Cartas a mi madre por Navidad
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Cartas a mi madre por Navidad

(1900-1925)

Rainer Maria Rilke, Andrea Reyes, Leonor Saro

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Cartas a mi madre por Navidad

(1900-1925)

Rainer Maria Rilke, Andrea Reyes, Leonor Saro

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Über dieses Buch

Rainer Maria Rilke mantuvo una peculiar y nunca interrumpida correspondencia navideña con su madre, Sophie Entz, desde 1900 —cuando se establece en la colonia de artistas de Worpswede, cerca de Bremen— hasta 1925, año anterior a su fallecimiento.Estas cartas sobresalen por la homogeneidad de su contenido y tono respecto de la ingente correspondencia que el poeta envió a su madre, con quien tuvo una relación cuanto menos problemática. Están escritas con gran delicadeza lingüística y contienen algunos rasgos conmovedores: son firmadas siempre por "René", nombre usado solo en el ámbito íntimo; año tras año se menciona el compromiso de pensar uno en el otro a las seis de la tarde de la víspera de Navidad; la correspondencia nunca se interrumpió, ni siquiera durante la guerra.Rilke consideró siempre sus cartas como un ejercicio literario de introspección. Al estar éstas centradas en la Navidad, son de particular interés para entender el sentimiento religioso del poeta. Como señala Antonio Pau en el epílogo, Rilke "estuvo siempre en lucha con Dios, y no una noche, como Jacob con el ángel, sino toda su vida; (...) quizá por eso Rilke, aunque no le entendamos, ha sido uno de los hombres más auténticamente religiosos que han existido".

