Del uso de las partes
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Del uso de las partes

Galeno, Mercedes López Salvá, Jorge Cano Cuenca

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Del uso de las partes

Galeno, Mercedes López Salvá, Jorge Cano Cuenca

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Del uso de las partes es el primer tratado completo de anatomía funcional en la historia de la medicina y fue la única obra de referencia en anatomía hasta el Renacimiento.Galeno –junto con Hipócrates el principal médico de la Antigüedad– nació en Pérgamo en 129-130 d.C., de familia acaudalada. Estudió en Esmirna y Alejandría (anatomía y fisiología). Tras ejercer tres o cuatro años la medicina en la escuela de gladiadores de Esmirna, a partir de 162 se instaló en Roma, donde fue el médico de Marco Aurelio y su hijo Cómodo, entre otras personalidades de la corte imperial. Fue uno de los escritores griegos más prolíficos de su época: a sus muy numerosas obras conservadas hay que añadir una cantidad sustancial de escritos perdidos descubiertos en traducción al árabe. Murió en Roma en el año 200. Su influencia en el mundo bizantino, en Oriente y en la Edad Media occidental es enorme, y es sin duda uno de los grandes médicos de la historia.Del uso de las partes, traducida ahora por primera vez al español, es el primer tratado completo de anatomía funcional en la historia de la medicina y fue la única obra de referencia en anatomía hasta el Renacimiento. Influyó decisivamente en médicos como Arnau de Vilanova, Avicena, Vesalio y Miguel Servet. Galeno, "padre de la fisiología experimental", fue partidario de las disecciones para estudiar las partes del cuerpo no accesibles a los ojos. Practicó también vivisecciones para explorar el funcionamiento del corazón o del pulmón. Experimentó con el cerebro, con la médula espinal, con ciertos nervios, sobre todo con el recurrente y con los músculos internos de la laringe. Destaca su descripción de huesos y músculos. Defendió la interdependencia entre la mano y la función cerebral en la dinámica del desarrollo del ser humano. Formuló por primera vez desde un punto de vista no teísta lo que desde sir William Paley se iba a llamar "diseño inteligente"; para Galeno el hombre es la suprema creación de la naturaleza. Afirma que al médico le cumple desvelar la armonía y la perfección del cuerpo interno, que son la salud y la belleza verdadera. Nada más sagrado, dice, que darlo a conocer: por eso considera esta obra de anatomía fisiológica un "discurso sagrado", un himno de alabanza a la naturaleza.

