Un planeta de virus
eBook - ePub

Un planeta de virus

Carl Zimmer, Antonio Lozano

  1. 186 pages
  2. Spanish
  3. ePUB (adapté aux mobiles)
  4. Disponible sur iOS et Android
eBook - ePub

Un planeta de virus

Carl Zimmer, Antonio Lozano

DĂ©tails du livre
Aperçu du livre
Table des matiĂšres
Citations

À propos de ce livre

Durante años los cientĂ­ficos nos han estado advirtiendo que una pandemia era casi inevitable. Ahora estĂĄ aquĂ­ y el resto de nosotros tenemos mucho que aprender.Un planeta de virus presenta la investigaciĂłn mĂĄs reciente sobre cĂłmo los virus dominan nuestras vidas y nuestra biosfera. Las explicaciones lĂșcidas de Zimmer y sus fascinantes historias demuestran cuĂĄn profundamente estĂĄn entrelazados los humanos y los virus. Éstos ayudaron a dar lugar a las primeras formas de vida, son responsables de muchas de nuestras enfermedades mĂĄs devastadoras y continuarĂĄn controlando nuestro destino durante siglos.Completamente legible y, a pesar de su honestidad acerca de las amenazas, tan tranquilizador como aterrador, es un fascinante recorrido por un mundo que todos necesitamos comprender mejor.

Foire aux questions

Comment puis-je résilier mon abonnement ?
Il vous suffit de vous rendre dans la section compte dans paramĂštres et de cliquer sur « RĂ©silier l’abonnement ». C’est aussi simple que cela ! Une fois que vous aurez rĂ©siliĂ© votre abonnement, il restera actif pour le reste de la pĂ©riode pour laquelle vous avez payĂ©. DĂ©couvrez-en plus ici.
Puis-je / comment puis-je télécharger des livres ?
Pour le moment, tous nos livres en format ePub adaptĂ©s aux mobiles peuvent ĂȘtre tĂ©lĂ©chargĂ©s via l’application. La plupart de nos PDF sont Ă©galement disponibles en tĂ©lĂ©chargement et les autres seront tĂ©lĂ©chargeables trĂšs prochainement. DĂ©couvrez-en plus ici.
Quelle est la différence entre les formules tarifaires ?
Les deux abonnements vous donnent un accĂšs complet Ă  la bibliothĂšque et Ă  toutes les fonctionnalitĂ©s de Perlego. Les seules diffĂ©rences sont les tarifs ainsi que la pĂ©riode d’abonnement : avec l’abonnement annuel, vous Ă©conomiserez environ 30 % par rapport Ă  12 mois d’abonnement mensuel.
Qu’est-ce que Perlego ?
Nous sommes un service d’abonnement Ă  des ouvrages universitaires en ligne, oĂč vous pouvez accĂ©der Ă  toute une bibliothĂšque pour un prix infĂ©rieur Ă  celui d’un seul livre par mois. Avec plus d’un million de livres sur plus de 1 000 sujets, nous avons ce qu’il vous faut ! DĂ©couvrez-en plus ici.
Prenez-vous en charge la synthÚse vocale ?
Recherchez le symbole Écouter sur votre prochain livre pour voir si vous pouvez l’écouter. L’outil Écouter lit le texte Ă  haute voix pour vous, en surlignant le passage qui est en cours de lecture. Vous pouvez le mettre sur pause, l’accĂ©lĂ©rer ou le ralentir. DĂ©couvrez-en plus ici.
Est-ce que Un planeta de virus est un PDF/ePUB en ligne ?
Oui, vous pouvez accĂ©der Ă  Un planeta de virus par Carl Zimmer, Antonio Lozano en format PDF et/ou ePUB ainsi qu’à d’autres livres populaires dans Medicina et TeorĂ­a, prĂĄctica y referencia mĂ©dicas. Nous disposons de plus d’un million d’ouvrages Ă  dĂ©couvrir dans notre catalogue.

