Compre su casa ahora (How to Buy a Home)
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Compre su casa ahora (How to Buy a Home)

Luis Cortes

  1. 208 pages
  2. Spanish
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Compre su casa ahora (How to Buy a Home)

Luis Cortes

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Compre su casa ahora ¿Le es difícil pensar en comprar una casa? ¿Por dónde empezar? ¿Cómo saber si uno está preparado? ¿Qué formularios debe llenar? ¿Cómo puede evitar que le saquen ventaja? Usted podría incluso sentir que llegar a tener una casa se encuentra tan por encima de sus medios que es una meta inalcanzable. Comprar una casa es más fácil de lo que usted cree.El reverendo Luis Cortes Jr. lo orienta a través de este complicado proceso y le muestra cómo llegar a convertir su sueño en realidad. Comprar una vivienda puede ser un reto, pero una casa le brinda algo más que el abrigo de un techo. Es una inversión que promueve la estabilidad, realza su bienestar personal y le confiere poder. Alcanzar todo esto es sencillo. Todo lo que requiere es aprender el proceso, desarrollar un plan, fijarse una meta y luchar por alcanzarla. El reverendo Luis Cortes le ensenara como hacerlo.

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Information

Publisher
Atria Books
Year
2009
ISBN
9781439177907

1

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Comprar una casa y hacer un hogar

Convertir un casa en un hogar

MATEO 7:24-27 (NVI)
Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca. Pero todo el que me oye estas palabras y no las pone en práctica es como un hombre insensato que construyó su casa sobre la arena. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa, y ésta se derrumbó, y grande fue su ruina.
La escritura anterior es obvia para nosotros: si construimos sobre una roca, un cimiento firme, la casa sobrevivirá tiempos difíciles. La compra de una casa no crea un hogar; de hecho un hogar no se funda por la propiedad de una casa, sino por una actitud mental que crea las condiciones temperamentales y ambientales, que da lugar a un espacio físico que tiene profunda significación espiritual. Un hogar irradia seguridad, amor, formación y una conexión entre todos los que viven en él y los que entran por sus puertas. ¿Cómo lograr, pues, la transfermación de una casa en un hogar? ¿Por qué querríamos crearlo? ¿Cómo podemos levantar un cimiento sólido para nuestra familia?
Una casa que se convierte en un hogar le da estabilidad a su familia. Aquellos que tienen casa propia tienen mayores probabilidades de adaptarse mejor a las aspiraciones y valores norteamericanos.
Un estudio del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos lo enuncia de este modo: El deseo de poseer una casa está profundamente arraigado en la psique norteamericana. Poseer una casa encarna la promesa de autonomía individual y de bienestar material y espiritual que muchas personas buscan al venir a este país. Además de su importancia funcional y su valor económico, tradicionalmente, la propiedad de una casa ha conllevado una cierta categoría social y una posición política. Todavía se cree que promueve el medro económico, la estabilidad, la buena vecindad y otras virtudes individuales y cívicas.

La propiedad de una casa crea riqueza

Comprar una casa es la inversión más grande que hará la mayoría de las familias a lo largo de sus vidas. Se trata en efecto de un plan de ahorros forzado en esa parte de sus pagos hipotecarios que es retenido como capital de su casa. En tanto el valor de la casa no se erosione, hay un beneficio económico a largo plazo. Como tendencia general, poseer una casa es una buena inversión a largo plazo. La propiedad inmobiliaria se ha convertido en un factor crítico en el ascenso econó mico en tanto el capital de la propiedad sea la mayor fuente de riqueza familiar para la mayoría de los norteamericanos. Para los propietarios, casi el 60 por ciento de su riqueza existe en forma de capital inmobiliario. Para los propietarios pertenecientes a las minorías, el capital inmobiliario es un componente de riqueza aún más importante, ya que representa más de tres cuartas partes de su caudal neto mediano. Los propietarios también disfrutan de importantes ventajas fiscales. El valor y la distribución de las preferencias de impuestos federales por concepto de propiedad, tales como la capacidad de deducción de impuestos sobre la propiedad y los intereses hipotecarios y la exclusión de ganancias de capital por una sola vez.

