Pioneros puertorriqueños en Nueva York 1917-1947
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Pioneros puertorriqueños en Nueva York 1917-1947

Colón, Joaquin

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Pioneros puertorriqueños en Nueva York 1917-1947

Colón, Joaquin

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Joaquín Colón (1896-1964) was a Puerto Rican activist and writer who, in his later years, felt compelled to recount the history of the first large wave of Puerto Rican immigrants making a life for themselves in New York City. Here, published for the first time is the original Spanish-language manuscript he left behind, a document rich in detail and insight of the evocation of the previously unknown personalities who fought the struggles of labor and political organizing in the early century.

The founder of important mutual aid societies, Hispanic political organizations and civic groups, Colón was an indefatigable fighter for Hispanic civic participation and suffrage. An early Hispanic activist in the Democratic Party of Brooklyn, Colón was a pioneer in organizing and motivating political action by Puerto Ricans, who were United States citizens, and in brokering their power for improvements in their lot as a national minority.

Always at the center of community culture, Colón was an acclaimed speaker and a widely read columnist in Spanish-language newspapers, where he served as a public conscience writing under his own name, as well as under the pseudonyms of Tello Casiano, Momo and Farallón.

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Information

Páginas y momentos que caracterizan el período inicial de nuestra colonia


Nemesio R. Canales

El fallecimiento de Nemesio R. Canales llenó de aflicción a nuestra naciente colonia. En la edición de la revista “El Caribe”, correspondiente al sábado veintidós del mes de septiembre del año 1923, apareció una nota luctuosa informando que los restos del inmortal puertorriqueño serían trasladados a Puerto Rico, en el vapor San Lorenzo, después de haber permanecido en capilla ardiente por varios días en la casa situada en la esquina de Amsterdam Avenue y la calle 107, en donde fue visitado por un gran número de amigos y admiradores.
Yo me personé en dicho lugar y en esta misma edición de “El Caribe”, hacen más de cuarenta años, escribí la página que sigue a continuación:
Diariamente, cuando ante nosotros pasa uno que otro féretro en dirección a la ciudad triste … levantemos la vista, más curiosos que apesadumbrados y de aquel incidente cotidiano en esta ciudad múltiple … no percibimos ni el adiós sombrío y significativo que nos da al alejarse en su rodar acompasado aquel carro fúnebre. No sucede lo mismo cuando el hombre que se aleja para siempre del planeta fue una entidad fuera de este montón de seres homogéneos que pueblan el universo como partículas unicelulares. Un hombre que durante su corta vida entre nosotros fue un representante de la LUZ en la tierra. Un hombre astro. Tal fue Nemesio R. Canales. Un hombre raro, raro como todos los genios que nutren sus espíritus con savia de luz infinita.
Yo nunca pude gozar del contacto amigo de este ilustre portorriqueño. Le contemplé siempre de lejos como se contempla al sol, a la luna y a las estrellas. Vi al jurista, al periodista incansable defender la verdad y el derecho. Aquí fundaba un periódico, allá una revista, acullá lanzaba un folleto, pero todo esfuerzo suyo en bien de la humanidad resultaba extemporáneo ante esta sociedad petrificada a la cual su pluma una vez anatematizaba de “hombres panteones”.
Canales no fue el pensador portorriqueño que se circunscribe a brillar solamente allí, en aquel callejón del pensamiento universal. Como conferencista fue acogido con gran estimación entre las mentalidades extranjeras. Nemesio R. Canales era uno de los pocos embajadores que representan a Puerto Rico ante la intelectualidad de los otros pueblos del mundo. Murió en la lid, cuando los porto-rriqueños tornaban sus semblantes desesperanzados hacia él. Su muerte no será seguida del tañer de campanas, ni de ceremonias y pompas legisladas, que es como compensan las instituciones los servicios de sus más fieles … hombres públicos. No marcharán marcialmente detrás de su féretro ejércitos disciplinados, ni pendones multicolores envolverán su ataúd. Solamente le seguirá en su marcha, espontáneo y sincero, el pensamiento de un pueblo que muy sentido ve partir de su seno a uno de sus más precarios hijos, a uno de sus más nobles, a uno de sus más sencillamente buenos.
“El Caribe” llora hoy con el pueblo de Puerto Rico y con los deudos de nuestro ilustre hombre esta desgracia irremediable.
He aquí una reseña escrita por mí en el semanario “El Caribe”, correspondiente al sábado ocho de septiembre del año 1923. Apareció firmada por “Momo”, uno de los muchos seudónimos que yo usaba para esta época y, como sabemos, fue el seudónimo hecho famoso por nuestro insigne poeta y guerrillero en las maniguas de Cuba: José Mercados.
Esta crónica refleja las preocupaciones socioeconómicas que ya se agitaban en el seno de nuestro conglomerado en el mismo génesis de su formación como colonia puertorriqueña.

