EXPERIENCIAS Y ESPACIOS
LA EDUCACIÓN EN LA DIVERSIDAD DE GÉNERO Y SEXUAL DESDE LOS MUSEOS
Un caso práctico
Liliane Inés Cuesta Davignon
Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí
MUSEOS, EDUCACIÓN Y DIVERSIDAD DE GÉNERO Y SEXUAL
Las instituciones museales desempeñan un conjunto de funciones en relación con el patrimonio cultural que custodian. Así, los museos se dedican a adquirir, documentar, investigar, conservar, exponer, difundir y educar. A través de estas funciones y mediante diversas actuaciones, los museos pueden incluir la diversidad de género y sexual (Cuesta, 2013b). Diversos autores ya han subrayado la importancia de incluir la diversidad de género y sexual en las políticas de adquisición (McIntyre, 2007; Steorn, 2010) y de exposición y mediación de las colecciones (Steorn, 2012). De esta manera los museos participan además en el debate que se está generando actualmente en torno al concepto de género y la integración de la diversidad sexual en los ámbitos político, social y educativo. En otros términos, el museo se conecta a la realidad circundante formando parte de este debate.
Por otra parte, la inclusión es uno de los temas clave actualmente dentro de la comunidad museal. Un museo inclusivo es aquel que toma en consideración el conjunto de la sociedad, incluidas las minorías (Fraser y Heimlich, 2008). Grupos o comunidades pueden ser minoritarios en el seno de una sociedad por motivos culturales, étnicos, religiosos, económicos, políticos, ideológicos o lingüísticos, pero también por cuestiones de género y de sexualidad. El museo tiene que buscar representar la pluralidad y diversidad inherentes a toda sociedad, evitando caer en la normatividad y, en lo que concierne al ámbito concreto de la sexualidad y el género, en la heteronormatividad (Levin, 2010).
Junto a la expositiva, la función educativa, es sin duda la más visible por tratarse de una actuación directamente dirigida al público y visible en los espacios del museo. Como espacio de educación no formal, el museo tiene que vincular su oferta educativa con los contenidos curriculares vigentes, sirviendo así de apoyo a la educación formal al tiempo que guarda su especificidad, a saber, usar como recursos educativos objetos del patrimonio cultural que exhibe.
Las actividades educativas que, de alguna manera, traten la diversidad de género y sexual están vinculadas en la Educación Secundaria Obligatoria a las áreas de «Educación para la ciudadanía y los derechos humanos» y «Educación ético-cívica» que tratan el tema de la igualdad entre hombres y mujeres, y en Bachillerato a la materia de «Filosofía y ciudadanía» que aborda al ser humano en su dimensión psicosocial. Hay que deplorar que el Real Decreto 1190/2012, por el que se modificó el Real Decreto 1631/2006, que establecía los contenidos mínimos de la Enseñanza Secundaria Obligatoria, eliminara de la «Educación para la ciudadanía y los derechos humanos», el epígrafe que trataba de la valoración crítica de la división social y sexual del trabajo y de los prejuicios sociales racistas, xenófobos, antisemitas, sexistas y homófobos. Este tema remitía directamente a la diversidad de género y sexual que desaparece así de los contenidos curriculares, manteniendo la políticamente correcta igualdad entre hombres y mujeres. Esta mención no hace sino mantener un statu quo en relación con el concepto de género, a saber una concepción dual y estática del sistema sexo-género.
Los museos pueden ofrecer al profesorado a través de su oferta educativa, un apoyo en la transmisión de conocimientos en torno a la diversidad de género y sexual, usando como recursos visuales los objetos expuestos y aportando incluso otros puntos de vista gracias a la diversidad cultural, geográfica e histórica de sus colecciones (Cuesta, 2013a).
«UNA CUESTIÓN DE GÉNERO» EN EL MUSEO NACIONAL DE CERÁMICA
El Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí, ubicado en Valencia, viene ofreciendo dentro de su programa de actividades educativas, desde el anterior curso 2013-2014 y durante el actual curso, la visita-taller «Una cuestión de género». Dirigida a alumnos de Segundo Ciclo de Secundaria y de Bachillerato, entre 14 y 18 años, consiste en un recorrido guiado por la planta baja y planta noble del museo durante el cual se trabajaba la noción de «género», apoyándose en una selección de obras expuestas, fichas que se entregan a los alumnos e imágenes usadas como recursos educativos.
La actividad se vincula con los contenidos de las mencionadas áreas de Educación Ético-Cívica y Filosofía y Ciudadanía, al tiempo que permite trabajar con las áreas de Educación Plástica y Visual de Secundaria e Historia del Arte de Bachillerato, al analizar las obras de arte expuestas desde una perspectiva de género. Esto último constituye uno de los objetivos de la actividad, al cual se unen el análisis del concepto de género con la intención de cuestionar las ideas preconcebidas y erróneas que sobre el mismo puedan existir; el fomento de la reflexión y el debate por parte del alumnado conectando el discurso a la realidad más próxima a él; y finalmente, la introducción de la variación temporal y cultural inherente al concepto de género elaborado desde la antropología cultural y social, asociando el concepto de diversidad al de género.
