Método experimental para principiantes
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Método experimental para principiantes

Federico Arana

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Método experimental para principiantes

Federico Arana

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Ensayo que busca ser un punto de partida para quienes se inician en el estudio de las ciencias experimentales. Con un estilo ameno, el autor explica cómo se delimita el objeto de la investigación y se plantea una hipótesis, de qué forma se hace un diseño experimental y se realiza la investigación; cómo deben analizarse los resultados para obtener las conclusiones y elaborar un informe escrito.

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I. CIENCIA

CIENCIA, según el diccionario, es “el conocimiento cierto de las cosas por sus principios y causas”. O bien, “el conjunto sistematizado de conocimientos que constituyen un ramo del saber humano”. En verdad que estas definiciones nos pueden dar una idea más o menos aproximada de lo que es ciencia, pero no hay que olvidar, por un lado, que las definiciones pretenden fijar con precisión los límites de un concepto, cosa que rara vez consiguen; y, por el otro, que la naturaleza de la ciencia ha sido y sigue siendo motivo de grandes polémicas.1
Con todo, es importante señalar que, mientras la primera definición se centra en la certeza con que han de conocerse las cosas, la segunda parece inclinarse por la sistematización de los conocimientos. La astrología, por ejemplo, es una disciplina muy sistematizada, pero ha sido y es rechazada por la comunidad científica por cuanto no garantiza ninguna certeza en las predicciones realizadas en su nombre ni admite el estudio objetivo de las personas ni de sus actos. La física, en cambio, constituye un cuerpo de conocimientos universalmente aceptados —excepto quizá algunos temas de la moderna física teórica— con base en los cuales pueden formularse predicciones, así como conocer y controlar la naturaleza con una altísima probabilidad de acierto.
Sea como fuere, cualquier trabajo que implique cierta complejidad requiere de un método. Método es un modo ordenado de proceder para alcanzar un fin determinado. Si el lector recibe un látigo y una silla y se mete en una jaula con tigres y leones, lo más seguro es que se lo coman las fieras, ya que para ser domador es preciso conocer un método. De la misma forma, si se trata de realizar un trabajo científico hace falta tener un método: el método científico. Empero, estamos cayendo otra vez en terreno pantanoso, porque si nuestra meta general es que el lector sea capaz de aplicar un método adecuado para el trabajo en física, química, biología y psicología, o sea las ciencias experimentales, hemos de procurar no invadir el terreno de disciplinas que, como la matemática y la historia, no son experimentales.
En efecto, el estudio de la matemática representa una excepción a lo que suele llamarse ciencia por cuanto sus conceptos son, como dice Durkheim (1976) “[...] construidos por nosotros mismos y, para conocerlos, es suficiente mirar adentro de nosotros y analizar interiormente el proceso mental del que resultan”.
Por otra parte, la historia está, en rigor, muy lejos de alcanzar la categoría de ciencia, pues los fenómenos estudiados por ella son irrepetibles, inmensurables —no pueden medirse— y subjetivos. En cuanto a la subjetividad cabría señalar que los datos ofrecidos por la historia no son demasiado confiables, ya que a menudo han sido tergiversados por causas emotivas, mala intención, falta de indicios o simple irresponsabilidad.
A estas alturas del siglo podemos afirmar que Marx manejaba datos no del todo científicos cuando se arriesgó a predecir que los países industrializados (EUA, Inglaterra) serían los primeros en conocer la revolución proletaria. Bien dice Octavio Paz (1991) que la historia “[...] es imprevisible porque su agente, el hombre, es la indeterminación en persona”. Además, las variables involucradas en la dinámica de la historia son tan numerosas e intangibles que pretender conocerlas siquiera suena a mezcla de soberbia, petulancia e ingenuidad. Por idénticos motivos, es posible que la menos científica o la más “blanda” de las ciencias experimentales sea la psicología.
Así pues, tratándose del método empleado por físicos, químicos, biólogos y psicólogos es preferible hablar de método experimental o, en todo caso, de método científico experimental, mismo que cuenta, en términos generales, con los siguientes pasos:
1. Delimitar y simplificar el objeto de la investigación o problema
2. Plantear una hipótesis de trabajo
3. Elaborar un diseño experimental
4. Realizar la investigación
5. Analizar los resultados
6. Obtener conclusiones
7. Elaborar un informe escrito
Ahora podemos empezar a explicar en qué consiste cada uno de estos pasos. Facilitaremos la tarea utilizando una parábola, es decir, la narración de un suceso fingido del que se deduce, por comparación o similitud, una verdad importante o una enseñanza.
Pepito Godínez, por mal nombre el Krakatoa, vive en una casa de la colonia Jardines del Edén con sus padres, su abuelita, un hermano y una hermana, ambos mayores que él. Todos se encuentran preocupados porque el angelito tendría que haber regresado a casa a la 1:30 p.m. y el reloj marca las 3:30 p.m.