Labor Day y los portorriqueños en Nueva York

Allá en la niñez, cuando la agradable inconsciencia de la vida cubre como un velo piadoso todo lo triste, todo lo gris que encierra el universo; cuando los dolores y sufrimientos humanos eran para mí como horizontes perennes sin sentido, sin significación alguna, entonces Labor Day no era para mí otra cosa que un día sin escuela, un día de ocio infantil en que amolaba la púa de mi trompo y … al atrio de la iglesia de mi pueblo detrás de nuevas conquistas. Más tarde Labor Day fue para mí un día de fiesta en que los trabajadores orgullosamente, con música, con carrozas artísticas y manifestaciones cívicas celebraban su categoría como trabajadores. Hoy después de haber corrido el velo de la inconsciencia, después de haber sufrido y haber apurado el ánfora del dolor más de una vez, he tenido la oportunidad de comprender todo el espíritu, todo lo que significa El Día del Trabajo para el hombre.
LA ALIANZA OBRERA PORTORRIQUEÑA, una de las sociedades de esta ciudad que lucha por mejorar la situación del campesino portorriqueño, nos proporcionó una gran oportunidad para poder discernir las distintas fases en que se nos presenta el problema del trabajador en Puerto Rico y en el mundo, invitándonos a meditar sobre estos asuntos vitales para la felicidad del mundo, consagrando en esta forma Labor Day al fin que indudablemente fue predestinado. Con un programa tan selecto en el que los Srs. Luis Muñoz Marín, Prudencio Rivera Martínez, Pedro Esteve, Torres Mazzorana y Santos Bermúdez disertarían sobre unos temas muy atractivos, huelga decir que el Harlem Terre Hall, 212 E. 104 St. resultó pequeño para dar cabida a los cerca de mil trabajadores que llenaban el salón de asambleas. Numerosas damas asistieron al acto. También estaban representados allí todas las revistas y diarios hispanos publicados en esta localidad y varios voceros de Puerto Rico. Presidió la asamblea el Sr. Lupercio Arroyo, vice-presidente de la Alianza Obrera Portorriqueña; le acompañaban en la mesa el secretario Sr. Jesús Colón, la tesorera señorita Emilia Hernández y el viejo luchador obrero Eduvigis Cabán, quien abrió el acto con breves pero ardientes frases. Luego, muchas ideas buenas y malas.
Habló primero la juventud llena de fórmulas, de escuelas, de vigor, de sinceridad, pero falta de esa experiencia y penetración que se adquiere después de haber tratado de aplicar varias veces esos ímpetus jóvenes del espíritu a la vida práctica, a esta vida prosaica y alcahueta pero muy nuestra.
Habló después la experiencia y contó los triunfos y los fracasos de las doctrinas aplicadas en distintos sitios y distintas épocas. Terminó el acto hablando la juventud y la experiencia sintetizadas en un solo hombre. Todos los oradores fueron calurosamente aplaudidos, lo que prueba la fatal división que existe en la conciencia del trabajador, hoy que el capital organizado se unifica inteligentemente.
Con respeto a Puerto Rico, varios oradores confundieron lo colectivo con lo individual; esta confusión degeneró en una polémica personalista a la que los Sres. Lupercio Arroyo y Eduvigis Cabán con mucha maestría cortaron el vuelo.
La Alianza Portorriqueña puede jactarse de haber celebrado un acto trascendental, cuyos frutos no fueron recogidos allí, pero que seguramente estarán germinando hoy, por aquel impulso de ideas en la mente de todos los que tuvimos el privilegio de asistir a dicha reunión.
