Escritoras latinoamericanas
eBook - ePub

Escritoras latinoamericanas

De la mímica subversiva a los discursos contestatarios

  1. 290 pages
  2. English
  3. ePUB (mobile friendly)
  4. Available on iOS & Android
eBook - ePub

Escritoras latinoamericanas

De la mímica subversiva a los discursos contestatarios

About this book

En este libro se traza una genealogía de la escritura de mujer dentro de los contextos culturales e ideologías feministas hasta fines del siglo XX.Durante el siglo XIX, frente a una hegemonía masculina creadora de formatos literarios, discursos e imaginarios, la única alternativa estética de las escritoras fue la imitación, agregando márgenes y cuestionamientosen una mímica subversiva que denunció el lugar subalterno de la mujer.Esta estrategia escritural dio paso, en el siglo XX, a reapropiaciones y a la inscripción del cuerpo como plataforma de procesos de subjetivación y de un discurso de la sexualidad desde una perspectiva femenina queademás cuestionó los paradigmas androcéntricos de la heterosexualidad, la identidad y el saber.Entre los hitos literarios analizados, se destacan: las injustas diferencias de género (Gertrudis Gómez de Avellaneda, Juana Manuela Gorriti, Rosario Castellanos), la legitimación del cuerpo como signo identitario (Teresa de la Parra, María Luisa Bombal, Armonía Somers, Rosario Ferré), la autonomía social y cultural (Mercedes Valdivieso) y la inscripción de un discurso lesbiano (Reina Roffé, Irene González Frei).Resulta, entonces, un libro clave para la comprensión de la trayectoria narrativa de la mujer latinoamericana desde una perspectiva teórica que permite conocer la dinámica histórica de las relaciones de género. Lucía Guerra.