Informations

imagen
imagen

El azote joven
El virus de la inmunodeficiencia humana
y los orĂ­genes animales de las enfermedades
Cada semana, los Centros para el Control y la PrevenciĂłn de Enfermedades (CDC) publican un breve boletĂ­n, el llamado Informe semanal de morbilidad y mortalidad. El nĂșmero que apareciĂł el 4 de julio de 1981 contenĂ­a la acostumbrada mezcla de temas ordinarios y misteriosos. Entre los segundos, habĂ­a un informe de un grupo de mĂ©dicos de Los Ángeles que se habĂ­an topado con una coincidencia desconcertante. Entre octubre de 1980 y mayo de 1981, cinco hombres habĂ­an ingresado en diferentes hospitales de la ciudad con una misma enfermedad rara, conocida como neumonĂ­a por Pneumocystis.
La neumonĂ­a por Pneumocystis estĂĄ causada por un hongo llamado Pneumocystis jiroveci. Sus poros son tan abundantes que la mayorĂ­a de la gente lo inhala en algĂșn momento de su infancia. Nuestro sistema inmunitario se apresura a matar al hongo y a fabricar anticuerpos para prevenir futuras infecciones. Sin embargo, el Pneumocystis jiroveci causa estragos entre quienes tienen un sistema inmunitario frĂĄgil. Los pulmones se llenan de lĂ­quido y acaban muy dañados. La neumonĂ­a por Pneumocystis aboca a sus vĂ­ctimas a un esfuerzo desesperado por inhalar suficiente oxĂ­geno de cara a seguir con vida. Aquellos cinco pacientes de Los Ángeles no encajaban con el perfil tĂ­pico de una vĂ­ctima de la neumonĂ­a por Pneumocystis. Eran jĂłvenes que habĂ­an gozado de una salud perfecta antes de contraer la neumonĂ­a. En sus comentarios, los editores del Informe semanal de morbilidad y mortalidad afirmaban que los intrigantes sĂ­ntomas en los cinco individuos «sugerĂ­an la posibilidad de una disfunciĂłn en la inmunidad celular».
Poco sospechaban que estaban publicando las primeras observaciones en torno a lo que se convertiría en la mayor epidemia de la historia moderna. En efecto, aquellos cinco ciudadanos de Los Ángeles padecían una disfunción en su inmunidad celular provocada por un virus al que mås tarde se bautizaría con el nombre de virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Los investigadores descubrirían que el VIH llevaba mås de medio siglo infectando a personas en secreto. Tras su descubrimiento, en la década de 1980, el virus infectaría a mås de sesenta millones de individuos de todo el mundo. Casi la mitad de ellos moriría.
Las cifras mortales del VIH son aĂșn mĂĄs espeluznantes si tenemos en cuenta que no es tan sencillo contraer el virus. Una persona infectada no te lo traspasa si tose cerca de ti o te da un apretĂłn de manos. El VIH necesita de determinados fluidos, como la sangre o el semen, para diseminarse. El virus puede transmitirse si se mantienen relaciones sexuales sin protecciĂłn. Las muestras de sangre contaminadas pueden causar una infecciĂłn por medio de transfusiones. Las madres infectadas pueden transmitĂ­rselo a sus nonatos. Algunos adictos a la heroĂ­na contrajeron el virus al compartir jeringuillas infectadas.
Una vez el VIH penetra en el cuerpo de una persona, lanza un audaz ataque contra su sistema inmunitario. Se agarra a determinados tipos de células inmunitarias llamadas T CD4 y funde sus membranas como si se tratara de dos pompas de jabón que colisionaran. A imagen de otros retrovirus, procede a insertar su material genético en el genoma de la propia célula. Sus genes y proteínas manipulan y luego toman el control de las células, forzåndolas a realizar copias del VIH, que escapan y son susceptibles de infectar nuevas células.
En un primer momento, la poblaciĂłn de VIH en el cuerpo de una persona explosiona con rapidez. Una vez el sistema inmunitario reconoce las cĂ©lulas infectadas, comienza a matarlas, reduciendo la poblaciĂłn del virus. Para el individuo infectado, la batalla produce los mismos sĂ­ntomas que una gripe leve. El sistema inmunitario es capaz de eliminar a la mayor parte del VIH, pero una pequeña fracciĂłn de los virus se las apaña para sobrevivir a base de mantenerse en un segundo plano. Las cĂ©lulas T CD4 en las que se esconden continĂșan creciendo y dividiĂ©ndose. De vez en cuando, una cĂ©lula T CD4 infectada se despierta y dispara una rĂĄfaga de virus que infecta nuevas cĂ©lulas. El sistema inmunitario contraataca frente a estas nuevas oleadas, pero con el tiempo acaba agotado y se colapsa.
