El talento nunca es suficiente
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El talento nunca es suficiente

John C. Maxwell

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El talento nunca es suficiente

John C. Maxwell

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El doctor John C. Maxwell, experto en liderazgo, sabe que la gente no alcanza el Ă©xito sĂłlo por su talento.

«Si el talento fuera suficiente, entonces ¿por qué conocemos personas talentosas que no son muy exitosas?» John C. Maxwell

CON QUE TIENES TALENTO. ¿AHORA QUÉ?

La sociedad estå llena de personas que pudieron ser grandes, personas que mostraban un futuro prometedor pero nunca lograron su potencial completo. Pero también estån las otras, personas como Jefferson, Churchill, Bono y Oprah, que subieron al siguiente nivel multiplicando, aprovechando al måximo su talento y mejorando el mundo que les rodeaba en el proceso.

Las personas en todo el mundo lo confirman. Lee los encabezados, mira los sucesos sobresalientes o simplemente sal de tu casa: algunas personas talentosas logran todo su potencial mientras que otras se autodestruyen o se mantienen en la mediocridad. Utilizando ejemplos auténticos y sabiduría comprobada, Maxwell comparte 13 atributos que necesitas aprovechar al måximo para ampliar tu potencial y vivir la vida que deseas.

ÂżCuĂĄl es la diferencia? Maxwell, el gurĂș de los profesionales en los negocios del mundo, insiste que laselecciones que las personas toman no sĂłlo generan las habilidades que heredan sino que tambiĂ©n los impulsan a la grandeza.

Entre otras verdades, las personas exitosas saben que:

  • La fe eleva su talento
  • La iniciativa activa su talento
  • El enfoque dirige su talento
  • La preparaciĂłn posiciona su talento
  • La prĂĄctica afina su talento
  • La perseverancia sostiene su talento
  • El carĂĄcter protege su talento... y mucho mĂĄs.

Puedes tener talento y aĂșn asĂ­ no lograr todo tu potencial. O puedes tener un talento extra yrealmente sobresalir.

