La Unión europea e Italia
Historia, realidad y perspectivas
Y la Europa va…
CAPÍTULO I
Somario: 1- No todos los males vienen para dañar.
2-Entrevistas Tajani-Draghi: Trump el, Trump no.
1-No todos los males vienen para dañar.
Hablar de Europa en este momento es sobre todo realmente difícil porque aunque los problemas y las criticas a la unión europea son muchas, indudablemente son más las cosas que nos unen de las que nos dividen. Pero es bastante surreal y también diría ridículo el tipo de lenguaje que la política. pero no sólo la política, también el mundo del periodismo, de los intelectuales y muchas personas, también cultas, utiliza de modo inadecuado, a menudo en términos no justos ni reales. Aquí, tenemos que hablar de realidad, de restablecer la verdad de las cosas, porque sólo partiendo de la verdad podemos hablar de manera seria y eficaz de este argumento, pero si partimos de los no verdad, no se logrará nunca afrontar este tema de manera útil por Italia, porque hoy hay necesidad de este y tenemos que hacer entenderles a los ciudadanos, al pueblo y a la política.
El papel de este volumen que hemos compartido con los colegas a profesores a vocación europeistica, o bien de los reales misioneros de Europa, es importante en cuanto los profesores Filipponi y Catapano han afrontado de manera pragmática las temáticas y los problemás europeos.
Y entonces de dónde no partas si no del dinero, de la crisis económica y del mucho odiar-querido euro, allí ha parecido un acto debido.
La crisis económico-financiera Europea, sería este la síntesis que ha emergido en una de las últimas reuniones estratégicas de la Comisión europea sobre el futuro de la unión, a distancia de pocos meses de los resultados Brexit y de la fuerte crisis sobre las políticas migratorias. Sí, Europa parece quizás junto a una vuelta pero una vuelta positiva, porque muchos elementos negativos han hecho pensar que quizás para solucionarlos es más útil una Europa más fuerte o quizás una Europa más unida, o quizás más sencillamente una Europa. Una Europa más, la Europa intergubernamental, la Europa de los gobiernos, que la Europa federal, la Europa del pueblo europeo. Pero emergen dos nudos: la coordinación de las políticas económicas, fiscales e industriales y los recursos.
Del segundo en vía principal se ocupa esta búsqueda-estudio con ánimo del prof. Luca Filipponi y del prof Giuseppe Catapano, del auge y de un grupo de investigadores independientes y atrevidos. Este estudio ha sido publicado en coincidencia con el inicio de la negociación del cuadro financia recobro europeo 2013-2017 y ha sido ocasión por notables e importantes publicaciones institucionales y científicas de sector pero los mismos documentos aplazados y ampliados a las problemáticas del momento ha sido la premisa por las decisiones del futuro de la Unión y sobre todo del futuro de la Ue en relación con los Estados Miembros, cuestiones que quedan hoy todavía bastante calientes. Un frente y un partido que resultan ser sobre todo como incandescente por algunos temas el Balance y el Ministerio de Hacienda o bien la Defensa, pero de este aspecto se ocupan últimamente los mayores network e institutos de búsqueda, porque en todo caso se ha cogido conciencia de la necesidad política, institucional y económica de encontrar un escape sobre Europa.
El balance de la Unión es hoy modesto, al rededor del 1% del PIB europeo. Gran parte de los recursos son absorbidos por la financiación de la política agrícola y las políticas de cohesión. Es impensable un aumento de los traslados de los balances nacionales, recargados por la crisis. Pero los Estados nacionales no tienen dimensión adecuada para vencer los desafíos de la globalización en algunos sectores críticos. Hace falta pues un radical viraje de la financiación de la Unión. Es el objeto de esta búsqueda y este estudio, que quiere poner motivos serios de reflexión sobre el futuro de la Unión europea.
