Sociolingüística y pragmática del español
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Sociolingüística y pragmática del español

segunda edición

Carmen Silva-Corvalán, Andrés Enrique-Arias

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Sociolingüística y pragmática del español

segunda edición

Carmen Silva-Corvalán, Andrés Enrique-Arias

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This thoroughly updated second edition provides a clear and comprehensive overview of sociolinguistics and the pragmatics of oral communication in Spanish. While maintaining the same structure as the first edition, it includes revised "Ejercicios de reflexión" and new comprehension checks at the end of each chapter, along with numerous bibliographic references throughout, enhancing its use as a classroom text. Among the significant revisions are new sections on corpus linguistics and on statistical modeling programs for studying linguistic variables, an expanded chapter on the study of linguistic attitudes with special attention to Spanish in the United States, greater attention to the relation of pragmatics to sociolinguistics, including coverage of verbal politeness and forms of address, and updated information on Spanglish and on the teaching of Spanish as a heritage language.

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Information

Year
2017
ISBN
9781626163966
Subtopic
Español

1

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Lengua, variación y dialectos

1.1 ¿Qué es sociolingüística?

La sociolingüística es una disciplina que abarca una gama amplísima de intereses relacionados con el estudio de una o más lenguas en su entorno social. Examina preguntas tales como: ¿Por qué “suenan diferente”, por ejemplo, un mexicano, un español y un chileno cuando hablan la misma lengua, el castellano o español (castellano y español se usan de manera sinónima en este libro)? ¿Hay una forma correcta de hablar una lengua? ¿Cuál es la diferencia entre lengua y dialecto? ¿Qué nos motiva a elegir una forma de decir algo entre varias alternativas similares? ¿Por qué cambian las lenguas y no hablamos hoy como hablaban, por ejemplo, Cervantes o Bolívar, en el caso del castellano, o Shakespeare y Washington, en el caso del inglés? ¿Qué es lo que sabemos cuando solo a partir de la manera de hablar de una persona, sin necesidad de verla, podemos adivinar su nivel de instrucción, su sexo, su región o país de origen e incluso su edad? Lingüísticamente hablando, ¿es un bilingüe la suma de dos monolingües? ¿Cuánto y cómo cambia una lengua en una situación de bilingüismo social?
Como dejan entrever estas preguntas, tanto los fenómenos lingüísticos como los sociales que conciernen a la sociolingüística son de naturaleza compleja. Es fácil comprender, por tanto, que definir y delimitar esta disciplina de manera precisa es tarea difícil y, en todo caso, poco fructífera. En sentido amplio, podemos definirla como el estudio de aquellos fenómenos lingüísticos que tienen relación con factores de tipo social. Estos factores sociales incluyen: (a) los diferentes sistemas de organización política, económica, social y geográfica de una sociedad; (b) factores individuales que tienen repercusiones sobre la organización social en general, como la edad, la raza, el sexo y el nivel de instrucción; (c) aspectos históricos y étnico-culturales; (d) la situación inmediata que rodea la interacción; en una palabra, lo que se ha llamado el contexto externo en que ocurren los hechos lingüísticos. Esta definición amplia abarca no solo las preocupaciones de lo que se considera más estrictamente sociolingüística sino también las de la sociología del lenguaje, la dialectología y otras disciplinas, a cuyas diferencias nos referiremos con detalle más adelante.
La perspectiva sociolingüística se opone a las posiciones teóricas que mantienen que el objeto de estudio de la lingüística es la lengua aislada de su contexto social. No obstante, no es totalmente incompatible con ellas en cuanto a que a través del estudio del habla el sociolingüista puede descubrir, describir y hacer predicciones sobre el sistema lingüístico que subyace al habla. Sin embargo, hay diferencias fundamentales respecto al grado de abstracción y de purificación de los datos —procesos que el sociolingüista se esfuerza por evitar al emprender un análisis— y respecto al papel que el sociolingüista asigna a los factores sociales en el moldeamiento del sistema de una lengua.
Así, el postulado estructuralista (Chomsky 1965; Saussure 1966), según el cual la lingüística debe preocuparse esencialmente del hablante-oyente ideal en una comunidad de habla homogénea, es en principio incompatible con los postulados sociolingüísticos. La sociolingüística se ubica en el plano de la actuación para estudiar el hecho lingüístico en toda su dimensión social, ya que considera de vital importancia el hecho de que las lenguas se organizan primariamente para cumplir una función comunicativa y social. Al estudiar la lengua como conducta, por tanto, el sociolingüista se concentra en la variedad de formas en que se usa, y la observa como objeto complejo en el que se enlazan tanto las reglas del sistema lingüístico como las reglas y factores sociales que interactúan en un acto de comunicación social.