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Informations

Éditeur
HarperEnfoque
Année
2007
ISBN
9781418582432
1
CREER ELEVA
TU TALENTO
Para la mayorĂ­a de las personas, el primero y el mĂĄs grande obstĂĄculo hacia el Ă©xito es creer en sĂ­ mismas.
Una vez que las personas descubren cuĂĄl es su mejor ĂĄrea (el ĂĄrea donde ellas son mĂĄs dotadas) lo que las limita no es la falta de talento. Es la falta de confianza en sĂ­ mismas, lo cual es una limitaciĂłn auto impuesta. No creer en sĂ­ mismo funciona como un techo sobre el talento. Sin embargo, cuando las personas creen en sĂ­ mismas, liberan un poder y recursos que inmediatamente las llevan a un nivel mĂĄs alto. Tu potencial es una imagen de lo que puedes convertirte. Creer te ayuda a ver la imagen y a alcanzarla.
MÁS QUE SOLO UN GRAN TALENTO
Se ha convertido en una leyenda del deporte estadounidense. Las personas le llaman la garantĂ­a. En un tiempo parecĂ­a ser una declaraciĂłn escandalosa de parte de un atleta de alto nivel cuyo equipo era el menos favorito para el gran juego. OcurriĂł el 9 de enero de 1969, tres dĂ­as antes del tercer campeonato de fĂștbol americano, la primera vez que iba a ser llamado el Super Bowl.
Y fueron sólo ocho palabras las que pronunció el mariscal de campo del equipo de los Jets, Joe Namath: «Los Jets ganarån el domingo. Se los garantizo».
Esa osada declaraciĂłn puede parecer no tan notable el dĂ­a de hoy. Desde los tiempos de Mohammad Ali, declaraciones como esas son comunes en los deportistas; pero las personas no escucharon antes declaraciones como esas de jugadores de la liga americana de fĂștbol, cuyos equipos habĂ­an estado en existencia solamente por ocho años. La liga de fĂștbol americano era considerada inferior. En los dos campeonatos previos, los equipos de la liga americana de fĂștbol habĂ­an sido aplastados. La mayorĂ­a de los expertos creĂ­an que faltarĂ­an muchos años antes de que un equipo de la liga americana de fĂștbol pudiera competir a nivel de cualquier equipo de la Liga Nacional de fĂștbol. El equipo de los Colts de la liga nacional de fĂștbol eran los favoritos para ganar este juego de campeonato con un mĂ­nimo de dieciocho puntos de ventaja.
La garantía de Namath pudo parecer escandalosa pero era mås que simple arrogancia. A pesar de que Namath era råpido para aceptar la responsabilidad en las entrevistas cuando los Jets perdían, siempre demostró una poderosa confianza en sí mismo. El creía en sí mismo, su equipo y su habilidad para ganar el juego. La habilidad para creer en sí mismo era algo que podía verse desde su niñez.
LOS PRIMEROS INDICIOS
Joe Namath siempre poseyó un talento atlético. Venía de una familia de atletas.
Sus primeros entrenadores fueron sus familiares. John, su padre, dedicó mucho tiempo a enseñarle cómo tirar y pegarle a una bola de béisbol y le enseñó qué hacer en varias situaciones de juego.
Sus hermanos también contribuyeron. Bobby comenzó a enseñarle la posición de mariscal de campo cuando Joe tenía sólo seis años, y Frank hacía ejercicios con él y lo apaleaba cuando no se desempeñaba bien en sus pråcticas familiares.
Mientras crecĂ­a, Joe era pequeño y ligero para su edad. Algunas personas lo subestimaban debido a ello. Cuando estaba en la escuela, un grupo de niños de un vecindario aledaño retaron a su amigo, Linwood Alford a un partido de bĂĄsquetbol. Linwood y Joe se presentaron a jugar ese dĂ­a y Linwood recuerda: «Ellos se reĂ­an pensando: ÂżquiĂ©n es este escuĂĄlido niño? ÂżCĂłmo piensas ganar con este enclenque?» Joe parecĂ­a ser alguien fĂĄcil de vencer, pero no lo era. «Si lo tirabas al suelo, se levantaba» decĂ­a Alford. «Joe no era un niño detrĂĄs de las faldas de su mamå».1 Joe y Linwood les ganaron a los otros niños y rĂĄpidamente se ganaron su respeto. Joe no era temeroso. Él y Linwood solĂ­an ir a un puente para trenes de armazĂłn de madera cerca de su casa, del que se colgaban mientras la locomotora y los otros vagones pasaban rugiendo por encima.
Sin embargo al principio, esa falta de temor no se dio en el campo atlético. La clave que desató su talento ocurrió cuando Joe Namath tenía ocho años. Llegó a la casa con el uniforme de su primer equipo de béisbol, los Elks. La biografía de Namath presenta un intercambio que ocurrió entre Joe y su padre, John:
