Microempresa, Megavida
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Louis Barajas

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Microempresa, Megavida

Louis Barajas

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No permitas que tu negocio controle tu vida; administra tu negocio de tal forma que te dé a ti y a tu familia una buena vida.
Crear y ser dueño de una empresa exitosa es parte del sueño estadounidense. Microempresa, Megavida, escrito para "la persona común y corriente que tiene más sueños que educación, capital o recursos" promete guiarte a obtener no sólo el éxito en el ámbito profesional y financiero sino también una vida satisfactoria. Louis Barajas nos muestra cómo crear un negocio que enriquezca tu vida al igual que tu billetera, que genere dinero y significado y que provea un legado para ti y tu familia.

Barajas utiliza un excepcional enfoque integral que trata con la vida y también los negocios. Los cuatro pilares para tener una gran vida obtenida por medio de una pequeña empresa son: la verdad, la responsabilidad, el estar consciente y el valor. Los cinco pasos para desarrollar una pequeña empresa que te darán una gran vida son:

  • El plano de tu vida
  • Tu visión
  • El plano de tu negocio
  • Los sistemas de tu negocio
  • Tu equipo

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Information

Publisher
HarperEnfoque
Year
2007
ISBN
9781418582548
1

¿Por qué comenzar un negocio?
Dos aspectos del sueño americano están grabados en la mente de la mayoría de las personas en este país. El primero es tener una casa propia. El segundo y creo que es más poderoso aun, crear y ser dueño de un negocio exitoso. Los negocios pequeños son la fundación de la economía de los Estados Unidos y la base de su prosperidad.
Como uno de los expertos latinos de la pequeña empresa de AOL «Mi negocio», y con mi propia empresa (una compañía de planificación financiera y de negocios) muchos de los clientes que tengo son inmigrantes, minorías y trabajadores de bajos recursos. Esos son los hombres y mujeres que al igual que mi padre, vinieron a este país con una educación limitada y sin capacitación. Después de diecinueve años de trabajar en una fábrica de iluminación, papá dejó su trabajo porque quería algo mejor para él y su familia. Tal como cientos de miles de personas cada año, pensó: Me puede ir mejor trabajando por mi propia cuenta,, y comenzó su propio negocio de hierro forjado. Se esforzó mucho, trató a sus clientes de manera justa y apoyó a su familia con el ingreso de sus negocios por treinta y tres años.
Casi todos los días recibo llamadas o correos electrónicos de personas y de clientes que al igual que él, quieren tener o ya tienen alguna clase de negocio. He visto historias de éxito y de fracaso. He visto personas que se encuentran en la fase de soñar y aquellos que ya están listos para vender sus prósperos negocios. He vivido los altibajos de comenzar y dirigir dos pequeños negocios. Y he observado que muchísimas personas casi no tienen idea de por qué desean crear uno, y mucho menos de cómo dirigirlo.
Según muchas encuestas de negocios, las tres razones más comunes para comenzar un negocio son:
• Obtener más dinero.
• Tener más control del tiempo.
• Vender un mejor producto o dar un mejor servicio.
En mi experiencia, sin embargo, hay otra razón más persuasiva por la que las personas deciden comenzar su propio negocio: se sienten forzadas a hacerlo debido a la necesidad económica. Sin importar lo que hagan, no pueden ganar lo suficiente para apoyar a sus familias con su ingreso, y creen que un negocio pequeño es la respuesta a su situación.
Henry David Thoreau escribió una vez: «La mayoría de la humanidad vive una vida de desesperación silenciosa». Todos los días veo personas que están viviendo vidas de callada desesperación financiera. Si les preguntas cómo están, te sonreirán y dirán: «Bien», sin decirte que acaban de tener una discusión con su cónyuge, porque gastó cuarenta dólares más para reemplazar un par de zapatos. O son personas que siempre están tratando de gastar lo menos posible. Recientemente una amiga mía compró llantas para su auto a un costo de veinte dólares cada una.
«¿No es genial encontrar llantas tan baratas?», me dijo. Las llantas no eran nuevas por supuesto; eran reencauchadas. Pero ella no podía pagar algo mejor.
