En este apartado se desarrolla la metodologĂa clĂĄsica de pintar con acuarela, que todo principiante puede aprender siguiendo unas prĂĄcticas, un proceso y unos consejos o indicaciones muy sencillos. El elemento de azar y riesgo puede convertir la acuarela en un medio frustrante a veces como rico y estimulante en otras ocasiones; sin embargo, poniendo en prĂĄctica cada uno de los ejercicios que se citan en este apartado el artista tendrĂĄ mucho terreno ganado.
Interior con AGUADA MONOCROMA
La aguada permite realizar diferentes tonos de un mismo color, segĂșn la cantidad de agua que se añada al color puesto en la paleta. Vamos a pintar un interior a base de veladuras que irĂĄn intensificando paulatinamente los tonos. Se empieza aplicando aguadas mĂĄs claras y se termina con las oscuras. Si se siguen con atenciĂłn las indicaciones del ejercicio, el desarrollo del trabajo no serĂĄ en absoluto complicado.
Al tratarse de un modelo arquitectĂłnico es fundamental que el dibujo inicial sea bastante certero. Podemos trazar unas cuantas lĂneas de fuga previamente para lograr la profundidad que dĂ© una perspectiva del interior.
Las zonas mĂĄs iluminadas del modelo deben quedar blancas cuando apliquemos la primera aguada, que serĂĄ muy diluida. Tales zonas no hay que pintarlas, permanecerĂĄn aisladas de la pincelada.
Consejo
No es recomendable empezar a pintar con tonos oscuros. La acuarela no permite superponer un tono claro a otro oscuro, y esto obligarĂa a oscurecer todavĂa mĂĄs algunas zonas para equilibrar tonos.
Reforzamos las aguadas iniciales con una nueva veladura de tono medio. Terminamos de pintar la bĂłveda perfilando la forma de los arcos con la aguada. Con la punta afilada del pincel insinuamos los bloques de piedra de arcos y columnas, siempre manteniendo el mismo tono general.
La parte inferior de la pintura presenta un claro degradado. Para pintarlo ponemos la obra boca abajo y pintamos el degradado haciendo correr el color desde la parte superior hasta hacerlo mĂĄs transparente a medida que desciende por el papel.
Esperamos nuevamente a que se seque la anterior capa de color antes de pintar con un tono mĂĄs oscuro las paredes en sombra; respetamos en todo momento los elementos arquitectĂłnicos, que son en definitiva el mayor atractivo del ejercicio.
Consejo
Puede suceder que, para evitar riesgos, se trabaje tan sĂłlo con tonos intermedios. No debe hacerse, pues el resultado serĂĄ una obra plana, aburrida, poco expresiva y sin protagonismo.
Cubrimos por completo la bĂłveda del techo con otra aguada mĂĄs oscura, aunque reservamos de un color mĂĄs claro los arcos de piedra para que se dibujen por contraste. Al ir aumentando el tono de la acuarela nos vemos obligados a intensificar las sombras proyectadas en el suelo.
A medida que las zonas en sombra se oscurecen, los blancos y las aguadas claras ganan en intensidad gracias al efecto que produce el contraste. Si ha seguido el ejercicio paso a paso se habrĂĄ dado cuenta de que hemos construido el cuadro utilizando el principio bĂĄsico de la acuarela: pintar de menos a mĂĄs.
Para tratar las zonas del fondo con cuidado se emplea un pincel redondo de pelo de marta de tamaño inferior al inicial.
Consejo
Al tiempo que se aplican las Ășltimas aguadas se puede repasar el dibujo inicial con un lĂĄpiz de grafito para definir los perfiles y dar un acabado mĂĄs lineal a la aguada.
DOMINIO de la AGUADA
Debemos acostumbrarnos a probar siempre sobre un papel aparte las aguadas de color realizadas sobre la paleta. Es la manera de comprobar si,...