La invenciĂłn del training
El actor en ejercicio: algunas
experiencias sobresalientes
BĂ©atrice Picon-Vallin
La escena es un ambiente cuyos
habitantes son los actores.
F. Ruffini
Cuando en 1930 el actor Mijail ChĂ©jov,el sobrino de Anton, emigrado desde hacĂa diez años, quiso fundar una escuela de teatro en ParĂs para formar actores que escenificaran a los clĂĄsicos en ruso y en francĂ©s, Pierre Lazareff expresĂł su asombro en el diario Paris-Midi y afirmĂł que âdeberĂĄn dedicarse a hacer una gimnasia bastante estricta antes de aparecer en pĂșblicoâ!
ÂżQuĂ© es esta âgimnasia bastante estrictaâ que asombraba entonces a los franceses y que es caracterĂstica de la escuela rusa? Es el entrenamiento del actor antes de toda actuaciĂłn escĂ©nica, son los ejercicios que componen este entrenamiento. No tienen nada que ver con la gimnasia, aunque a veces puedan parecĂ©rsele. Conciernen a uno de los momentos necesarios de la formaciĂłn de los actores, sea inicial o continua. Este entrenamiento puede permanecer estable o evolucionar a lo largo de las aventuras profesionales y de las exigencias personales de cada actor.
En los teatros de bĂșsqueda de Europa a principios del siglo, los ejercicios tenĂan el objetivo de preparar para el trabajo del escenario; le enseñaban al actor a profundizar su conocimiento de su esquema corporal, a probar y dominar su gestualidad y sus movimientos, para evolucionar en un espacio-tiempo particular, el de la escena. Aspiraban a apartar al actor de los condicionamientos fĂsicos ordinarios, psĂquicos y sociales, que marcan su cuerpo. Lo ayudaban a luchar contra los estereotipos de comportamiento que toda sociedad impone a los hombres y mujeres que la conforman, a comprender las leyes del movimiento y de la expresividad escĂ©nica, y a liberarse del cuerpo âcĂłmoda parlanteâ, del âcuerpo gramĂłfonoâ del que hablaba Vsevolod Meyerhold, para conquistar e investir un cuerpo de teatro -constreñido por estar sometido a las reglas (otras reglas), y a la vez libre, porque la invenciĂłn sĂłlo nace cuando la asimilaciĂłn y el dominio de las reglas le permiten al actor hacerlo todo-, un cuerpo âdilatadoâ, segĂșn la expresiĂłn de Eugenio Barba, un âcuerpo en juego".
El ejercicio, medio necesario de adaptaciĂłn a las
especificidades del ambiente escénico
Las revoluciones teatrales de principios del siglo XX en Occidente no atañen sĂłlo al espacio, el tiempo, el dispositivo y el arreglo material de la escena -screens de Edward Gordon Craig, construcciĂłn o âmontaje del juegoâ de Meyerhold- sobre los cuales se poseen trazos iconogrĂĄficos considerables.TambiĂ©n conciernen, sobre todo, a los actores, quienes hacen vivir el edificio del teatro, sus âpiedras vivasâ como lo sugiriĂł Craig en el congreso de Volta.
El desarrollo de la puesta en escena y la necesidad de una preparaciĂłn del actor por fuera de las instituciones acadĂ©micas heredadas del siglo XIX hicieron nacer una reflexiĂłn sobre la pedagogĂa, sobre la escuela, sobre la enseñanza y el ejercicio, asĂ como sobre el proceso creativo. Esta reflexiĂłn fue conducida primero por los directores de escena, Stanislavski y Meyerhold, los dos polos de la refundaciĂłn teatral en Europa en los albores del siglo xx, pero tambiĂ©n por Vajtangov, Copeau y otros. Fundamentaron el teatro sobre una revaloraciĂłn del arte y del oficio del actor, no se contentaron con instalar un frente a frente con los modelos fijados por el rĂŽle.
Uno, Stanislavski, centrĂł el trabajo del actor en el estudio de la psicologĂa del personaje, en el uso de su memoria afectiva, en la bĂșsqueda de un estado creador orgĂĄnico. El otro, Meyerhold, buscaba una teatralidad no cotidiana y construida en donde, en lugar del cuerpo natural preconizado por Stanislavski, puso al cuerpo que podrĂa denominarse âversificadoâ (en oposiciĂłn al prosaico, de todos los dĂas) de un actor polivalente, juglar, acrĂłbata, mĂșsico, bailarĂn. Sin embargo, tanto para uno como para el otro, se tratara de un teatro-espejo de la vida, de un teatro realista o del teatro del âpaĂs de las maravillasâ y de su ârealismo musicalâ o âfantĂĄsticoâ, la escena era un ambiente diferente de la vida, diferencia que debe tomarse en cuenta para darle al actor los medios para crear como en la vida, o bien para comprender las leyes del teatro, que son diametralmente opuestas a las de la vida.