La propiedad inmobiliaria crea bienestar personal

La propiedad inmobiliaria es un símbolo reconocido de condición social y una meta importante para muchos norteamericanos. Mejora nuestro amor propio y nuestra satisfacción con la vida. Poseer una casa es una meta ampliamente compartida y acariciada, y una ilusión y esperanza de la mayoría de los norteamericanos. Muchos eruditos han razonado que lograr esta meta tiende a aumentar la satisfacción del propietario con la vida. Con frecuencia se arguye que la propiedad de una casa aumenta el sentido de control del propietario sobre su vida y su ambiente ya que le ofrece mayor privacidad y protección. Una persona se siente más poderosa cuando puede poseer, cambiar y controlar su ambiente, de ser capaz de pintar, cambiar aditamentos y el interior o el exterior de su casa. Su espacio vital sostendrá mejor su estilo de vida, y puede aumentar su satisfacción con su casa y su vida. Saber que uno no tendrá que negociar nuevos contratos con todo lo impredecible que ello conlleva, es también parte del control financiero y geográfico que promueve el bienestar. Un propietario controla quién entra en su casa. La condición social y la libertad que trae consigo la propiedad de una casa puede conducir a niveles más elevados de amor propio y a una creencia en que puede ejercer una mayor control sobre la vida en general.

La propiedad de una casa crea una familia más saludable

Psicológicamente, ya hemos notado que el amor propio de los que poseen una casa es más alto que el de aquellos que no la poseen. Algunos estudios atribuyen esto a tres factores subyacentes: primero, la compra de un hogar lleva a que los demás nos tengan en mayor estima; segundo, como propietarios nos damos cuenta de que nos está yendo mejor; y tercero, nos vemos a nosotros mismos como personas exitosas en alcanzar las metas que nos proponemos, siendo nuestra compra la prueba de nuestra propia competencia. La vasta mayoría de los propietarios admite que ser propietarios los ha hecho sentirse mejor respecto a ellos mismos. Los propietarios empleados han reportado menos esfuerzo económico, un menor índice de depresión y de abuso de bebidas alcohólicas que los inquilinos. La propiedad contribuye tanto a la salud psicológica, como a la salud física. Los propietarios no tienen que tratar con dueños que proporcionan calefacción o aire acondicionado deficiente, y también padecen de menos plagas de insectos y roedores que pueden dar lugar a enfermedades respiratorias y de otro tipo. Los propietarios también salen mejor cuando responden a cuestionarios de salud general y en los indicadores de salud.

La propiedad de una casa crea un mejor ambiente educativo para sus hijos

Parece que no hay mejor razón para comprarse una casa que la que nos dan los estudios respecto a nuestros hijos. Los propietarios tienden a crear un ambiente doméstico de mayor calidad para los niños y éstos encuentran un mejor sostén en su desarrollo físico, emocional e intelectual. Los niños tendrán un mejor rendimiento en los exámenes de matemáticas y lectura, habrá menos probabilidades de que abandonen la escuela secundaria, que tengan hijos siendo adolescentes o que sean arrestados antes de los 18 años. En otras palabras, los niños que viven en sus propias casas tienden a tener mejores resultados académicos y tienen menos probabilidades de incurrir en conductas que perjudiquen su futuro desarrollo. Los hijos de propietarios tienden a convertirse en propietarios. El tener un buen rendimiento escolar y meterse en menos problemas conduce a un incremento de las ganancias y a la adquisición de un hogar.

