Sé un inmigrante feliz
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Sé un inmigrante feliz

Héctor Teme

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Sé un inmigrante feliz

Héctor Teme

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Sivives en una ciudad o un país donde no naciste, o quizás te mudaste a un lugar donde hayotras costumbres.

Tal vez estas en medio de una cultura que no es la tuya, y deseas aprender adaptarte mejor y más rápido, "Se un Inmigrante Feliz" es para ti.

Este libro ofrecesolución para el problema de la inmigración. Muchos inmigrantes pasan años queriendo adaptarse al nuevo lugar, a las nuevas costumbres. Muchos se mudaron pero quieren vivir como en el pasado, con el estilo de vida de su antigua vida y sus corazones siempre estan llenos de nostalgia.

"Se un inmigrante Feliz", que deja la frustración y la incertidumbre atrás, comienza a vivir cada día con todo el potencial de ser exitoso como un inmigrante feliz.

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Information

Jahr
2015
ISBN
9780718035754
Capítulo 1
LLEGARON
Con cambiar nuestras acciones manteniendo la misma manera de ser con la que no lo lograste no alcanza…
Es tiempo de un cambio de miradas…
Llegaban de una tierra donde los perseguían.
Recordaban con tristeza las privaciones a que los sometían los poderosos. Que eran perseguidos y arrestados por no compartir principios y formas de vida. La persecución se había hecho insostenible.
Cada noche al caer el sol ingresaban a sus casas para arrestarlos y quitarles, por medio de injustas multas, el poco dinero que tenían.
Había que construir un futuro mejor…
¿A dónde iremos?
Es muy difícil hacerse esta pregunta cuando deseas sostener tus principios en medio de la adversidad, cuando ves a tus hijos sufrir debido a las condiciones generadas por mantenerte firme en tus valores y en el deseo de ver un mundo mejor. Se juntaban cada noche, repasaban cada opción y salían desalentados. El lugar en dónde vivir fue la conversación que tuvieron por meses, sabiendo que cualquier territorio que eligiesen sería un viaje a lo desconocido.
No hay peor día que aquel que termina en medio de la insatisfacción. Y ellos deambulaban entre sus sueños y sus pesadillas.
Deseaban darles a sus hijos un espacio de libertad y crecimiento, y lo único que podían darles era sufrimiento, necesidades insatisfechas y mucha incertidumbre.
Habían visto a muchos tomar ese camino. Bajar la cabeza, agachar el alma y dejarse llevar por cada segundo que pasaba y que se hacía eterno cuando solo soportaban el paso del tiempo mientras eran esclavos de todo lo que sucedía y ellos decidían no hacer nada.
Muchos tomaban a diario el camino de la excusa y de dejar que las cosas pasaran. Muchos habían caído bajo el poder de la presión, o de la falta de alimentos o libertad, sin siquiera pestañear. Muchos dejaron a sus descendientes en manos de un destino que los arrollaba y que hacía de ellos una masa hambrienta, sufriente, sin nada que mirar más que su deseo de sobrevivir.
Debían tomar una decisión. ¿Se dejarían llevar por todo lo que sucedía justificándose al decir que ellos nada podían hacer para alcanzar un mundo mejor, o actuarían?
Cada vez que conversaban en grupo sobre estas cosas les venía a la mente la gran cantidad de riesgos que correrían, lo doloroso y sacrificado que podía ser si decidían dar el paso, y la gran incertidumbre.
Dejar a sus familiares. Dejar la tierra donde habían nacido. Dejar los recuerdos. Dejar una manera de hablar y una zona tranquila para moverse, una zona conocida durante toda la vida. Dejar una vida por otra que no estaban seguros si existiría.
Dejar todo por su sueño de libertad. Les daba temor, y el riesgo de cada pensamiento los atormentaba.
Pero su amor por encontrar un lugar que los recogiera, que les permitiera pensar y existir en libertad, en donde pudiera crecer y educarse su familia, era un pensamiento demasiado fuerte que no podían obviar.
Tomar la decisión
Hacer largos recorridos, dejar a la familia, las pertenencias y todo afecto, es una decisión desgarradora.
Te quita gran parte de ti mismo.
El ver tus días llenos de incertidumbre y sin los afectos o costumbres de siempre hace que la tendencia normal del ser humano sea desmoronarse. A menos que tenga un motivo poderoso.
Ellos viajaban a nuevas tierras para desarrollar contextos y espacios en los que su gente pudiera vivir y amar en libertad.
Cuando decidieron partir lo hicieron seguros de que comenzaría un tiempo especial para ellos.
Ahorraron durante años para poder pagar el transporte y todos los pertrechos que iban a requerir para el camino. Salieron con un entusiasmo único que los motivaba.
Pero la mitad de ellos no llegó, murió en el camino debido a la peste o a las inclemencias del clima o del viaje.
Habían pasado hambre, vejámenes y sufrimientos en medio de la travesía.
Cuando por fin salieron hacia nuevos rumbos, con un horizonte de optimismo y confianza en todo lo que venía por delante, se encontraron con que su cuota de confianza era más una amarga nota de ingenuidad. El camino hacia la nueva vida sería tanto o más difícil que la decisión de salir.
El camino hacia la nueva vida sería tanto o más difícil que la decisión de salir.