Frequently asked questions

Yes, you can cancel anytime from the Subscription tab in your account settings on the Perlego website. Your subscription will stay active until the end of your current billing period. Learn how to cancel your subscription.
At the moment all of our mobile-responsive ePub books are available to download via the app. Most of our PDFs are also available to download and we're working on making the final remaining ones downloadable now. Learn more here.
Perlego offers two plans: Essential and Complete
  • Essential is ideal for learners and professionals who enjoy exploring a wide range of subjects. Access the Essential Library with 800,000+ trusted titles and best-sellers across business, personal growth, and the humanities. Includes unlimited reading time and Standard Read Aloud voice.
  • Complete: Perfect for advanced learners and researchers needing full, unrestricted access. Unlock 1.4M+ books across hundreds of subjects, including academic and specialized titles. The Complete Plan also includes advanced features like Premium Read Aloud and Research Assistant.
Both plans are available with monthly, semester, or annual billing cycles.
We are an online textbook subscription service, where you can get access to an entire online library for less than the price of a single book per month. With over 1 million books across 1000+ topics, we’ve got you covered! Learn more here.
Look out for the read-aloud symbol on your next book to see if you can listen to it. The read-aloud tool reads text aloud for you, highlighting the text as it is being read. You can pause it, speed it up and slow it down. Learn more here.
Yes! You can use the Perlego app on both iOS or Android devices to read anytime, anywhere — even offline. Perfect for commutes or when you’re on the go.
Please note we cannot support devices running on iOS 13 and Android 7 or earlier. Learn more about using the app.
Yes, you can access Escritoras latinoamericanas by Lucía Guerra in PDF and/or ePUB format, as well as other popular books in Social Sciences & Literary Collections. We have over one million books available in our catalogue for you to explore.
Capítulo IV
HACIA LA LIBERACIÓN Y UNA NUEVA VISIÓN DE LA MUJER
PREÁMBULO
Cabello suelto, pies descalzos, vestido largo de líneas sencillas que cubre un cuerpo que ha rechazado el sostén y otras prendas interiores en un acto de liberación. Esta muchacha pertenece al Movimiento Hippie en una contracultura que se opuso a los valores e instituciones de poder en la década de los sesenta. La palabra “hippie” en slang significa “los que saben y cuestionan” en oposición a los “square” o “cuadrados” que aceptan pasivamente todas las convenciones. Frente al desarrollo de las armas nucleares y la Guerra de Vietnam, este movimiento abogaba por la paz y un retorno a la naturaleza, por la liberación sexual, la organización de comunidades fuera del sistema y alimentos orgánicos que ellos mismos cultivaban. Las flores (símbolo de la paz y el amor) no solo se utilizaban para adornar el cabello sino también como diseños bordados en los blue-jeans, pintados en el rostro o estampados como tatuajes en la piel. Estos diseños eran complementados por figuras sicodélicas originadas por el uso de drogas, tales como la mariguana y el LSD. Bajo la influencia de la filosofía oriental, el Kama Sutra (antiguo texto de la India originalmente escrito en sánskrito) se convirtió en el manual de un arte de vivir basado en el amor, la sexualidad y la creatividad en una vida orientada hacia el placer y la reflexión espiritual.
Dentro de una noción de “lo primitivo” que incluía elementos indígenas de los Estados Unidos, México, Guatemala y la India, en la moda se dio un retorno al algodón y otras fibras naturales en tejidos hechos a mano. Hombres y mujeres vestían de blue-jeans, pantalones diseñados por Jacob Davis y Levy Strauss en 1871 para uso en faenas laborales que requerían esfuerzo físico. Debido a su carácter práctico, pronto se popularizó entre campesinos y obreros y en la década de los cincuenta, las películas El salvaje (1953) de Marlon Brando y Rebelde sin causa (1955) de James Dean hicieron del blue-jeans, un símbolo de rebeldía contra la sociedad establecida.
Aparte de los blue-jeans, las mujeres usaban mini-faldas (creadas por Mary Quant), faldas gitanas, blusas con bordados indígenas y el bikini, años antes tan censurado, se convirtió en símbolo de la liberación del cuerpo de la mujer.
El Movimiento Hippie fue parte de un contexto más amplio de disidencia que alcanzó su mayor expresión pública en 1968. En Estados Unidos, los cambios más relevantes se produjeron en el ámbito de las demandas exigidas por las minorías étnicas y genéricas, y desde allí se expandió a Latinoamérica.
