libertella, se convierten en los ochenta en objeto de culto para nuevos actores centrales del campo literario, especialmente como modelos para el ámbito de autores vinculado a la revista Babel, con César Aira como figura tutelar. El nuevo gusto, repudiado como “posmoderno” por autores de la generación anterior, permite la paulatina “academización” de Manuel Puig, la repatriación de la figura de Copi y la emergencia de nuevos autores derivados de estas rupturas estéticas: Aira y Libertella, pero también Daniel Guebel, Jorge Di Paola, Alberto Laiseca, Marcelo Cohen. Posteriormente, ya en los noventa, esta vanguardia se cristaliza en convenciones asentadas del periodismo cultural, el mundo editorial y, necesariamente, en canon académico.
Este viraje de la tradición literaria argentina donde los valores marginales de los años setenta se legitiman en los ochenta –aunque a veces a fuerza de domesticar la radicalidad política originaria de tales experiencias– será uno de los aspectos principales a la hora de describir las diversas instancias de canonización de Alberto Laiseca en el campo literario. Por ello, las condiciones que han permitido en este período el surgimiento de un “nuevo canon” permitirían dar cuenta del sistema de valores que, releyendo la tradición literaria pasada y reconfigurando las formas de valor contemporáneas, permitieron que un fenómeno específico como el del llamado “realismo delirante” de Alberto Laiseca fuera pensable.
Este trabajo es parte de una investigación más amplia, que aborda el estudio de la trayectoria de Alberto Laiseca desde ciertas nociones de Michel Foucault y de Harold Bloom, utilizaremos herramientas teórico-metodológicas tomadas de la sociología de la cultura de Pierre Bourdieu y de su relectura en las propuestas de Análisis Crítico de las Prácticas Discursivas desarrolladas por Danuta Mozejko y Ricardo Costa, centradas en la correlación entre a) la posición del agente social en el campo específico de producción, b) la gestión de sus recursos y las estrategias de auto-legitimación y c) la construcción discursiva, por parte del enunciador, de una determinada posición o lugar; esto es, en términos más generales, la relación de coherencia discursiva entre la identidad social del autor y la identidad textual del enunciador.
Concetraremos el análisis de las instancias de canonización en las dos vertientes fundamentales que han contribuido a la legitimación de lo que podría concebirse como un “efecto Laiseca”: a) la gestión de recursos y estrategias discursivas que el propio autor ha producido a lo largo de su trayectoria para establecer un posicionamiento en el campo literario, y b) la gestión canonizadora que el campo literario, en diferentes momentos, ha producido en torno al autor, según las tensiones, intereses y necesidades internas de los grupos, generaciones y operaciones críticas que circulan como líneas de fuerza.
1. Alberto Laiseca y la marginalidad como estrategia de legitimación
Algunos valores erigidos en capital simbólico a lo largo del desarrollo del campo literario argentino entre los años sesenta y ochenta –marginalidad, malditismo, extravagancia, transgresión– formulan una figura axiológica que ha servido de puntal para la aparición y progresiva legitimación de ciertas poéticas asociadas a la experimentación formal y la vanguardia, algunas de las cuales cristalizaron al ser repuestas como modelos tras la dictadura, mientras que otras quedaron como episodios aislados de radicalidad hermética, intransferibles o inasimilables para el recambio generacional de los ochenta. En el caso particular de Laiseca, la gestión específica que el autor hizo de sus propios recursos, administrando una posición específica en relación con aquellos valores de transgresión, se apoya en toda una serie de tensiones que la literatura argentina irá desplegando en torno a problemas como la relación entre vanguardia ...