La mediación lingüística y cultural
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La mediación lingüística y cultural

Teorías y nuevos enfoques para el estudio de la lengua y cultura española e hispanoamericana

Laura Mariottini, Stefano Tedeschi, Alejandro Sánchez Castellanos

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Teorías y nuevos enfoques para el estudio de la lengua y cultura española e hispanoamericana

Laura Mariottini, Stefano Tedeschi, Alejandro Sánchez Castellanos

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Este volumen es el fruto de muchos años de estudios, investigaciones, experiencias y didáctica de la mediación, tema que explora en profundidad desde una perspectiva lingüística, comunicativa y pragmática, de análisis de textos y discursos, de imágenes y símbolos, en un diálogo continuo entre lengua(s) y cultura(s) hispánica(s). Nacido de la colaboración entre la Universidad La Sapienza y la Universidad de La Habana, este libro es la primera obra científica sobre mediación lingüística y cultural que va más allá del enfoque tradicional de la traducción, hasta llegar a una visión amplia de la mediación como comprensión, coordinación y transformación de las relaciones interpersonales. El texto, escrito en español, va dirigido especialmente para los estudiantes universitarios de los cursos de mediación lingüística y cultural, de las ciencias políticas y sociales y de la comunicación, pero satisface plenamente las necesidades de todos aquellos profesionales, investigadores y expertos que, en los distintos niveles de formación o ámbitos de actividad, se ocupan de la teoría, la práctica y la metodología de la mediación, ya que ofrece tanto todo un andamiaje teórico como las herramientas necesarias para orientarse y aventurarse en los nuevos espacios de mediación que aquí se presentan.

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Informations

Éditeur
Hoepli
Année
2020
ISBN
9788820398866

1
Hacia una taxonomía de la mediación

La revisión y el estudio de los muchos trabajos sobre mediación evidencian, por una parte, la riqueza de definiciones y enfoques para el análisis y, por otra, la variedad de ámbitos y contextos en los que se puede aplicar.
Pese a dicha variedad, aún falta un modelo taxonómico que aclare y especifique las características de cada tipo de mediación. Sobre todo si, como en nuestro caso, se aboga por una definición amplia y abarcadora de mediación lingüística y cultural con el propósito de dar cuenta de las nuevas y novísimas dimensiones en las que hoy día esta tiene cabida y que suponen un reto para los investigadores y una posibilidad laboral sustancial para futuros mediadores.
Por eso, en este capítulo presentamos una taxonomía de mediación: proporcionamos herramientas conceptuales para tratar sistemáticamente cualquier tipo de mediación lingüística y cultural que se encuentre en el paisaje actual, estableciendo una clasificación basada en la comunicación. En efecto, nuestro punto de partida es el marco general en el que los actos mediativos acontecen. Un acto mediativo es un acto comunicativo. De ahí que la unidad básica que tomamos como referencia sea el modelo de evento lingüístico de Jakobson (1958/1966), según el cual cualquier acto comunicativo consta de 6 componentes: emisor, receptor, mensaje, código, canal y contexto.
Ahora bien, si aplicamos el modelo a la mediación lingüística y cultural, podemos categorizar los tipos de mediación a partir del elemento del evento lingüístico mayormente relevante en el acto mediativo específico.

I. Participantes: emisor y destinatario

Desde la perspectiva de los participantes en el acto mediativo tendremos, por una parte, la mediación cognitiva y relacional, si el foco se centra respectivamente en el emisor y en la relación entre emisor y destinatario. Veámoslas:
– Mediación cognitiva
Se refiere a la transmisión y construcción del conocimiento y a la asimilación de lo que inicialmente se percibe como alteridad. La mediación cognitiva procede de un modelo constructivista de aprendizaje, en el que el individuo desarrolla sus potencialidades, y tiene parte activa en la adquisición de conocimientos, investigando, trabajando, resolviendo situaciones nuevas. La mediación cognitiva se convierte en una estrategia para el cambio de nosotros mismos puesto que presenta una dimensión educativa porque actúa con intención de intervenir sobre las competencias cognitivas. Pero va más allá de una simple interacción, para llegar al reencuentro, a la confiada aceptación e implicación en un proceso transformador, modificador y constructor de la persona. Es mediación cognitiva porque debe ser consciente, significativa, intencional y trascendente.
– Mediación relacional
Se refiere a la capacidad de los usuarios del idioma de establecer una atmósfera positiva para la comunicación, de alentar la participación de sus interlocutores, o de adoptar actitudes empáticas hacia las perspectivas y maneras de pensar y sentir de los participantes en la situación comunicativa. Muchos autores hablan también de escucha activa, a la hora de señalar la participación efectiva y eficaz en el intercambio mediativo.
Por otra parte, si el foco se centra en el número de participantes implicados, habrá mediación diádica o triádica:
– Mediación diádica (2 participantes)
Se activan aquellas estrategias conversacionales y discursivas orientadas a la explicación y a la comprensión de la porción de intercambio de la que se ha originado el nodo problemático (p. ej. metaconversaciones, formulaciones, secuencias incrustadas, etc., véanse caps. 2 y 5).
– Mediación triádica (3 participantes)
Presencia del mediador como facilitador de la comprensión. Estudios que proceden del ámbito de la antropología hablan del mediador como bróker lingüístico y cultural, alguien que tiende un puente, pone en relación, media entre grupos o personas con bagajes culturales diferentes con el fin de atenuar un conflicto o producir un cambio. Su función abarca algo más que ser un intérprete, aunque es un atributo importante en situaciones interculturales en las que el idioma forma parte del papel que desempeña (Jezewski y Sotnik, 2001).

