Cultos afroamericanos y cristianismo
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Cultos afroamericanos y cristianismo

Espiritismo, santería, vudú, umbanda, candomble

José Luis Vázquez Borau

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Cultos afroamericanos y cristianismo

Espiritismo, santería, vudú, umbanda, candomble

José Luis Vázquez Borau

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Existe el prejuicio de que los habitantes del África negra eran salvajes antes de ser colonizados y evangelizados. Se les llama «pueblos primitivos», sin rastro de civilización. Esto no es así. Además de las antiguas civilizaciones de Egipto, Nubia y Etiopía, los pueblos del África negra también evolucionaron. Llegaron a desarrollar una civilización muy superior a la de los aborígenes australianos, que puede ser comparada con la edad media europea.

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Information

Year
2018
ISBN
9788494850202

PRIMERA PARTE LA RUTA DE LOS ESCLAVOS Y SUS CREENCIAS EN EL SIGLO XVI

1. LA RUTA DE LOS ESCLAVOS HACIA AMÉRICA

1.1. El tráfico de esclavos para la América española

El tráfico de esclavos de África hacia América se utilizó para obtener mano de obra más barata. En la primera mitad del siglo XVI había en Cuba una economía basada en la minería del oro, a base del trabajo forzado. Cuando entre 1540-1550, se agotaron los yacimientos y la población de las Grandes Antillas estaba aniquilada, se sustituyó a los indígenas por mano de obra esclava. Igual suerte corrieron los indios de Trinidad y las Bahamas, donde de momento no hubo establecimientos coloniales permanentes, pero sufrieron las incursiones de los cazadores de esclavos. Fue en las colonias francesas de Haití, Martinica, etc., y en las inglesas de Jamaica, Virginia, Carolina, Georgia y en general en el sur de las trece colonias, donde el empleo de esclavos alcanzó mayor densidad.
España, en relación al tráfico negrero, se dedicó, principalmente, a conceder licencias de entrada, inicialmente a las compañías genovesas, después a las compañías alemanas y portuguesas y por último a las francesas e inglesas, que obtuvieron la exclusiva en 1713 por el «derecho de asiento», hasta que se les concedió la libertad en 1789. Aunque la entrada de esclavos negros fue general para todos los reinos y provincias de la América española, su número fue mayor en el área del Caribe y golfo de México, tanto por razones climáticas como por el rápido descenso de la población indígena en estas zonas.

1.2. La Española fue la isla más rápidamente colonizada

La Española es una isla de las Antillas, en el mar Caribe, situada al sureste de Cuba y al oeste de Puerto Rico. La Española o isla de Santo Domingo ocupa una posición casi equidistante entre Cuba y Puerto Rico. El Paso de los Vientos la separa de Cuba. La menor distancia es de unos 90 kilómetros, entre el cabo San Nicolás en Haití y la punta Maisí en Cuba. El Canal de Jamaica separa la isla de la de Jamaica y la distancia mínima es de unos 187 Km. Es la segunda isla más grande del Caribe después de Cuba, tiene una superficie de 76.000 km², una longitud de 650 km. y una anchura máxima de 241 km.
Políticamente se divide en dos países: Haití, que ocupa el tercio occidental de la isla, y la República Dominicana. Cristóbal Colón bautizó así a la isla tras desembarcar en ella el 5 de diciembre de 1492 durante su primer viaje. Antes de la colonización, La Española estaba habitada por los taínos (arawacos), que fueron casi exterminados al ser sometidos a trabajos forzados junto a las nuevas enfermedades traídas de Europa. Los españoles, después de esto, no tuvieron suficientes esclavos para que realizaran el trabajo y por ello importaron esclavos desde África para que se siguiera con la construcción de la ciudad.
Colón estableció un asentamiento improvisado en la costa norte, cerca de la ciudad actual de Cap Haitien, a la que llamó Navidad, al ser fundada el 25 de diciembre. La tierra era fértil, pero los españoles daban mayor importancia al oro que podía conseguirse por trueque con los nativos, que iban adornados con joyas, o dedicarse a extraerlo de los depósitos aluviales de la isla. Los taínos llamaban a la isla de diversas maneras pero lo más común era Ayti o Haití,«tierra montañosa». Aunque inicialmente fueron amigables hacia los españoles, estos nativos respondieron violentamente contra la intolerancia y abusos de los recién llegados. Cuando Colón regresó a La Española en su segundo viaje en 1493, encontró que la Navidad había sido arrasada y eliminados sus habitantes. Pero no era fácil detener el interés del Viejo Mundo por su expansión económica y religiosa.
Colón estableció un segundo asentamiento, La Isabela, más hacia el Este. Pero después de varios intentos por implantar colonias en la costa norte de La Española, finalmente se erigió el primer asentamiento permanente en el Nuevo Mundo: Santo Domingo, establecido en la costa sur. Bajo la soberanía española, toda la isla llevó el nombre de Santo Domingo. Los indicios de la presencia de oro, sangre vital del naciente sistema mercantilista, y una población de nativos tratables que podían usarse como obreros se combinaron para atraer a muchos españoles durante los primeros años. La mayoría de ellos eran simples aventureros que, por lo menos inicialmente, estaban más interesados en adquirir riqueza rápida que en asentarse en la tierra.
Desde el principio, las relaciones con los indios, a quienes maltrataban de manera inmisericorde, se deterioraron. Movidos por las incautaciones de alimentos, abusos hacia sus mujeres y otras extorsiones, los indios se rebelaron, pero fueron dominados definitivamente en 1495. Santo Domingo se convirtió en el primer puesto de avanzada del Imperio Español. Las expectativas iniciales de reservas de oro abundantes y de fácil acceso demostraron no tener fundamento; aun así la isla llegó a ser un importante asiento de la administración colonial, un punto de partida para las conquistas de otras tierras y como laboratorio para el desarrollo de políticas de gobierno de las nuevas posesiones.

