España en la economía global
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Rafael Myro

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España en la economía global

Rafael Myro

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En los últimos años de profunda crisis, España ha demostrado una sorprendente capacidad para convertirse en un país exportador.Rafael Myro analiza en profundidad los factores que han permitido la firme internacionalización de muchas empresas españolas, así como algunos consejos para consolidar este exitoso modelo exportador.

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Information

Publisher
RBA Libros
Year
2015
ISBN
9788490566725

1

EL IMPARABLE ASCENSO

DE LAS EXPORTACIONES ESPAÑOLAS

En este primer capítulo se describe el reciente ascenso de las exportaciones españolas, que suscita asombro general y ha actuado como paliativo menor de la grave situación de crisis vivida. Ante todo, se presta atención al período que transcurre de 2008 a 2015, seis años de crisis y dos de recuperación, pero después se dirige la mirada también a los años anteriores, con el fin de ampliar el ángulo de visión y la comprensión de lo ocurrido. El ascenso reciente de las exportaciones se inserta en una trayectoria expansiva de más largo alcance, que adquiere especial vigor tras la entrada de España en la Comunidad Económica Europea (CEE), embrión de la actual Unión Europea (UE), un hecho que supuso un paso transcendental en la apertura de sus mercados a la competencia internacional. Resulta obligado volver la vista atrás por un momento hacia ese período singular, buscando sobre todo enfatizar lo ocurrido en la década de 1990, en la que realmente se produjo un gran salto exportador, que hoy urge repetir con igual o mayor empuje, para consolidar la recuperación en curso y evitar un temprano agotamiento de su actual vigor, un escenario que el Fondo Monetario Internacional consideraba como probable en agosto de 2015.
EL ASCENSO DE LAS EXPORTACIONES ESPAÑOLAS DURANTE LA CRISIS
Tras el brusco desplome de la actividad económica en 2009, que afectó al comercio mundial, dado su alcance general, y su mayor intensidad en los países desarrollados, las exportaciones españolas comenzaron a crecer a ritmos elevados, hasta el punto de que al cierre de 2015 serán un 22% más elevadas en volumen que en 2007, último año de la etapa expansiva que acompaña al inicio del nuevo siglo. En terminos de variaciones anuales, los años transcurridos con posterioridad a 2010 registran aumentos superiores al 4,5%, medidos en volumen, esto es, descontado el efecto de las alteraciones en los precios (véase gráfico 1.1). Este notable ascenso ha contribuido de forma decisiva a evitar un desplome de la actividad económica de mayor envergadura (véase recuadro 1.1), sosteniendo los niveles de empleo de la población activa.
El ascenso de las ventas exteriores es también elevado en términos comparados, supera en algunas décimas al que ha registrado como media Alemania, el país europeo líder en la exportación, y en un punto porcentual al de la UE-15, el conjunto de países formado por los quince miembros de la Unión Europea entre 1995 y 2004. No es pues extraño que las exportaciones se hayan convertido en la mejor referencia que exhiben los gobiernos españoles. Y tampoco lo es que su comportamiento haya obligado a dirigir una mirada más atenta al sistema productivo español.
Sorprende también ese aumento de las exportaciones españolas porque el principal mercado al que se dirigen, el europeo, ha sentido con especial intensidad la crisis económica. Como consecuencia, la expansión en el exterior ha debido apoyarse en los mercados emergentes, en los que las empresas españolas poseen una menor implantación. Este hecho, al tiempo que advierte acerca del retraso de las compañías españolas en la diversificación de mercados, revela también su notable adaptación a un entorno cambiante. Como consecuencia, las diferencias de actividad, eficiencia y rentabilidad entre las empresas que exportan y las que no lo hacen ha crecido durante los años de crisis.1
Gráfico 1.1 Evolución de las exportaciones españolas (tasas anuales de variación a precios constantes)
Fuente: INE, Contabilidad Nacional de España.