II. Mensaje

Con respecto al mensaje, retomando de Jakobson (1959) la distinción entre intralingüística (o endolingüística) e interlingüística, y aplicando estas adjetivaciones a la mediación, tendremos:
– Mediación intralingüística
Cuando el acto se da dentro de un mismo sistema lingüístico. Está orientada a la construcción del significado y para ello usa técnicas y estrategias de adaptación, simplificación, resumen, etc. La mediación intralingüística puede darse en cada uno de los niveles de la lengua, por eso la dividimos ulteriormente en:
Mediación diacrónica, cuando la teoría de la mediación se aplica a diferentes épocas históricas. Se habla hoy en día –y es un campo muy nuevo– de mediación lingüístico-cultural histórica, como fenómeno que abarca la interpretación de textos, representación de personajes, así como, de manera más amplia, las intermediaciones entre códigos comunicativos y culturales, los idearios que las han sustentado y las representaciones históricas de que han sido objeto (Payàs y Zavala, 2012).
Mediación diatópica, cuando sirve para desambiguar significados de porciones de variedades distintas de la misma lengua. Pensemos por ejemplo en las incomprensiones que podrían derivar del uso de selecciones léxico-semánticas o estrategias pragmáticas propias del español peninsular frente al americano: términos, paremias, formas de cortesía, etc.
Mediación diafásica, que implica un cambio de registro, p. ej. de una variedad especializada a una estándar. Se habla en esta situación de literacidad, es decir, tener o no las competencias, habilidades y conocimientos necesarios para participar activamente en un encuentro situado (véase cap. 5).
Mediación diastrática, que supone un cambio de variedad que tiene que ver con las características inherentes a los hablantes, por ejemplo, la variedad juvenil o de los mayores. Muestra de eso es el Diccionario Mutante Juvenil lanzado en Twitter por la alcaldía de Medellín (Colombia).
– Mediación interlingüística
Es la mediación prototípica, que acontece entre personas que hablan idiomas distintos y puede incluir la interpretación y la traducción según se haga de forma oral o escrita.
– Mediación translingüística
Es decir, a través de las lenguas. Este tipo de mediación incluye estrategias de cambio de código en el mismo discurso, activa prácticas translingües y acontece en su mayoría en situaciones diaspóricas, de migración.

III. Canal

Tomando como punto de referencia el canal de la comunicación podemos reconocer dos tipos de mediación: la intrasemiótica y la intersemiótica.
La primera emplea el mismo canal comunicativo (p. ej. lengua oral - lengua oral), la segunda, en cambio, usa canales comunicativos diferentes (p. ej. lengua oral - lengua escrita, o también lengua verbal y lengua de signos).

IV. Código

Por lo que concierne al código de comunicación, individuamos la mediación que emplea códigos verbales y no verbales.
Partimos de una conceptualización pragmática de la comunicación, entendiendo que esta incluye todos los procesos a través de los cuales las personas se condicionan mutuamente. El papel de la mediación, es desde esta perspectiva, un intento de facilitar el tránsito entre marcos de referencia pragmáticos (relacionales, sistémicos) desde donde se produce el proceso comunicativo, tanto a través de códigos verbales (las lenguas naturales) como a través de representaciones visuales o formas de comunicar no verbales (proxémica, kinésica, ocupación del espacio, símbolos, etc., véanse caps. 3 y 4).

V. Contexto

Si entendemos el contexto como lugar o entorno en el que acontecen los eventos mediativos, podemos reconocer dos tipos de mediación: una institucional y otra informal.
– Mediación institucional
Es la que acontece dentro de las instituciones con pautas y patrones muy establecidos y que puede servirse de profesionales de la mediación cuyo rol está reconocido por la propia institución. Dentro de esta clasificamos otros dos tipos de mediación:
la mediación convencionalizada (p. ej. en los tribunales): el mediador interviene con mucha predeterminación en su papel, tiene posibilidades restringidas y regladas por normas tanto institucionales como interaccionales;
la mediación creativa: el mediador tiene más poderes conversacionales y de intervención en sus acciones mediativas que los demás participantes (p. ej. en el ámbito de la salud) o cuando se da el caso de mediadores momentáneos, es decir, participantes que, en un momento dado de un intercambio, debido a sus poderes conversacionales, desempeñan el papel de facilitadores de la comunicación (p. ej. el médico o el juez).
– Mediación informal
Cuando acontece en marcos informales, sin predeterminación de roles o de participantes o cuando se da sin profesionales de la mediación, con terceras personas, amigos, familiares, conocidos, etc.
Si entendemos el contexto como referente cultural en el que se desarrollan los eventos, reconocemos la mediación cultural y la intercultural:
– Mediación cultural
Aun cuando la diferencia lingüística no sea una barrera insoslayable, es posible pensar que en las relaciones entre grupos que se reconocen como muy distintos se hace necesario el ejercicio de mediación para acortar las distancias comunicativas entre sus respectivos universos simbólicos y códigos político-culturales, como puede suceder, por ejemplo, cuando entra en relación un grupo que opera en los códigos de la oralidad con otro que opera con los procedimientos de la escritura, aunque ambos sean capaces de comunicarse en una misma lengua.
– Mediación intercultural
Poniendo atención en las características de los participantes a este tipo de mediación, se reconocen tres situaciones:
individuales/personales. Aquellas mediaciones que se realizan entre una persona (generalmente...

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