La abolición de la esclavitud en Estados Unidos dio origen a una segregación racial que delimitaba derechos y espacios para blancos y negros en un sistema discriminatorio que despojaba a estos últimos de una igualdad ciudadana. El Movimiento de los Derechos Civiles fundado en 1955 inició una lucha colectiva y de resistencia pacífica que finalmente logró la Ley de Derechos Civiles en 1964. No obstante la activa participación de mujeres tanto negras como blancas en este movimiento, perduró en él una discriminación sexista que otorgó protagonismo a los líderes masculinos y opacó a figuras tan importantes como Ella Baker.
En una interiluminación que ya se había dado en el movimiento abolicionista en el siglo XIX, la participación en el Movimiento por los Derechos Civiles, creó una conciencia política más amplia con respecto a la situación de la mujer. En 1965, Casey Hayden y Mary King publicaron el artículo “Sex and Caste: A Kind of Memo” en el cual declaran que la tan enraizada suposición acerca de la superioridad de los hombres blancos era igualmente mutiladora tanto para las mujeres como para las minorías afroamericanas en un despliegue similar de poder.
Este concepto compartido por muchas mujeres de la época se transformó en una plataforma ideológica que modificó las bases del feminismo. Las luchas del pasado por los derechos a la educación y al voto electoral suponían sencillamente una integración que conduciría a la igualdad entre hombres y mujeres sin tener plena conciencia de la naturaleza y estructura del poder patriarcal. La homología establecida entre el patriarcado y la supremacía blanca con sus mecanismos en un colonialismo interno, condujo a examinar la situación de la mujer dentro de un contexto de poder que diseminaba sus dispositivos en todas las áreas de la cultura y la nación, empezando por el lenguaje sexista que ponía de manifiesto la superioridad y el poder jerárquico de los hombres.
Influida por El Segundo sexo de Simone de Beauvoir, en 1963, Betty Friedman publica La mística femenina donde demuestra que el rol primario de la mujer como madre y esposa troncha toda posibilidad de una realización plena de la existencia. Ese mismo año, J. F. Kennedy recibió el informe de la Comisión Presidencial sobre el Estatus de las Mujeres, en el cual se recomendaba un mayor acceso a la educación y el campo laboral facilitado por el pago de salario pre y posnatal más la creación en los sitios de trabajo, de salas para el cuidado de los hijos.
Estas recomendaciones resultaron, sin embargo, meras concesiones para una nueva conciencia feminista que simultáneamente se desarrollaba en Europa y el resto del continente americano. Los que a finales de la década de los sesenta se denominaron Movimientos de Liberación de la Mujer, exigían cambios radicales: una re-visión de la historia y cultura oficiales que incluyera la participación hasta entonces omitida de las mujeres, el derecho a tener decisiones propias con respecto al cuerpo tanto en las dimensiones de la sexualidad como de la reproducción biológica, la igualdad de acceso al trabajo y salarios equitativos sin distinción genérica discriminatoria y protección contra los abusos sexuales y la violencia doméstica.
Desde esta nueva mirada capaz de detectar los diversos dispositivos del poder patriarcal, se denunció el lugar subalterno de la mujer en las esferas discursivas de una hegemonía masculina tanto a nivel de mitologías y preconcepciones como en la carencia de perspectivas femeninas en una producción científica, cultural y legal que, hasta entonces, se planteaba a partir de paradigmas catalogados como “universales”. Haciendo eco de las palabras de Simone de Beauvoir, los Movimientos de Liberación de la Mujer tomaron conciencia del hecho de que la representación y organización del mundo habían sido obra de una élite masculina que lo describía desde su propio punto de vista y erradamente lo confundía con la verdad absoluta.
Los estudios antropológicos de Margaret Mead y Claude Lévi-Strauss entre otros, ya habían establecido una diferencia entre sexo biológico y los diferentes roles sociales creados por diferentes culturas poniendo en evidencia la mutabilidad cultural de las categorías hombre y mujer. Sex and Gender: On the Development of Masculinity and Femininity (1968) del psiquiatra Robert Stoller creó una apertura significativa al demostrar que la identidad asignada en la esfera social y el comportamiento de género no están determinados por el sexo biológico sino, más bien, por las experiencias, ritos y modos conductuales en el ámbito de lo social y cultural. En otras palabras, los procesos culturales de asignación y adquisición de una identidad genérica son mucho más relevantes que la constitución genética, hormonal y biológica.