El estudio de la lengua como fenómeno social lleva a rechazar el concepto de homogeneidad, herramienta analítica básica para los lingüistas estructuralistas, para dar paso a una lingüística realista, que concibe el sistema lingüístico como heterogéneo, aunque estructurado funcionalmente (Martín Butragueño 2014, 18). Casas Gómez (2003) nos hace notar la complejidad de los hechos de variación, en los que se mezclan, por ejemplo, diferencias diatópicas y diastráticas (ver Sección 1.3); en las comunidades de habla reales los individuos se encuentran entre variantes lingüísticas condicionadas tanto social como geográficamente.
La búsqueda de las causas o motivaciones que expliquen la variación lingüística ha dado impulso a lo que se conoce como teoría de la variación o teoría variacionista (Sankoff 1988; Tagliamonte 2006), que incorpora un componente cuantitativo esencial y plantea, entre otras cosas, que la variación lingüística no es aleatoria sino que está condicionada tanto por factores internos al sistema de la lengua como por factores sociales externos a ella. En oposición además al estructuralismo saussureano, que separa metódica y taxativamente sincronía y diacronía, el sociolingüista adopta un marco de análisis pancrónico (llamado a veces el paradigma dinámico), que incluye el tiempo (histórico, real o aparente) como una dimensión analítica vital (Labov 1966, 1972a; ver Sección 7.2.2 para una explicación de los conceptos de tiempo real y aparente).
En principio, el problema de la abstracción de los datos no debería surgir al hacer sociolingüística. Algunos rasgos del habla, tales como pausas, gestos y otros aspectos de la comunicación no verbal (como repeticiones y muletillas), no considerados en un análisis gramatical tradicional, adquieren importancia en el análisis de la conversación como indicadores, entre otros, de implicaturas pragmáticas. En verdad, si el objetivo del lingüista es llegar a comprender y explicar este objeto que llamamos “lenguaje humano”, no se justifica, en principio, eliminar del análisis nada que contribuya a la comunicación.
La metodología sociolingüística no acepta las intuiciones de los hablantes como únicas originadoras de datos lingüísticos. La introspección y los juicios de aceptabilidad ocupan un lugar muy limitado dentro de este tipo de estudios, pues es sabido que en casos cruciales para el desarrollo de un análisis lingüístico las intuiciones de los hablantes a menudo no coinciden y no son, por tanto, confiables. Por ejemplo, ¿cuántos hablantes de castellano coincidirían en aceptar 2.a y 2.b, a continuación, como respuestas gramaticales a la pregunta 1?
1.¿Dónde compraste tus zapatos?
2.a.Les compré en El Corte Inglés.
b. Los compré en El Corte Inglés.
Además, cosa interesante, construcciones no gramaticales resultan frecuentemente aceptables después de haber sido repetidas varias veces. Por otra parte, los juicios de aceptabilidad no siempre reflejan lo que el hablante sabe o usa, sino más bien lo que él cree que debe responder con tal de crear una imagen positiva de sí mismo. Esta situación queda claramente ilustrada por las respuestas dadas a un cuestionario que intentaba averiguar los juicios de gramaticalidad de un grupo de hablantes de Covarrubias (provincia de Burgos, en España) sobre construcciones en las que el español estándar requiere el Imperfecto del Subjuntivo, mientras que otras variedades del español (entre ellas el de Covarrubias) muestran variación entre esa forma verbal y una forma del Condicional (esta investigación se presenta más detalladamente en los capítulos subsiguientes). Tomemos, por ejemplo, algunas de las respuestas de uno de los hablantes —llamémoslo Pablo— hombre de diecinueve años, a quien se le pidió que dijera si los ejemplos 3, 4 y 5 eran correctos o no. Su respuesta fue que el ejemplo 3 era correcto, pero que 4 y 5 no lo eran.
3.Si estuviéramos en los Estados Unidos tú nos mostrarías las cosas que hay allí.
4.Si tendría veinte millones de pesetas ya no trabajaría más.
5.Yo sé que Pepe te pidió que te casarías con él.
No es sorprendente que Pablo considere no gramaticales los ejemplos 4 y 5, ya que la escuela se lo ha enseñado así, pero su respuesta a otras dos preguntas sí parece sorprendente. Después de haberle presentado una situación relevante para el uso de cada uno de los ejemplos, la autora le preguntó si acaso él diría 3, 4 o 5, o si otra gente en el pueblo diría tales ejemplos. Pablo respondió que tanto él como otra gente dirían 3, pero que ni él ni nadie en el pueblo diría ejemplos del tipo de 4 y 5. La respuesta es sorprendente, porque durante el estudio del habla de Covarrubias hemos observado que Pablo y otros en el pueblo usan con mayor o menor frecuencia el Condicional por el Subjuntivo. Un estudio basado en las intuiciones lingüísticas de Pablo, o al menos en aquellas intuiciones que él está dispuesto a compartir conscientemente con el investigador, nos llevaría a concluir erróneamente que oraciones del tipo ilustrado por 4 y 5 no son parte del saber lingüístico de la comunidad a la que Pablo pertenece. Este caso, y otros similares que han mostrado la inestabilidad de las intuiciones lingüísticas de los hablantes, reafirman el principio sociolingüístico que rechaza las intuiciones como únicas originadoras de datos lingüísticos. Por otro lado, la comparación de los juicios lingüísticos de los hablantes con un comportamiento lingüístico real proporciona datos de gran valor sobre las actitudes lingüísticas subjetivas de los hablantes, sobre sus aspiraciones sociales y sobre la imagen de sí mismos que intentan crear.

