Autobiografía de Benjamin Franklin

Benjamin Franklin, Zeuk Media

• Editorial: Zeuk Media
• Año: 2020
• ISBN:
  9783967996821
• Categoría: Media & Performing Arts
• Categoría: Journalist Biographies

El ícono estadounidense Benjamin Franklin es conocido por muchas cosas: publicó el famoso Poor Richard's Almanack, ayudó a fundar la mundialmente famosa Universidad de Pensilvania y fue el primer Director General de Correos de los Estados Unidos. Su iconografía está en todas partes. Su imagen adorna, entre otras cosas, el billete de cien dólares de los Estados Unidos. Franklin era una personalidad tremendamente intrigante, como su autobiografía deja en claro. Desde su atesoramiento de su paga cuando era adolescente para comprar libros hasta sus dudas sobre hábitos como beber cerveza, desde su trabajo como impresor hasta sus experimentos con la electricidad, esta es la historia de la vida de Franklin, contada como solo él podía contarla. En los años anteriores a la Revolución Americana.Los escritos de Benjamin Franklin representan una carrera de esfuerzos literarios, científicos y políticos que se extendió por casi todo el siglo XVIII y el nacimiento de los Estados Unidos. Esta versión muy ilustrada de la autobiografía de Franklin incluye sus reflexiones sobre diversas cuestiones como la filosofía y la religión, el estado social, la electricidad, las características nacionales estadounidenses, la guerra y el estado de la mujer.Este libro clásico muy ilustrado presenta una introducción de Walter Isaacson, una de las 100 personas más influyentes de la revista Time en el mundo, y barras laterales de muchos historiadores que han escrito sobre este intrigante padre fundador. Un clásico en el canon estadounidense, la autobiografía de Franklin es una lectura obligada para cualquier estudiante serio de historia estadounidense.

Forma de las páginas.

Templanza
No comas para aburrir Beber no a la altura
	S.	METRO.	T.	W.	T.	F.	S.
T.
S.	* *	* *		* *		* *
O.	* *	* *	* *		* *	* *	* *
R.			* *			* *
F.		* *			* *
YO.			* *
S.
J.
METRO.
C.
T.
C.
H.
J.

Decidí prestar una estricta atención de una semana a cada una de las virtudes sucesivamente. Por lo tanto, en la primera semana, mi gran guardia era evitar la menor ofensa contra la templanza , dejando las otras virtudes a su oportunidad ordinaria, marcando cada noche las fallas del día. Por lo tanto, si en la primera semana podía mantener mi primera línea, marcada T, libre de manchas, suponía que el hábito de esa virtud se fortalecía tanto y su opuesto se debilitaba, que podría aventurarme a extender mi atención para incluir la siguiente, y para la semana siguiente mantenga ambas líneas libres de manchas. Continuando así hasta el final, podría realizar un curso completo en trece semanas y cuatro cursos en un año. Y al igual que él, que tiene un jardín para desmalezar, no intenta erradicar todas las hierbas malas a la vez, lo que excedería su alcance y su fuerza, sino que trabaja en una de las camas a la vez, y, habiendo logrado la primera, pasa a un segundo, por lo que debería haber esperado el placer alentador de ver en mis páginas el progreso que hice en virtud, limpiando sucesivamente mis líneas de sus puntos, hasta que al final, por varios cursos, debería estar contento de ver un libro limpio, después de un examen diario de trece semanas.

Este mi pequeño libro tenía como lema estas líneas de Addison's Cato :

“Aquí voy a aguantar. Si hay un poder sobre nosotros

(y eso existe, toda la naturaleza llora en voz alta a través

de todas sus obras), debe deleitarse en la virtud;

Y aquello en lo que se deleita debe ser feliz.

Otro de Cicero,

“¡ Oh, vitæ Philosophia dux! ¡Oh, virtutum indagatrix expultrixque vitiorum ! Unus muere, bene et ex præceptis tuis actus, peccanti inmortalitati est anteponendus. " 69

Otro de los Proverbios de Salomón, que habla de sabiduría o virtud:

“La duración de los días está en su mano derecha, y en su mano izquierda, riquezas y honor . Sus caminos son agradables, y todos sus caminos son paz ".

iii 16, 17.

Y al concebir a Dios como la fuente de la sabiduría, pensé que era correcto y necesario solicitar su ayuda para obtenerla; con este fin formé la siguiente pequeña oración, que tenía como prefijo mis tablas de examen, para uso diario.

“¡Oh poderosa bondad! Padre generoso ! Guía misericordioso ! Aumenta en mí esa sabiduría que descubre mi interés más verdadero. Fortalecer mis resoluciones para realizar lo que esa sabiduría dicta. Acepta mis amables oficios a tus otros hijos como el único retorno en mi poder por tus continuos favores para mí ".

A veces también usaba una pequeña oración que tomé de los Poemas de Thomson, a saber:

“¡Padre de luz y vida, buen Supremo!

Oh enséñame lo que es bueno; enséñame a ti mismo !

Sálvame de la locura, la vanidad y el vicio,

De cada persecución bajo; y llena mi alma

con conocimiento, paz consciente y virtud pura;

¡ Felicidad sagrada, sustancial y sin fin!

El precepto de la Orden requiere que cada parte de mi negocio tenga su tiempo asignado , una página en mi pequeño libro contenía el siguiente esquema de empleo durante las veinticuatro horas de un día natural.

La mañana. Pregunta. ¿Qué bien haré este día?	5 5	¡Levántate, lávate y aborda la bondad poderosa! Controle los asuntos del día y tome la resolución del día: procese el presente estudio y desayune.
	6 6
	7 7
	8	Trabajo.
	9 9
	10
	11
Mediodía.	12	Leer o pasar por alto mis cuentas y cenar.
	1
	2	Trabajo.
	3
	4 4
	5 5
Noche. Pregunta. ¿Qué bien he hecho hoy?	6 6	Pon las cosas en su lugar. Cena. Música o diversión, o conversación . Examen del día.
	7 7
	8
	9 9
Noche.	10	Dormir.
	11
	12
	1
	2
	3
	4 4

Entré en la ejecución de este plan para el autoexamen y lo continué con interrupciones ocasionales durante algún tiempo. Me sorprendió encontrarme mucho más lleno de fallas de lo que había imaginado; pero tuve la satisfacción de verlos disminuir. Para evitar la molestia de renovar de vez en cuando mi librito, que, al raspar las marcas en el papel de las fallas antiguas para dejar espacio a las nuevas en un curso nuevo, se llenó de agujeros, transferí mis mesas y preceptos a las hojas de marfil de un libro de memorandos, en el que las líneas fueron dibujadas con tinta roja, que hicieron una mancha duradera, y en esas líneas marqué mis fallas con un lápiz de punta negra, marcas que podría borrar fácilmente con una esponja húmeda . Después de un tiempo, no acabé un curso solo en un año, y luego solo uno en varios años, hasta que finalmente los omití por completo, trabajando en viajes y negocios en el extranjero, con una multiplicidad de asuntos que interferían; pero siempre llevaba mi librito con mí .

Mi esquema de orden me causó más problemas ;70 y descubrí que, ...