Rincones románticos

Una antología general

María Enriqueta Camarillo y Roa de Pereyra, Germán Ceballos Gutiérrez, Héctor Miguel Sánchez Rodríguez, Germán Ceballos Gutiérrez, Héctor Miguel Sánchez Rodríguez

• Éditeur: Fondo de Cultura Económica
• Année: 2018
• ISBN:
  9786071656247
• Sujet: Literatura
• Sous-sujet: Colecciones literarias de escritoras

Rincones románticos. Una antología general reúne una muestra de la vasta obra de María Enriqueta Camarillo, misma que permite al lector acercarse a artículos periodísticos, poemas, cuentos y una novela de la autora veracruzana. Al volumen lo acompañan una serie de ensayos críticos sobre la vida y obra de una de las voces más particulares del siglo XIX que supo prescindir de la sensiblería sin por ello dejar de ser femenina.

POESÍA

LAS CONSECUENCIAS DE UN SUEÑO
(POEMA EN DOS CANTOS) (1902)

CANTO PRIMERO

I

Antes de que el sol se levante,

antes de que nazca el día

y de que la alondra cante,

ya la inquieta Rosalía,

con los ojos más abiertos

que las rosas en los huertos,

pensando que esa mañana

se ha dormido,

salta, presto, de su nido,

y va a entreabrir la ventana.

¡Dulce amanecer de Mayo!

Allá en el cielo, tras de una

nube, tiembla un débil rayo

de la luna:

en el huerto el viejo sauce

cabecea…

canta en el corral un gallo…

y de la vecina aldea,

el viento de la mañana

trae el son de una campana…

Muda queda Rosalía

mirando la lejanía…

… mas, ¿quién así se detiene

enfrente de una ventana,

cuando es el quehacer que tiene

tan largo como es el día?…

¡A comenzar la faena!

Y la campesina hermosa

vase al punto al jardincillo

donde, al correr de un hilillo

de agua límpida y sabrosa

que es tan buena

y olorosa

porque corre entre tomillo,

lava sus pies y su cuello,

hunde en la linfa los brazos

y se enjabona el cabello.

Después, la ropa blanquea,

tiende en la alcoba su nido,

abona el jardín florido,

y el agua luego acarrea

del viejo pilón derruido.

II

Como errante mariposa

que revolando a porfía

va de una rosa a otra rosa,

así también Rosalía,

más inquieta y presurosa,

más ufana,

viene y va en el jardincillo,

con saltos de pajarillo.

—¡Oh mañana

perezosa!,

dice de pronto la aldeana,

mirando un sol indolente

que en oriente

lanza su pálido brillo;

ahora sí que no te gana

en pereza, mi Juanillo,

y antes que tu sol despierte,

bien pudiera hoy suceder

que Juan salga al jardincillo.

Esto dice Rosalía

cada vez que nace el día;

mas siempre lo dice en vano,

pues para Juan es el sueño

tan suave y dulce beleño,

que aunque fuese mediodía,

pensara que aun es temprano,

y no se levantaría,

si su ...