Historia romana III. Guerras civiles (Libros III-V)
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Historia romana III. Guerras civiles (Libros III-V)

Apiano, Antonio Sancho Royo, Antonio Guzmán Guerra

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Historia romana III. Guerras civiles (Libros III-V)

Apiano, Antonio Sancho Royo, Antonio Guzmán Guerra

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Como griego de las provincias, Apiano aporta varios elementos novedosos a la comprensión de la historia de Roma.Apiano carece del genio historiográfico creador de un Tucídides o un Polibio, pero la información que recopila y selecciona con tino es fundamental para conocer varios lances de la historia de Roma, de los que es el único testimonio o como mínimo el más importante: usó diversas fuentes de variado signo, según el episodio que se proponía relatar, muchas de las cuales se han perdido parcialmente o por completo.La Historia dedica cinco libros a las guerras civiles, y constituye nuestra única narración continua conservada del periodo que abarca desde los Gracos hasta Accio, lo que ha motivado el interés moderno por Apiano. Éste se interesa especialmente por las repercusiones de las guerras civiles en las provincias y la anexión de Egipto, y trata de dar a los variopintos hechos que refiere de un sentido unitario y global.

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Information

Publisher
Gredos
Year
2016
ISBN
9788424931001
LIBRO V
SINOPSIS
1. Introducción al libro V.
2. Los seguidores de Bruto, después de Filipos.
3. Antonio y Octavio se distribuyen las tareas, provincias y ejércitos después de Filipos.
4-6. Antonio en Éfeso. Contribuciones impuestas a Asia.
7. Antonio recorre y organiza las provincias del Oriente.
8-10. Encuentro entre Antonio y Cleopatra en Tarso. Ataque a Palmira.
11. Antonio inverna en Alejandría.
12-13. Octavio en Italia. Dificultad en las asignaciones agrarias a los veteranos.
14. Intervención de L. Antonio y Fulvia, esposa de Antonio.
15-17. Consecuencias del trastorno agrario y social. Prepotencia del ejército. Consideraciones sobre la nueva mentalidad de los soldados.
18. Caos económico en Italia y hambre en Roma.
19. Actuación del cónsul L. Antonio.
20. El encuentro de Teano.
21-23. Nuevos y vanos intentos de reconciliación entre ambas facciones.
24. Preparativos militares por ambos bandos.
25. Pompeyo incrementa su poder.
26. La situación en África. Ahenobarbo ataca Bríndisi.
27. Italia se divide entre las dos facciones ante la inminencia de la guerra.
28-29. Último intento fallido de llegar a un acuerdo.
30-31. Acontecimientos bélicos hasta el asedio de Perusia.
32-33. Lucio se retira a Perusia. Bloqueo de la ciudad por Octavio.
34-37. Octavio refuerza el asedio. Intentos vanos de los asediados por romperlo.
38. Deserciones y desánimo entre las tropas de Lucio.
39. Discurso de Lucio a sus tropas.
40. Embajada de Lucio a Octavio.
41-45. Encuentro entre Lucio y Octavio.
46-47. La rendición del ejército.
48-49. Captura e incendio de Perusia. Castigo de los culpables.
50. Dispersión de las tropas antonianas en Italia.
51. La muerte de Fufio Caleno. Octavio se apodera del ejército de Antonio en la Galia.
52. Antonio parte de Alejandría. Sus relaciones con Sexto Pompeyo.
53-54. Disposiciones de Octavio en Italia ante una posible alianza entre Antonio y Pompeyo.
55. Encuentro en el Adriático de Antonio y Ahenobarbo.
56. Antonio desembarca en Italia y pone cerco a Bríndisi.
57. Octavio organiza la defensa de Italia.
58-59. Antonio y Octavio en torno a Bríndisi. Muerte de Fulvia.
60-63. La mediación de L. Cocceyo Nerva.
64-65. El acuerdo de Octavio y Antonio en Bríndisi.
66. Octavio y Antonio en Roma.
67-68. Sublevación en Roma.
69. Primer intento de acuerdo con Sexto Pompeyo.
