A favor y en contra
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A favor y en contra

El libro del debate

Debbie Newman, Ben Woolgar, Jose María Garrido

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  1. 316 pages
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El libro del debate

Debbie Newman, Ben Woolgar, Jose María Garrido

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A favor y en contra. El libro del debate es una guía indispensable para disputar sobre 134 temas controvertidos, de actualidad y de interés general.Sus 19 ediciones en todo el ámbito angloparlante lo consolida como el libro más usado en el arte del debate.En constante actualización, esta edición recoge asuntos como el derecho a poseer armas nucleares, el rescate de empresas en quiebra, la protección de las lenguas indígenas y la tortura a presuntos terroristas.Cada tema concede la misma extensión a las dos partes en liza, siguiendo un formato de doble columna que permite compararlas fácilmente. Se añade en cada caso una lista de asuntos relacionados, y posibles puntos de partida.El libro proporciona al lector los consejos más frecuentes sobre la técnica del debate, sus reglas y su estructura, y le ofrece recomendaciones para defender el propio punto de vista y convencer con éxito. Es una lectura recomendada para interlocutores de cualquier nivel.

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Informations

SECCIÓN F
Cultura, educación y deporte
Con el cambio de siglo y de milenio, el globo de la cultura (siempre inyectado de olímpicos) ha ido hinchándose hasta convertirse en un balón de fútbol inmenso que ocupa casi todas las conexiones neuronales de la mayoría de los varones occidentales con acceso a canales de pago. Quizás sea exagerado decirlo así, quizás haya que matizar un poco, como podrían matizarse, a la baja, los beneficios astronómicos de las estrellas deportivas. Más allá de su faceta crematística, el deporte podría considerarse auténtica cultura: estética, juego, relación sana de competencia, escenario para ejercitar virtudes, y hasta un recurso para mejorar la salud corporal y mental, bienes que, indudablemente, requieren nuestro cuidado.
Junto a los debates relacionados con el deporte, se proponen aquí otros sobre algunos aspectos de la educación (si cabe en la enseñanza pública hablar de religión o sexualidad, si la coeducación es mejor sistema que la enseñanza diferenciada, quién financia la enseñanza y hasta qué punto, etc.). En general, son debates que exigen pensar de quién es (¿del Estado?, ¿de los padres?) el derecho fundamental de educar a los hijos-ciudadanos menores de edad. Otras discusiones interesantes (de arte, música, moda), no muchas, tocan ciertos espacios de la cultura que aún se resisten a la colonización del deporte.
Boxeo, prohibición del
El boxeo es un deporte de lucha en que dos personas combaten a puñetazos, protegidos con guantes. Se originó en la Grecia antigua y es deporte olímpico. En muchos países es un deporte extendido hoy, pero tiene muchos detractores que piensa que es inhumano y que el daño provocado a los propios boxeadores y a la sociedad en su conjunto merece que se prohíba. Los argumentos de este debate se aplican generalmente a otros deportes de contacto (o deportes “de choque”) como algunas artes marciales o el rugby.
A favor
[1] El deporte debe prohibirse para evitar a las personas heridas físicas graves y la muerte. Algunos boxeadores han muerto por las heridas causadas en el cuadrilátero (p. ej., el boxeador cubano Benny Paret en la década de 1960). Muchos otros han tenido heridas que no han sido fatales, pero les han incapacitado en algo. La gente joven se adentra en estos deportes a una edad adolescente, cuando tal vez no son suficientemente maduros para tomar decisiones basadas en los hechos más relevantes; también existe una fuerte presión de los amigos para ser “duros” y entrar en el boxeo, y con la promesa de enorme fama y riquezas si tienen éxito. Prohibirlo es la única manera de asegurar que los jóvenes, en particular, están protegidos de los riesgos que corren.
En contra