La propiedad de una casa crea mayor estabilidad en el vecindario

La estabilidad de la familia contribuye a la estabilidad que la propiedad de una casa le brinda al vecindario y, a su vez, es realzada por ésta. Ya hemos notado que habrá menos delincuencia entre los jóvenes, y hay estudios que muestran que hay menos adicción al alcohol o las drogas de parte de los adultos. Una de los argumentos más persistentes a favor de la propiedad de una casa es que los propietarios hacen una mayor inversión económica y emocional en su vecindario y que hay más probabilidades de que lo mantengan y lo mejoren. Los propietarios tienen menos cambio residencial ya que el comprar una casa se ve como una señal del compromiso de una familia de permanecer en la comunidad. El compromiso de los que viven en sus propias casas afecta también a los residentes arrendatarios ya que es menos probable que se muden del vecindario. Una de las razones para esto es que los que viven en sus propias casa es más probable que mantengan y mejoren sus propiedades, a diferencia de los dueños ausentes o de sus inquilinos. Los dueños de casas gastaron más en mantenimiento, era menos probable que aplazaran las reparaciones, y reportaron menos problemas de vivienda. La propiedad crea un vecindario de más alto nivel: la formación de asociaciones de vecinos, o de cuadras, que dan lugar a una mejor comprensión del liderazgo político y local del vecindario. Los asuntos de interés común tales como la policía, los bomberos y las necesidades escolares deben compartirse entre los vecinos. La creación de un comunidad del barrio conduce a la creación de programas de prevención de delitos, tales como el de vigilancia del vecindario (neighborhood watch). Aun en la cooperación para frenar la actividad ilícita, los vecinos propietarios tienen mayores probabilidades de velar los unos por los otros.
Ya hemos descubierto muchas de las razones por las que debemos esforzarnos para llegar a ser propietarios. La propiedad de una casa puede ayudarnos a crear: riqueza, bienestar personal y un ambiente familiar más sano; mejores logros educativos para nuestros hijos y mayor estabilidad en la familia y en el vecindario. Si puede costearse la compra de una casa debería considerarlo.
Comenzamos este capítulo con un texto sagrado, una parábola o narración breve, un relato que vigorosamente ilustra una sola idea. Esta parábola es acerca de dos personas que edifican una casa: una la cimienta sobre la roca, y la otra sobre la arena. Se nos dice que una persona prudente construye sobre un cimiento seguro, una persona tonta no le presta atención al cimiento. La parábola se vale del texto para transmitirnos la idea de que tenemos que prepararnos para los tiempos difíciles y que los tiempos difíciles llegarán para todos. Lluvias, inundaciones y vientos vendrán a nuestras vidas de muy diversas formas y maneras. Claramente, la parábola comparte con nosotros la necesidad de tener un cimiento firme para encarar las tormentas de la vida. Estas tormentas pueden azotarnos por un delito o por un accidente, o debido a nuestras propias acciones y pueden hundir a nuestra familia, amigos o seres queridos, agrediendo nuestra salud, nuestra economía o nuestras relaciones. Para repeler o resistir estos acontecimientos indeseados, es importante que su hogar esté centrado espiritualmente, que es lo que significa edificar sobre la roca, de manera que cuando la tormenta llegue, y llegará, usted pueda resistirla y sobreviviría. Edificar sobre una roca nos ayuda a transformar una casa en un hogar. A diferencia de una casa que puede comprarse, edificar sobre la roca exige el desarrollo de una espiritualidad interior que llegue a formar parte de su vida y de cómo usted se enfrenta a la adversidad. Es la seguridad de que Dios está presente en su vida y de que el amor de Dios por usted es inalterable. Esa es la fe, una aceptación de que Dios está tan interesado como deseoso de relacionarse con usted. Esta relación puede ser decisiva para convertir su casa en un hogar. Puede ayudar a centrar a toda su familia y a los que entran en su casa en la medida en que usted les exprese su amor y cuidado. Bien entendido, Dios está deseoso de una relación con usted y Dios procura activamente esa relación. Dios le ayudará a convertirse en una mujer o un hombre de principios más sólidos, que viva una vida que no sucumba ante la presión ni se hunda en la arena cuando llegue la tormenta. Usted se convertirá en alguien que puede encarar la tormenta sin que la casa se desplome, y así será porque ha escogido relacionarse con Dios. Usted se ha fortalecido interiormente. Se ha convertido en alguien que ha aprendido a caminar con Dios en el día de hoy, al siguiente y al próximo. Enfrentando lo que haya de enfrentar, el día que traiga la tormenta no será diferente del que lo precedió. En ese momento, Dios será su compañero porque usted se ha acostumbrado a escuchar y obedecer la voz de Dios, y su vida se sostendrá sobre un cimiento. Usted será capaz de hacerle frente a cualquier tragedia que la vida le pueda deparar. Echar un firme cimiento exige fe, la cual es en efecto el cimiento mismo. El cimiento se hace más fuerte en la medida en que usted aprenda a creer que Dios escucha y perdona y que lo hace así por amor.