La desesperación financiera no se confina a las personas que viven en barrios pobres. Hace poco escuché a un locutor matutino en una de las estaciones de radio de Los Ángeles comentando que él era parte de la clase media «exprimida». Dijo: «Si alguien gana más de $100.000 dólares al año se supone que se encuentra en el diez por ciento de los asalariados de este país. Pero si tú eres uno de ellos, llámame y dime si te sientes rico. Yo vivo en Los Ángeles y mi ingreso anual es de seis dígitos, pero entre el pago de la casa, el seguro, los impuestos, los gastos del automóvil y la vida en general, apenas salgo adelante. Cuando alguno en nuestro hogar necesita zapatos nuevos, no vamos a Nordstrom, vamos a Payless. El otro día fui a Taco Bell y tuve que buscar efectivo en mi auto para poder comprar un par de tacos. ¿Hay alguien más que se sienta igual?» Durante la siguiente hora, el locutor no pudo contestar todas las llamadas. En el mundo actual ganar lo suficiente para pagar los gastos básicos de la vida se hace cada vez más difícil.
La mayoría de las personas que conozco no quieren ser millonarios; sólo quieren lograr obtener lo que yo llamo dignidad financiera. La dignidad financiera es poder suplir tus obligaciones financieras de tal forma que puedas dormir bien por las noches. Poder pagar la hipoteca o el alquiler cada mes. Tener un seguro de salud para ti y tu familia de tal forma que tengas un cuidado médico decente y que puedas ir al doctor sin tener que pasar la frontera para recibir ayuda médica, tal como lo hacen muchos latinos en el sur de California. Poder comprar anteojos, pagar exámenes ópticos y visitas al dentista. (Muchas personas que no tienen buena vista no van al doctor porque los anteojos no son parte de su seguro médico.)
Dignidad financiera significa que puedes enviar a tus hijos a escuelas decentes. Que puedes guardar un poco de dinero para un momento difícil. Que puedes invertir cada año en un 401(k) u otro plan de pensión. Que puedes pagar tus recibos a tiempo; que no tienes recaudadores de pago persiguiéndote. Cuando necesitas, puedes pagar cosas grandes como muebles o electrodomésticos sin tener que apartarlos o utilizar tu fondo de emergencia. Que puedes darle a tu familia unas buenas vacaciones una vez al año y crear algunos recuerdos. Que puedes ayudar a tus hermanos, hermanas o a tus padres en caso de emergencia. Que puedes ir a un restaurante y ordenar lo que quieras, en lugar de escoger la comida más barata del menú. Que puedes llevar a tu cónyuge al cine de vez en cuando. Que puedes tener un auto decente que no se descompone todo el tiempo por lo viejo que está. Que puedes enterrar a un amado sin que tengas que pedir prestado. Que puedes donar a tu iglesia o a tu caridad preferida. Que puedes pagar el impuesto a la propiedad u otro gasto anual sin tener que esperar a que te llegue el cheque de reembolso de los impuestos.
Estoy seguro que estás de acuerdo con que ninguna de estas cosas son metas financieras extravagantes. Ninguna de ellas necesita mucho dinero si ves los gastos de manera individual. Pero juntos, suman mucho más lo que muchas personas ganan con su trabajo en los Estados Unidos. Y para muchísimos de nosotros, la diferencia entre la dignidad y la desesperación financiera se encuentra en un solo cheque. Si tú o tu esposa se enferman, tienen un accidente o pierden su trabajo, pasas de la dignidad a la desesperación en un momento.
No importa si tu empleo es de obrero o administrativo, profesional o manual, si has estado en este país por un año o desde siempre, todos merecen la oportunidad de obtener dignidad financiera con su propio esfuerzo. Pero para muchas personas, la única forma de lograr esa dignidad financiera es comenzando un negocio. Para ellos, convertirse en un empresario no es un lujo, es una necesidad causada por el deseo de una mejor vida.
Cuando mi padre llegó a Los Ángeles, no tenía ni idea de cómo crear un negocio; sólo quería crear una mejor vida para él y su familia. Pero se encontró dentro de un empleo de bajo salario sin ninguna o con poca oportunidad para progresar. Y él tampoco tenía la educación formal que le hubiera ayudado a tener un puesto de administrador o de supervisor. Así que por necesidad tuvo que crear su propio negocio. En la actualidad, todo el tiempo veo personas atrapadas en la misma situación de mi padre. Trabajan en varios empleos sólo para apoyar a sus familias y no tienen el tiempo o los recursos para obtener la educación que necesitan. Como resultado, no logran profesionalizarse, no se convierten en ejecutivos ni pueden avanzar en el mundo corporativo. Se mantienen en el sector de servicio de bajos ingresos, «McTrabajos», que les proveen pocas entradas y mucho menos respeto. Su falta de educación los obliga a salir y a crear sus propias soluciones para producir más ingresos. La única forma en que la mayoría de ellos piensa que obtendrán más dinero y les dará a su familia una mejor calidad de vida es comenzando su pequeña empresa propia.