En el momento en que el realismo se interpretĂł de modo reduccionista, como pura imitaciĂłn de una vida idealizada por una voluntad de conformidad con la ideologĂa de los años treinta a cincuenta, en el momento del realismo socialista estalinista, las ideas de Stanislavski quedaron encerradas en una doctrina fija, y se borrĂł el trabajo creador del actor, donde el ejercicio tenĂa una parte importante: su âcuerpo de la vidaâ le bastaba. No obstante, Stanislavski siempre buscĂł concebir los medios para que el actor se perfeccionara, se transformara, para que dominara tĂ©cnicas capaces de poner en marcha su supraconsciente creador, dominio obtenido mediante distintos tipos de ejercicios de concentraciĂłn.
Meyerhold hizo muy pronto el descubrimiento esencial de que las palabras no coinciden con las reacciones, las expresiones fĂsicas; que el lenguaje verbal es diferente del lenguaje del cuerpo, y que el cuerpo tiene el suyo propio, el de la plĂĄstica escĂ©nica. Quiso perfeccionar el cuerpo del actor por medio de ejercicios que pusieran en juego la memoria del teatro (ponerse en el camino de los comediantes italianos ya desaparecidos por vĂa de ejercicios efectuados en los scenarii de la commedia dellâarte,recuperaciĂłn reflexionada y no nostĂĄlgica de sus recorridos escĂ©nicos), la flexibilidad del actor, su presencia en el otro (compañero, espectador), su relaciĂłn con el espacio y con los objetos. Para Ă©l, como para Craig, el movimiento -en sentido amplio- era el elemento mĂĄs importante del arte del teatro. A mediados de los años treinta, Stanislavski se inclinĂł por el mĂ©todo de las acciones fĂsicas y los ejercicios vinculados con Ă©ste, en gran parte bajo la influencia de Meyerhold y sus bĂșsquedas, a las cuales habĂa permanecido atento por medio de sus afanosos informadores.
El entrenamiento del actor, sea un conjunto de ejercicios o el training, como se le suele designar hoy, es, segĂșn Franco Ruffini, âel proceso artificial mediante el cual el actor se adapta al ambiente-escenaâ! El training es un trabajo âcontinuo, prolongado, coherente e independiente (en principio) de los espectĂĄculos en que el actor se compromete durante el mismo periodo. Los espectĂĄculos competen a una escena especĂfica;el proceso de adaptaciĂłn, al âambiente-escenaâ, pero âen la prĂĄctica, el training se puede integrar al espectĂĄculo, incluso puede ser su preparaciĂłnâ
PreparaciĂłn en el movimiento escĂ©nico, proceso consciente de adaptaciĂłn a cierto tipo de escena y de teatro -donde no se trata del personaje, sino del actor que lo representa-, los ejercicios canĂłnicos de biomecĂĄnica se integraron en 1922 al Cocu magnifique, puesta en escena de Meyerhold, espectĂĄculo-manifiesto del constructivismo escĂ©nico. En lo sucesivo, estos ejercicios, que formaron parte del training del actor meyerholdiano de los años veinte, ya no aparecerĂan como tales en los escenarios: al segmentar las acciones escĂ©nicas, estarĂan destinados Ășnicamente a dar la sensaciĂłn del movimiento consciente propio del espacio escĂ©nico, y a desarrollar los mĂșsculos del cuerpo de teatro abriĂ©ndolo al conocimiento de sĂ en las especificidades de este espacio. Pero los principios (los âenunciadosâ) que estructuran los movimientos del actor en el ejercicio organizarĂan las modalidades de su actuaciĂłn escĂ©nica. A veces se preparaban ejercicios de biomecĂĄnica suplementarios, especĂficos, para uno u otro espectĂĄculo (es el caso de La dama de las camelias, en 1934).
Ejercicio de biomecĂĄnica, 1922. La primera generaciĂłn de actores meyerholdianos.
Aplicada por los actores de Thomas Ostermeier en el espectĂĄculo Hombre por hombre (Die Baracke, BerlĂn, 1998), la biomecĂĄnica produce un insistente virtuosismo que en ocasiones atropella la obra de Brecht, pues aquĂ la actuaciĂłn toma mĂĄs en cuenta los ejercicios que los principios y el sentido de la biomecĂĄnica: se trata de utilizarlos en sĂ mismos, por su energĂa, su fuerza demostrativa, espectacular,y no por todo lo que puedan transformar profundamente en el cuerpo y en la relaciĂłn con el otro, el espectador, el espacio, el texto. Mas en los espectĂĄculos posteriores de la joven compañĂa, es posible comprender el aporte indirecto de este entrenamiento intensivo que induce una acometida especĂfica del espacio y del compañero.
Un repertorio de ejercicios practicados
en el âestudioâ
SegĂșn F. Ruffini, no existirĂa un âproceso de adaptaciĂłn [al ambiente escĂ©nico] definido, sino solamente la necesidad y la lĂłgica de tal proceso: sabemos hacia quĂ© objetivo debe tender,pero ignoramos de quĂ© manera y segĂșn cuĂĄles modalidades debemos llegar a Ă©lâ.
En la prĂĄctica de Stanislavski y de Meyerhold estĂĄ muy presente la bĂșsqueda de leyes para el teatro. Ăstas se desprenden en forma experimental en el curso de sus investiga...