Dios escucha

El desarrollo de su centro espiritual comienza con la realización de que Dios ciertamente escucha. Aunque esto parece sencillo, en verdad no lo es. Muchas personas creen que Dios no puede ocuparse de los seres intrascendentes e insignificantes que somos, dadas todas las personas y necesidades que hay en el mundo. Otros no pueden admitir que Dios quiera escucharles dadas las cosas que han hecho y las que han dejado de hacer por ellos mismos y los demás. Por cualquiera que sea la razón, la mayoría de nosotros creemos profundamente que no podemos acercarnos a Dios. Si hablas con Dios, él escuchará. Todo lo que necesita hacer es intentarlo. ¿Qué clase de oración escucha Dios? Hay tres cosas que Dios quiere de nosotros: primera, debemos orar con el corazón; segunda, debemos reconocer nuestra necesidad y nuestro dolor, sin esconder nada; tercera, necesitamos tener fe. La oración debe hacerse desde el corazón. Debe ser pura, en el sentido de que no haya nada artificial en ella, una conversación que sea plenamente emotiva según lloremos, clamemos, protestemos, susurremos o nos quedemos callados ante Dios. Nuestras oraciones han de reconocer tanto la existencia de Dios como nuestras necesidades. No podemos esconder nada de Dios. Él conoce nuestro ser más íntimo. Conoce cuáles son nuestras fuerzas y nuestras debilidades. ¿Cómo podemos ocultarle a Dios alguna de nuestras necesidades? Hay ocasiones en que no estamos seguros de la orientación de Dios debido al dolor que sentimos y el conflicto al que nos enfrentamos. Pero si perseveramos, podemos volver la mirada y ver a Dios guiando nuestra vida y la de nuestra familia y amigos en cada paso del camino. ¿Qué es lo que necesitamos realmente? Dios conoce nuestros deseos. Dios conoce nuestras necesidades mejor que nosotros mismos. Dios no responderá todas las oraciones del modo en que queremos. Más bien, escuchará ciertamente nuestra oración. Dios escucha las oraciones y peticiones de su pueblo. Dios ve la desolación y la destrucción que tiene lugar en el mundo y en nuestras vidas. Le hacemos peticiones a Dios porque él es misericordioso. En nuestra oración debemos rendirle adoración y reconocerlo como creador y sustentador. Confesamos nuestras faltas. Le damos gracias por nuestras vidas. Le presentamos nuestras súplicas y nuestras necesidades. Podemos desear una casa para el desarrollo de nuestra familia. Orar y pedir la bendición de Dios en el proceso de adquirir una casa no sólo es apropiado sino que es el primer paso en hacer de su futura casa un hogar.

Dios perdona

El perdón es una acción de Dios que deshace los obstáculos y las barreras que separan a los humanos de la presencia de Dios, abriendo el camino a la reconciliación y estableciendo una relación con Él. Dios desea tener una relación sana y plena con cada ser humano. Nuestra persistencia en desobedecer, en alejarnos de los deseos de Dios, nos distancia de esa relación. El perdón es la remoción de las barreras entre nosotros y Dios. Entender que el perdón es un don de Dios que Él realmente quiere concedernos es una parte importante del cimiento que crea un hogar centrado en la espiritualidad. El perdón es la cola que le capacitará a resistir las tormentas que azotarán su casa. El perdón que Dios le concederá, al pedirlo, usted debe a su vez otorgárselo a otros. Al crear un hogar, los miembros de la familia inevitablemente se defraudarán unos a otros. Toda familia tendrá que aprender y ejercer el perdón para sobrevivir. Como tal siempre debemos recordar que somos criaturas que nunca podemos merecer el perdón que Dios Todopoderoso concede, no obstante lo recibimos porque Dios nos ama. Dios, a su vez, nos pide que perdonemos a los demás.

Dios ama

Que Dios está cerca y que lo está por amor es incuestionable. Cuando a Cristo le preguntaron “cuál es el mayor de los mandamientos”, respondió: “amarás al Señor tu Dios y amarás a tu prójimo como a ti mismo”, implicando que Dios ama y puede ser amado. Es este amor divino el que no escatimará esfuerzos en hacerle bien a la humanidad y en garantizar nuestro bienestar. La actividad de Dios es amar, y Dios le ruega a la humanidad que le corresponda, amándolo y amándose los unos a los otros. Como cristianos, entendemos que el amor de Dios es tan poderoso que el escritor del evangelio de Juan dice “porque de tal manera amó Dios al mundo que dio a su único hijo, para que todo aquél que en él crea no se pierda sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). Lo sorprendente es que Dios nos ama y que debido a ese amor siempre nos escuchará y nos perdonará. Según usted siga reflexionando y meditando en el amor de Dios, se conectará con su presencia, comenzará a crecer en la confianza de que Dios escucha, perdona y ama. Al proceso de conexión puede ayudar su asociación a una casa de culto, a clérigos y a otras personas que andan en busca del amor de Dios. Esta conexión hará que, eventualmente, usted encuentre la oportunidad de usar su fe creciente para servir a otros, comenzando con aquellos que viven con usted y los que viven cerca o lo visitan. Según aumenta su comprensión del amor de Dios por usted, comienza usted a desarrollar su capacidad de amar a otros. En la medida en que oigamos hablar del amor de Dios, aprenderemos a actuar según el amor de Dios. Amar a otros refleja la naturaleza de Dios que está en nosotros y es la prueba de que somos hijos de Dios. Sabemos que debemos amar porque sabemos lo que es ser amados. El acto de amar a otros hace posible que Dios viva en nosotros más plenamente. Al amar a otros el amor de Dios se hace más pleno en nosotros. En nuestra comprensión de este fenómeno y en el obrar en consecuencia hablando con Dios, comienza la construcción de nuestro hogar, cuyos cimientos están afincados en la roca, no en la arena. Ahora usted puede convertir el lugar físico al que llama su casa, en el centro espiritual al que llama su hogar.