70. Discrepancias sobre el acuerdo entre las tropas de Pompeyo.
71-73. El encuentro de Miseno.
74. Alegría en Italia por el acuerdo.
75. Antonio dispone los asuntos de Oriente según sus planes.
76. Antonio inverna en Atenas.
77. Ruptura del acuerdo entre Octavio y Pompeyo.
78-79. Defección de Menodoro a Octavio. Éste llama a Italia a Octavio.
80. Preparativos de guerra.
81-83. La batalla naval de Cumas.
84-86. Derrota de la flota de Octavio en el Estrecho de Mesina.
87-90. La noche después de la batalla. La tempestad del día siguiente destruye casi por completo la flota de Octavio.
91. Medidas de Octavio para paliar la grave situación.
92. Medidas políticas y militares de Octavio.
93-95. El encuentro de Tarento.
96. Defección de Menodoro a Pompeyo. Lustratio de la flota.
97. Comienzo de las hostilidades. Plan de defensa de Pompeyo.
98-99. Operaciones navales de Octavio. Una tempestad daña seriamente a su flota.
100-102. Actitud de Pompeyo y nueva defección de Menodoro.
103. Octavio prepara el desembarco en Sicilia.
104. Papias destruye parte de las naves de Lépido.
105-108. Maniobras de la flota de Octavio. La batalla de Milas.
109-110. El desembarco de Octavio.
111. Derrota de la flota de Octavio.
112. Medidas de Octavio para afrontar la situación.
113-115. Cornificio se repliega al interior de la isla y llega a Milas.
116-117. Defensa de Pompeyo en la costa septentrional.
118-121. La batalla de Nauloco y la derrota de Pompeyo.
122. Huida de Pompeyo. Toma de Mesina.
123-126. Intentona fallida de Lépido y su destino final como privado.
127-129. Octavio recompensa a su ejército, sofoca una sublevación de sus tropas e impone tributos a Sicilia.
130-131. Octavio en Roma. Honores decretados a él. Devolución de los esclavos a sus dueños.
132. Medidas de Octavio sobre política interna.
133. La fuga de Pompeyo a Asia.
134-136. Embajada pompeyana a Antonio y réplica de éste a los embajadores.
137-139. Pompeyo en Asia. Su lucha contra los generales de Antonio.
140-142. La captura de Sexto Pompeyo.
143-144. Breve semblanza de Sexto Pompeyo. La responsabilidad de su muerte.
145. Capítulo final: el libro Sobre Iliria .
Después de la muerte de Casio y Bruto, Octavio [1 ] regresó a Italia y Antonio marchó a Asia, en donde Cleopatra, la reina de Egipto, se reunió con él, y, nada más verla, quedó subyugado ante su belleza 1 . Esta pasión acarreó la ruina de ambos y de todo Egipto, tras ellos. Por esta razón, Egipto va a ocupar una parte de este libro, parte pequeña, sin embargo, y no merecedora de un título específico, puesto que se trata de un episodio incidental a las Guerras Civiles, de mucha mayor proporción. Pues, ciertamente, después de Bruto y Casio, hubo otras guerras civiles similares, aunque ya no había ningún general al mando de todas las tropas como en el caso de aquéllos. Estas últimas guerras fueron esporádicas, hasta que Sexto Pompeyo, el hijo más joven de Pompeyo el Grande y último representante de esta facción fue muerto, como lo habían sido Bruto y Casio, y Lépido fue desposeído de su parcela de poder en el triunvirato, y todo el gobierno de Roma vino a parar a las manos de dos hombres solamente, Antonio y Octavio 2 . Cada uno de estos hechos sucedió como sigue.