Por otra parte, para quienes creen que la capacidad de exportación de España se basa en el turismo no es un menor motivo de asombro el que las exportaciones de bienes supongan un 67% del total y hayan mostrado una ejecutoria particularmente brillante, con aumentos cercanos al 5% anual en el mismo período. En realidad, el turismo aporta alrededor de un 14% de los ingresos por exportaciones de bienes y servicios, y ha crecido de forma moderada en los años de crisis, reflejando la difíciles cinrcunstancias de los principales consumidores europeos, alemanes, británicos y franceses. Añádase a esto que las ventas al exterior de los servicios no turísticos, superiores en volumen a las de servicios turísticos, han crecido más rapidamente.
RECUADRO 1.1 Exportaciones y PIB
Una economía crece impulsada por la demanda de bienes y servicios, tanto de sus residentes, familias, empresas y administraciones públicas, como de los no residentes, los habitantes del resto del mundo, los cuales compran sus productos o se desplazan a su territorio para hacer turismo o trabajar temporalmente. La tasa anual de crecimiento de la producción, medida por el PIB, es pues el resultado de las contribuciones de estas dos demandas, la nacional y la exterior. Por ello, se puede calcular mediante una suma ponderada de las tasas de crecimiento de ambas, descontando el efecto debido a la evolución de las importaciones, ya que una parte de los bienes y servicios que adquieren los residentes (para el consumo de los hogares, el equipamiento de las empresas, etc.) no son de fabricación nacional, sino de importación. Por eso la demanda exterior se denomina «neta», como resultante de restar las importaciones de las exportaciones, e iguala al saldo del comercio exterior de bienes y servicios. Cuando ambas demandas, nacional y externa, se contraen, como ocurrió en 2009 (según se observa en el gráfico 1.2), el PIB se reduce.
También puede comprobarse en el gráfico citado cómo desde el comienzo de este siglo hasta 2007, el crecimiento del PIB español se basa en la expansión de la demanda nacional, mientras que desde entonces lo hace apoyado en las exportaciones netas. A su vez, estas aumentan por el crecimiento de las ventas al resto del mundo, pero también por la disminución de las compras al exterior por parte de los residentes, es decir, de las importaciones, dadas las reducciones en el consumo y en la inversión en construcción y equipamientos. Si España no hubiese comprado ni vendido al exterior, el PIB se habría reducido un 16,3%, entre 2007 y 2013, pero en realidad lo ha hecho en una tercera parte de este valor, un 5,8 %. Gráfico 1.2. Contribución al crecimiento real del PIB español de la demanda nacional y de la demanda exterior neta (tasas anuales de crecimiento del PIB a precios constantes)
Fuente: INE, Contabilidad Nacional de España.
De lo que acaba de señalarse, no debe concluirse que el turismo no es relevante. Es una industria capital, en la que España sobresale, situándose en los primeros puestos mundiales por ingresos y por el número de turistas recibidos, el cual ha registrado un nuevo récord de entradas en 2014, con la llegada de 65 millones de personas, cifra que muy probablemente se superará en 2015. La relevancia de esta industria estriba sobre todo en que ofrece siempre un saldo de sus operaciones con el resto del mundo muy positivo, el cual permite financiar una parte del déficit que se registra en el comercio de bienes, hoy en niveles mínimos, debido a la retracción de la demanda interna.
La situación de parálisis del mercado interno, debida al proceso de ajuste del endeudamiento de familias, empresas y administraciones públicas, ha supuesto sin duda un incentivo a la búsqueda de nuevos mercados en el exterior. De hecho, algunas estimaciones otorgan relieve a este factor en los años más recesivos, comenzando en 2009. Pero los estímulos principales han venido de la expansión de los mercados de los países en desarrollo hasta 2013, cuando muestran signos de desaceleración, así como de una reducción del valor del euro hasta 2012, acompañada también de descensos en algunos segmentos de salarios y en los costes laborales unitarios (la denominada «devaluación interna»). En 2013 y 2014, la moneda europea se apreció, como consecuencia del superávit de Alemania y del conjunto de la UE en su comercio exterior, así como de la aplicación de una política monetaria menos expansiva en el área euro que la desplegada por EE.UU. o Reino Unido, que ofrecía mayores remuneraciones a los activos financieros. Este factor se unió al lento aumento del comercio mundial para frenar las exportaciones españolas en el verano de 2014. La posterior depreciación del euro, junto con la reducción de los precios del petróleo, ha favorecido su recuperación en los meses siguientes, pero no con el brío deseable, pues el comercio mundial muestra signos de estancamiento.