1.3. El sistema del repartimiento

Fue en Santo Domingo donde los españoles introdujeron el sistema de repartimiento por el cual los peninsulares, personas nacidas en España y que residían en el Nuevo Mundo, recibían grandes concesiones de tierra y el derecho a usar a los indios residentes en ellas para el trabajo. ¿Cómo se produjo esto? Colón, que gobernó la colonia hasta 1499, intentó poner coto a los abusos más serios a los que eran sometidos los indios, prohibiendo las expediciones contra ellos y regulando los impuestos a los colonizadores, que, como consecuencia de estas limitaciones impuestas por estas formas más suaves de explotación, empezaron a oponerse activamente a Colón. Debido a las demandas de los terratenientes, Colón ideó el sistema de repartimiento o de distribución de la tierra y de los indios; bajo este sistema, se otorgaba a perpetuidad, sin ninguna obligación para con las autoridades, una gran porción de terreno, que incluía los servicios de los indios que vivían allí.
El sistema de repartimiento no mejoró la situación de los indios, y la corona española lo cambió instituyendo el sistema de encomienda en 1503. Colón y su hermano Bartolomé, como resultado de los celos y avaricias, cayeron en desgracia ante la mayoría de los colonos y más tarde ante la corona, debido a su incapacidad de mantener el orden. Ya antes de 1500, los terratenientes demostraron su poder conspirando exitosamente contra Colón. Su sucesor, Francisco de Bobadilla, fue nombrado juez principal y comisionado real por la corona española en 1499. Bobadilla puso en prisión a Colón y lo envió a España, pero pronto la Reina Isabel ordenó su liberación. Bobadilla demostró ser un administrador inepto y en 1503 fue sustituido por el más eficiente Nicolás de Ovando, quien asumió los cargos de gobernador y juez supremo.

1.4. El sistema de las encomiendas

Ovando estableció las bases para el desarrollo de la isla. Durante su mandato, el sistema de repartimiento fue sustituido por el de encomienda. Debido a sus éxitos en las reformas deseadas por la corona, Ovando recibió el título de Fundador del Imperio Español en las Indias. Bajo el sistema de encomienda, todas las tierras pasaban, en teoría, a ser propiedad de la corona, y los indios eran considerados como inquilinos en las tierras reales. El derecho de la corona a servirse de los inquilinos podía transferirse a los colonos españoles, o encomenderos, por una concesión formal y el pago regular de tributo. Los encomenderos estaban autorizados a utilizar ciertos días el trabajo de los indios, convirtiéndose en sus custodios. Así los encomenderos asumían la responsabilidad de cuidar del bienestar físico de los indios y de instruirlos en el cristianismo. El duro trabajo que se les pedía a los indios y las privaciones que sufrían demostró la naturaleza artificial del sistema de encomienda, que operaba bajo un régimen de honor debido a las autoridades españolas.
A la población taína de Santo Domingo le fue muy mal bajo el gobierno colonial. El tamaño exacto de la población indígena de la isla en 1492 nunca ha sido determinado, pero en todo caso, hubo cientos de miles de indígenas en la isla. Los trabajos forzados, los abusos, las enfermedades contra las que los indios no tenían inmunidad y el crecimiento de la población mestiza contribuyeron, en su conjunto, a la eliminación del Taíno y de su cultura. Ya para 1548 la población taína se había reducido a aproximadamente 500 personas, y en 1550 solamente 150 indios vivían en la isla. Las consecuencias fueron profundas. La necesidad de nueva fuerza laboral para el cultivo creciente de la caña de azúcar obligó a la importación de esclavos africanos que comenzó en 1503. Ya en 1520 solamente se usaba la mano de obra de los esclavos africanos. La primera etapa colonial estuvo centrada en la explotación de los yacimientos de oro, y luego llegó la producción azucarera.