La noción de género cancela, así, la falsa suposición de una esencia biológica inmutable que funciona como la diferencia esencial y básica entre Hombre y Mujer. El género, en su calidad de construcción cultural que utiliza sistemas de significación y prácticas sociales, es susceptible a modificaciones puesto que es dispositivo y estrategia del poder patriarcal constructor de un sistema falogocéntrico susceptible también de ser deconstruido. Esta nueva perspectiva de género como una fabricación cultural de interrelaciones ha cancelado asimismo la estaticidad binaria de hombre-mujer establecida por el régimen heterosexual. Para este nuevo punto de vista teórico, la supuesta superioridad masculina se instaura a base de la exclusión discriminatoria de la homosexualidad y de la relación jerárquica con las mujeres. La masculinidad se erige, por lo tanto, sobre los fundamentos de lo no-femenino y lo no-homosexual. Es más, la lógica binaria del falogocentrismo es sustituida por un fluir heterogéneo de sexualidades en el complejo tejido de pluralidades étnicas, sociales y culturales.
A diferencia de la larga trayectoria de manifestaciones públicas en defensa de los derechos de los negros y las mujeres, en el caso de los homosexuales, estas actividades estuvieron vedadas. Durante siglos, la homosexualidad fue calificada como sinónimo de lo abyecto, lo anormal y lo perverso, según lo testifican y oficializan las definiciones de los diccionarios. En algunos países como Afganistán, Yemen y Arabia Saudita, eran castigados con la pena de muerte mientras en la mayoría de otros países, se los encarcelaba (por ejemplo, Argentina, México y Cuba) o se les cobraba una alta multa (Alemania). Por esta razón, debían ocultar su identidad genérica en cartografías secretas. Incluso sus escasas organizaciones poseían nombres que no aludían directamente a la homosexualidad, como es el caso de la Mattachine Society.
Sin embargo, en el contexto de los nuevos movimientos sociales, esta actitud cambió y en 1962, desfilaron frente al Independence Hall en Filadelfia para luego, en 1969, hacer una manifestación masiva por los incidentes en Stonewall que produjo serias confrontaciones con la policía. Ese mismo año, se fundó el Gay Liberation Front y el LGBT que agrupó a lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros logrando una trascendencia internacional. Así, en el caso de Latinoamérica, la facultad de la Universidad de Buenos Aires fundó, en 1970, el grupo Profesionales al que pertenecía Néstor Perlongher quien se convirtió en un destacado investigador y teórico de la cultura gay. Por otra parte, en México, Nancy Cárdenas fundó en 1974, el Frente de Liberación Homosexual que, a través de una constante movilización social, logró cambios importantes.
En esta nueva plataforma de lucha, se exigió la despenalización de la homosexualidad, la legalidad del matrimonio homosexual y la adopción legal de hijos. Como en el caso del Movimiento por los Derechos Civiles y los Movimientos por la Liberación de la Mujer, las demandas sociales de las organizaciones en defensa de los derechos de los homosexuales han engendrado un serio cuestionamiento de los parámetros y paradigmas de la heterosexualidad patriarcal dando origen a la Teoría Queer que ha socavado los límites del binarismo hombre-mujer insertando en la cultura hegemónica, perspectivas que durante siglos, se mantuvieron en la clandestinidad. Desde una posición transgresiva, esta teoría ha cancelado la certeza de las identidades fijas proponiendo, en cambio, nomadismos de género y sexualidades en desvíos significativos de los epistemas falogocéntricos que han sido sinónimo de autoridad y poder.
Sin duda, la noción de género ha transformado todas las esferas de nuestra cultura socavando los binarismos falogocéntricos y constituyéndose en un factor fundamental en las investigaciones de las ciencias sociales y humanísticas. Simultáneamente, tanto los movimientos feministas como aquellos en defensa de otras minorías genéricas han logrado cambios legislativos importantes aunque aún persisten problemas no resueltos tales como la violencia intrafamiliar y el derecho al aborto.
LOS ESPACIOS CONTESTARIOS DE LA NACIÓN Y LA SEXUALIDAD EN LA NARRATIVA DE ALBALUCÍA ÁNGEL
Los movimientos de liberación de la mujer produjeron en la narrativa latinoamericana tanto un rescate y revaloración de los textos escritos por mujeres desde la nueva perspectiva de la teoría feminista como significativas modificaciones a nivel de la escritura. Desde este renovado punto de vista ideológico, se ...

Table of contents

  1. Portada
  2. Créditos
  3. Portadilla
  4. Índice
  5. Capítulo I. MÁRGENES Y SUBTEXTOS DE LA PROBLEMÁTICA DE LA MUJER EN NARRADORAS DEL SIGLO XIX
  6. Capítulo II. DISCURSOS DE LA SEXUALIDAD Y EL CUERPO DESDE UNA PERSPECTIVA DE MUJER
  7. Capítulo III. DENUNCIA DE LA ESTRUCTURA COLONIALISTA DEL PODER PATRIARCAL
  8. Capítulo IV. HACIA LA LIBERACIÓN Y UNA NUEVA VISIÓN DE LA MUJER
  9. Bibliografía citada