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Information

Jahr
2019
ISBN
9788490558805
Cartas a mi madre por Navidad
Matasellos: Berlín,
22 de diciembre de 1900.
Mi querida y bondadosa madre:
Nunca hemos tenido muchas ocasiones para hablar junto al árbol de Navidad. Hoy tampoco puede ser, sobre todo porque hablar sobre el papel no puede evocar la ilusión de la cercanía. Debes tener, más que la ilusión, la seguridad de que estoy junto a ti en esta noche que tú siempre has adornado y enaltecido gracias a tu ejemplo, a tu amor y a tu bondad, desde que la experimenté por primera vez. Debes sentirme cerca, pues te he enviado mi nuevo libro y de este modo vengo a ti con lo mejor que he conseguido hasta ahora, con lo mejor en lo que me he podido transformar, con mucho más que con mi cuerpo y mi rostro, con mucho más que con mi alma: con la potencia de mi fuerza y de mi amor, con una parte de mi devoción más profunda, con un trozo de mi futuro. Mi libro Historias del buen Dios es todas esas cosas. Recíbelo con agrado y deja que en esta noche santa cumpla en ti lo que yo deseo. Reconóceme en él, querida madre.
No digo más, madre. Simplemente voy a dejar mi libro bajo el arbolito de Navidad, o sobre la mesita donde están los ángeles cantores y donde todos estos años has desplegado la abundancia de tus regalos. Ya ves, podemos expresarnos tranquilamente, porque estoy ahí contigo, como el año pasado, pero esta vez sin prisas, sin llegar y sin marcharme corriendo a una hora determinada. Esta noche recorro tranquilo todo el salón sin odio y participando con todo mi amor. Y no me voy a marchar hasta que no empieces a ponerte triste... Pero eso no va a pasar, ¿verdad?, porque mi libro está lleno de confianza y de luz.
Y ahora, bromas aparte, otro pequeño presente: un librito de Josef Victor von Scheffel como recuerdo de nuestro viaje a Toblino1. Espero que te guste. Cientos de besos:
René,
¡y su presencia!
Westerwede en Worpswede, Baja Sajonia,
21 de diciembre de 1901.
Querida madre:
¡Es Navidad! Me gustaría poder escribirte una larga carta, pero mi nueva condición de padre me tiene tan atareado que no puedo enviarte más que unas pocas y sentidas palabras. Creo que esta vez no vivirás con tanta tristeza y temor que no vaya a pasar el día 24 contigo a Praga, puesto que sabes que ahora tengo mi propia casa y una mujer maravillosa y una niña para las que me gustaría decorar el árbol de Navidad2. ¡Ya no estoy solo! ¡Eso lo dice todo! En la hora de los regalos estaré contigo en espíritu. Me temo que vengo con las manos vacías, porque no he podido adjuntarte el libro Los últimos que quería regalarte... ¡Quiero animarte un poco, querida madre! Así que te envío dos fotos nuestras, como tanto me has pedido... Así también tendrás contigo una imagen de nosotros y podrás ver una parte de nuestra casa y del jardín. ¡Qué bonito pensar que ya lo conoces todo! Me hubiera gustado enviártelas enmarcadas, pero no conozco el tono exacto de la tapicería roja y por lo menos deberían ir a juego con las tuyas. Así que las recibirás tal cual están. En cuanto anochezca haremos el reparto de regalos y Clara (que hoy ya está despierta) caminará por la habitación y podrá llevar a nuestra querida niña hasta el árbol.
¡Gracias por todo y feliz Navidad!
Te llevamos en lo más profundo de nuestros pensamientos. Te mando besos cariñosos.
Tu agradecido René.
Querida madre:
Te mando mis mejores deseos y un abrazo muy cariñoso en este día de Navidad, y también un saludo de nuestra pequeña.
Tu hija Clara.
París, rue de l’Abbé de l’Epée,
21 de diciembre de 1902.
Mi querida y bondadosa madre:
¡Por fin ha llegado la Navidad! Por desgracia muy lejos el uno del otro, pero llenos de los mejores y más profundos deseos y pensamientos. ¿Cómo estás, querida madre? Pareciera que no sé nada de ti desde hace siglos, aunque por supuesto también es culpa mía porque, de nuevo, llevo mucho tiempo sin escribirte, ¿verdad? Pero en los últimos tiempos he estado inmerso en el trabajo, así que me he visto obligado a desatender todo lo demás (también lo amado y lo importante). Perdóname. Todavía no te he dado las gracias por el precioso vestidito que le enviaste a Ruth por su cumpleaños. Ha sido muy bien recibido y Ruth ya se lo ha puesto varias veces. Lo lleva en todas las fiestas así que sin duda lo lucirá también en Navidad. Te puedes imaginar con cuanta nostalgia hemos estado pensando en nuestra niña todos estos días y cómo hemos recordado las Navidades del año pasado, reunidos por primera vez los tres junto al gran árbol y rodeados de cosas bonitas en la tranquilidad festiva de nuestro querido hogar. Estas Navidades no estarán exentas de cierta tristeza. No vamos a hacer ninguna celebración, seguimos estando muy lejos de casa, descansaremos un poco durante dos o tres días y pensaremos en Oberneuland todavía más que de costumbre. Hemos enviado allí una pequeña caja con algunas fruslerías, sobre todo cosas prácticas, y la abuela Westhoff se encargará de todo lo demás, de preparar una bonita Navidad para Ruth y de cumplir todos los deseos que se dibujen en su carita.