Puede bastar un solo año para que el sistema inmunitario caiga, o necesitar mås de veinte. Independientemente del tiempo que requiera, el resultado es el mismo: las personas se ven incapacitadas para hacer frente a enfermedades que no les causarían daño alguno de poseer un sistema inmunitario sano. A principios de la década de 1980, llegó a los hospitales una ola de infectados con el VIH que presentaban enfermedades extrañas, como la neumonía por Pneumocystis.
Los científicos descubrieron los efectos del VIH antes de descubrir el propio virus. A la enfermedad la llamaron síndrome de inmunodeficiencia adquirida o sida. En 1983, dos años después de salir a la luz los primeros pacientes con VIH, unos científicos franceses aislaron el VIH de un paciente con sida. Mås investigaciones concluyeron que el VIH era el causante del sida. Mientras tanto, los casos de sida se multiplicaban, tanto en Estados Unidos como fuera de sus fronteras. Otros grandes azotes, como es el caso de la malaria y la tuberculosis, son enemigos ancestrales, que llevan miles de años matando a la gente. Por el contrario, el VIH pasó de estar confinado en las sombras en 1980 a devenir un azote global en cuestión de pocos años. Aquí yacía un misterio epidemiológico.
Los científicos necesitarían tres décadas para rastrear a grandes rasgos los orígenes del VIH. Las primeras pistas llegaron de la mano de monos enfermos. Patólogos que trabajaban en centros de investigación con primates en Estados Unidos advirtieron del desarrollo de una enfermedad parecida al sida en un conjunto de animales. De modo que se preguntaron si los monos habían acabado infectados con un virus similar al VIH. En 1985, científicos de los New England Regional Primate Research Centers, mezclaron anticuerpos del VIH con el suero de monos enfermos y descubrieron que las moléculas se adherían a un virus desconocido por la comunidad científica. Con el tiempo se le bautizaría como virus de inmunodeficiencia en simios (VIS). Estudios posteriores revelaron que docenas de otras cepas del VIS infectaban a otras especies de monos y simios. Este descubrimiento abrió la puerta a la posibilidad de que el VIH hubiera evolucionado a partir de una cepa de VIS, aunque al principio no quedó claro cuål de las dos cepas era el ancestro.
En 1991, Preston Marx, de la Universidad de Nueva York, y sus colegas de laboratorio hallaron un virus extremadamente parecido al del VIH en un mono de África occidental llamado mangabey gris. Sin embargo, este descubrimiento, lejos de resolver el origen del VIH, ahondó en el misterio. En la década de 1980, los científicos habían sido capaces de dividir el VIH en dos subgrupos genéticos claramente diferenciados. Los llamaron VIH-1 y VIH-2. El primero estaba muy esparcido por todo el mundo, mientras que el segundo solo se encontraba en determinadas partes de África occidental, donde mostraba una agresividad mucho menor. Las cepas del VIS que Marx había hallado en los mangabéis grises mostraban vínculos estrechos con el VIH-2, mås incluso que los presentes entre el VIH-1 y el VIH-2.
El descubrimiento de Marx sugerĂ­a que el VIH no tenĂ­a un Ășnico origen. En efecto, el VIH-2 habĂ­a evolucionado de forma independiente a partir del VIS del mangabey gris, mientras que el VIH-1 lo habĂ­a hecho a partir de una cepa aĂșn por descubrir. Subsiguientes investigaciones en torno al VIS del mangabey gris añadieron complejidad a la imagen. Asomaron nuevas cepas del VIS mĂĄs Ă­ntimamente relacionadas con linajes especĂ­ficos del VIH-2. Estos hallazgos revelaron que el VIS del mangabey gris habĂ­a saltado repetidamente a los humanos para fabricar VIH-2; nueve veces en total.
