1. Pandemia, impacto global
ACELERADOR DE LA CRISIS PETROLERA MUNDIAL
El secretario general de la Organización Mundial de la Salud anunció formalmente el 11 de marzo de 2020 que la propagación de la enfermedad denominada covid-19 revestía la dimensión de una pandemia, por lo que debían acatarse los protocolos sanitarios indispensables para el manejo y el control internacional del padecimiento. Se alteraron con ello los términos de organización y vida de las sociedades del orbe entero, con el agravante de que aún hoy es difícil pronosticar la conclusión de la emergencia sanitaria. El funcionamiento de los sistemas energéticos del mundo se sitúa en la constelación de estas alteraciones.
Desde la aparición de la pandemia, el confinamiento sanitario constituyó la acción de prevención y mitigación más socorrida y efectiva en el combate a los estragos que ocasiona la enfermedad. Se estima que, en abril de 2020, 60% de la población mundial se encontraba sometida a medidas de confinamiento parcial o severo, y que en mayo la proporción disminuyó a 30% (AIE, 2020a). El desplome en la movilidad acarreó la consecuente contracción de la actividad económica mundial. Organismos internacionales, gobiernos, empresas consultoras e instituciones académicas han sido prolijos en estimar la magnitud de esa contracción (Provencio, 2020). La Agencia Internacional de Energía (AIE) calculó que el producto interno bruto (PIB) disminuiría 4.1% al cierre de 2020. La estimación se basaba en supuestos inciertos sobre la probabilidad de rebrotes, la rapidez, la eficacia y el alcance de las campañas nacionales de vacunación, el efecto en la confianza de consumidores y empresas, y la medida en que las políticas públicas impulsarían la demanda (OCDE, 2020).
A octubre de 2020, la AIE estimó que la caída anual de la demanda de energía podrá situarse en 5.3%. Se trata de un descenso equiparable al que desencadenó hace nueve décadas la Gran
Depresión mundial y al que ocasionó la pandemia por influenza (denominada “española”) que azotó a la humanidad hace poco más de un siglo (figura 1).
FUENTE: AIE (2020b).
FIGURA 1. Crecimiento anual de la demanda mundial de energía primaria, 1900-2020 (en porcentaje).
Se prevé que los combustibles fósiles serán los más afectados por la caída de la demanda de energía (carbón –6.7%, petróleo –8.5% y gas natural –3.3%), seguidos de la energía nuclear (–4.5%), en tanto que la generación y el consumo de electricidad proveniente de fuentes renovables posiblemente no disminuirá e incluso podría registrar un ligero aumento (0.9%), aunque inferior al previsto antes del surgimiento de la pandemia (figura 2).
El mercado petrolero mundial enfrenta la crisis más grave de su historia, pues en el transcurso de marzo y abril de 2020 las cotizaciones del petróleo experimentaron caídas y oscilaciones sin precedente. En sólo dos meses sucedieron tres eventos puntuales que marcarán la intensidad y el rumbo de la crisis: el quiebre institucional de los mecanismos que sostenían el precario equilibrio de mercado, el surgimiento de la pandemia que ocasionó el desplome de la demanda de petróleo y el establecimiento de un singular y frágil acuerdo internacional de productores que pretende restaurar la estabilidad del mercado.
FUENTE: AIE (2020c).
FIGURA 2. Demanda mundial de energía primaria, 2019-2020 (variación en porcentajes).
Quiebre del multilateralismo (exceso de oferta)
El 5 de marzo de 2020 se celebró la 178a Reunión Ministerial Extraordinaria de la Conferencia de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). El propósito fue renovar el acuerdo suscrito por las partes en 2016, que estaba por vencer en marzo, para estabilizar el mercado petrolero. La conferencia concluyó con la recomendación de establecer cuotas de reducción en la producción de petróleo para evitar la caída de los precios, ante una demanda mundial de lento crecimiento. El total de las reducciones acordadas ascendió a 1.5 millones de barriles de petróleo por día (mb/d), equivalentes a 1.5% de la producción mundial, a ser distribuidos dos tercios entre los países de la OPEP y el resto entre los gobiernos de países no miembros.
“Guerra” de precios
La recomendación fue rechazada por estos últimos, en particular por Rusia, con el argumento de que el compromiso de reducir la producción debía extenderse a productores no signatarios del acuerdo. El fracaso de la OPEP ocasionó una “guerra de precios” entre Arabia Saudita y Rusia, los productores más grandes del mundo, después de Estados Unidos.
* Cálculos a octubre de 2020.
FUENTE: elaboración propia con datos de AIE (2020a), AIE (2020b) y Banxico (2020a).
FIGURA 3. Cotización internacional promedio del petróleo, 2010-2020 (dólares por barril).
La consecuencia inmediata fue la caída estrepitosa de los precios del petróleo. Apenas cuatro días después de la fallida reunión de la OPEP del 5 de marzo, las cotizaciones del Brent y del WTI se situaron en un tercio de los máximos históricos alcanzados en 2011 y en 71% y 81%, respectivamente, respecto de los mínimos registrados en la anterior crisis petrolera de 2015-2016. El descenso de la mezcla mexicana fue aún mayor, pues llegó a 24% de su registro histórico máximo y a 68% de...