También vamos a pensar mucho en ti, querida madre. Ojalá tu salud te permita festejar este día tranquila y recogida. Espero que no haya nada en casa que te disguste ni que te irrite, para que así tampoco nada de fuera pueda perturbar tu paz. Nosotros pedimos para ti salud y días dichosos y participamos con el corazón de tu Nochebuena, igual que si estuviéramos contigo.
Me temo que vengo con las manos totalmente vacías, querida madre. No era lo que había planeado en un principio. Mi idea era dejar sobre la mesa de Navidad el trabajo de todo este año, la gran monografía de Worpswede. Pero acabo de enterarme de que, debido a un retraso en la imprenta, el libro no está listo todavía. Esto me pone muy triste, pero de este retraso yo no tengo culpa alguna así que te pido que no me lo tengas en cuenta. Toma pues el avance de este libro (que te hará, espero, un poco de ilusión) de tu mesa navideña. El libro le seguirá tan pronto como sea posible, quizá a lo largo del mes de diciembre.
Tan pronto como supimos que la monografía no iba a estar a tiempo pensamos en darte alguna pequeña alegría. No hemos encontrado nada, solo un pequeño calendario y una libretita que te adjunto con esta carta, porque siempre se necesitan estas cosas y conviene tenerlas a mano y porque sé que tú siempre les encuentras uso.
También te envío el impreso del anuario de Lourdes. Es un cuaderno sencillo, bastante mal impreso, pero seguro que te interesará, tanto por los textos como por las ilustraciones. Dentro hay una lámina de Lourdes (ya la reconocerás), en la que el lugar tiene un cierto parecido con Arco. También hay otras láminas y un retrato de Bernardette que te pueden animar un poco. Y aún tengo otra cosa que pedirte: si te falta todavía alguna de las fotografías de la serie Nos contemporains chez eux, ¿podrías decirme cuál? Estas imágenes aquí no cuestan casi nada y me hubiese gustado mucho enviarte alguna si hubiese sabido cuáles tenías ya. No me acordaba exactamente. Creo recordar que ya tienes Ohnet, Zola y Renan, ¿no? ¿Quizá también Feuillet? ¿Quieres alguna otra? De Zola hay tres fotografías diferentes (además de esa en la que está sentado en su escritorio hay dos más) y de Ohnet hay una especialmente simpática. Por favor, hazme saber tus deseos. Queremos darte con esto una pequeña alegría, aunque llegue con retraso. Introduciré la fotografía entre las páginas de la monografía y lo enviaré todo en cuanto pueda. Me darías una gran alegría si me escribieras con alguna petición, porque me duele mucho que estas Navidades vengan tan escasas. ¡Si al menos mi libro estuviera listo!
Hazme saber pronto de tu buena salud y escríbeme qué tienes planeado para las fiestas y para la Nochebuena. Es más fácil pensar en alguien cuando sabemos qué es lo que está haciendo.
De Oberneuland vas a recibir fotografías nuevas de nuestra querida Ruth, que con suerte te llegarán a tiempo. Y vamos a tenerte muy presente en nuestro corazón. Así que pasa un buen día y disfruta de estas tranquilas fiestas. Quizás podrías viajar pronto a Arco. Me haría muy feliz saber que estás allí, siempre me preocupa que tengas que quedarte en Praga. ¿Qué tal el tiempo? Tras unos días de mucho frío aquí ha vuelto a hacer bastante calor. La gente se sienta en las terrazas de los cafés y en los jardines, pero el ambiente está húmedo y triste, y no parece en absoluto Navidad. Aquí casi nadie pone el árbol y la gran fiesta consiste en comerse unos gansos enormes.
Clara siempre está pensando cómo podríamos animarte. También te pide que nos digas si tienes algún deseo que nosotros pudiéramos concederte. En fin, querida madre, feliz, muy feliz Navidad. Como siempre en esta noche estaré con el corazón lleno de amor, muy cerca de ti, especialmente cerca. Te abraza:
Tu René.
Gracias por comprarle la tarta a la abuela una vez más.¡Los deseos concluyen aquí!
Roma, Villa Strohl-Fern,
20 de diciembre de 1903.
Mi querida madre:
Adjunto una pequeña carta que no debes abrir hasta el 24 por la tarde y la carta para la abuela. Ten la amabilidad de entregársela junto con la tarta que quieres darle de nuestra parte. Ya habrás recibido la carta de anteayer y también el paquetito para la Nochebuena. Me duele mucho no poder enviar nada más. ¡Cómo me gustaría!
Hoy hemos oído que nuestra querida Ruth ha pasado un muy buen cumpleaños y que está bien. Este año no vamos a poner el árbol y vamos a pasar la fiesta tranquilos, sin parafernalias, pero haciendo memoria de todo lo que nos es querido en este mundo.
Espero que te encuentres bien ahora, queridísima madre. ¡Cuéntame cosas buenas! Para mí es el mejor regalo de Navidad,
tu René.
Roma, Villa Strohl-Fern,
20 de diciembre de 1903.
Cara mamá:
Hasta el día 24, en nuestra hora más amada, no debes leer estas líneas, que han de ser para ti testimonio de mi presencia espiritual en t...

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