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Information

Publisher
Gredos
Year
2016
ISBN
9788424937560

LIBRO XVI

SISTEMA CONECTIVO: NERVIOS, ARTERIAS Y VENAS

Sobre los órganos comunes a todo el cuerpo —arteria, vena y [1 , 263] nervio— se ha hablado ya antes 1 no pocas veces en las explicaciones de las partes. Pero estimé que en lugar de hablar de ellos de forma dispersa era mejor reunirlos y añadir lo que faltaba a las exposiciones anteriores en una única sinopsis. Es evidente que también aquí el discurso se fundamentará en lo que ha sido previamente demostrado, esto es, que el encéfalo es el principio de los nervios, que el corazón lo es de las arterias y el hígado, de las venas. Pues bien, puesto que estos [264] órganos debían distribuirse por todo el cuerpo, préstame mucha atención mientras te explico detalladamente la justicia de su distribución. Si vemos, en efecto, que se ha concedido más a unas partes y menos a otras de acuerdo con el valor de cada una y encontramos que esto se mantiene en todo el cuerpo, elogiaremos a Hipócrates por haber llamado «justa» 2 a la naturaleza y si vemos que estos órganos van a cada parte con total seguridad, la declararemos no sólo «justa», sino también «sabia» y «experta». No hay en absoluto ninguna diferencia si empezamos la explicación por el encéfalo, por el corazón o por el hígado. Las reflexiones comunes a los tres principios deben enunciarse necesariamente al mismo tiempo, pues la naturaleza del asunto, aunque quisiéramos, no nos permitiría hacerlo de otra manera. Las específicas de cada uno, en cambio, pueden añadirse, como uno quiera, a lo dicho previamente respecto a lo que es común.
¿Cuáles son las reflexiones comunes a los tres principios? Pues [265] que era preferible que se formara un único órgano muy grande de cada principio, como un tronco, que, a medida que crece, va distribuyendo como una especie de ramas por las partes cercanas. Pues el objetivo es traer una arteria, una vena y un nervio a cada parte pero, como algunas partes están distantes de los principios, era seguramente mucho mejor no crear tantos órganos como partes hay ni tampoco muchos en términos absolutos. Así han hecho los expertos en la conducción y distribución de agua potable a las ciudades, al unir un único acueducto muy grande a la fuente. A veces distribuyen esta agua por diferentes lugares antes de que llegue a la ciudad y, si no, al menos, la distribuyen dentro de ella por todas sus partes, de modo que ninguna carezca de agua. Y lo mismo que aprobamos muy especialmente a aquellos que no sólo distribuyen el agua por todas las partes de la ciudad sino que además de ello hacen la distribución más justa, así también elogiaremos a la naturaleza si la encontramos completamente justa. Si también existen dos tipos de justicia, una inteligible al hombre común y otra propia del artesano, y si vemos que la naturaleza elige la que es propia del artesano, [266] la alabaremos mucho más. Si quieres, puedes saber cuál es ese tipo de justicia escuchando al muy divino Platón 3 , cuando dice que el gobernante y el artesano verdaderamente justo deben dirigir su mirada a la igualdad fundada en el mérito. Pues en las ciudades tampoco se distribuye el agua en igual volumen y peso en todos los lugares. Es mayor la porción destinada al baño público y a algún bosque sagrado, y menor la de las fuentes de los cruces y la de los baños privados.
[2 ] Pues bien, ahora es el momento de que tú observes primero en los animales ese mismo arte distributivo realizado por la naturaleza. En efecto, una arteria muy grande 4 se origina en el corazón, cual un tronco que se divide en numerosas brancas y ramas; otro vaso, la vena que por su tamaño llaman «cava», que se mueve desde la parte convexa del [267] hígado hacia arriba y hacia abajo, se asemeja a un tronco doble, puesto que parte de nuestro cuerpo está más alto que el hígado y parte, más bajo. Del mismo modo también verás enseguida que la arteria que se origina en el corazón se divide en dos partes desiguales, la más grande va hacia abajo puesto que también ahí el cuerpo es mayor y la más pequeña se ramifica por las partes que están por encima del corazón. De igual modo, la médula espinal se origina en el encéfalo como un tronco similar a los que he mencionado y envía nervios a todas las partes de debajo de la cabeza. Sería también sorprendente si no apareciera ninguna vena, arteria o nervio haciendo el camino a la inversa hacia su propio origen, pero es todavía más sorprendente que, mientras muchos vasos de cada especie se ramifican, como he dicho, desde su origen hacia delante, a pocos vasos y a pocos nervios les es dado hacer un giro y una especie de carrera de doble curso 5 , y esto no ocurre en vano sino a causa de una sorprendente función. Pues cuando uno solo entre muchísimos se ha apartado por motivos funcionales de su estructura específica con respecto a los demás, se ve claramente que la naturaleza, [268] que es sabia en esto y que se acuerda de cada detalle particular, se sirve de una suma justicia y previsión. Yo estimo que el mayor ejemplo de su arte natural es el hecho de que las ramificaciones laterales se han formado de un tronco en el único origen de los nervios a causa de una función necesaria.
No es tampoco pequeño ejemplo 6 el hecho de que los nervios, aunque van por todas las partes del cuerpo, no se insertan en ningún hueso ni cartílago ni ligamento ni tampoco en ningún tipo de glándulas, pues las hay de dos tipos 7 . Ciertamente, la sustancia ósea está situada por debajo de otras partes en muchos lugares, como su soporte y fundamento, y en otros muchos sitios como una especie de muro y de empalizada. Éstas son, ciertamente, las dos funciones de los huesos. Los cartílagos se extienden sobre algunas de sus partes, como las articulaciones, para suavizarlas. La naturaleza también se sirve a veces de los cartílagos como cuerpos que ceden moderadamente. Era, por lo tanto, superfluo dotar a huesos y a cartílagos de cualquier sensación o [269] movimiento voluntario. Tampoco tienen necesidad de esto los ligamentos, que son como unas cuerdas que unen unas partes a los huesos o éstos a otras partes. Tampoco la materia grasa necesita nervios, pues se sitúa como una densa capa de aceite sobre las partes membranosas y fibrosas del anim...

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