[1] La decisión de boxear o no la debe tomar cada persona. Dejamos a la gente que decida por sí misma si conducir o fumar, y ambas cosas son, en comparación, mucho más peligrosas que el boxeo. En general, debemos dejar a cada persona decidir por sí misma sobre los riesgos que quiere correr, a menos que haya una buena razón en contra: por ejemplo, si quiere consumir heroína, cuyo potencial destructivo es excesivo y indiscriminado, además de ser altamente adictiva.
[2] A diferencia del fútbol, el criquet, el esquí o la natación, en los que pueden producirse lesiones ocasionales por accidente o (en el fútbol) por infracciones del reglamento, en el boxeo las heridas vienen precisamente por el ejercicio mismo de ese deporte. Todo consiste en dejar inconsciente al oponente, lo que puede suponer la separación temporal del cerebro respecto del interior de cráneo. La Asociación Médica Británica y la Asociación Médica Americana han repetido sus llamamientos para que se prohíba el boxeo. Estas formas de “deporte” son inhumanas e inaceptables por su peligrosidad, llegando a causar parálisis, daños cerebrales y la muerte a muchos boxeadores desafortunados.
[2] De hecho hay relativamente pocas muertes en los deportes de contacto, si se compara con las muertes por casos de ahogo en natación de larga distancia y en deportes de vela, por ejemplo. Todos los deportes tienen sus riesgos. Bolas de criquet que golpean la cabeza, entradas de fútbol por resbalones, accidentes de esquí, choques en las carreras de Fórmula 1; todos son riesgos inherentes a esas actividades, en cierto modo no son accidentales, igual que las lesiones del boxeo son un riesgo inherente a él. La distinción entre actividades con riesgo intrínseco y con riesgo accidental es espuria. En el cuadrilátero de boxeo siempre hay un árbitro, que puede maximizar la seguridad para los contrincantes. Si los combates de boxeo fuesen ilegales, probablemente serían más brutales.
[3] La fama de los boxeadores presenta a los jóvenes unos modelos que se veneran solo por su fuerza brutal y por su capacidad para lesionar a otros. Y esto se magnifica con la “pelea verbal” que los boxeadores mantienen antes de un gran combate, amenazándose e insultándose. Estos modelos solo pueden causar efectos negativos y perpetuar la tendencia a la violencia y la agresividad crecientes entre la gente joven. Más bien deberíamos honrar a los deportistas cuyos méritos valoramos en la sociedad.
[3] Los boxeadores pueden ser realmente modelos muy positivos: ofrecen un ejemplo de éxito alcanzado con trabajo duro y disciplina. Muchos boxeadores, como Frank Bruno, han prestado un servicio maravilloso a organizaciones sin ánimo de lucro, y otros han sido muy elocuentes: Chris Eubank y Muhammad Ali, por ejemplo, han sido una inspiración para generaciones de boxeadores y de personas. Muchos boxeadores proceden de familias obreras y llegan a convertirse en personajes famosos del boxeo profesional o representan a su país en las olimpiadas. Puede ser inspirador y dar una opción a salir de la pobreza a gente joven sin recursos.
[4] Hacer de la violencia un entretenimiento es una barbaridad y embrutece a la sociedad. Si se anima a la masa a que anime a los contrincantes en el cuadrilátero, también animarán las peleas en el patio de la escuela o en el bar, o intentarán que otros les vitoreen a ellos mismos. El boxeo afea la idea de que la violencia es inadmisible. Viendo la nariz de un boxeador rota o a otro inconsciente en el suelo perdemos sensibilidad para reaccionar contra la violencia y normalizamos algo que debería conmocionarnos.
[4] Es simplista creer que la admiración hacia los boxeadores lleve a comportamientos violentos. La gente busca todo tipo de chivos expiatorios para explicar las conductas violentas (la televisión, las películas, los videojuegos, los deportes), pero de hecho la violencia perdura con independencia del tipo de deporte o juego de moda. En el siglo XIX, el boxeo con puños descubiertos, un deporte más brutal que el boxeo moderno, era tremendamente popular, pero no parece que los adolescentes de entonces fuesen más violentos que los de ahora. El boxeo podría realmente ayudar a que nuestras calles fuesen más seguras, al dar una salida institucionalizada a la agresividad. Hay muchos programas en barrios pobres que enseñan boxeo a adolescentes para que dejen las pandillas y entren en gimnasios.
Posibles debates
Estamos a favor de abolir los deportes de contacto.
Hay que prohibir el boxeo.
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