—Ay, Dios mío, ¿por qué no vendrá Pepito? —dice doña Lucha, la madre, hecha un manojo de nervios.
—Ese niño es un diablo —agrega la hermana—. Vamos a casa de mi madrina para que veas que no le faltan motivos para estar enojada con él. Le estropeó el piano vaciándole un litro de miel, y ahora no sirve ni para tocar “Los changuitos”. Además mordió al perro.
—Tengo un amigo psicólogo —dice el hermano—; si quieres podemos ir a hablarle para ver qué nos aconseja que hagamos con Pepito: lobotomía, destierro, internamiento...
—...excomunión, juicio sumario, trabajos forzados —añade el padre entre bromas y veras.
—En mis tiempos... —empieza a decir la abuelita.
—No hay tiempos que valgan —interrumpe la madre impaciente—, ni psicólogos, ni pianos llenos de miel. Lo importante es averiguar dónde está Pepito y traerlo a la casa, luego arreglaremos el resto de los problemas.
En este momento, la señora Godínez ha dado el primer paso dentro del método experimental, al delimitar el objeto de la investigación o problema. Es obvio que ninguno de los otros familiares procedió adecuadamente. Sólo complicaron las cosas.
¿Qué pasó con Pepito? De haber salido a la calle y preguntado al primer desconocido dónde estaba su hijo, la señora Godínez estaría procediendo de una manera descabellada. Lo lógico es que ella y su familia, que son quienes mejor conocen a Pepito, opinen sobre su posible paradero. En otras palabras, ellos son los más indicados para plantear una hipótesis sobre el problema.
Si consideramos que una hipótesis es una suposición comprobable basada en ciertos indicios, veremos más claramente por qué hubiera sido un desatino preguntar por el paradero de Pepito al primer transeúnte que pasara frente a la casa. Más adelante profundizaremos en la definición de hipótesis. Ahora nos limitaremos a ver cómo se desarrolla el segundo paso del método en la familia Godínez.
—¿Será posible que el niño se haya perdido? —pregunta la abuelita.
—Tenemos que averiguar dónde está Pepito —dice la hermana—, y luego le preguntaremos qué pasó.
—¿Cómo haremos para encontrarlo? —inquirió el padre, acostumbrado a que su esposa sacara las castañas del fuego.
Hagamos un pequeño paréntesis para preguntar al lector cuál de los comentarios anteriores considera una hipótesis.
Si estimas que el comentario de la abuelita es una hipótesis pasa al cuadro 1. Si crees que es el de la hermana, pasa al cuadro 2. Si piensas que el padre planteó la hipótesis, pasa al cuadro 3. Si opinas que ninguno de los tres, pasa al cuadro 4.
CUADRO 1
Decididamente, vas por muy mal camino. Recuerda que hipótesis es una suposición comprobable basada en ciertos indicios y que una suposición se formula afirmando o negando algo de lo que no se tiene certeza.
Si dices: “No me va a tocar la lotería”, supones algo. Lo mismo si dices: “Si enciendo la televisión, voy a ver un programa estúpido”. En este caso, aunque pudiera ocurrir que alguna vez, por casualidad, pudieras ver un programa de televisión no del todo estúpido, estás afirmando algo que tiene una altísima probabilidad de resultar cierto.
Tal vez esto te haya ayudado a comprender cómo se plantea una hipótesis pero, de cualquier modo, haz el favor de volver a las páginas 18 y 19 y leer con mucha atención.
CUADRO 2
¿Así que piensas que el comentario de la hermana es una hipótesis? En este caso haz el favor de pasar al cuadro 1.
CUADRO 3
No has leído con suficiente atención. Una suposición no puede expresarse en forma de pregunta, sino de afirmación o negación. Veamos un ejemplo. Si te preguntaran cuánto tiempo supones que dedica diariamente Eric Clapton al estudio de la guitarra, nunca responderías “¿Muchas horas?” o “¿Media hora?” No. Seguro que tu respuesta se aproximaría más a algo como “Por lo menos tres horas diarias” o “No creo que ensaye menos de una hora al día”. En el último caso no estarías preguntando, sino te limitarías a suponer.
Ahora regresa a las páginas 18 y 19 y lee con mucho cuidado.
CUADRO 4
Has decidido que ninguno de los tres comentarios se apega a nuestra definición de hipótesis. ¡Perfecto!
Volvamos con la familia Godínez.
—Por favor —dice la madre con gesto suplicante—; dejen de divagar, lo único necesario es que digan dónde suponen que puede estar Pepito.
—Ay, Dios mío —exclama la abuela—. Ha de ser que lo atropelló un coche o se lo llevaron los robachicos.
—No sean tan pesimistas —apunta el padre—; me inclino a pensar que no viene por temor al castigo que le prometí si traía malas calificaciones.
—A lo mejor sacó puros dieces y se fue a festejar con sus amigotes —dice el hermano.
Ahora sí podemos afirmar que los tres comentarios son otras tantas hipótesis. Si piensas lo contrario, pasa a las páginas 18 y 19. De las tres hipótesis la familia Godínez tendrá que seleccionar una.2
—Vamos a ver —propone la señora Godínez—, la hipótesis de Alberto (el hermano de Pepito) es la más descabellada de las tres, pues todos sabemos lo burro que es el niño y lo mal que se porta en la escuela. Lo del accidente parece difícil, pues en esta colonia, gracias a la falta de calles pavimentadas, casi no pasan coches, y los pocos que pasan van a diez kilómetros por hora. El secuestro queda descartado porque los enemigos públicos de mensos se iban a atrever con semejante fiera. Además nosotros no tenemos dinero para ni...

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