Un hogar

Un famoso poeta norteamericano escribió “El hogar es ese sitio donde, cuando uno tiene que ir allí, tienen que recibirlo”. Esa cita se ha usado por casi cien años porque encapsula algo que es muy cierto. Todos esperamos tener un lugar como ése, un lugar que nos sirva de refugio, donde si estamos cansados podamos descansar, si estamos hambrientos podamos comer y si estamos sedientos, nos den de beber. Éste es el tipo de ambiente que usted quiere crear para su familia. Antes de que usted encuentre y compre su casa, prepárense, usted y su familia, para echar los cimientos económicos y espirituales del hogar al que nos referimos en este libro. Tan pronto como se mude a su casa comience su conversión física. Cree lugares especiales que promuevan la historia, la tradición y la cultura familiares; sea en fotos de momentos singulares del pasado y del presente; libros que fueran importantes para usted o para miembros de la familia que quiere que sus hijos lean; cerámicas, cuadros, alfombras; cualquier cosa a la que se asocie una historia familiar que deba ser compartida y transmitida a otros. Estas cosas materiales quedarán integradas por el amor. Estos espacios no se crean por la inversión del dinero, sino por la inversión del tiempo. Las acciones sencillas son aquellas que más se recuerdan. El vaso de leche y el plato de galletas para sus hijos cuando los ve al llegar a casa de trabajar y les dice “no dejen que esto les estropee la cena”; la taza de café del sábado o el domingo con su pareja mientras ambos sueñan con el futuro. Estas pequeñas tradiciones, si se hacen con amor, se convierten en las cosas que ayudan a inspirar y conservar un hogar, aun a través de tiempos tormentosos. Cada espacio de la casa puede adquirir un significado especial: la cocina y el comedor son espacios excelentes donde uno puede hacer un alto para compartir algo bueno o malo que haya sucedido. Allí se pueden compartir los sueños, así como las esperanzas para el futuro y la ayuda para los conflictos del presente.
No debe haber un lugar de la casa donde los padres y sus hijos no puedan jugar. Jugar es el aspecto más menospreciado del desarrollo de un centro espiritual en el hogar. ¡Juegue con sus hijos! Juegue con ellos en su dormitorio, en la sala, en la cocina, en cualquier parte donde pueda provocarles una sonrisa y por lo tanto, una sonrisa a usted también. ¡Vean juntos la televisión! Sé que la mayoría de la gente dice que no es bueno ver televisión, pero yo creo que usted debe verla con sus hijos y con su cónyuge. En la medida en que sus hijos y usted se hacen mayores, realmente verán la televisión con usted. Los programas que vean juntos se convertirán en recuerdos que los unirán espiritualmente. Para los niños tanto su propio dormitorio como el suyo puede ser un estupendo lugar para compartir. El ajetreo y el bullicio de nuestra época a veces no nos permite la interacción de toda la familia que quisiéramos. Hay un momento, sin embargo, que debe ser lo máximo para todos los niños y es el de irse a la cama. Léales antes de que se duerman. Ore con ellos y hágales orar por otros. Nada que usted haga puede ayudarlos más, a ellos y al crecimiento espiritual de su familia, que esta acción cotidiana. Ayudará que los niños comprendan intuitivamente que un hogar es más que una casa. Los ayudará a establecer su propio centro espiritual y a contribuir al desarrollo del centro espiri...

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Cortes, L. (2009). Compre su casa ahora (How to Buy a Home) ([edition unavailable]). Atria Books. Retrieved from https://www.perlego.com/book/779118/compre-su-casa-ahora-how-to-buy-a-home-pdf (Original work published 2009)

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Cortes, Luis. (2009) 2009. Compre Su Casa Ahora (How to Buy a Home). [Edition unavailable]. Atria Books. https://www.perlego.com/book/779118/compre-su-casa-ahora-how-to-buy-a-home-pdf.

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Cortes, L. (2009) Compre su casa ahora (How to Buy a Home). [edition unavailable]. Atria Books. Available at: https://www.perlego.com/book/779118/compre-su-casa-ahora-how-to-buy-a-home-pdf (Accessed: 14 October 2022).

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Cortes, Luis. Compre Su Casa Ahora (How to Buy a Home). [edition unavailable]. Atria Books, 2009. Web. 14 Oct. 2022.