1.5. Las devastaciones de Osorio

Tan importante llegó a ser el contrabando en La Española que a comienzos del siglo XVII la mayor parte de su producción era adquirida por franceses, ingleses u holandeses, y en menor medida portugueses, los cuales atracaban sus barcos lo más lejos posible de la ciudad de Santo Domingo, donde estaba asentada la burocracia real. Las zonas preferidas eran la norte y la occidental, con los puertos de Puerto Plata, Montecristo, Bayajá y La Yaguana. En esos poblados, el comercio ilegal llegó a tener un carácter regular con la complicidad de las propias autoridades locales. Los propietarios de los hatos o haciendas de campo destinadas a la cría de toda clase de ganado, situados por toda la isla, incluidos los de la ciudad de Santo Domingo, preferían llevar sus reses hasta esas zonas y vender sus pieles a los contrabandistas, ya que recibían un mejor precio. Esta «independencia» económica que mostraban los habitantes de la isla frente al gobierno español se vio incentivada por la penetración cultural que se verificó en la Banda del Norte, la región del contrabando, donde se efectuaban bautizos protestantes con padrinos extranjeros, y en la que se llegaron a confiscar biblias luteranas. La Corona tomó entonces una medida drástica: decidió despoblar el oeste y el noroeste de la isla. Las devastaciones de Osorio, denominadas así porque el gobernador de la isla que las efectuó se llamaba Antonio de Osorio, se llevaron a cabo entre 1605 y principios de 1606.
Los efectos inmediatos de las devastaciones de Osorio fueron: a) Los poblados de la Banda Norte fueron destruidos; b) Se favoreció el alzamiento de muchos esclavos negros que se asentaron en las zonas despobladas; c) La emigración de muchos de los habitantes afectados a Cuba y Puerto Rico; y d) Se despobló más de la mitad de la isla que quedó entonces a merced de los extranjeros, objetivo que se trataba de evitar. Las devastaciones de Osorio no detuvieron el contrabando y produjeron una paralización de la economía, de tal manera que, a partir de 1608, fue necesario el«situado» o asignación de fondos, para poder pagar los sueldos de los funcionarios. La unión entre negros y blancos dio origen al«mulato»; los hijos de los europeos blancos se denominaron «criollos».
La Española, con su inmejorable posición geográfica, fue motivo de disputa entre las potencias europeas. Después de las devastaciones de Osorio se produjo el asentamiento francés en la isla y con el tratado de Basilea de 1795 se llegó, en el tiempo, al acuerdo definitivo[1].

1.6. El asiento de negros en la América española

Los asientos fueron muy frecuentes en la América española hasta bien entrado el siglo XVIII. Se aplicaban a materias muy diversas: la venta de determinados artículos (bebidas, tabaco, etc.), el abastecimiento de una población, las exportaciones mineras, etc. El más conocido e importante fue el«asiento de negros», esto es, el monopolio de introducción de esclavos africanos en la América española. Aunque la primera concesión de este asiento fue hecha a favor de una compañía genovesa (1516), puede decirse que hasta 1640 sus beneficiarios exclusivos fueron los portugueses, sustituidos a partir de entonces por los neerlandeses, que explotaron este monopolio hasta 1695.
Pero, con la llegada al trono de Felipe V, se le concedió este asiento a la Compañía Real de Guinea (1701), empresa comercial francesa en la que tenía intereses Luis XIV su abuelo. Una de las concesiones más importantes obtenidas por Gran Bretaña en la Paz de Utrecht (1713), que puso término a la guerra de la Sucesión española, fue precisamente la de asiento, que se arrendó a la South Sea Company, Compañía del Mar del Sur. Los ingleses se comprometieron a enviar a América un total de 144.000 negros en 30 años, a razón de 4.800 por año. El tratado autorizaba a la compañía a introducir las mercancías necesarias para el sustento de los negros en los puertos de desembarco. Amparados por esta cláusula, los ingleses desembarcaron y vendieron gran cantidad de mercancías de primera calidad, que no estaban destinadas al consumo de los esclavos negros. El acuerdo de la Compañía del Mar del Sur fue renovado en 1748, por el tratado de Aquisgrán; pero en 1750 el soberano británico abandonó el derecho que había obtenido, mediante una fuerte compensación económica.

1.7. Importancia del corso en el tráfico de esclavos

«Corsario» era el nombre que se concedía a los navegantes que, en virtud del permiso concedido por un gobierno en una«carta de marca» o «patente de corso», capturaban y saqueaban el tráfico mercante de las naciones enemigas de ese gobierno. Hasta el siglo XIX la actividad corsaria estuvo siempre a cargo de particulares que armaban buques una vez obtenida la patente de corso y recuperaban la inversión con el botín obtenido en las presas capturadas y los rescates que les proporcionaban los pasajeros de importancia. El corsario estaba limitado en su acción por la patente, pudiendo sólo capturar mercantes de determinados países y teniendo que repartir botín y rescate con el Estado en muchas ocasiones. Esta es la principal diferencia con el «pirata», que atacaba a cualquier buque que pudiese capturar, sin tener que rendir cuentas a nadie
El corso euroamericano y mediterráneo entró en plena decadencia al mismo tiempo que las viejas políticas económicas. También cesó su apoyo, al constituirse sus propios imperios coloniales los estados que fueron excluidos de la repartición del Nuevo mundo, efectuada por el papado en beneficio de españoles y portugueses. El gran corsario se hizo entonces negrero, mercader o marino, mientras el corsario de poca monta se hizo pirata o contrabandista; las bases terrestres de bucaneros y filibusteros en las Pequeñas Antillas aceleraron su transformación en colonias de ex...

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