Allá por el año 1928, nuestra colonia había salido de su etapa amorfa. Había dejado sus reuniones en los hogares, en las barberías, en los chinchales de tabaco y en las oficinas. Contaba con numerosos salones pagados por las contribuciones de sus miembros o facilitados por nuestras relaciones políticas, fraternales o religiosas. Teníamos fondos y suficiente prestigio para fijar fechas y hacer reservaciones en los más suntuosos salones para actos públicos y en los hoteles más lujosos de la ciudad. También ya se habían destacado prominentes personas dentro de nuestra colonia, así como éramos visitados por ilustres boricuas que merecían ser homenajeados por su contribución sobresaliente a nuestra puertorriqueñidad.
Someteré los programas e invitaciones para algunos de aquellos homenajes, ya que estos hablan por sí mismos y denotan el progreso cívico a que había llegado nuestra colonia.
He aquí un Banquete-Concierto en honor a los hermanos Figueroa, organizado por la Liga Puertorriqueña e Hispana Inc. en el Westminster Hall, localizado en el número 73 de Lenox Avenue en Manhattan (antes Cubanacan).
A este festival artístico asistió el entonces Comisionado Residente de Puerto Rico en Washington, el Hon. Don José L. Pesquera.
Programa
Banquete–Concierto
En Homenaje a los
Hermanos Figueroa
Por sus triunfos obtenidos en la última temporada musical
LIGA PUERTORRIQUEÑA E HISPANA, INC.
36 West 115th Street, New York
Telephone University 4-9531
Lcdo. Luis V. Rivera, Presidente
Vocales:
Dr. E. García Lascot, 1er. Vicepres.
Celestino Mora
Abelardo R. Hernández, 2a. Vicepres.
Ramón García Sánchez
Antonio T. Rivera, Secretario
Ramón Pabón Alves
Isabel O’Neill, Tesorera
Valentín Borges
Benigno De Jesús, Auditor
Manuel Alfaro
Fred Medina, Subtesorero
Juan Villanueva
R. Alicea Rodríguez, Subsecretario
Distinguido Sr.
La colonia puertorriqueña e hispana en Nueva York agasajará a los artistas puertorriqueños hermanos Figueroa en un suntuoso banquete organizado por la Liga Puertorriqueña e Hispana Inc.
Sin duda éste será el acontecimiento de más alta significación artística y cultural para honra de Puerto Rico en esta metrópoli.
Comenzará el acto con el Himno a Puerto Rico, letra de Don Eugenio María de Hostos, música del compositor borincano Sr. Rafael Hernández, cantado por el tenor puertorriqueño Virgilio Rabainne. Seguirá el himno, la bellísima composición musical “Las Dos Guitarras”, melodía rusa adaptada por Harry Horlick y tocada por los sublimes guitarristas Rafael Hernández y Yayito Maldonado.
Han sido contratados aptas manos del arte culinario criollo para preparar los más variados platos. Saboreará Ud., pues, como hechos en su propio hogar, caldo gallego, ensalada, arroz con pollo, un postre típico boricua y su buena taza de café caracolillo. Creo que no tendrá Ud. más que desear si le añadimos un tabaco puro de las vegas de Puerto Rico. Y el comité organizador no se ha olvidado de este tabaco.
Mientras los comensales estén dando buena cuenta de tan ricos manjares, Rafael Hernández y su modificado Grupo Borinquen interpretarán como ellos solos saben “Lamento Borincano”, “Capullito de Alelí”, “Recordando a Borinquen” y otras muchos piezas de su novísimo repertorio. Los brindis serán cortos.