Dinámica de la actividad
Como su nombre indica, la actividad consiste en una visita guiada centrada sobre el concepto de género, seguida de un taller, de carácter no manual, basado en una escenificación a cargo de los alumnos y de una apertura del discurso al concepto de «tercer género» que busca el diálogo y el debate entre educador/a, profesor/a y alumnos. Durante la escenificación, los alumnos deben representar a un personaje histórico extraído de la nobleza valenciana del siglo XIX. Siguiendo las normas de la época, los hombres piden el baile a las mujeres pero a continuación se invierten los roles, poniendo de manifiesto la evolución de estas normas y del papel de la mujer (figura 1). Asimismo, la escenificación da pie a que, en función del grado de participación e interacción del grupo, pueda surgir el tema de la heterosexualidad implícita en esas normas.
Fig. 1. Alumnos participando en la escenificación del baile en el Salón de baile.
Para introducir la noción de «tercer género», el/la educador/a evoca el caso de los berdaches presentes en ciertos grupos indígenas de América del Norte, hombres que eran educados de forma distinta y desempeñaban roles y funciones atribuidos a las mujeres, estando totalmente integrados en la sociedad y gozando incluso de un estatus especial.
Al inicio y al final de la actividad, los alumnos tienen que cumplimentar un test de cuatro preguntas en torno al concepto de género, cuyos resultados analizamos más abajo.
El discurso que acompaña el recorrido guiado por las salas del museo aborda varios temas transversales presentes en una o varias piezas y/o salas estudiadas, y que contribuyen a construir paulatinamente una definición de género.
El espacio y el género
La sede del Museo Nacional de Cerámica, el palacio del marqués de Dos Aguas, es quizás la primera pieza del museo. Las estancias del edificio se contemplan igualmente como obras a analizar desde su dimensión funcional y simbólica, como espacios donde se desarrollan las relaciones de género. Se plantea a los alumnos la pertenencia de un espacio concreto a un género determinado, femenino o masculino, por las actividades que allí se desarrollaban, trasladando la problemática al presente para introducir la noción de cambio temporal y evolución.
Se evocan así varios espacios generizados del palacio (Bernárdez Rodal, Fernández Valencia y López Fernández Cao, 2012): el comedor como estancia cuya organización dependía de una mujer; el fumoir como espacio esencialmente masculino; los dos tocadores como espacios femeninos por excelencia, y el salón de baile que se analiza como escenario donde se ponían en práctica las normas que regían los bailes en el siglo XIX y que traslucían las relaciones entre hombres y mujeres en una actividad y espacio concretos.
Los roles de género
Otro de los aspectos trabajados en la actividad es el de los roles de género, concretamente el de las actividades, oficios y funciones asociados a uno u otro género. Este tema se trata básicamente mediante el análisis de un panel de cocina que representa a seis personajes, tres hombres y tres mujeres, dedicados a distintas tareas que una cartela en la parte superior explicita de forma muy elocuente respecto a la división sexual del trabajo.
Un ejercicio con los alumnos basado en la asociación de distintas profesiones actuales con el género masculino o el femenino permite resaltar los prejuicios existentes en torno al desempeño de determinadas funciones por un género u otro, rompiendo la tradicional adscripción de la mujer al ámbito doméstico y del hombre a la esfera pública y a las actividades de carácter intelectual que el panel pone de manifiesto.
El cuerpo
Del análisis de ciertas obras expuestas, se desprenden igualmente la dimensión alegórica del cuerpo femenino y la profusión del desnudo femenino frente al masculino. Figuras de mujeres son usadas como medio de expresión de distintas ideas abstractas como en la ornamentación del patio de la fuente con las alegorías de los intereses marquesales o en el comedor con las figuraciones de las cuatro estaciones. A esta dimensión del cuerpo femenino como soporte de alegorías, se añade el cuerpo de la mujer como objeto de deseo (masculino), patente en una obra como Desnudo de frente de Ignacio Pinazo. Se usan como recursos visuales imágenes de anuncios publicitarios de automóviles, mayoritariamente dirigidos a hombres, que permiten comparar el uso que se hacía y se sigue haciendo de la imagen del cuerpo de la mujer.
Ausencias y presencias
La presencia de personajes históricos en diversas obras del Museo dejaba en evidencia la ausencia de la mujer en la Historia, ámbito que como muchos otros ha estado bajo la tutela exclusiva de los hombres. Una sala como la de los personajes ilustres, antesala al salón de baile, ornada con cinco retratos de hombres de las artes y las letras valencianas, es elocuente en cuanto a la ausencia de mujeres (Bernárdez Rodal, Fernández Valencia y López Fernández Cao, 2012). Ello pone de manifiesto el carácter subjetivo de la historia que se ha encargado de silenciar las vidas de mujeres que desempeñaron un papel importante en su época.