Una última característica merece apuntarse: el crecimiento de las exportaciones españolas en estos últimos años no solo se ha debido a que las principales empresas exportadoras han aumentado las ventas de sus productos en los mercados en los que se encuentran implantadas (esto es lo que los economistas denominan «margen intensivo»), sino también a que se ha extendido la oferta española al exterior con nuevas empresas, nuevos productos y la penetración en nuevos mercados («margen extensivo»). En particular, ha crecido continuamente el porcentaje de pequeñas y medianas empresas que exportan, aunque aún es bajo; las empresas de más de doscientos trabajadores lo hacen ya en una proporción muy elevada. Según la información suministrada por el Instituto de Comercio Exterior (ICEX), el número de empresas exportadoras con una facturación en el exterior superior a 50.000 euros ha crecido a tasas superiores al 3% en los años posteriores a 2010. También ha aumentado, aunque a un ritmo inferior, el número de las que lo hacen con regularidad.
Al mismo tiempo, ha aumentado el número de empresas situadas en el grupo de cabeza, tanto aquellas cuyas ventas al exterior en el año 2014 superaban los 50 millones de euros pero no llegaban a los 250 millones (casi quinientas empresas) como las que superaban esta última cifra (101), afianzándose así su peso en la exportación total, con las empresas Telefónica, Repsol, Inditex, Bayer Hispania, Cepsa, Seat, Abengoa y Corporación Gestamp situadas en los primeros puestos.
UNA LARGA TRAYECTORIA EXPANSIVA
Por sorprendente que pueda considerarse, la positiva evolución de las exportaciones en los últimos años se enmarca en una trayectoria de largo alcance que se inicia en 1960, cuando la economía española abandona las orientaciones autárquicas prevalecientes en los veinte años que siguen a la guerra civil e inicia un período de rápida expansión, aprovechando la «edad dorada» del crecimiento europeo posterior a la Segunda Guerra Mundial. En realidad, será la entrada de España en la Comunidad Económica Europea la que exponga de manera más intensa a las empresas españolas a la competencia internacional, obligándolas a buscar un sucedáneo del mercado interior en los mercados exteriores.
En efecto, la consolidación de la industrialización española durante los decenios de 1960 y 1970 se realizó en un marco de elevada protección del mercado nacional. La profunda crisis del decenio de 1970, derivada del alza de los precios del petróleo y otras materias primas y de la adopción por parte de los países desarrollados de políticas monetarias y fiscales restrictivas para controlar las tensiones inflacionistas creadas, espoleó a las empresas a orientarse cada vez más al exterior. Finalmente, la integración en Europa abrió por completo el mercado español a los países vecinos y obligó a las empresas españolas a una profunda reconversión, que fue apoyada por medidas fiscales favorecedoras de su reequipamiento.
La adhesión de España a la Europa comunitaria en 1986 supuso, en fin, un drástico desmantelamiento de sus barreras proteccionistas frente a los restantes países miembros, que se produjo de forma gradual durante los siete años siguientes, hasta 1993. Fueron estos años también los de construcción del Mercado Único Europeo, mediante la eliminación de las barreras no arancelarias que restringían la competencia dentro del ámbito comunitario, desde los puestos fronterizos, que encarecían el envío de mercancías al exterior, hasta las especificaciones sanitarias o de seguridad, que disfrazaban sendas actuaciones de protección de los mercados nacionales. De forma que las empresas españolas se enfrentaron a un proceso de cambio de enorme envergadura, la apertura total del mercado nacional a las empresas de otros países comunitarios.
Todo proceso de apertura a la competencia internacional introduce a las empresas en un escenario de mayor rivalidad con sus competidoras de todo el mundo, empujándolas a aumentar sus niveles de eficiencia y su especialización productiva. Para lograrlo, abandonan la p...

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