Nadie presenció estos nueve saltos pero podemos hacernos una idea muy clara de cómo se produjeron. Son muchos los que en África occidental tienen un mangabey gris como mascota. Los cazadores acostumbran también a matar a estos monos y a vender su carne. El virus podía pasar de los mangabéis grises a las personas siempre que la sangre de unos y otros estuviera en contacto. Por ejemplo, cuando un mono mordiera a un cazador o cuando un carnicero manipulara la carne del animal. Entonces el VIS podía infectar a las células huésped, replicarse y adaptarse a la nueva especie que le servía de huésped.
Se requiriĂł mĂĄs tiempo para descifrar los orĂ­genes del VIH-1, es decir, de la mayor fuente de infecciĂłn. En 1989, Martine Peeters, una virĂłloga del Instituto para la InvestigaciĂłn y el Desarrollo de la Universidad de Montpellier (Francia), y sus colegas de laboratorio descubrieron un virus similar al VIH-1 en chimpancĂ©s en cautividad de GabĂłn. Con el fin de estudiar el virus en medio de la naturaleza salvaje, los investigadores pusieron rumbo a las selvas de África ecuatorial. No intentaron obtener muestras de sangre de los chimpancĂ©s, pues estos simios son escurridizos, fuertes y miran con suspicacia a la gente con jeringuillas. En vez de esto, recolectaron las heces que depositan bajo los ĂĄrboles en los que duermen. De nuevo en sus laboratorios, las colocaron bajo el microscopio a la bĂșsqueda de virus. Aislaron cepas del VIS procedentes del abanico entero de chimpancĂ©s, desde los que vivĂ­an en CamerĂșn, al este, a los que lo hacĂ­an en Tanzania, al oeste. Sin embargo, solo encontraron parientes cercanos del VIH-1 en los chimpancĂ©s del sur de CamerĂșn. En 1999, cuando los cientĂ­ficos trazaron el ĂĄrbol evolutivo de los virus, se encontraron con que la historia del VIH-1 era similar a la del VIH-2, existiendo diversos orĂ­genes, no uno solo.
Los investigadores del VIH han clasificado los virus del VIH-1 en cuatro grupos. El grupo M —abreviatura de main—[3] es responsable del 90 por ciento de los casos de VIH-1. El resto de los grupos, conocidos como N, O y P, son mĂĄs infrecuentes. Peeters y sus colegas descubrieron que una cepa de VIS en chimpancĂ©s de CamerĂșn presentaba un vĂ­nculo muy estrecho con el grupo M. Otros virus en chimpancĂ©s encajaban con el grupo N. Su estudio no pudo dar ninguna explicaciĂłn para los grupos O y P.
Mientras Peeters y sus colegas de laboratorio se abrĂ­an paso con dificultad por la selva para obtener heces de chimpancĂ©s, permanecieron atentos a la presencia de otros primates. Los gorilas construĂ­an sus nidos en algunos de los lugares que atravesaban. De modo que tambiĂ©n se agenciaron muestras de sus excrementos para analizarlas de vuelta en el laboratorio. Fue asĂ­ como en 2006 pudieron anunciar que los gorilas de CamerĂșn contraĂ­an el VIS.
HabĂ­an descubierto que cabĂ­a buscar en los chimpancĂ©s los orĂ­genes del VIS en los gorilas. Para entender mejor la relaciĂłn del VIS en los gorilas con los virus en chimpancĂ©s y seres humanos, Peeters y sus colegas se volcaron en la recolecciĂłn de excrementos de gorilas de comunidades geogrĂĄficas muy variadas. El anĂĄlisis de mĂĄs de tres mil muestras revelĂł que no habĂ­a rastro del VIS en gorilas fuera de CamerĂșn. Sin embargo, la historia era bien distinta dentro de CamerĂșn. AhĂ­ hallaron mĂĄs VIS de gorila. En 2015, Peeters y sus colegas anunciaron que dos de estos nuevos linajes de VIS de gorila correspondĂ­an a los ancestros del VIH-1 O y P, los dos Ășltimos grupos de VIH-1 en ser identificados.
El grupo P es la forma mĂĄs inusual de VIH-1 jamĂĄs encontrada, cuyo aislamiento llegĂł a partir de solo dos individuos de CamerĂșn. En cuanto que experimento evolutivo, da la sensaciĂłn de que el VIH-1 grupo P supuso un fracaso, produciendo un virus pobremente dotado a la hora de infectar a los seres humanos. En cambio, el grupo O llevĂł a cabo un salto mucho mĂĄs impresionante. Se calcula que ha infectado a unos cien mil cameruneses. Al estudiar la biologĂ­a del virus, los cientĂ­ficos han descubierto que es tan eficaz como el VIH-1 grupo M a la hora de multiplicarse en el interior de los seres humanos. El hallazgo de V...

Table des matiĂšres