Filósofos de la nada (2a ed.)
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Filósofos de la nada (2a ed.)

James W. Heisig

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James W. Heisig

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Tres intelectuales japoneses han sentido la fascinación del Extremo Occidente, pero en lugar de imitarlo servilmente, de combatirlo inútilmente o de organizar otra invasión se han dedicado a conocerlo profundamente. Es así como han descubierto primero para ellos y luego con repercusiones para el mismo Occidente uno de sus filones más ricos y profundos que llevaba el nombre griego de filosofía cuando ésta no se había aún escindido entre religión y sabiduría, ni convertida en opus rationis exclusivamente. Estos tres pensadores, que el autor escoge con acierto como los más conspicuos representates de la llamada "Escuela de Kioto", se dedicaron a estudiar el pensamiento occidental sin resentimientos -cosa que ya prueba su magnanimidad conociendo la historia del colonialismo occidental. Digo con amor y sin animadversión, pero no sin prejuicios; han estudiado la filosofía occidental con el pre-juicio inevitable de su cultura propia. Dicho de otra forma: no podemos poner entre paréntesis nuestras convicciones más profundas. No podemos entender fuera de nuestras categorías. Entender al "otro" exige más que buena voluntad; exige penetrar a través del logos en el mythos del otro. Esto significa ver al "otro" no como un aliud sino como un alter: como la "otra parte", la altera pars de nuestra misma persona -y no digo individuo. Para ello debemos participar en el mythos del "otro". Todos nuestros juicios emergen de un magma "pre-juicial" que los hace posibles. James Heisig, el actual director del Instituto Nanzan de Religión y Cultura, incorporado a la Universidad de Nanzan en Nagoya, una de las mayores metrópolis japonesas, conoce en profundidad tanto el trasfondo japonés como el contexto euroamericano. Ello le permite hacer una síntesis magistral de las filosofías de estos tres grandes pensadores, ellos mismos fecundados por la filosofía europea.

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Information

Year
2016
ISBN
9788425438363

Notas

En general, las notas siguen el orden del texto, sólo ocasionalmente han sido reorganizadas para hacerlas más inteligibles. Los glifos chinos para nombres propios han sido omitidos, pero pueden ser encontrados en el Índice general. Las referencias a obras en japonés que aparecen en la bibliografía son citadas aquí por su traducción castellana.

