¿Para qué sirve un escritor sino es para destruir la literatura?
Rayuela, cap. 99.
Este capítulo tiene como objetivo recorrer algunos vectores teóricos a partir del análisis realizado hasta aquí en torno a la poesía de Julio Denis / Julio Cortázar. Incluiré sus ensayos poéticos. Dado que esta etapa no abarca la totalidad de su obra, la cual incluye su amplia obra cuentística y novelesca, las conclusiones aportarán nuevos aspectos respecto de su poética pero no una teoría que pretenda determinar la poética cortazariana. No considero válida la noción de que existe una única poética cortazariana, pues dada la infinidad de direcciones que el análisis intertextual permitirá vislumbrar, la fijación de un sistema poético definitivo implicaría desatender gran parte de los alcances de la obra cortazariana, particularmente fundados en su propuesta pronunciadamente intertextual, ambigua y multifacética.
Los textos teóricos de Cortázar, como es el caso de Teoría del túnel, objeto de análisis de este capítulo, denotan un marcado interés por la intertextualidad, al concebir la literatura como diálogo dinámico entre textos. En este capítulo, analizaré como ejemplo paradigmático un “signo doble” cortazariano que resultará en “signo triple” o tal vez “cuádruple”, pues alude simultáneamente a hipotextos diferentes. Se trata del término y concepto de “participación” del que Cortázar hará uso en textos como Teoría del túnel (1947), “Para una poética” (1954), La vuelta al día en ochenta mundos (1967) y Salvo el crepúsculo (1984). Optaré, como he dicho, por la utilización del término nexo reminiscente en lugar de “signo doble”, del cual el concepto de “participación” aportará al análisis una faceta importante de la poética cortazariana. En el segundo apartado del capítulo demostraré cómo el concepto “participación” funciona como marco ontológico.
Teoría del túnel estima la relación entre textos como un fenómeno de índole atemporal, pues las distancias entre textos se miden mediante sus significaciones y no a partir de parámetros cronológicos. La intertextualidad hilvana una geometría no visualizable, capaz de trazar cartografías insólitas. La dinámica intertextual sugiere, mediante un simple signo, la unión de mundos textuales alejados en el plano espacial y temporal. Esta dinámica del intertexto tampoco se deja guiar por una perspectiva racionalista del lenguaje, pues no funciona como ciencia sino como patafísica, creando y reinventando las leyes de su comportamiento a medida que avanza en la conformación de su recorrido. A menudo, incluso, prosigue a contrapelo, atravesando lo lineal mediante lo diagonal. Es posible hablar de este fenómeno como comportamiento rizomático –adoptando la definición de Deleuze y Guattari respecto del “rizoma”:
(…) à la différence des arbres ou de leurs racines, le rhizome connecte un point quelconque avec un autre point quelconque, et chacun de ses traits ne renvoie pas nécessairement à des traits de même nature, il met en jeu des régimes de signes très différents et même des états de non-signes. Le rhizome ne se laisse ramener ni à l’Un ni au multiple.[…] Il n’est pas fait d’unités, mais de dimensions, ou plutôt de directions mouvantes. Il n’a pas de commencement ni de fin, mais toujours un milieu, par lequel il pousse et déborde. Il constitue des multiplicités.
Propongo emparentar con esta definición un fragmento cortazariano, perteneciente a “Irracionalismo y eficacia”, en el cual ofrece una definición tácita del fenómeno intertextual utilizando la metáfora vegetal y demostrando a través de ésta que la filiación hipertextual no implica una coincidencia semántica entre textos:
Me ayuda una interior imagen botánica para recordar aquí que la flor, la hoja y la espina proceden igualmente del tronco sin que su valor funcional (aparte de los otros valores) pueda ser en absoluto confundido. El tronco interesa menos que el proceso por el cual una sustancia común deviene flor en un punto y tiempo dados, o llega a ser hoja o espina. Máxime cuando en nuestro caso el tronco irracional no se expande en ramas sin que la razón intervenga con una cuota de mayor o menor importancia; comparable a veces a la estaca que da cierta dirección a la planta, a veces apenas vigilancia estética o ética que ayuda a completar flor y fruto. En las raíces humanas lo importante y definitivo yace en los accidentes y las influencias que condicionan el ascenso de los principios vitales, y en el dopaje y la calidad de estos últimos. Tronco común, no quiere decir nada, por común y por tronco.
Dicho comportamiento rizomático será el utilizado por Cortázar en el trazado de la textualidad dialógica de sus escritos. En su obra, será difícil deslindar el hipotexto del hipertexto ya que el diálogo intertextual pone de manifiesto una textualidad nueva. Es también por esta razón que el establecimiento de un “orden” textual resulta inoperante para la obra cortazariana. La mayor parte de sus textos, y en particular Teoría del túnel, pero también Rayuela y Salvo el Crepúsculo, se “desordenan” a partir de la excentricidad, es decir no teniendo un centro ni un inicio. El hipotexto podrá ser hipertexto o utotexto según se instale, espacialmente, en la cartografía diseñada por las diversas decodificaciones del lector. Deleuze y Guatarri incluyen este aspecto en la definición del rizoma:
Un rhizome ne commence et n’aboutit pas, il est toujours au milieu, entre les choses, inter-être, intermezzo. L’arbre est filiation, mais le rhizome est alliance, uniquement d’alliance. L’arbre impose le verbe «être», mais le rhizome a pour tissue la conjunction «et... et... et... ». Il vy a dans cette conjonction assez de force. Pour secouer et déraciner le verbe être. Où allez-vous? d’où partez-vous? où voulez-vous en venir? sont des questions bien inutiles. Faire table rase, partir ou repartir à zéro, chercher un commencement, ou un fondement, impliquent une fausse conception du voyage et du mouvement (méthodique, pédagogique, initiatique, symbolique...).
[…] c’est la littérature américaine, et déjà anglaise, qui ont manifesté ce sens rhizomatique, ont su se mouvoir entre les choses, instaurer une logique du ET, renverser l’ontologie, destituer le fondement, annuler fin et commencement. Ils ont su faire une pragmatique. C’est que le milieu n’est pas du tout une moyenne, c’est au contraire l’endroit où les choses prennent de la vitesse. Entre les choses ne désigne pas une relation localisable qui va de l’une à l’autre et réciproquement, mais une direction perpendiculaire, un mouvement transversal qui les emporte l’une et l’autre, ruisseau s...