¿Por qué preocuparse?
al vez no haya un problema que frustre a mĂĄs personas que el problema de la preocupaciĂłn o la ansiedad. Puede surgir de repente y atormentarnos a diario. Nos quita el sueño, nos roba el gozo y agota nuestra energĂa. Nubla nuestro pensamiento, destruye nuestras relaciones y agrava nuestras dolencias corporales. Aunque la preocupaciĂłn es crĂłnica y paralizante para algunos, es una molestia cotidiana para todos.
ÂżTenemos alguna esperanza ante este problema comĂșn?
Las respuestas populares frente a la preocupaciĂłn parecen insuficientes e incluso contraproducentes a veces. Algunas personas dicen: âNo te preocupes; la mayor parte de las cosas que nos preocupan nunca llegan a sucederâ. Pero muchas de nuestras inquietudes son muy reales. Algunas van a suceder. Otros dicen: âCuando estĂ©s preocupado, piensa en cosas positivas. Piensa buenos pensamientos, no malosâ. Pero eso es mĂĄs fĂĄcil decirlo que hacerlo cuando hay realidades preocupantes que se introducen continuamente en nuestras mentes. Aun otros optan por medicamentos para la ansiedad, pero sus preocupaciones permanecen a pesar de que sus emociones estĂ©n algo adormecidas. Y esa famosa canciĂłn de Bobby McFerrin que ganĂł un premio Grammy, âDonÂŽt Worry, Be Happyâ, no da mĂĄs que razones fĂștiles, sin importancia. Las soluciones culturales para los problemas de preocupaciĂłn, ansiedad y temor parecen tristemente simplistas1.
En este folleto, vamos a explorar las palabras que JesĂșs mismo pronunciĂł en el SermĂłn del Monte. Veremos la esperanza que Ăl nos proporciona para los momentos en que nos preocupamos, y veremos quĂ© es la ansiedad y cĂłmo superarla. Aprenderemos que la preocupaciĂłn es un pecado que expresa varios grados de idolatrĂa e incredulidad, incluso entre creyentes. Conforme avanzamos en este recorrido, observaremos las historias de JosĂ© y Camila -dos personas preocupadas que acudieron a Dios en medio del desasosiego y hallaron consuelo en Ăl.
DIOS TE DA ESPERANZA PARA
SUPERAR LA PREOCUPACIĂN
Dada la variedad de mĂ©todos que nuestra cultura recomienda, y su incapacidad para resolver el problema de la preocupaciĂłn, ÂżquĂ© esperanza tenemos? La respuesta es Dios y Su Palabra. La Escritura contiene buenas noticias: la preocupaciĂłn es un problema que puede ser resuelto. A travĂ©s de Su Palabra y Su EspĂritu, Dios proporciona a los seguidores de Cristo la sabidurĂa y el poder que necesitamos para combatir la preocupaciĂłn y superar nuestra ansiedad. El Señor nos da consejos poderosos para este problema incesante.
ÂżQuĂ© deberĂamos hacer con nuestra preocupaciĂłn? ÂżCĂłmo deberĂamos manejar su apariciĂłn? Tres veces en Mateo 6:19-34, JesĂșs nos ordena que no nos preocupemos: âPor eso os digo, no os preocupĂ©is por vuestra vidaâ (v. 25 LBLA); âPor tanto, no os preocupĂ©is, diciendo: «¿QuĂ© comeremos?» o «¿quĂ© beberemos?» o «¿con quĂ© nos vestiremos?»â (v. 31 LBLA); âPor tanto, no os preocupĂ©is por el dĂa de mañana; porque el dĂa de mañana se cuidarĂĄ de sĂ mismoâ (v. 34 LBLA). Tan solo este detalle ya nos da esperanza. El hecho de que JesĂșs mismo hable de la preocupaciĂłn significa que Dios conoce este problema y que Ăl tiene respuestas. Para encontrar respuestas a los problemas de la vida, no hemos sido abandonados a las psicologĂas seculares. El creyente en JesĂșs no necesita depender de opiniones, teorĂas y tĂ©cnicas humanas. Tenemos la Biblia, que nos enseña cĂłmo manejar la preocupaciĂłn. Dios mismo nos garantiza ayuda y esperanza a aquellos que nos preocupamos, como tĂș y yo.
AdemĂĄs, el hecho de que JesĂșs hable a Sus seguidores tambiĂ©n nos da esperanza. ÂżPor quĂ©? Porque prueba que incluso los cristianos pueden luchar con preocupaciones. Incluso los apĂłstoles de Cristo experimentaron ansiedad, y si fue asĂ en el caso de ellos, entonces es altamente probable que tambiĂ©n nos pase a nosotros. Dios sabe eso. Y, dado que Ăl nos ama, Ăl quiere liberarnos progresivamente de nuestra preocupaciĂłn. Las palabras de nuestro Señor sobre este asunto desbordan esperanza. JesĂșs dice que podemos aprender a no preocuparnos.
LA PREOCUPACIĂN ES PECAMINOSA,
PERO JESĂS DA GRACIA
ÂżQuĂ© dice JesĂșs acerca de la preocupaciĂłn? Nos dice que es incorrecta. Como vim...