Orientación

1la escuela de kioto. El artículo de Tosaka citado aquí apareció originalmente en (経済往来) Economic Events en septiembre de 1932 y más tarde fue incluido, junto con su ensayo sobre Tanabe, como capítulos seguidos en un libro titulado Discursos sobre la filosofía contemporánea (Tosaka 1970, 3: 171–84).
Tosaka (1900–1945) había estudiado filosofía de las matemáticas bajo la dirección de Tanabe. Al principio se sintió atraído por el pensamiento neokantiano, pero más tarde siguió el ejemplo de Nishida y Tanabe y abandonó este interés. Sin embargo, en lugar de seguir a Nishida en su dirección más bien metafísica, se decantó hacia el marxismo y, a partir de un libro sobre La lógica de la ideología de 1930, escribió ampliamente desde este punto de vista. Con el estallido de la guerra sino-japonesa en 1937, Tosaka comenzó a militar en el movimiento socialista y ese mismo año fue censurado; más tarde, fue relevado de su puesto universitario y detenido. Tras pasar un tiempo en la cárcel, fue puesto en libertad, pero no tardó en seguir expresando sus ideas públicamente, por lo que volvió a la cárcel en 1944: allí moriría, al año siguiente. Cuando escribió el artículo citado aquí, daba clases en la Universidad Hōsei, en el puesto que había dejado vacante Miki Kiyoshi, su primera inspiración en el pensamiento marxista, cesado a causa de sus actividades políticas. f Miki también había criticado la «escuela» desde una perspectiva marxista, pero nunca hasta el extremo de distanciarse de Nishida. La única alusión que he podido encontrar en sus obras a la «escuela» formada alrededor de Nishida aparece en Miki 1986, 19: 728. f Tosaka también había estudiado con Nishitani en Kioto, con quien mantuvo buenas relaciones hasta el final a pesar de sus diferencias políticas; esto puede comprobarse en el homenaje que Nishitani escribió para él con ocasión de su muerte (nkc 39: 129–33, citado en el texto de §54; véase también Fragmentos de una memoria por Aihara Shinsaku en un folleto adjunto al volumen 12 de las Obras completas de Tanabe).
La fenomenología era entonces poco conocida en Japón, y aunque Nishida fue el primero en mencionar las ideas de Husserl (véase Nitta, Tatematsu, Shimomisse 1979, 8), en ningún momento llegó a identificarse con el movimiento.
Ni la edición de 1954 del estándar Diccionario de filosofía (哲学事典) (Tokio: Heibonsha) ni su revisión de 1971 menciona a la escuela de Kioto. Sólo en la edición de 1998 del Diccionario de las ideas y de la filosofía (哲学・思想事典) (Tokio: Iwanami) aparece una entrada sobre la escuela. Además de las tres figuras centrales, los nombres de Kōsaka Masaaki, Kōyama Iwao, Shimomura Toratarō y Suzuki Naritaka constan como miembros. Miki y Tosaka son mencionados como socios «en un sentido más amplio del término». Watsuji Tetsurō y Kuki Shūzō, quienes habían enseñado filosofía y ética en Kioto por un tiempo durante el período de Nishida y Tanabe, aparecen propiamente como figuras «periféricas».
Takeuchi Yoshinori, un discípulo de Tanabe que sucedió a Nishitani en la cátedra de estudios religiosos en la Universidad de Kioto en 1959, y que a menudo es asociado a la escuela, sugirió que la forma más despejada para definir la escuela es «triangulándola» alrededor de Nishida, Tanabe y Nishitani (1981, 198). Respecto a la carrera de Takeuchi y su conexión con los pensadores de la escuela de Kioto, véase Heisig 1983. f Una lista más completa de la «galaxia» de estudiosos y estudiantes articulada en torno a Tanabe y Nishida, basada en las memorias de uno de los participantes menores, puede encontrarse en Yusa 1998a, 341. Véase también una descripción más liberal de la escuela y de sus miembros en Ōhashi 1990, 11–19. f No encuentro ninguna documentación que apoye la opinión dada por Vianello sobre la formación y consolidación de la escuela de Kioto en un ensayo, por otra parte, muy instructivo (1996, 28–32). Al llamar equivocadamente al grupo Kyōtoha (la facción de Kioto), repite un error de Piovesana (1963, 85; corregido en la traducción japonesa publicada en 1965, pero no en la reedición de 1994), y la asignación de sus miembros parece que sigue la misma fuente. Particularmente extraña es su idea, esta vez propia, de que el grupo tomó su identidad sólo en las polémicas de la posguerra, y que fue gracias al estímulo provocado por La filosofía como metanoética de Tanabe que se pudieron publicar las Obras completas de Nishida. Por el contrario, las polémicas de la posguerra esparcieron al grupo, y el acto de arrepentimiento filosófico de Tanabe no tuvo el más mínimo impacto en la publicación de las obras de Nishida. Por otro lado, su distinción de las tres generaciones de filósofos de la escuela de Kioto parece ser enteramente de su propia invención.
En muchos casos, la inclusión de Hisamatsu Shin’ichi en la escuela de Kioto se debe principalmente a que su discípulo, Abe Masao (por ejemplo, 1997, 787), quien ha propagado la idea entre un buen número de personas en el extranjero (Ng 1995, Prieto 1989), quienes a su vez dan un paso más allá al incluir al mismo Abe como el «representante principal» de la escuela de Kioto actualmente —un título que Abe mismo sería el primero en rechazar en círculos filosóficos japoneses, pero que sí ha usado para identificarse y darse a conocer en occidente, como en su Buddhism and Interfaith Dialogue (Honolulu: University of Hawai‘i Press, 1995), 122. Abe había sido alumno de Tanabe en Kioto, pero el maestro que más le influyó fue Hisamatsu. Las ideas de Tanabe prácticamente ni aparecen en sus escritos, excepto aquellas que son compartidas por Nishida y Nishitani, sobre cuyas filosofías ha elaborado varios comentarios e interpretaciones originales. El mejor resumen que conozco del trabajo de Abe centrado en su encuentro con la teología occidental ha sido compilado en un pequeño libro por Rodante (1995), que también contiene una exhaustiva bibliografía de sus escritos y trabajos.
Shibayama amplía por su parte el término «escuela de Kioto», un ancho círculo que según su definición abarca de Nishida a Watsuji, quien sobresale en una extremo como «uno de los miembros más preeminentes de la escuela de Kioto» (1994, 7). Quizá por esto, sus declaraciones generales sobre la escuela en los años de la posguerra son difíciles de defender. Felizmente, esto no es más que un error menor que no afecta su tesis general: concentrar el valor de estos pensadores sólo en las posturas que tomaron durante la guerra y en la dimensión panasiática de su pensamiento equivaldría a ignorar el contexto más amplio de interrogaciones que habían abordado desde los primeros años de la época de Taishō, y a eludir la pregunta sobre la importancia que estos pensadores todavía tienen para nosotros. f Creo importante mencionar que, Ueda Shizuteru, el sucesor más inmediato de la tradición de la escuela, habla constantemente de la «filosofía de Nishida», evitando con diligencia el término «escuela de Kioto». f La publicación en 1982 de una colección de ensayos bajo el título The Buddha Eye, en una serie que yo mismo edité, llevó el engañoso subtítulo de An Anthology of the Kyoto School. La inclusión de ensayos de Suzuki, Abe e Hisamatsu sin duda tuvo una cierta responsabilidad en toda esta confusión. f Una historia de la filosofía japonesa desde 1868 escrita más recientemente por Hamada introduce aun otra clasificación, al hablar de una «escuela de Nishida» que tiene en Miki y Tosaka su «ala izquierda», en Mutai Risaku, Shimomura y Yanagida Kenjūrō su «centro», y en Yamanouchi Tokuryū, Kōsaka y Kōyama su «ala derecha», junto con Tanabe y Nishitani. Es esta ala derecha lo que ella llama la escuela de Kioto en el sentido estricto del término (1994, 56). Nadie más parece seguir tal clasificación, aunque una alineación diferente de derechistas e izquierdistas fue propuesta por Yamada Munemutsu (1975, 44). f Ng, bajo la dirección de Abe (en cuyos escritos confía con exceso en sus presentaciones de las figuras más centrales de la escuela), propone un esquema en el que Hisamatsu y Nishitani forman una «segunda generación» después de Nishida y Tanabe, y en el que Takuechi, Abe y Ueda representan la tercera y actual generación (1995, 1; 1998, iv–v).
En 1977, Nishitani escribió en la introducción a una colección conmemorativa en honor del maestro zen, Yamada Mumon:
La designación «escuela de Kioto» es un nombre periodístico usado en relación a unas discusiones que unos amigos y yo mantuvimos inmediatamente antes y durante la guerra, pero en este libro indica puramente una escuela de pensamiento. Este es también el sentido en que es usado actualmente por los americanos, y por muchos otros. (nkc 11: 207)
En Japón, las con...

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