1.2 Sociolingüística y disciplinas afines

Los intereses de la sociolingüística son en cierta medida similares a los de la sociología de la lengua, la etnolingüística y la etnografía de la comunicación en cuanto a que todas estas disciplinas buscan explicar fenómenos relacionados con el funcionamiento de una lengua como vehículo de comunicación situado socialmente.

1.2.1Sociología de la lengua

Esta disciplina se preocupa de la interacción entre el uso de una lengua y la organización social del comportamiento humano; específicamente, del efecto que una lengua tiene sobre una sociedad, incluyendo entre otras cosas el estudio de las actitudes implícitas o explícitas hacia las variedades de una lengua y hacia sus hablantes.
Las preocupaciones de la sociología de la lengua interesan al sistema educacional y al sistema político. Por ejemplo, en los Estados Unidos se ha prolongado por muchos años la controversia en torno a la educación bilingüe, y los sociólogos lingüistas han sido llamados a proporcionar datos sobre las ventajas o desventajas de diferentes tipos de educación bilingüe, sobre las actitudes de las comunidades bilingües hacia la educación bilingüe y hacia el mantenimiento de la lengua nativa o la de los antepasados; sobre el grado de uso de cada lengua en los diferentes dominios sociales; sobre la correlación entre el uso de una u otra lengua y factores tales como los participantes en una situación comunicativa y el tópico/tema de la comunicación; y sobre la posibilidad de mantenimiento de las lenguas minoritarias (Del Valle 2013; O. García 2009; en Hispanoamérica tópico se usa frecuentemente para lo que en España es tema).
Cuestiones relacionadas con la educación bilingüe y el reconocimiento de una o más lenguas oficiales en un país o región determinada se discuten también en casi todo el mundo hispánico. En Paraguay, por ejemplo, el guaraní, la lengua aborigen, es hablado por la mayoría de la población, en numerosos casos como primera lengua. Esta situación ha llevado a realizar esfuerzos por desarrollar programas de educación bilingüe en guaraní y español. El quechua es también la primera o segunda lengua de un gran porcentaje de la población en Bolivia, Ecuador y Perú. Y en España, varias lenguas coexisten con el castellano, y los hablantes de al menos tres otras han exigido su reconocimiento oficial: el vascuence (vasco o euskera), el gallego y el catalán. En efecto, la transformación de España en un Estado que reconoce las autonomías regionales ha tenido repercusiones lingüísticas importantes.
La Constitución de España de 1978 proclama que la nación se compromete a proteger las lenguas de todos los españoles y pueblos de España. La Constitución establece que el castellano es la lengua española oficial del Estado y que las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas del país. Esto implica que en los territorios con lengua propia (i.e., Cataluña, Galicia, la Comunidad Autónoma Vasca, Comunidad Valenciana, Islas Baleares y Navarra), además de la oficial del Estado (el castellano), el sistema educacional debe incorporar la lengua propia como contenido y como medio de enseñanza, e implica además la formulación de políticas lingüísticas explícitas que tengan en cuenta la lengua de la comunidad y la nacional.
Fuera del mundo hispánico se dan situaciones sociolingüísticas similares. Gracias a la lucha iniciada en la provincia de Quebec en Canadá, el francés es ahora lengua oficial junto con el inglés. En Gales e Irlanda se realizan esfuerzos por mantener vivas las lenguas ancestrales, galés e irlandés. Y los judíos fuera y dentro de Israel mantienen periódicos, foros de internet, emisiones radiofónicas, etc., con el objeto de continuar el uso del yidis y del judeo-español en sus comunidades.
La sociología de la lengua busca responder preguntas como: ¿Quién habla (o escribe) qué lengua a quién, cuándo y con qué finalidad? Dentro de este marco nos podemos preguntar, por ejemplo, quiénes usan el vasco guipuzcoano, con qué interlocutores, en qué dominios lingüísticos, cuándo y con qué finalidad. Habrá situaciones en las que el mismo hablante usará una variedad del castellano u otra variedad del euskera (el batúa, por ejemplo, la variedad normalizada estándar). ¿Por qué? ¿Cuáles son los factores situacionales que determinan la elección de uno u otro código lingüístico? ¿Cuáles son los modelos normativos para la alternancia de una u otra variedad de lengua en una comunidad de habla o en una subcomunidad o red social?
Hemos usado repetidamente la palabra situación, y se hace necesario definirla técnicamente. Goffman (1972) arguyó que la correlación entre situación y conducta lingüística debería incorporarse de forma explícita en el estudio del habla. El concepto de situación social es global e incorpora factores tales como la edad, el sexo, el país o región de origen, el nivel de escolaridad y el trasfondo cultural. Especí...

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