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Erdera
Gerardo Deniz
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Erdera
Gerardo Deniz
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Ă propos de ce livre
Renovador extremo de la dicciĂłn hispĂĄnica, esforzado labrador de disonancias perfectas, minero capaz de hallar un gesto poĂ©tico donde no habĂa una veta visible, Deniz presiona la sintaxis de cada verso al extremo de lograr un brinco semĂĄntico que resignifica la palabra y que es un volver a empezar.
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Informations
Sujet
LiteraturaSous-sujet
PoesĂaGROSSO MODO
(1988)
Fondo de Cultura EconĂłmica (Letras Mexicanas), 1988.
âą
Fosfenos
(SEPTIEMBRE-DICIEMBRE, 1987)
A Aurelio Asiain
ANTECEDENTES
âFuthark! âmaldijo alegremente RĂșnika, saltando de la mesa al suelo
(y en el calor que dejĂł de estar sentada,
el mapa de Asia Menor en fiesta
âinsolentes jonios, lĂricos eolios; transverso,
el surco divinal de un Hermo pasmado bajo su cenit donde irradiĂł
desde la tibia custodia del cielo lidio la mĂĄs bella moneda rosĂĄcea y salobre). Pues bien,
yo decidĂ pacientar hasta el crepĂșsculo
y entonces lucir mi erudiciĂłn a la violeta;
no pretendo que me naciese el propĂłsito en cuanto conocĂ a RĂșnika,
pero tampoco tardé casi. Por lo que respecta al estado del tiempo:
a las nubes oscuras que pasan, el sol les levanta por detrĂĄs el vestido
en cuyo torno fulge la orla luminosa de una enagua plateada
que por lo visto se compraron y estrenan hoy todas.
La brisa trae desde la parrilla humo y pavesas,
hincha el mantel retenido sĂłlo por una vasija llena de salsa verde
y deberemos agradecer el filete mediocre aunque llegue en el momento mĂĄs inoportuno.
Al fondo del jardĂn un tĂșnel de dĂłlmenes musgosos se hunde en el humus;
la zozobra de este dĂa impedirĂĄ comer a gusto al aire libre.
Hasta hay quien apuesta que va a llover.
MATINAL
Por la mañana, si te callas, RĂșnika,
oirĂĄs silbar sobre el fogĂłn ardiente
las lågrimas de la portera neurasténica,
Cecilia, pero la llaman ClĂo
(la musa de la historia, dicho sea con perdĂłn).
Algo mĂĄs tarde, si te fijas, RĂșnika,
congregados en torno del periĂłdico
estudian en silencio
la foto que saliĂł en primera pĂĄgina:
una fachada anodina y, pintada delante,
la flecha vertical de trazos gordos
que indica por dĂłnde cayĂł el cuerpo.
La poblaciĂłn ha votado que el mundo es plano, RĂșnika.
SĂłlo queda aguantarse.
MITO
A n-us muir glan
don nĂĄoi broindig a tĂĄ Bran,
is Mag Meall co n-iumat scoth
damsa a carput dĂĄ roth.
Muchas estelas cortĂł RĂșnika, muchas,
al surcar en bicicleta el AtlĂĄntico norte
describiendo vastas curvas
ante atardeceres interminables,
alejĂĄndose hasta ser una efervescencia imprecisa;
estelas dejadas por barcas de piedra navegantes
en las que ascetas ceñudos de Irlanda
buscaban riberas remotas, legendarias o no,
donde consumar austeridades inauditas
o cristianar geirfuglar y, en fin, ganar el cielo.
Pedaleaba RĂșnika furiosa entre las aguas del kraken;
le salpicaban la espalda espumarajos dichosos, la nuca le salaban.
Entre el bullicio de su avance se la oĂa resoplar, escupir con ruido
el agua verde que le entraba en las narices,
renegar contra el frĂo, el oleaje, el manubrio,
contra el dios Njördhr, en quien creĂa apenas.
Contra todo. Una sombra corvina en el cielo la distrajo
y, estando en trance de ahogarse,
aquel mar obstinado se puso en pie y en seco
de un soplido gigante la aplacĂł sobre el muro.
SIGLO NONO
A furore Normannorum libera nos, Domine.
Hechos a la mar de nuevo,
los vikingos encienden hogueras de raspas en el centro de sus naves
y alrededor beben, fuman, practican anfetaminas, rĂen soezmente
al leer en voz alta con gran befa
cartas robadas a los pobres monjes de establecimientos sitos en islas santas,
o al contarse unos a otros, exagerando siempre,
qué inscripciones obtusas y confusas dejaron grabadas en las Hébridas,
las Ărcadas o cualquier otra pared disponible.
Tal ambiente circundĂł a RĂșnika desde su nacimiento:
vio embarcar a una vikinga beoda
que vociferarĂa desde el pĂșlpito en Clonmacnoise
(ânuestro partido nunca se equivocaâ)
como una especie de Pasionaria madrugona;
aplaudiĂł el saqueo de puertos carolingios
(pero admirĂł en silencio lo que se contaba de Roberto el Fuerte)
y jugĂł al infernĂĄculo en Noruega y en sus tremedales
sintiendo un gran vacĂo en el espĂritu,
pues era buena por naturaleza.
AGUASCALIENTES
And in his needy shop a tortoise hung,
An alligator stuffâd, and other skins
Of ill-shapâd fishesâŠ
Desde el jardĂn de San Marcos
presidĂ una feria de igual nombre, que fue larga,
colgado de un tobillo entre las frondas,
cabeza abajo,
en ofrenda de mĂ mismo a mĂ mismo,
sjålfr sjålfum mér.
Acaso asà y allà memoricé tal que cuål runa, no estoy muy seguro;
lo que sĂ recuerdo
es cĂłmo reconocĂ a RĂșnika, pese a su disfraz autĂłctono:
silbé que se acercase y le juré que aquello era por ella.
Sonaron los mariachis; la vi nada mĂĄs mover la boca (respondiendo).
Luego volviĂł el olvido,
los pajarracos gritaban la noche entera.
Perdido el interĂ©s, cerrĂ© los ojos (o ya serĂa uno).
Por fin llegaron las lluvias,
la cuerda se rompiĂł y caĂ en un s...