Se parte del análisis de los nuevos bienes públicos europeos por el que se impone una financiación común, no estando en las posibilidades de cada Estado de proveer singularmente. Usted raciona sobre los modos para superar la lógica de los "saldos netos", sobre la estructura del balance, sobre nuevas entradas propias, sobre los impuestos de objetivo, sobre la financiación de las inversiones a través de Union bond, Project bond, fondos comúnes europeos, esquemas de garantía, y sobre el papel del euro y una deuda soberana europea en la estabilización del sistema financiero global. Sale un paquete de propuestas muy ricas, algunos desde hace tiempo sobre la alfombra, otras completamente nuevos. Una agenda por una Europa que sepa pensar en grande, sería quizás este la única solución para afrontar de manera seria los temas europeos. El estado actual de la unión europea se refleja en la dimensión y en la estructura de su balance.
Ello es ciertamente demasiado pequeño, y demasiado articulado en sus voces, si se guarda lo del punto de vista de una visión federalista. Si se guarda lo del punto de vista de quien sólo ve en Europa un área del libre cambio, ello puede ser en cambio hasta excesivo, y muchas sus voces no encontrarían justificación. El balance de la Unión refleja una realidad histórica original, compleja, dinámica. En materia de política de balance, la elección ha sido confiarla esencialmente a los Estados miembros. Son éstos los que tienen el poder y la responsabilidad de mover entradas y gastos para contrastar la inestabilidad cíclica, es esto lo que eligen cada uno en su soberanía, y teniendo en cuenta la misma situación económica y política, el grado de redistribución de las rentas de realizar con el orden y la maniobra de las entradas y los gastos; es ésto lo que elige, cada uno por si, la línea de confín entre sector público y sector privado, señalados por la relación a la renta nacional de entradas y a gastos públicos, cada Estado elige luego el propio nivel de deuda. Inicialmente el balance de la comunidad sirvió solamente a acechar los recursos necesarios por el funcionamiento de las estructuras administrativas. Cuando Europa ecreció, su crecimiento también ha sido marcado del emerger de políticas de ayuntamientos, realizables sólo con recursos financieros significativos, entonces la dimensión del balance se ha extendido. La política agrícola ayuntamiento y la política de cohesión y desarrollo regional, representan hoy todavía las voces mayores de este balance. Los dos nacen de la exigencia de compensar desequilibrios que la apertura misma de los mercados engendró: desequilibrios entre sectores productivos, entre Países caracterizados por estructuras productivas diferentes, entre regiones, en virtud de la diferente capacidad de las regiones ricas y pobres, centrales y periféricas, de aprovechar las oportunidades de crecimiento ofrecidas por el ensanche de los mercados. La estructura actual del balance refleja el punto a que se ha llegado hoy en las elecciones políticas en materia de políticos ayuntamientos, de traslado de los poderes a la unión, de órdenes organizativos.
Pero también depende, en gran medida, del peso de incrustaciones consiguientes de elecciones efectuadas en pasado, en circunstancias históricas y económicas completamente diferentes, que hoy, no modificáis, engendran irracionalidad. Hay dificultad en encontrar el consentimiento para corregir esta irracionalidad. Esta dificultad es en parte hija de la crisis
Misma del proyecto europeo, cuál ha sido advertida en los últimos años, que se ha traducido en la dificultad de llevar a cabo, con el nuevo Tratado, los procesos de Reforma del orden institucional. La esperanza es que esta fase se acabe, y que el camino de realización del proyecto de Unión pueda retomar salto. El balance de la Unión es, hoy, de dimensiones pequeñas, si confrontara esa con la renta producida por la unión, o con los balances de los Estados miembros. En conjunto las dos políticas revisten el 75% del balance de competencia y el 66% del balance de caja. Si también se considera el gasto de funcionamiento, emerge la limitación de los recursos dedicada a programas relativos a otros objetivos propios de la unión-ciudadanía, libertad, seguridad y justicia.