Lo que mi padre sí tenía y lo que muchos inmigrantes tienen, era el deseo de triunfar y la disposición de esforzarse. Es más, tenía optimismo. Se atrevió a soñar que podía realizar algo mejor para él y para su familia. El mismo sueño hace que muchas personas vengan a este país todos los días. El sueño de una mejor vida es el combustible que impulsa a los empresarios del futuro.
Si estás leyendo este libro, creo que tú también te has atrevido a soñar. Quizá ya hayas empezado tu propio negocio pequeño o te sientas inspirado o motivado para iniciar uno en el futuro. Si es así, ¡felicitaciones! Has completado el paso más importante de todos: Has abierto la puerta de la posibilidad para un futuro nuevo, mejor y diferente para ti y los tuyos. Crees lo suficiente en ti y en tus habilidades como para considerar tomar una de las decisiones más grandes de tu vida, dejar la seguridad de un empleo para realizar algo por ti mismo.
Te animo para que no des este paso a la ligera porque significará mucho esfuerzo y sacrificio. Sin embargo, hay maneras en que puedes mejorar las posibilidades de triunfo y más importante aun, las posibilidades de tener un gran negocio y una gran vida al mismo tiempo. Este libro está diseñado para mostrarte algunas ideas clave, conceptos y estrategias para comenzar y dirigir un negocio pequeño que: (1) te proveerá un buen ingreso, (2) te dará una satisfacción enorme con respecto al trabajo que haces y de cómo ese trabajo combina con el resto de tu vida y (3) se convertirá en un producto valioso, activo que podrás vender cuando desees cambiar a otra cosa. Pero al igual que tu negocio pequeño comienza con un sueño, crearlo comienza con una comprensión de lo que se necesita para hacer la transición de tu posición actual a ser el dueño de una pequeña empresa en el futuro.
LA ESCALERA DE LA RIQUEZA
Cuando le enseño a la gente cómo obtener grandeza financiera, les muestro algo que llamo la escalera de la riqueza (Robert Kiyosaki utiliza una versión de esta escalera en su libro Padre rico, padre pobre).
La mayoría de las personas comienzan desde la base de la escalera siendo estudiantes, practicantes o aprendices. Generalmente no ganan mucho dinero o quizás nada. Están invirtiendo su tiempo y energía para perfeccionar un empleo o profesión específica.
Después de un tiempo y de haber demostrado su habilidad, se convierten en empleados a quienes se les paga por su trabajo. Es posible lograr ser exitoso financieramente como empleado, si uno se esfuerza y coloca tanto dinero como se pueda en el plan de pensión. Pero probablemente tendrás que trabajar mucho tiempo y ahorrar demasiado, o estar en la clase de trabajo que requiere una habilidad técnica que por ende tiene un salario, por hora, bastante alto. En el caso de mi padre, su empleo nunca iba a producirle la clase de dignidad financiera que quería para su familia.
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El próximo paso en la escalera de la riqueza para la mayoría de las personas es convertirse en gerente o supervisor. La compañía invierte en ti, te capacita y luego te promueve o tú abandonas la compañía para convertirte en un gerente o supervisor en otro lugar. Los gerentes ganan más dinero que un empleado común, pero el camino a la riqueza es muy similar: Tienes que seguir trabajando, colocando tanto como puedas en tus ahorros de la pensión y esperar que la compañía se mantenga a flote.
En estos dos niveles, el empleado y el gerente, el camino a la riqueza es por medio del salario. Algunos negocios permitirán que sus empleados y sus gerentes participen del capital de la compañía (eso significa, el valor del negocio) añadiendo acciones de la bolsa de la compañía en las cuentas de pensión individuales o dándole opciones o bonos de las acciones a los empleados cuando la compañía marcha bien. Pero por lo general, si uno trabaja para alguien más, terminará en lo que llamo el tope del salario: Se puede ganar, únicamente, tanto como la compañía esté dispuesta a pagar. Es por esa razón que muchas personas desean hacer algo que pueda generarles mayores ingresos. (En algunos casos, las personas dejan la compañía porque tienen expectativas más altas. Miran alrededor y piensan: Siempre he querido hacer lo que hago, me esfuerzo, pero el jefe nunca lo nota y a la compañía no le importa quien soy o nuestro producto. Creo que lo puedo hacer mejor, así que iniciaré mi propio negocio.)
