Una mentira
eBook - ePub

Una mentira

  1. English
  2. ePUB (mobile friendly)
  3. Available on iOS & Android
eBook - ePub

Una mentira

About this book

Fue publicada originalmente en La novela corta: revista semanal literaria, Ano II, núm.95 (27 de octubre de 1917), Madrid, [Imp. Prensa Popular], (El cuento semanal)

Frequently asked questions

Yes, you can cancel anytime from the Subscription tab in your account settings on the Perlego website. Your subscription will stay active until the end of your current billing period. Learn how to cancel your subscription.
No, books cannot be downloaded as external files, such as PDFs, for use outside of Perlego. However, you can download books within the Perlego app for offline reading on mobile or tablet. Learn more here.
Perlego offers two plans: Essential and Complete
  • Essential is ideal for learners and professionals who enjoy exploring a wide range of subjects. Access the Essential Library with 800,000+ trusted titles and best-sellers across business, personal growth, and the humanities. Includes unlimited reading time and Standard Read Aloud voice.
  • Complete: Perfect for advanced learners and researchers needing full, unrestricted access. Unlock 1.4M+ books across hundreds of subjects, including academic and specialized titles. The Complete Plan also includes advanced features like Premium Read Aloud and Research Assistant.
Both plans are available with monthly, semester, or annual billing cycles.
We are an online textbook subscription service, where you can get access to an entire online library for less than the price of a single book per month. With over 1 million books across 1000+ topics, we’ve got you covered! Learn more here.
Look out for the read-aloud symbol on your next book to see if you can listen to it. The read-aloud tool reads text aloud for you, highlighting the text as it is being read. You can pause it, speed it up and slow it down. Learn more here.
Yes! You can use the Perlego app on both iOS or Android devices to read anytime, anywhere — even offline. Perfect for commutes or when you’re on the go.
Please note we cannot support devices running on iOS 13 and Android 7 or earlier. Learn more about using the app.
Yes, you can access Una mentira by Amado Nervo in PDF and/or ePUB format, as well as other popular books in Literature & Literature General. We have over one million books available in our catalogue for you to explore.

Information

Capítulo 1

 
Apenas había salido Blanca de su casa, cuando llamaron al teléfono.
Era la condesa de I.
Fernando cogió la bocina.
-¡Hola!, ¿es usted, condesa?, muy buenas tardes.
-Muy buenas tardes: ¿Está ahí Blanca?
-Justamente acaba de irse a casa de usted, a la garden party.
-¡Toma!, y yo que le telefoneaba para decirla que había suspendido la fiesta…
-Que la ha suspendido usted, ¿y por qué, condesa?
-¡Cómo!, ¿no sabe usted que acaba de morir la princesa Leticia de L… prima hermana de Su Alteza el Infante don Francisco?
-Lo ignoraba en absoluto.
-Pues, sí, señor, acaba de morir, y por consideración a Su Alteza que prometió asistir a la fiesta, habrá que aplazarla…
Puesto que Blanca ha salido ya, tomará el té conmigo y sabrá aquí lo del aplazamiento -agregó la condesa.
Fernando acabó de vestirse. Al salir de casa dejó dicho:
-Si viene la señora antes de las seis, que me busque en el Club, con el coche, para ir a la Castellana.
Pero la señora no volvió hasta las nueve de la noche, a la sazón que Fernando llegaba para la comida.
-¿Viste a la condesa? -le preguntó éste.
-Naturalmente: ahora mismo termina la garden party de caer de las nubes.
-¿La garden party?…
-Claro, hombre, la garden party: ¿ya se te olvidó que esta tarde había una a beneficio del Asilo de Santa Cristina? Pareces caer de las nubes.
En efecto, a Fernando parecíale que caía de las nubes.
Iba a aclarar el punto… pero le asaltó una repentina e inusitada sospecha.
-Perdóname -dijo, dominándose, me distraigo a veces más de lo debido… ¿Y estuvo animada la fiesta?
-Animadísima, con una tarde tan espléndida.
-La condesa quedaría contenta…
-Encantada.
-¿Bailaste?
-Un poco… se bailó un poco. Después formamos una mesita de bridge con Julia, Juan y Antonio.
… Pero, ¿quieres tocar el timbre, Fernando, para pedir la comida? ¿No tienes hambre?
Al pobre Fernando le danzaban los muebles de la habitación; mas, con un nuevo y formidable esfuerzo, logró serenarse e hizo como que comía.
Después, pretextando un asunto, salió a la calle.
 

Capítulo 2

 
La revelación de su tremenda desgracia habíalo aturdido.
De su tremenda desgracia, sí, porque no cabía duda, Blanca lo engañaba. Aprovechando la invitación a la fiesta, y sabiendo perfectamente que él, siempre confiado y distraído en sus labores, no habría de preguntarla nada, había ido a otra parte… ¿A dónde?, sin duda a una cita…
Y aquella no era la primera vez: sin la casual suspensión de la garden party, sin el providencial teléfono que llamaba justamente unos minutos después que ella se había marchado, Fernando nada habría sabido (como aconteció seguramente a menudo antes de aquella tarde). Por la noche, pensaría ella, dos o tres palabras vagas sobre la fiesta y luego la comida tranquila, sin sombra de sospecha…
Pero el teléfono había sido en aquella ocasión instrumento del destino, y Fernando sabía ya la espantosa verdad.
Espantosa por inesperada y por cruel. Por inmerecida también.
Marido modelo, jamás en los siete años de matrimonio, transcurridos ya, había causado a Blanca, voluntariamente, la menor pena. La amaba con un amor profundo y sereno, uno de esos amores que han vencido las primeras pruebas, las primeras incompatibilidades, los primeros desencantos, y que se afirman y sustentan con la diaria intimidad, con los pequeños dolores y las pequeñas alegrías que forman el rosario de las horas comunes.
La sensible diferencia de edades: diez y seis años, pues Blanca tenía veintidós a la sazón y treinta y ocho Fernando, daban a la ternura de éste un no sé qué de paternal, una condescendencia afectuosa, una cordialidad tolerante y simpática.
Blanca era pobre. Nació en una República hispanoamericana, de padres españoles, que tras haberse enriquecido en empresas mineras, vieron entrar por sus puertas la ruina; tan imprevista como suele venir siempre en este linaje de negocios: un tiro inundado, una alarma en la Bolsa; falta de crédito inmediato y bastante cuantioso para afrontar la situación.
 

Capítulo 3

Cuando conoció Fernando a Blanca, era ésta casi una niña. Sus quince años llenos de embeleso, con aparentes delicadezas y fragilidades de florecita de estufa; su rostro de palidez incitante, en la que negreaban dos ojos estupendos y rojeaba la más fresca y traviesa boca; su pelo abundoso de un castaño bronceado; la languidez un poco enfermiza de sus movimientos cadenciosos; no sé qué hálito de simpatía, como todas las simpatías inexplicable, rindieron pronto el corazón de aquel hombre ya un poco maduro, que hasta entonces no había encontrado en la vida más que a la aventura y no pensaba encontrar ya al amor.
...

Table of contents

  1. Título
  2. Capítulo 1
  3. Capítulo 2
  4. Capítulo 3
  5. Capítulo 4
  6. Capítulo 5
  7. Capítulo 6
  8. Capítulo 7
  9. Capítulo 8
  10. Capítulo 9
  11. Capítulo 10
  12. Capítulo 11
  13. Capítulo 12
  14. Capítulo 13
  15. Capítulo 14
  16. Capítulo 15
  17. Capítulo 16
  18. Capítulo 17