Sueño de sueños
Jorge Luis Borges
Esta entrevista es la versiĂłn completa de dos conversaciones
que mantuve con el autor argentino en el año 1982. Una de ellas
tuvo lugar en la ciudad de Chicago y la otra en Nueva York.
Jorge Luis Borges (Argentina, 1899-Suiza, 1986)
Desde su comienzo como poeta, con Fervor de Buenos Aires (1923), Luna de enfrente (1925) y Cuaderno San MartĂn (1929), Jorge Luis Borges fue objeto de panegiristas y detractores, produciendo siempre un fuerte impacto en el ambiente cultural argentino. La etapa de lĂșcido ensayista, que propiciĂł tĂtulos como Evaristo Carriego (1930), DiscusiĂłn (1932), Historia de la eternidad (1936), entre otros, revela las preocupaciones que son eje fundamental en su obra: la angustia metafĂsica; el sentido del tiempo, de la vida y del universo; el difuso lĂmite entre realidad e irrealidad. Maestro del cuento fantĂĄstico, dio en Ficciones (1944), El Aleph (1949), El Hacedor (1960), El informe de Brodie (1970) y El libro de arena (1975) una nueva concepciĂłn del gĂ©nero, una lĂłgica distinta en cuanto a lenguaje y forma. Tanto en su poesĂa como en su prosa supo combinar lo universal y lo autĂ©nticamente criollo, la fantasĂa y sus conocimientos excepcionales.
Yo preferirĂa pensar que, a pesar de tanto horror, hay un fin Ă©tico en el universo, que el universo propende al bien, y en ese argumento pongo mis esperanzas.
Jorge Luis Borges
Cierta vez usted dijo que sus cuentos preferidos eran «La intrusa», «El Aleph», «El Sur». ¿Sigue creyendo lo mismo?
No, ahora mi cuento preferido es «Ulrica». Ulrica es una muchacha noruega que estĂĄ en un lugar muy culto, en York, lugar del todo distinto; en cambio, «La intrusa» transcurre en los arrabales de Buenos Aires, en AdroguĂ©, en Turdera, y todo ocurre hacia 1890 y tantos; son incomparables ambos cuentos, yo creo que es mejor «Ulrica». Pero hay gente que dice que el mejor cuento mĂo, o quizĂĄs el Ășnico, es «Funes, el memorioso», que es un lindo relato que naciĂł de una larga experiencia del insomnio. Yo vivĂa en el hotel de AdroguĂ©, que ha sido demolido, trataba de dormir y me imaginaba ese vasto hotel, sus muchos patios, las muchas ventanas, los distintos pisos, y no podĂa dormir. Entonces surgiĂł el cuento: un hombre abrumado por una memoria infinita. Ese hombre no puede olvidar nada y cada dĂa le deja literalmente miles de imĂĄgenes; Ă©l no puede librarse de ellas y muere muy joven abrumado por su memoria infinita. Es el mismo argumento de otros cuentos mĂos; yo presento cosas que parecen regalos, que parecen dones, y luego se descubre que son terribles. Por ejemplo, un objeto inolvidable en «El Zahir»; la enciclopedia de un mundo fantĂĄstico en «Tlön, Uqbar, Orbis Tertius»; en «El Aleph» hay un punto donde se concentran todos los puntos del espacio cĂłsmico. Esas cosas resultan terribles. Y he escrito un cuento, «La memoria de Shakespeare», que me fue dado por un sueño. Estaba en Europa, nos contĂĄbamos sueños MarĂa Kodama y yo. Ella me preguntĂł quĂ© habĂa soñado. Yo le dije: un sueño muy confuso del cual recuerdo una frase. La frase era en inglĂ©s: «I sell you Shakespeareâs memory». DespuĂ©s sentĂ que lo de vender estaba mal, ese trabajo comercial me desagradĂł, entonces pensĂ© en una persona que le da a otra la memoria de Shakespeare o la que Ă©l tuvo unos dĂas antes de morir. Ese cuento estĂĄ hecho para ser un cuento terrible, un hombre que estĂĄ abrumado por la memoria de Shakespeare, que casi enloquece y no puede comunicĂĄrselo a nadie porque Shakespeare lo ha comunicado mejor en su obra escrita, en las tragedias, en los dramas histĂłricos, en las comedias y en los sonetos.
