
- 308 páginas
- Spanish
- ePUB (apto para móviles)
- Disponible en iOS y Android
eBook - ePub
Poesías completas Tomo II
Descripción del libro
Este volumen es la continuación del primer tomo en el que se compilan las serraniegas, cantares y decires más destacados de don Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana.
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Información
Categoría
LiteraturaCategoría
PoesíaPOESÍAS COMPLETAS II
95.
DEFUNSIÓN DE DON ENRIQUE DE VILLENA
I Robadas havían el Austro e Borea
a prados e selvas las frondes e flores,
vençiendo los fuegos e grandes calores
e admitigada la flama apolea,
al tiempo que sale la gentil ydea 5
e fuerça con rayos el aire nocturno,
e los antipodes han claror diurno,
segund testifica la gesta magnea.
II Algunos actores en sus connotados
pidieron favores, subsidio e valençia 10
al fulgente Apolo, dador de sçiençia;
a Cupido e Venus, los enamorados;
al Jove tronante en otros tractados,
en bélicos actos al feroçe Mares,
a las nueve Musas en muchos logares 15
insignes poetas vi recomendados.
III Mas yo a ti solo me plaze llamar,
¡O çíthara dulçe más que la d’Orfeo,
que sola tu ayuda non cuido, mas creo
mi rústica mano podrá ministrar! 20
¡O bibliotheca de moral cantar
e fuente meliflua do mana eloqüençia,
infunde tu graçia e sacra prudençia
en mí, porque pueda tu planto expressar!
IV Al tiempo e a la hora suso memorado, 25
assí como niño que sacan de cuna,
non sé fatalmente o si por fortuna,
me vi todo solo al pie de un collado
selvático, espesso, lexano a poblado,
agresto, desierto e tan espantable 30
ca temo vergüeña, non siendo culpable,
quando por extenso lo havré relatado.
V Yo non vi carrera de gentes cursada,
nin rastro exerçido por do me guiasse,
nin persona alguna a quien demandasse 35
consejo a mi cuita tan desmoderada;
mas sola una senda muy poco usitada
al medio d’aquella tan grand espesura,
bien como de armenio subiente al altura,
del rayo dianeo me fue demostrada. 40
VI Por la qual me puse sin toda esperança
de bien, trabajado, temiente e cuidoso;
e pensar se puede quál era el reposo,
porque yo toviesse otra confiança.
E aquélla siguiendo sin más demorança, 45
vi fieras difformes e animalias brutas
salir de unas cuevas, cavernas e grutas,
faziendo señales de grand tribulança.
VII Ypólito e Fauno yo dubdo si vieron,
ni Chirón en Mathia, tal copia de fieras 50
de tales nin tantas diversas maneras,
nin las venadrizes que al monte se dieron.
Si nuestros actores verdad escrivieron,
o por fermosura escuras ficçiones,
en la selva Yda de tantas facçiones 55
bestias non fallaron los que las siguieron.
VIII Non vi yo sus cuellos e crines alçadas,
nin vi las sus bocas con furia espumantes,
nin batir sus dientes nin amenazantes,
nin de agudas uñas sus manos armadas; 60
mas vi sus cabeças al suelo inclinadas,
gimiendo muy tristes, bien como el león
que al santo hermitaño mostró su passión,
do fueron sus llagas sin temor curadas.
IX Más admirativo que non pavoroso 65
de la tal noveza que tarde acaesçe,
assí como aflicto que pena e caresçe
de toda folgura, e bive angoxoso,
seguí mi camino, pero trabajoso,
do yo vi çentauros, espingos e arpiñas, 70
e vi más las formas de fembras marinas,
nuzientes a Ulixes con canto amoroso,
X E fue yo a la hora, bien como el troyano
fuyente a Çeleno de las Estrofadas,
e rompió las olas a velas infladas 75
e vino al nefando puerto çicoplano.
Si mi baxo estillo aún no es tan plano
bien como querrían los que non leyeron,
culpen sus ingenios que jamás se dieron
a ver las istorias que non les explano. 80
XI Quebravan los arcos de huesso, corvados
con la humana cuerda, de aquella manera
que fazen la seña o noble vandera
del magno deffunto los fieles criados.
Rompían las troças e goldres manchados 85
del peloso cuero con tanta fereza
ca dubdo si Ecuba sintió más graveza
en sus infortunios que Homero ha contados.
XII Sus bozes clamosas al aire espantavan
e de todas partes la turba cresçía; 90
el estremo sueno las nuves ronpía
e los fondos valles del monte tronavan;
con húmidos ojos jamás non çessavan,
e son lacrimable, el continuo lloro:
Ligurgo non fizo por Anthimidoro 95
tal duelo, nin todos los que lo lloravan.
XIII Yo, non desistiendo de lo començado,
como el que passa por quien non conosçe,
passé por aquella compaña feroçe,
non muy orgulloso, el viso inclinado. 100
E yendo adelante vi más en un prado
d’aquella simiente del val damasçeno
fazer mayor planto que Neso e Çeleno,
nin todos los otros de quien he tractado.
XIV Aquellas sus caras sin duelo ferían 105
e los cossos juntos en tierra lançavan,
e tan despiadados sus fazes rasgavan
ca bien se mostravan que non lo fingían.
Infinitos otros a éstos seguían
con bozes cansadas e tristes açentos, 110
blasmando a Fortuna e sus movimientos
e todos aquéllos que en ella confían.
XV La fulgor de Acates se iva alexando
de aquel emisperio e apenas luzía;
la fosca tiniebla el aire impedía, 115
e dobles terrores me fueron çercando.
Mas el sacro aspecto que mira acatando
con benignos ojos a los miserables,
bien como a la nave que sueltan los cables
e va con buen viento leda navegando, 120
XVI assí me levava por la mesma vía
o estrecha senda que yo he narrado,
puxando a la cumbre del monte elevado,
do yo me cuidava que reposaría.
Mas bien como quando de noche e de día 125
se fallan compañas en el jubileo
desde la Monjoya fasta el Zebedeo,
yo non dava passo sin grand compañía.
XVII Assí conseguimos aquella carrera
fasta que llegamos a somo del monte, 130
non menos cansados que Dante a Charonte,
allí do se passa la triste ribera.
E como yo fuesse en la delantera,
assí como en fiesta de la Candelaria,
de antorchas e çirios vi tal luminaria 135
que la selva toda mostrava quál era.
XVIII Fendiendo la ...
Índice
- Poesías completas Tomo II
- Copyright
- POESÍAS COMPLETAS II
- POEMAS POLÍTICO-MORALES
- POEMAS RELIGIOSOS
- PREGUNTAS Y RESPUESTAS
- APÉNDICE I
- APÉNDICE II
- TÍTULOS PUBLICADOS
- Sobre Poesías completas Tomo II
- Notes