[2 ] Casio, de sobrenombre Parmesio 3 , había sido dejado por Bruto y Casio en Asia, con una flota y un ejército para que recolectara dinero. Tras la muerte de Casio, sin prever un destino semejante para Bruto, seleccionó a treinta naves rodias, las que pensaba dotar de tripulación, y quemó las restantes, salvo la sagrada, a fin de que no pudieran provocar una revuelta. Después de llevar a cabo esto, se hizo a la mar con sus propios barcos y las treinta naves. Clodio 4 , que había sido enviado por Bruto a Rodas con trece naves, al encontrarse con que los rodios 5 se habían sublevado —pues ya estaba muerto también Bruto— rescató a la guarnición consistente en tres mil soldados y se unió a Parmesio. También lo hizo Turulio 6 , con otras naves y gran cantidad de dinero que había tomado de Rodas previamente por la fuerza. A esta flota, que tenía ya una fuerza considerable, acudieron todos aquellos que prestaban servicios en diversas partes de Asia, y ellos la dotaron de tripulación tomando soldados de donde podían, y remeros entre los esclavos o prisioneros y entre los isleños de las islas a las que arribaban. Se unieron a ellos Cicerón, el hijo de Cicerón 7 , y cuantos otros miembros de la nobleza habían escapado de Tasos 8 . Y rápidamente contaron con un número importante y cuadros dignos de oficiales, soldados y naves. Una vez que se les unió Lépido 9 con un contingente adicional de tropas, que habían sometido a Creta bajo la jurisdicción de Bruto, navegaron hasta el Adriático para unirse a Murco 10 y a Domicio Ahenobarbo 11 , quienes tenían a su mando una fuerza naval muy estimable. Algunos de ellos atravesaron, con Murco, hasta Sicilia y se unieron a las tropas de Sexto Pompeyo, otros se quedaron junto a Ahenobarbo y crearon su propia facción. De tal modo tuvo lugar la primera concentración de los efectivos que habían quedado de todos los preparativos hechos por Casio y Bruto.
[3 ] Después de la victoria de Filipos, Octavio y Antonio ofrecieron un sacrifio magnífico y elogiaron a sus tropas. Con objeto de proceder a la entrega de las recompensas por la victoria, Octavio marchó a Italia para repartir la tierra entre ellos y asentarlos en las colonias —pues había elegido para sí esta tarea a causa de su enfermedad— y Antonio avanzó hasta los pueblos de allende el Egeo para reunir el dinero que les habían prometido. Se repartieron entre sí las provincias, como antes 12 , y añadieron, además, las de Lépido 13 . Pues se había decidido, a instancias de Octavio, otorgar la independencia a la Galia Cisalpina 14 , de acuerdo con el criterio de César. Lépido fue acusado de traicionar los intereses del triunvirato en favor de Pompeyo y se decidió que si Octavio encontraba falsa esta acusación, se le entregarían otras provincias 15 . Licenciaron a aquellos soldados que habían cumplido su período completo de milicia 16 , salvo ocho mil, los cuales solicitaron seguir en el servicio. A estos últimos los aceptaron de nuevo, y se los repartieron y los formaron en cohortes pretorianas 17 . El resto de las tropas con las que contaban, incluyendo aquellas que se habían pasado de Bruto, arrojaban un total de once legiones de infantería y catorce mil jinetes. De estas tropas, Antonio tomó, para su expedición al extranjero, seis legiones de infantería y diez mil jinetes, y Octavio, cuatro mil jinetes y cinco legiones, pero dio a Antonio dos de estas últimas a cambio de otras que habían sido dejadas en Italia por Antonio bajo el mando de Caleno 18 .
[4 ] Así pues, Octavio se dirigió hacia el Adriático, y Antonio, cuando estuvo en Éfeso 19 , ofreció con gran pompa un sacrificio a la diosa de la ciudad 20 y perdonó a los que se habían refugiado en su templo como suplicantes 21 después del desastre de Bruto y Casio, con excepción de Petronio 22 , que había sido convicto de participar en el asesinato de César, y de Quinto, que había puesto en manos de Casio a Dolabella, mediante traición en Laodicea 23 . Reunió, posteriormente, a los griegos y a todos los demás pueblos que ocupan la parte de Asia en torno a Pérgamo, ya sea que estuvieran presentes por delegaciones, en conformidad con el acuerdo 24 o que hubieran sido citados allí, y les dijo lo siguiente 25 : «A vosotros, oh griegos, vuestro rey Átalo 26 os puso en nuestras m...

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