¿Entonces «Ulrica» es para usted su mejor cuento?
SegĂșn algunos amigos, es el Ășnico cuento que yo escribĂ; los otros se pueden considerar borradores de ese cuento, pero creo que es una exageraciĂłn, vamos a admitir uno o dos mĂĄs.
Ulrica da la impresión de ser una mujer irreal. Por otra parte, es autosuficiente y hasta parece que desdeña a los hombres.
ÂżSĂ?
Usted, una vez, me dijo que el matrimonio era un destino pobre para la mujer. ÂżQuĂ© destino piensa que serĂa el apropiado?
Yo dirĂa, en principio, que el matrimonio enriquecido con la infidelidad.
Volvamos a ponernos serios. ¿«El Golem» y «LĂmites» son sus poemas preferidos?
Bioy Casares me dijo que «El Golem» era el mejor poema mĂo, porque hay humor y en otros no. «LĂmites» corresponde a una experiencia que todo el mundo ha tenido y que quizĂĄs algunos poetas no la hayan expresado: el hecho de que cuando uno llega a cierta edad ejecuta muchos actos por Ășltima vez. Yo lleguĂ© a sentir eso. Ya era un hombre viejo y mirando la biblioteca pensĂ©: cuĂĄntos libros hay aquĂ que he leĂdo y no volverĂ© a leer; y tambiĂ©n la idea de que cuando uno se encuentra con una persona equivale a una despedida posible, ya que uno puede no verla mĂĄs. Es decir, que estamos diciĂ©ndole adiĂłs a las personas y a las cosas continuamente, y esto no lo sabemos.
ÂżY a sĂ mismo tambiĂ©n? El final de «LĂmites» es muy elocuente en este sentido.
Dice: «...espacio y tiempo y Borges ya me dejan», creo, Âżno? A mĂ se me ocurriĂł ese argumento hace como cuarenta años, entonces lo atribuĂ a un poeta imaginario montevideano que se llamaba Julio Gatero Haedo; en un principio el poema era de seis lĂneas, luego me di cuenta de que tenĂa mayores posibilidades y surgiĂł «LĂmites», que contiene la misma idea: «Para siempre cerraste alguna puerta / y hay un espejo que te aguarda en vano; / la encrucijada te parece abierta / y la vigilia, cuadriforme Jano».
ÂżLos escritores desarrollan las mismas ideas a lo largo de su obra y las que toman de otros autores?
Yo tengo muy pocas ideas, de modo que estoy siempre escribiendo el mismo poema con ligeras variaciones y con la esperanza de enmendarlo, de mejorarlo. Por otra parte, lo que uno lee es algo muy importante. Esto se nota mucho en la obra de Leopoldo Lugones; detrĂĄs de cada libro de Lugones hay un autor que es una especie de ĂĄngel tutelar. DetrĂĄs de Lunario sentimental estĂĄ Julio Laforgue, detrĂĄs de toda su obra estĂĄ Hugo, que para Lugones era uno de los grandes cuatro poetas. Lugones los enumera. CronolĂłgicamente vendrĂan a ser: Homero, Dante, Hugo y Whitman. Pero se abstiene de Whitman cuando publica Lunario sentimental, porque creĂa que la rima es esencial y como Whitman es uno de los padres del verso libre, ya no era un poeta ejemplar para Ă©l.
Antes usted pensaba que Whitman era toda la poesĂa.
SĂ, pero es un error suponer que alguien sea toda la poesĂa, siempre queda mal.
¿Qué me puede referir sobre el suicidio de Lugones?
Se cuenta que para darse valor pidiĂł un vaso de whisky, que Ă©l no habĂa bebido nunca. DespuĂ©s, tomĂł cianuro que habĂa traĂdo de Buenos Aires, porque se matĂł en una isla del Tigre. Parece que si uno toma cianuro, el dolor es terrible, pero si se toma con alcohol, es peor todavĂa. Sin embargo, su muerte fue rĂĄpida. Me dijeron que no tuvo tiempo de reponer el vaso de agua en la mesa.
Lugones fue muy fa...