Índice de plantas
A
«Osain agwéniyíowálóye iyá mi koye mi agróniga
oní gwagwadó oló malu gúdda gúdda.»
ABA
Lucumí: Abáa. Congo: Finil.
Dueño: Elegguá.
Si no hay inflamación, el dueño de los caminos les da su gracia a las hojas y las raíces para que, bien hervidas, se refresquen y alivien con baños los pies cansados del caminante.
Sus hojas se aplican como remedio para la parálisis.
ABEY MACHO
Jacaranda sangraeana. D. C.
Un palero me dice que lo conoce por abanké.
Dueño: Inlé.
Las hojas y la raíz, en cocimiento, para bañar las piernas al inicio de la linfangitis. También para lavados vaginales y erupciones.
Un vaso diario de este cocimiento, en ayunas, corrige el estreñimiento.
ABRAN DE COSTA
Bunchosia media. D. C.
Dueño: Inlé.
Para despojos. Con un gajo se santigua a los niños contra el mal de ojo, o para aliviarlos de algún dolor. (Véase Albahaca.)
Con la savia se compone un ungüento que reduce el ombligo exageradamente pronunciado de algunos niños.
ABROJO
Lucumí: Egbélegún. Igilegún.
Dueño: Inlé.
Para despojos. En baños contra la inflamación. Es una de las yerbas rituales de la sociedad secreta abakuá, en la que recibe el nombre de mendibá.
ABROJO AMARILLO
Tribulus cistides. Lin.
Lucumí: Berí Oggún. Congo: Fugwé.
Dueño: Oggún. Se le atribuye también a Inlé.
Se da a tomar por cucharadas, para expulsar la placenta.
ABROJO TERRESTRE
Lucumí: Ewe Chóro. Igbéleggún. Congo: Ngúngo.
Los ñáñigos le llaman mendibá. Para despojos y para hacer daño. «Es ewe de olúgo», para hacer brujerías.
«Como a Cristo le llenaron el camino de abrojos —nos explica un yerbero—, es muy bueno para malo.» Sin embargo, algunas mujeres, desgraciadas porque la naturaleza, con demasiada generosidad, las ha dotado de un bozo tan negro y tupido que merece el nombre de bigote y las expone a la admiración no siempre delicada de las gentes, ignoran de seguro que, aplicándose la savia de esta planta, impiden que aquel continúe espesándose y no les llegue a apuntar la barba que podría acompañarlo. Con la paciente y continua aplicación del zumo del abrojo, asegura también Cape, se debilitan las raíces capilares hasta librarlas de sus insólitos bigotes.
Muchos curanderos lo recomiendan contra el asma. Es bueno para lavar los ojos, y sirve, en cataplasma, para madurar tumores tórpidos, «de esos haraganes que no se dan prisa en reventar».
ACACIA
Gliricidia sepium. Kuth.
Lucumí: Sideé. Boni. Congo: Topiá.
Dueño: Obatalá.
El cocimiento de las hojas y raíz, para combatir el mareo y el cansancio.
ÁCANA
Bassia albescens. Griseb.
Lucumí: Iggi Yáita. Tobi. Taimán, Agayú Igbó. Congo: Ancaná. Ntola.
Dueños: Changó y Oggún.
Fuerte como el guayacán. Para las ngangas y resguardos.
Las cruces que se construyen con ácana apartan las malas influencias y maldiciones y desvían los ojos malos. Los que son clarividentes y se asustan de noche porque ven a los fantasmas, cuando llevan al cuello una crucecita de ácana, no los ven. Esta los hace huir.
Los granos se curan bañándolos con las hojas, la corteza y la raíz hervida.
Es antibubero, es decir, cura las enfermedades de la piel. Desinfecta las heridas, y la resina, reducida a polvo y aspirada, contiene las hemorragias nasales. El cocimiento de sus hojas tomado varias veces al día contiene las diarreas.
ACEBO DE SIERRA (o de tierra)
Ilex montana. Griseb.
Lucumí: Sucui. Congo: Abayo.
Dueño: Obatalá.
Para baños lustrales.
Las hojas y raíces en agua, sin hervir, son un buen depurativo para el hígado, y facilitan la digestión.
La corteza, cocida con hojas secas y unas cuantas frescas, bien caliente, para sudar la fiebre.
ACEITERO
Lucumí: Túquio. Epáiro. Eboím. Congo: Nki.
Dueño: Babalú Ayé. Algunos osainistas se lo atribuyen a Elegguá.
Las ramas y hojas, machacadas y preparadas para fricciones con alcohol, aguardiente de caña o vino aromático, alivian los dolores reumáticos; mejoran y «hasta curan el reumatismo».
Para entumecimientos y distensiones musculares.
ACEITUNILLO
Hufelandia pendula. Sw.
Lucumí: Iggiroro. Congo: Ancayo.
Dueño: Orúmbila.
Las hojas en cocimientos, para lavar la cabeza. Deja el cabello brillante y sedoso.
Con la raíz se hace un amuleto que se destina a los intelectuales impacientes por adquirir renombre.
ACHICORIA
Leptilon pusillum. (Nutt.) Britton.
Lucumí: Amuyó. Congo: Gué.
Dueño: Obatalá.
Sus hojas y raíces, en agua común sin hervir, para el estómago. Se emplea también para la hidropesía, las hemorragias, «y desates de tripas». Es diurético. (Otros yerberos elogian sus propiedades laxativas.)
ACHIOTE O ACHIOLE
Sloanea curatellifolia. Griseb.
Lucumí: Bábá iyé. Anúlló. Achiolé. Congo: Gúe.
Dueño: Obatalá.
El zumo de las hojas y de la raíz, bebido con frecuencia, calma el asma, «abre la trancazón del pecho».
ADORMIDERA
Lucumí: Erúnkumi.
El Papaver somniferum se vende en las boticas, pero la adormidera de sabana —Desmantus virgatus. Willd—, «duerme al dolor de muelas»; se hacen buches con el cocimiento, o bien se fuman cigarrillos hechos con la picadura de esta yerba, ligada con mpolo Sambia, incienso de iglesia, y «con el humo sale fuera de la muela el bicho que causa el dolor». Se recomienda para la disentería, en lavativas.
Para embobar, anular la voluntad de una persona, se liga la adormidera de botica con caraguá —un parásito del cedro y de la guásima, que algunos llaman guindavela—, uñas de los pies, pelo del que nace sobre la frente o de la nuca y de las axilas de la persona que se desee cautivar, y todo, reducido...