No era simplemente la distancia entre los sueños y la vida conocida, ni tampoco las inclemencias del tiempo o las posibles enfermedades. Lo primero doloroso que encontraron fueron sus semejantes, que relacionándose con su anhelo se convirtieron en generadores de su angustia.
Despiadados comerciantes les prometieron llevarlos a esa nueva tierra, y se quedaron con su dinero.
Buscaban libertad, una nueva vida, una tierra que los recibiera con los brazos abiertos.
Al llegar no fue así. Apenas pisaron la tierra que soñaron durante tantos años, esta se tornó hostil. No conocían sus caminos ni sus malezas. Tampoco las inclemencias del clima que se ensañaban con ellos. Pero lo peor era que los pueblos que vivían allí antes que ellos no los recibieron con alegría.
Los habitantes del lugar los tomaban como extranjeros y los amenazaban de muerte si se quedaban. Debieron construir su futuro a fuerza de empuje y determinación.
Desazón, engaños, inclemencias, enfermedades, caminos sinuosos, hombres sin piedad, personas desagradables, robos y más fueron las marcas que el viaje de una vieja vida a una nueva había dejado como huellas en sus retinas y en sus corazones.
No estoy hablando de inmigrantes del siglo veintiuno.
No estoy hablando de aquellos que llegan a la tierra de los sueños cruzando desiertos o el mar Caribe.
Estoy hablando de los primeros colonos de Estados Unidos.
Pioneros que llegaron en un barco llamado Mayflower luego de doce años de estar preparándose para la travesía.
Un grupo de personas para quienes la esperanza, la libertad, la pasión y la búsqueda de un futuro mejor eran parte de sus vidas cotidianas.
Personas que perseveraron en medio de la inclemencia, de la incomprensión y del sacrificio cotidiano. Pero que llegaron a cambiar el destino. Y que influyeron en generaciones futuras.
Ingleses que habitaron esta nueva tierra y que lograron ser inmigrantes felices, luego de pasar por muchas trabas y situaciones.
Hoy podemos aprender también de ellos…
Esos pioneros, colonos de una nueva tierra, son un ejemplo para miles y miles de inmigrantes que antes o después que ellos eligieron caminar la misma senda.
Los ingleses habitaron esta nueva tierra y lograron ser inmigrantes felices.
Esos inmigrantes se pusieron de pie y no esperaron que otros les resolvieran sus problemas o les cambiaran las circunstancias. Ellos fueron por esas circunstancias. A costa de mucho. Pero también dejando un terreno arado para los que vendrían después de ellos. Colonos que dejaron un ejemplo para que pudiéramos seguir.
En diferentes formas. Con muchas marcas. Pero con empuje y decisión.
Hicieron el viaje más ejemplificador en estos últimos siglos de un inmigrante, y representan el corazón de un colono digno de imitar.
Fue un viaje costeado por ellos mismos hacia un futuro que lo único que tenía de seguro era que había que construirlo.
Otros habían pasado por aquellas tierras
Otros habían pasado por esas tierras… John Cabot, un navegante italiano que con el auspicio de Enrique VI navegó en busca de un paso hacia el oriente.
Y algunos más… que pasaron por estas extensas tierras observándolas solo como posibilidades de negocio o un espacio de conquista.
Pero solo estos pioneros serán recordados como la «epopeya americana».
Porque vinieron por libertad, vinieron para quedarse, vinieron buscando forjar un lugar donde vivir sus principios y pasarlos de generación en generación.
Ellos son conocidos como «los peregrinos».
Como la historia de miles de inmigrantes, la suya comienza a miles de kilómetros.
Uno puede conocer mucho de la travesía porque se conserva gracias a los hombres que la vivieron y la han descrito
William Bradford1 fue uno de los que narró con detalle lo que sucedió con aquellos hombres y mujeres valientes que cambiaron su historia y la de muchos cuando decidieron ser protagonistas de su destino.
Ellos no se convirtieron en peregrinos de un día para otro, sino que llevaron más de diez años invirtiendo en un proceso que los tenía ocupados.
¿Invirtiendo? Sí. Igual que ahora. Los viajes de los inmigrantes que van en busca de una nueva vida son costeados por las mismas personas que deciden viajar, con ayuda de sus familiares, amigos y personas queridas, pero todo a fuerza de tesón y empuje.
Mientras que las conquistas eran subvencionadas por imperios como el español o el portugués, los colonos del Mayflower, igual que otros peregrinos, pagaron ellos mismos su boleto al futuro.
Los peregrinos son un ejemplo vivo para todo inmigrante de cualquier nacionalidad. Ellos fueron colonos de una nueva tierra y no sus conquistadores.
Otro de los grandes principios que deseo mostrarte en este libro es este: se puede ser un inmigrante feliz y aprender de los compromisos e inversiones que los peregrinos también hicieron.
Sus principios y su corazón de servicio los iluminaban cada mañana en busca de algo mejor para ellos y sus descendientes.
Los peregrinos que marcaron una diferencia en el mundo supieron que podían ser inmigrantes y, con una manera de ser poderosa, llenar de felicidad sus vidas.
Y fueron por ello… con gran esfuerzo y dedicación.
Con mucho sacrificio. Más de una vez con desánimo. Con caminos llenos de obstáculos. Con gran cantidad de desarraigo.
Pero con algo que los hizo permanecer. Iban hacia una nueva tierra a darle lo mejor que tenían de ellos mismos. Y a ser parte de ella y con sus habitantes originarios construir un futuro poderoso.
Capítulo 2
CONQUISTADOR-COLONO...

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