1. ÂĄViva mi cuerpo serrano!
Una «gordita feliz»
Yo me miraba en el espejo, ÂĄy me encantaba lo que veĂa! Era una mujer de mĂĄs de 120 kg que, incluso, llegĂł a reĂrse de sĂ misma haciĂ©ndose un precioso tatuaje con ironĂa sobre sus kilos de mĂĄs. VestĂa como si mi cuerpo en vez de 120 kg pesara 75; trajes ajustados, escotes y todo lo que me apeteciera (si habĂa talla) eran para mĂ.
¥Fantåstico! Aceptaba mi cuerpo y lo cuidaba estéticamente como si los kilos no fueran un problema.
AdemĂĄs, era una de esas llamadas «gorditas felices». TenĂa una buena vida social llena de eventos, fiestas y planes todos los fines de semana. TenĂa un buen trabajo en una multinacional. Era atractiva a los ojos de muchos, y yo me sentĂa como tal. Se podĂa decir que tenĂa una vida divertida y plena, en todos los sentidos.
Mentira.
Cuando uno de los planes era hacer algo fĂsico, como por ejemplo trekking por la sierra, yo me quedaba en casa sin hacer nada o, peor, cocinando y comiendo hasta saciarme, y mĂĄs.
«Como ellos se estĂĄn divirtiendo, yo me divierto asĂ», me decĂa a mĂ misma.
Cuando quedaba con alguien para ir de compras, yo siempre decĂa que no tenĂa dinero, o que no encontraba nada que me gustase. Y no, me mentĂa y mentĂa a los demĂĄs; simplemente, no querĂa probarme nada delante de la gente, porque sabĂa que no me iba a quedar bien.
Cuando Ăbamos a algĂșn local a bailar, yo me quedaba agazapada en la barra.
«Con mi peso, yo no puedo bailar.»
ÂżRealmente estas conductas son de alguien feliz? No, me temo que no.
Ahora vamos a hacer un pequeño ejercicio. Coge papel y lĂĄpiz y responde a esta pregunta: ÂżquĂ© cosas estĂĄs dejando de hacer o de vivir debido a tus kilos de mĂĄs? Pueden ser cosas que estĂ©n directamente relacionadas, como dejar de bailar porque tu cuerpo no tiene forma fĂsica, o cosas indirectamente relacionadas, como dejar de ir a la playa porque te sientes mal en bañador.
Sin cronómetros, date el tiempo que necesites, pero no lo pienses demasiado, deja que fluyan tus «Dejo», lo suficiente para escribir diez o mås cosas en tu listado.
Te puedo dar unos cuantos ejemplos basados en mi propia experiencia y en la de muchas otras personas:
âą | Dejo de arreglarme. |
âą | Dejo de hacer deporte. |
âą | Dejo de bailar. |
⹠| Dejo de probar experiencias que me apetecen, como esquiar, hacer surf o subir una montaña. |
âą | Dejo de ir a la playa. |
âą | Dejo de ir a comprar ropa. |
âą | Dejo de usar tacones. |
âą | Dejo de usar biquini. |
âą | Dejo de cruzar las piernas. |
âą | Dejo de jugar con mis hijos. |
âą | Dejo de ir a pasear al parque cuando hay mucha gente. |
âą | Dejo de tener sexo con mi pareja. |
âą | Dejo de ir a eventos sociales. |
⹠| Dejo de ir a comer con mis compañeros de trabajo. |
âą | Dejo de acudir a eventos sociales dentro de mi trabajo. |
âą | Dejo escapar algunas oportunidades de negocio por sentirme insegura. |
âą | Dejo de sentirme atractiva para mĂ y para los demĂĄs. |
âą | Dejo de tener pareja. |
âą | Dejo de cuidar mi vida en pareja. |
Como ves, la lista puede ser enorme. Bien, Âżla tienes ya? Pues continuemos con la siguiente parte. Ahora pregĂșntate: de todos esos «Dejo», ÂżcuĂĄles quiero realizar?
Puede ser que sean todos, o solo unos cuantos. Pero estoy segura de que varios de esos «Dejo» son cosas que te encantarĂa poder hacer en tu dĂa a dĂa.
Personalmente, todas son cosas que quiero realizar. O, al menos, poder decidir si las quiero realizar o no.
Sigamos. Ahora evalĂșa: de todos los «Dejo» que has escogido, ÂżcuĂĄles tienen gran importancia (2), cuĂĄles tienen menos importancia (1) y cuĂĄles no tienen ninguna importancia para ti (0)?
No se trata de asignar todas las puntuaciones, simplemente puntĂșa. Puede ser que todo lo que dejaste de hacer no tenga mucha importancia para ti, o que todos tengan mucha.
La vida no se constituye solo de cosas muy importantes, sino de pequeños placeres que nos la hacen mĂĄs llevadera. Para mĂ puede no ser muy importante usar tacones, pero si sĂ© que a mi pareja le gustan y eso le hace saber que me preocupo por Ă©l, me gusta llevarlos de vez en cuando. Y no quiero dejar de hacerlo porque mis pies me duelan por los kilos que han de soportar. Porque, aunque todo esto se trate de mĂ, la verdad es que vivo en sociedad, tengo relaciones y lo que sĂ me hace directamente feliz es cuidarlas.
Para finalizar el ejercicio, simplemente responde a esta pregunta: ÂżEres feliz dejando de hacer esas cosas?
Yo lo tuve muy claro: NO. No era feliz dejando de hacer cosas. No era feliz dando excusas a los demĂĄs y a mĂ misma para dejar de hacerlas. Y, sobre todo, me di cuenta de que estaba dejando escapar la vida que me gustarĂa vivir, la persona que querĂa ser. Y que no paraba de mentirme. CreĂ© un personaje de mĂ misma, que jugaba a ser feliz. CreĂa que esa era la vida que querĂa, que todo iba bien. Pero la verdad es que sabĂa que estaba dejando escapar la vida, que esa no era la vida que querĂa, ni la persona que querĂa ser.
Mi templo en ruinas
Me mentĂ durante tantos años que soy incapaz de recordar cuĂĄndo fue la Ășltima vez que mi bĂĄscula me dio un peso sano. De este concepto hablaremos mĂĄs adelante, no te preocupes.
BusquĂ© fotos mĂas de cuerpo entero. EncontrĂ© muy pocas. Y las pocas que encontrĂ© no me gustaron lo mĂĄs mĂnimo. Me vi mucho mĂĄs gorda de lo que me veĂa frente al espejo. No me reconocĂa en ellas. Mi concepto de mĂ con respecto a mi cuerpo se estaba desmoronando. Una de mis client...