CAPĂTULO
21
Amor
IDEA CLAVE
Estoy comprometido a amar a Dios y amar a otros.
VERSĂCULO CLAVE
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Ă©l nos amĂł y enviĂł a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdĂłn de nuestros pecados. Queridos hermanos, ya que Dios nos ha amado asĂ, tambiĂ©n nosotros debemos amarnos los unos a los otros. Nadie ha visto jamĂĄs a Dios, pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece entre nosotros, y entre nosotros su amor se ha manifestado plenamente.
â1 Juan 4.10â12
La Biblia es una narrativa compleja. Sin embargo, ¿cuål es la idea elevada, y a la vez sencilla, detrås de todas las historias y enseñanzas que contiene este libro antiguo? El amor: el amor domina la historia de Dios. En 1 Corintios 13 se nos ofrece una ferviente descripción del amor que resuena por todas las Escrituras.
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy mĂĄs que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecĂa y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso.
El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoĂsta, no se enoja fĂĄcilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor jamĂĄs se extingue, mientras que el don de profecĂa cesarĂĄ, el de lenguas serĂĄ silenciado y el de conocimiento desaparecerĂĄ. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerĂĄ. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando lleguĂ© a ser adulto, dejĂ© atrĂĄs las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conocerĂ© tal y como soy conocido.
Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la mĂĄs excelente de ellas es el amor.
1 CORINTIOS 13.1â13
EL MAYOR MANDAMIENTO
El amor como el mayor mandamiento se puede encontrar muy pronto en la historia de Dios con su pueblo. Por ejemplo, cerca del final de su vida, MoisĂ©s reuniĂł a los israelitas para recordarles lo que verdaderamente importaba mientras se preparaban para entrar en la tierra prometida. Sus palabras, narradas en el libro de Deuteronomio, incluyen un pasaje conocido como el Shema («oĂr» en hebreo), el cuĂĄl mĂĄs adelante se convirtiĂł en la confesiĂłn de fe judĂa, recitada dos veces al dĂa en los servicios de oraciĂłn de la mañana y la noche. Como articula el Shema, el amor entre Dios y su pueblo siempre ha sido la fuerza impulsora detrĂĄs de una vida de fe.
«Escucha, Israel: El SEĂOR nuestro Dios es el Ășnico SEĂOR. Ama al SEĂOR tu Dios con todo tu corazĂłn y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. GrĂĄbate en el corazĂłn estas palabras que hoy te mando. IncĂșlcaselas continuamente a tus hijos. HĂĄblales de ellas cuando estĂ©s en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Ătalas a tus manos como un signo; llĂ©valas en tu frente como una marca; escrĂbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades.»
DEUTERONOMIO 6.4â9
Fluyendo de la prioridad de amar a Dios con todo nuestro corazĂłn, alma y mente se presenta el mandamiento de amar a nuestro prĂłjimo como a nosotros mismos.
«No alimentes odios secretos contra tu hermano, sino reprende con franqueza a tu prójimo para que no sufras las consecuencias de su pecado.
»No seas vengativo con tu prĂłjimo, ni le guardes rencor. Ama a tu prĂłjimo como a ti mismo. Yo soy el SEĂOR.»
LEVĂTICO 19.17â18
Durante un encuentro narrado en el Nuevo Testamento entre JesĂșs y los lĂderes religiosos, el Señor calificĂł estos dos mandamientos del Antiguo Testamento âamar a Dios y amar a los demĂĄsâ como los dos mayores de todos los mandamientos.
Uno de los maestros de la ley se acercĂł y los oyĂł discutiendo. Al ver lo bien que JesĂșs les habĂa contestado, le preguntĂł:
âDe todos los mandamientos, ÂżcuĂĄl es el mĂĄs importante?
âEl mĂĄs importante es: âOye, Israel. El Señor nuestro Dios es el Ășnico Señor âcontestĂł JesĂșsâ. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazĂłn, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.â El segundo es: âAma a tu prĂłjimo como a ti mismo.â No hay otro mandamiento mĂĄs importante que Ă©stos.
âBien dicho, Maestro ârespondiĂł el hombreâ. Tienes razĂłn al decir que Dios es uno solo y que no hay otro fuera de Ă©l. Amarlo con todo el corazĂłn, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prĂłjimo como a uno mismo, es mĂĄs importante que todos los holocaustos y sacrificios.
Al ver JesĂșs que habĂa respondido con inteligencia, le dijo:
âNo estĂĄs lejos del reino de Dios.
Y desde entonces nadie se atreviĂł a hacerle mĂĄs preguntas.
MARCOS 12.28â34
Los seguidores de Dios deben vivir vidas totalmente distintas a las de aquellos que los rodean. Tienen que perdonar y entregarse a los demĂĄs, mostrĂĄndoles amor a todos. El mandamiento de amar a Dios y otras personas no se desvaneciĂł con el surgimiento de la iglesia. Los mismos principios que guiaron a Israel siguieron siendo esenciales para la iglesia en tiempos del Nuevo Testamento, asĂ como lo son para la iglesia hoy en dĂa. El amor es el cumplimiento supremo de todas las leyes del Antiguo Testamento. La ley del amor es la Ășnica que deberĂa reinar en el corazĂłn y la vida de cada cristiano.
«Ustedes han oĂdo que se dijo: âAma a tu prĂłjimo y odia a tu enemigo.â Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que estĂĄ en el cielo. Ăl hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ÂżquĂ© recompensa recibirĂĄn? ÂżAcaso no hacen eso hasta los recaudadores de impuestos? Y si saludan a sus hermanos solamente, ÂżquĂ© de mĂĄs hacen ustedes? ÂżAcaso no hacen esto hasta los gentiles? Por tanto, sean perfectos, asĂ como su Padre celestial es perfecto.»
MATEO 5.43â48
No tengan deudas pendientes con nadie, a no ser la de amarse unos a otros. De hecho, quien ama al prĂłjimo ha cumplido la ley. Porque los mand...