«Que bonito, hijo. Te queda muy bien».
Joey era el niño mås pequeño del equipo y el mås joven también, probablemente un año menor. «Sabes papå, los otros niños son tan buenos», dijo. «Son mås grandes que yo... no creo que tenga ninguna oportunidad contra ellos».
«En ese caso, quĂ­tate el uniforme ahora mismo» le dijo su padre. «DevuĂ©lveselo al entrenador y dile que no puedes estar en el equipo porque los otros chicos son mejores que tĂș».
Joey miró a su padre con ojos tristes: «pero, papå, no puedo hacer eso».
«Si no puedes estar en el equipo, ¿de qué te sirve un uniforme?»
«Pero, papå», le dijo, «ellos son tan buenos».
«TĂș tambiĂ©n lo eres: puedes atrapar las pelotas, puedes batear y sabes cuales jugadas debes hacer».
John le dio una elección al chico: devolver el uniforme o practicar con el equipo. Si después de la pråctica no se sentía que él era mejor que los otros niños, él podía renunciar.
Joey dijo que intentarĂ­a.
Como resultado de ello, se convirtiĂł en el mejor jugador del equipo de los Elks.2
La capacidad de creer en sĂ­ mismo que John Namath intentĂł inculcar en su hijo fue bien utilizada. El padre de Joe solĂ­a resumir la carrera de Joe en las pequeñas ligas, contando acerca de un juego particular que representĂł la habilidad de su hijo. «LleguĂ© tarde» dijo, «asĂ­ que le preguntĂ© a un tipo que siempre estaba en todos los juegos, cĂłmo iba el marcador; dijo que todavĂ­a no habĂ­an “outs”, que iban empatados a tres y tenĂ­an todas las bases llenas pero que no me tenĂ­a que preocupar pues acababan de poner al pequeño Namath a lanzar». Joe eliminĂł al primer bateador. ForzĂł al segundo que solo pudo batear una bola con la cual fue eliminado en primera base. Trajeron al tercer bateador, quien era el mejor del equipo opuesto, un joven dos años mayor que Joe (y que luego jugĂł fĂștbol americano para Pitt). Joe lo eliminĂł. Cuando Joe fue a batear, Ă©l hizo el cuadrangular o «home run».3
COMO DE COSTUMBRE
Esa clase de desempeño confiado se convirtiĂł en la norma de Namath. En el bachillerato, siendo jugador de bĂĄsquetbol, era rĂĄpido, podĂ­a tirar y como pocos, podĂ­a hundirla. Como jugador de fĂștbol americano, hizo que su equipo Beaver Falls ganara el campeonato de la liga atlĂ©tica Ă­nter escolar del oeste de Pennsylvania. Antes de uno de los juegos, cuando Joe tenĂ­a un tobillo dolorido, el mariscal de campo a quiĂ©n le tocaba patear la pelota, le asegurĂł a su entrenador: «No se preocupe, entrenador, no tendremos que patear la pelota».4
Namath fue reclutado del bachillerato, y algunos se refieren a Ă©l como el mejor mariscal de campo del paĂ­s. PasĂł a la universidad de Alabama, donde se convirtiĂł en estrella y dirigiĂł a Crimson Tide a un campeonato nacional. Saliendo de la universidad, Namath fue considerado otra vez el mejor mariscal de campo de su clase. Se dice que los Giants de Nueva York lo querĂ­an, pero los Jets de Nueva York se lo ganaron. Namath firmĂł un contrato en 1965 cuyos tĂ©rminos nunca habĂ­an sido vistos antes en el fĂștbol profesional, o en cualquier otro deporte.
Por tres años, Namath jugĂł como nunca, rompiĂł rĂ©cord de pases, tuvo cirugĂ­as en la rodilla y dirigiĂł su equipo durante una temporada de derrota, pero nunca dejĂł de creer en sĂ­ mismo. Él sabĂ­a que podĂ­a jugar y llevar a su equipo a la victoria. En 1968, finalmente llevĂł a su equipo a obtener la victoria en un campeonato de la LFA. A Ă©l no le importaba que la gente pensara que los Jets pudieran ganarle a un equipo de la NFL. Él creĂ­a en sĂ­ mismo y en su capacidad para ganar. TambiĂ©n convenciĂł a su equipo. Namath habĂ­a visto horas de video de los Colts, de la misma forma que Ă©l lo hacĂ­a con cualquiera de sus oponentes.
«El monstruo de un ojo nunca miente», solía decir Namath, refiriéndose al proyector que tenía en su apartamento.5 Le mostró a sus compañeros de equipo lo que él vio. Ellos podían ganar ese juego. Y eso fue lo que hicieron. Los Jets vencieron a los Colts 16 a 7. La mayoría de las personas consideran que esa fue la mayor decepción en la historia del Super Bowl.