Igualmente resultan exiguos los recursos destinados a desempeñar el papel internacional de la unión. Pero no es sólo una estructura referible a un año. En el período 2007-2013, aquel cubierto por la última realización financiera pluri anual, el peso de los dos programas sobre indicados como predominantes superan los tres cuartos del total de las asignaciones. Demasiado exprés y superficial sería un juicio que, basándose en la peculiaridad de esta estructura, dedujera de ello una visión igualmente circumscripta de las tareas y de las responsabilidades de la Unión, y de su papel efectivo.
Hace falta considerar que gran parte de las políticas de la Unión pasan por instrumentos de reglamentación y coordinación y no por apalancamientos. Ésto ha ocurrido, también porque hasta ahora han tenido un peso relevante ideologías y teorías económicas contrarias al crecimiento del gasto público, a cada visión fuertemente intervencionista del papel del Estado en la economía y convencidas que limitando las distorsiones engendradas por el cobro fiscal pudiera resultar reforzada de ello el crecimiento. El empleo de los apalancamientos ha sido en fin obstaculizado al prevalecer sórdidamente de visiones y miopemente nacionalísticas en el cálculo de los costos y los beneficios de las políticas y la complejidad de los procesos decisionales que estas visiones han engendrado. Cada tentativa de racionalizar la estructura del balance se ha estrellado con dificultades decisionales que no pueden ser superadas si no dentro de una reforma fundamental y total de los procedimientos. Dos nexos aparecen sobre todo preocupados, en formarse decisión sobre la política del balance. El nexo entre el techo puesto a los recursos disponibles por los programas de gasto y los traslados de los balances de los Estados al balance de la unión; el nexo entre las decisiones sobre los individuales programas de gasto y los traslados de los balances de los Estados al balance de la unión; el nexo entre las decisiones sobre los individuales programas de gasto, y sobre su estructura total y el cálculo, relativo a cada Estado miembro, sobre el saldo neto, contable, a ello referido, y tomado como parámetro relevante por cada cambio. Son estos nexos que engendran tensiones y dificultades decisionales, restricciones en los espacios disponibles por nuevas decisiones, escepticismo también sobre la posibilidad de pasar a un orden mejor del balance de la unión. Un razonamiento profundizado sobre este balance ha sido efectuado a partir del 2008, pero también en muchas situaciones en los años sucesivos hasta nuestros días, sobre impulso de la Comisión, porque es este uno de los nudos principales de muchas controversias de la unión europea aunado a la crisis inglesa que ha llevado luego de los años siguientes al Brexit. En efecto el balance de la unión es un balance que es hecho por aproximaciones y contrataciones siguientes y por lo tanto hay muchas intervenciones especiales y muchas contrataciones especiales y particulares como la que ha implicado Gran Bretaña y que es quizás la causa de todos los males y los desacuerdos entre Londres y Bruselas. En efecto el Balance de la Unión europea ha concedido a muchos Estados miembros pero en particular a Gran Bretaña de las facilitaciones en el caso en que el Estado en cuestión tuviera fuertes entradas gracias a los aranceles aduaneros por la entrada de productos que vienen de los Países extras Ue. En tal sentido Gran Bretaña ha tenido notables cuotas de recuperación sobre el balance, superávit, cuantificables a 20 mil millones por los diferentes efectos. Estos efectos positivos decisionales y de despacho después de muchos empujones han sido reducidos a 10 mil millones hasta el 2015, y luego habrían tenido que siempre ser reducidos de más. Será ciertamente la base por cada propuesta que la Comisión querrá hacer. Han sido tratados extensamente temas fundamentales como aquel de motivos de insatisfacción, por ejemplo, rigidez, falta de un examen a cura de las prioridades, cuelga excesivo del criterio de los saldos netos o aquel de los principios conduce que asumir en las decisiones. Es registrada una convergencia sobre una lista de nuevas prioridades. También ha emergido el tema del empleo eficiente de los recursos acechado en balance. Modificar los programas puede ser igualmente importante cuanto modificar la distribución cuantitativa de estos recursos. Arista no resuelta del nudo de las entradas.