Se tomarán fotografías para “Puerto Rico Ilustrado”, y otras revistas. Oiremos “La Borinqueña” cantada por la gentil soprano mayagüezana, Srta. María L. Dodonoff de la WOR y WOV, acompañada al piano por Rafael Hernández.
Y hay más. Mucho más. Como si todo lo antes mencionado fuera poco, los hermanos Figueroa obsequiarán a la concurrencia con el siguiente concierto:
Image
Durante la pasada temporada los hermanos Figueroa han sido aplaudidos por la aristocracia americana en el nuevo Waldorf Astoria, como solista con la Manhattan Symphony Orchestra, en el Carnegie Hall, en el Barbizon Plaza, y como Solistas con los Dessoff Choirs en el Town Hall.
Ya habían sido aplaudidos y consagrados en Europa. En el Palacio Real por los ex-monarcas de España. Con la Orquesta Sinfónica de París, y en Ginebra tocando con Glazunoff y Arbos.
Ahora nos corresponde a nosotros aplaudirlos fraternalmente en la intimidad de nuestro seno, en el Westminster Hall, 73 Lenox Avenue, New York City, viernes 29 de abril de 1932, a las 8:30 PM.
Solamente DOSCIENTOS individuos de entre nuestra numerosa colonia podrán ser acomodados en este banquete de homenaje. Usted es una de las QUINIENTAS personas que el comité organizador ha tenido a bien invitar por medio de esta carta preliminar.
Las primeras doscientas personas que acepten esta invitación serán las únicas que disfrutarán de este privilegio.
Para el orden y armonía de este acto se le hace indispensable al comité el tener en su poder el número exacto de comensales dos semanas antes de la fecha señalada para el banquete.
Adjunto hallará Ud. una tarjeta postal para su conveniencia.
Caballeros, traje negro. Subscripción: $2.50
Esperamos esté entre nosotros para esa noche.
Atentamente,
COMITÉ ORGANIZADOR
JOAQUÍN COLÓN, Presidente OVIDIO MARTÍNEZ. Secretario ISABEL O’NEILL, Tesorera
VOCALES:
Mercedes R. Apellaniz
Tomasa Rivera
C. Mora
Juan Rovira
Ana Inés González
Benigno de Jesús
Ramón García Sánchez
Emilia Colón
Antonio T. Rivera
Georgina Santana
Manuel Alfaro
Ramón Pabón Alves
Rafaela Rodríguez
P.D. Toda entrada una vez extendida llevará el nombre de la persona invitada y será intransferible sin el consentimiento del comité.
NO HABRÁN ENTRADAS DE VENTA EN TAQUILLA
“…como el recuerdo de un amor profundo;
bello jardín, de América el ornato,
siendo el jardín América del mundo”
En el mes de marzo del año 1933, escribía Rafael Hernández sobre “Música Boricua” en el diario “La Información”. Con tal motivo le envié a dicho periódico el escrito que sigue a continuación:
Sr. Director de La Información:
En su última edición dominical apareció un trabajo sobre música boricua del compositor puertorriqueño Rafael Hernández, que me mueve a anticipar estas líneas que tenía en mente, para darle publicidad más tarde. Ruego las inserte en la sección “Voz del Pueblo” si no hay inconveniente alguno:
Sobre Rafael Hernández:
Si me preguntasen cuál es el puertorriqueño que más ha contribuido a darle relieve y personalidad a Puerto Rico durante los últimos quince años en esta gran urbe, yo contestaría sin vacilar un instante Rafael Hernández. Ha habido otros esfuerzos nobles en nuestra colonia, pero han sido ineficaces, contraproducentes, nunca tan perseverantes.
Si nuestra colonia, que tiene la debilidad de imitar todo lo malo de las demás razas, no ha sido aún absorbida por el “Jazz” o rumba cubana, se debe exclus...

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