¿Qué hubiera sucedido con Joe Namath si su padre no lo hubiera desafiado a creer en sí mismo y en su habilidad cuando solo tenía ocho años? Quizås hubiera acabado como sus hermanos, atletas talentosos que no terminaron la escuela ni la universidad y se fueron a trabajar en el molino de la localidad o en un taller mecånico. O quizå se hubiera convertido en un estafador del billar. No lo sabemos, pero una cosa es cierta: no hubiera terminado siendo parte del salón de la fama de Canton Ohio. Se necesita mås que talento para terminar allí; se necesita creer en sí mismo.
UNA CAPACIDAD DE CREER
QUE LLEVA AL COMPROMISO
No conozco tu talento, pero lo que si sé es esto: no podrås explotarlo a todo su potencial a menos que también creas en ti mismo. El talento por sí solo nunca es suficiente. Si quieres ser el mejor necesitas creer que eres el mejor. Necesitas...
1. Creer en tu potencial
Tu potencial es una imagen de lo que puedes convertirte. El inventor Thomas Edison declaró: «Si hiciéramos todas las cosas que somos capaces de hacer, literalmente nos sentiríamos anonadados».
Con frecuencia vemos lo que es, y no lo que podría ser. Las personas veían un Joe Namath cuando estaba en la escuela, y lo que veían era un niño flaco y pequeño. Cuando lo veían en el bachillerato, lo vieron como un chico que se rodeaba con malas compañías y no hacía su tarea. Cuando lo vieron junto con los profesionales, lo vieron como alguien que tenía malas rodillas; pero él se vio a sí mismo como un campeón. Si pudieras verte a ti mismo en términos de tu verdadero potencial, no te reconocerías.
Cuando mi hija Elizabeth, estaba en el bachillerato, se sacĂł una foto «glamorosa» para dĂĄrmela como un regalo. Esa era la moda en ese tiempo. Una persona iba a un estudio de fotografĂ­a y la hacĂ­an verse como una estrella de cine. Cuando vi esa foto por primera vez, pensĂ©: Ella no se ve asĂ­ todos los dĂ­as, pero es Elizabeth. Esa es la verdadera Elizabeth. De la misma forma, asĂ­ es cuando tĂș te ves y crees en tu potencial. Si te pudieras ver cĂłmo podrĂ­as ser, te verĂ­as mejor de lo que nunca te hayas imaginado: Me gustarĂ­a poder enseñarte una foto de ti mismo con tu potencial intacto.
El estadista hindĂș Mahatma Gandhi dijo: «La diferencia entre lo que hacemos y lo que podemos hacer resolverĂ­a la mayorĂ­a de los problemas mundiales». En la prĂĄctica, resolverĂ­a la mayorĂ­a de nuestros problemas individuales. Debemos creer firmemente en nuestro potencial si vamos a hacer lo que podemos hacer.
Muchas personas no logran todo su potencial. John Powell, autor del libro El secreto para seguir amando estima que la persona promedio logra diez por ciento de su potencial, ve sĂłlo diez por ciento de la belleza que le rodea, escucha sĂłlo diez por ciento de su mĂșsica y su poesĂ­a, huele solamente diez por ciento de su fragancia, y saborea solamente diez por ciento del deleite de estar vivo. La mayorĂ­a nunca ven o utilizan su potencial.
El entrenador ejecutivo Joel Garfinkle recuerda una historia del escritor Mark Twain en la cual un hombre muere y se encuentra con San Pedro en las puertas del cielo. Dåndose cuenta inmediatamente que San Pedro era un hombre sabio y conocedor, el hombre le preguntó: «San Pedro, siempre me ha interesado la historia militar. Dime, ¿cuål fue el general mås grande de todos los tiempos?»
San Pedro respondió råpidamente: «Esa es una pregunta sencilla, es ese hombre que estå por allå».
«Debes estar equivocado» respondiĂł el hombre que ahora estaba perplejo. «ConocĂ­ a ese hombre en la Tierra y era sĂłlo un trabajador comĂșn y corriente».
«Exactamente, amigo», le aseguró San Pedro. «Hubiera sido el general mås grande de todos los tiempos, si él hubiera sido un general».6
El caricaturista Charles Schulz ofreció esta comparación: «La vida es como una bicicleta de diez velocidades. La mayoría de nosotros tenemos cambios que nunca utilizamos». ¿Para qué tenemos esos cambios? No es bueno viajar por la vida sin sudar un poco. Entonces ¿cuål es el problema? La mayoría del tiempo es por pura limitación autoimpuesta. Nos limita tanto como las verdaderas. La vida ya es difícil de por sí y la hacemos mås difícil cuando nos imponemos limitaciones adicionales nosotros mismos. Charles Schwab comentó: «Cuando un hombre se pone un límite en lo que va a hacer, se ha puesto un límite en lo que puede hacer».
«La vida es como una bicicleta de diez velocidades. La mayoría de nosotros tenemos cambios que nunca ...

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