A un extremo hay la sugerencia de concentrar todas las entradas en la única voz del traslado de los balances de los Estados miembros, sólo poniendo nuevas reglas sobre la distribución del gravamen. Teniendo así una forma de entrada propia, sobre la base de la consideración que en la unión no se pueden aplicar principios de federalismo fiscal, ni se puede contemplar a un dibujo fiscal optimo en términos de distribución del gravamen sobre los ciudadanos. Al otro extremo hay quien sustenta la necesidad y la posibilidad de localizar tipologías de cobro que pueden ser sólo realizadas a nivel supranacional, algunos de los que pueden ser también unidos a la realización de proyectos de gasto en los campos de las nuevas prioridades, de los nuevos bienes públicos europeos. También sobre estas ladera es de esperarse una reanudación de propuestas y comparaciones políticas de los próximos años. Este libro, fruto del trabajo colegial y estudio, quiere promover la idea de los que creen en la necesidad de una unión cada vez más capaz de desarrollar un papel esencial por la historia futura de Europa y en la posibilidad ofrecida por el orden institucional hoy definido, que ella desarrolle un papel político justo y directamente perceptible de sus ciudadanos como indispensables.
El hilo del razonamiento que hemos seguido aquí concierne la necesidad de producir bienes públicos europeos, bienes es decir que la unión, es como ya, capaz de producir, y sin los que no puede ser un desarrollo económico adecuado del área, ni un crecimiento de la sociedad que sea a la altura de su gran pasado. Nos apartamos por tanto de los que desean un balance de dimensiones mayores porque lo ven cómo expresión necesaria de una construcción federal, en el que la gestión de las intervenciones de estabilización anticíclica tiene que ser colocada al nivel más alto.
Nos apartamos también de los que no ven la utilidad de un crecimiento dimensional de este balance porque no creen en un papel de la unión mucho del reglamentario y organizar el mercado único. Entre los bienes públicos que hoy Europa puede y tiene que producir hay intervenciones en el campo del entorno, de la energía, de las redes transeuropea, de la búsqueda, de la defensa, de la seguridad. En estos sectores vale un principio de responsabilidad compartida, entre Unión y Estados miembros, que excluye de ello su atribución a la esfera de la unión, pero que al mismo tiempo impone de – su convocatoria, por el principio de subsiriadera, aquellas acciones, que - las intervenciones, que ningún Estado, solo, es capaz de llevar adelante con plenitud de resultados.
Estas acciones pueden comprender reglas válidas en todo el área, mecanismos de cofinanciación, o planes autónomamente definidos. Sin embargo vañe la pena recordar que la unión confía la ejecución de Sus políticas en gran parte a las estructuras administrativas de los Estados miembros.
Éste pone un problema de empalme y división, que se suma a aquellos propios de la fase decisional. Este dibujo es otrofácil de realizar, no es escrito en las previsiones de los próximos años, encuentra obstáculos en la defensa de lo existente, obstáculos que las fuerzas políticas no parecen todavía ni interesadas ni capaz de remover. A estas fuerzas políticas se dirigen este estudio-búsqueda y también las individuales contribuciones de opiniones leaders e investigadores. Creemos que una reflexión sobre estos temas, y también en alguna medida un esfuerzo de información clara, no es dirigido a los entendidos, tenga importancia si logra implicar fuerzas políticas e intelectuales más amplias. Acabada la fase de la disposición del orden institucional, necesariamente más técnica, menos fácil de percibirse en su importancia, hoy la atención tiene que desplazarse a los contenidos de las acciones. EI balance es de ello, necesariamente, una directa representación. El libro parte de la historia. Historias de debates, de contr...