La mayoría de las personas que comienzan su propio negocio escogen su producto o servicio basado en lo que hicieron en sus trabajos anteriores. Hacen lo que estaban haciendo antes, sólo que esta vez están trabajando para ellos mismos: Se convierten en trabajadores autónomos. El salto de gerente/supervisor a trabajador autónomo es delicado. Lo bueno es que no hay tope del salario. Lo malo es que tampoco hay una red de seguridad. Eres responsable directamente de cada centavo que produzcas. Puedes ganar mucho dinero pero también puedes ganar mucho menos de lo que ganabas antes, especialmente al principio. También eres responsable de los impuestos del negocio, el seguro social, el costo total del seguro médico, los ahorros de la pensión, los materiales, etc., cosas que los dueños de las compañías con frecuencia proveen.
El problema con un empleo propio es que la riqueza todavía se obtiene a través del salario en lugar del capital. Si no estás trabajando, no hay ingresos y cuando es hora de vender el negocio, no hay nada que vender porque todo el valor del negocio se representa únicamente con tu trabajo. Esencialmente, has creado otro empleo, trabajando para otro jefe, tú mismo.
Mostrarles a las personas cómo avanzar al siguiente nivel, el de dueño de negocio, es mi experiencia y mi pasión. Como dueño de empresa, estás desarrollando algo que tiene un valor agregado a lo que provees con tu esfuerzo individual. Creas una entidad que trae dinero mientras que tú no estás ahí, permitiéndote que te tomes unas vacaciones, vayas a la escuela de tu hijo y a las actividades deportivas o dediques tiempo a tu esposa. Puedes ocuparte en hacer que tu negocio mejore en lugar de tener que estar manejando la camioneta, preparando los impuestos, llevando la ropa a la lavandería, cosiendo las camisas, o creando cualquier otro producto o servicio que proveas. También estás desarrollando un activo que más adelante alguien querrá comprar o que tú mismo puedes heredar a tus hijos cuando te jubiles.
Hay otros dos peldaños adicionales en la escalera de la riqueza: El inversionista y el filántropo.
Como inversionista, una vez que has iniciado un negocio pequeño y este está desarrollando capital, puedes decidir si deseas poner tus ganancias en un colchón para la pensión o utilizarlos para desarrollar aun más tu negocio. Con el tiempo, puede irte lo suficientemente bien como para invertir en otro negocio, uno que tú crees o que le pertenece a alguien más. La meta es continuar desarrollando capital para tu futuro.
En el último nivel, el filántropo, tienes una fuente de ingresos que te permite a ti y a tu familia vivir como lo desees y puedes utilizar tus ganancias adicionales para marcar una diferencia en la vida de los demás. Warren Buffet y Bill Gates son ejemplos superlativos de hombres que han utilizado parte de los frutos de sus negocios para hacer bien al mundo. Sin embargo, en cada comunidad encontrarás ejemplos de dueños de pequeñas empresas que están patrocinando escuelas, equipos deportivos aficionados, clínicas y obras de caridad. Las buenas noticias son que uno puede adoptar partes de esa mentalidad filantrópica y aumentar la satisfacción y la realización durante el proceso. Hablaremos más acerca del gozo de la contribución en los próximos capítulos.
¿Es posible pasar de ser un empleado o gerente a ser el dueño de un negocio propio? ¿Puedes transformar tu negocio actual del empleo autónomo a algo más que un trabajo individual? Absolutamente. Creo que el camino para tener una microempresa y una megavida se encuentra claramente marcado, pero se necesita energía y compromiso para tomarlo de manera exitosa. También existen muchos obstáculos, de los cuales hablo en la sección del apéndice «Las 22 tentaciones del dueño de pequeña empresa». Este libro está diseñado para guiarte en tu propio camino hacia el éxito, basado en tus valores, metas, necesidades, deseos y situación actual. Si sigues sus sugerencias, puedes alcanzar la meta de tener tu propia empresa y una vida satisfactoria antes de lo que te imaginas.
LAS TRES PALABRAS IMPORTANTES
Cuando decides dejar de ser un empleado o gerente y convertirte en el dueño de una pequeña empresa, debes aceptar que hay que realizar mucho trabajo al principio. Debes pensar qué clase de negocio quieres comenzar: tien...

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