Códigos sociales asociados al género
Al tratarse de una construcción cultural, el género está regido por una serie de normas que varían histórica y culturalmente, estableciendo las pautas de conducta en sociedad.
Una de estas pautas es la vestimenta. Códigos indumentarios determinan quién viste qué y en qué ocasiones, estableciendo una diferenciación entre hombres y mujeres. La comparación entre los retratos de Luis XVI y María Antonieta permite resaltar aspectos de la vestimenta y el aseo personal que compartían ambos sexos en el siglo XVIII, como el maquillaje, el uso de pelucas, de encajes para los trajes y de tacones (figs. 2 y 3). Estos aspectos ya no pertenecen a la imagen que se tiene comúnmente de lo masculino en la actualidad. Al contrario, la apropiación de estos elementos por parte de ciertos hombres, como los drag queens, subvierte las normas que ubican a hombres y mujeres en categorías estancas.
Otro aspecto tratado eran las normas sociales que rigen la relación entre los géneros, tomando como ejemplos las pinturas de Pinazo Conversaciones en la serre (Las hijas del Sr. Pampló) y Tarde de Carnaval en la Alameda (1889) que retratan escenas de cortejo en contextos sociales distintos, pero que implican ambas dos presupuestos: una relación heterosexual y el rol activo del hombre con relación a la espera pasiva de la mujer.
Fig. 2 y 3. Luis XVI, María Antonieta. Autor desconocido, óleo sobre lienzo, siglo XIX. Copia de los retratos originales de Elizabeth Vigée-Lebrun. Museo Nacional de Cerámica.
La actividad genera dudas y cuestionamientos
El test entregado a los alumnos, mencionado anteriormente, tiene como objetivo evaluar las preconcepciones ligadas al concepto de género y la adquisición de conocimientos durante la actividad. Consta de cuatro preguntas de respuestas cerradas múltiples que versan sobre los siguientes aspectos: qué es el género, cuántos géneros existen, si el género y el número de géneros cambian en el tiempo, y si cambian según las culturas.
En este cuestionario subyace el concepto de género que guía el discurso de la actividad y que se transmite a los alumnos a lo largo de la visita guiada.1
Los datos recogidos durante el curso escolar 2013-2014 permiten comparar las respuestas dadas por los alumnos antes y después de la actividad. La primera pregunta «Según tú, ¿qué es el género?» ofrecía cuatro respuestas:
1.El conjunto de rasgos que diferencian a las mujeres de los hombres.
2.Un sinónimo de mujer.
3.Un conjunto de rasgos que en cada cultura se asocia a las personas, en general en base al sexo (hombre/mujer).
4.El conjunto de rasgos que definen a hombres y mujeres.
La mayoría de los alumnos, antes y después, eligieron la tercera respuesta y el resto se repartía básicamente entre las opciones 1 y 4. Lo que resulta significativo, a nuestro parecer, es que después de la actividad, un menor número de alumnos respondieron a una de las cuatro opciones, aumentando el número de personas que dejaron la pregunta en blanco, computando esos casos en el apartado «no sabe, no contesta» (gráficas 1 y 2).
La segunda pregunta «Según tú, ¿cuántos géneros hay», para la cual ninguna de las respuestas era realmente correcta, ofrecía las opciones «Uno», «Dos», «Tres» y «Más de tres». Destaca la mayoría de respuestas dadas a la segunda opción antes de la actividad y cómo este número desciende al finalizar la misma. De forma general, después de la actividad las respuestas se distribuyen de forma más equilibrada aumentando una vez más los indecisos (gráficas 1 y 2).
Gráficas 1 y 2. Resultados del test sobre el concepto de género. Preguntas 1 y 2. Estadísticas y gráficas: Luis Pérez Armiño.
Las preguntas 3 y 4, «¿Crees que la definición que has dado de «género» (1) y el número de géneros (2) cambia en el tiempo?» y «¿Crees que en todas las culturas y países se concibe de igual manera el género?» introducían la noción de variación histórica y cultural del concepto género, en contra de una visión estática e innata del mismo. Para la pregunta 3, se constata después de la actividad una disminución de los alumnos que piensan que no hay variación temporal y un aumento de los indecisos. Para la pregunta 4, los cambios entre el antes y el después son menores, aunque se vuelve a constatar un aumento del número de alumnos que no saben qué contestar (gráficas 3 y 4).
Gráficas 3 y 4. Resultados del test sobre el concepto de género. Preguntas 3 y 4. Estadísticas y gráficas: Luis Pérez Armiño.
Estos resultados, aunque extraídos de una muestra relativamente pequeña, muestran una evolución del pensamiento de los alumnos en la dirección del discurso que ofrece la actividad y un aumento de la indecisión en relación con las respuestas a aportar una vez finalizada la visita-taller. Esto significa que la actividad ha conseguido en cierta medida aportar nuevos conocimientos y puntos de vista, y generar dudas acerca del concepto de género, cuestionando algunas de las ideas que pudiera tener el alumnado antes de la visita.
INSTITUCIONALIZAR LA INCLUSIÓN DE L...