El Dinero que Hay en Ti!
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El Dinero que Hay en Ti!

Descubre Tu Personalidad Financiera y Vive Como un Millionario

Julie Stav

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El Dinero que Hay en Ti!

Descubre Tu Personalidad Financiera y Vive Como un Millionario

Julie Stav

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En ÂĄEl Dinero que Hay en Ti! la destacada experta Julie Stav te enseña a descubrir tu verdadera personalidad financiera, y te muestra cĂłmo usar tus sentimientos, tus temores y tu autoestima para lograr una vida de riqueza monetaria y espiritual ""ConĂłcete a ti mismo"", dijo SĂłcrates. Y podrĂ­amos añadir, ""... para que conozcas cĂłmo emplear tu dinero"". Cuando logramos entendernos a nosotros mismos y comprender cĂłmo nos relacionamos con el dinero, vamos por buen camino hacia la tranquilidad econĂłmica y la independencia financiera. El dinero no es la vida ni compra la felicidad... ÂĄpero nos acerca mĂĄs a ella! En ÂĄEl Dinero Que Hay en Ti! Julie nos presenta cinco tipos de personalidades financieras, cada una con ventajas y desventajas en lo que se refiere a la manera en que manejan su dinero. Con su estilo divertido, informativo y fĂĄcil de comprender, Julie te ayudarĂĄ a descubrir quiĂ©n eres realmente y cĂłmo poner a trabajar tu personalidad financiera especĂ­fica para que logres una vida sin preocupaciones econĂłmicas. ÂĄEl Dinero Que Hay en Ti! no sĂłlo te enseñarĂĄ a valerte de esas caracterĂ­sticas personales en tu beneficio, sino tambiĂ©n a establecer relaciones positivas con aquĂ©llos que se ven afectados por tus decisiones—hijos, cĂłnyuge, padres y amigos—y que influyen en las tuyas. SĂłlo entonces podrĂĄs alcanzar tus metas, y vivir la vida que siempre has soñado.

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Informations

Éditeur
Rayo
Année
2012
ISBN
9780062209184

Las Personalidades

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1

LA IMPULSIVA

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Había una vez una compradora Impulsiva

Anillos de diamantes, zapatos de Blahnik, modelitos de Dior

ÂĄDios mĂ­o, cuĂĄnto tienen las tiendas! ÂĄY todo es un amor!
Ella lo quiere todo
 aunque su crĂ©dito grite: “¿CuĂĄndo vas a parar?”
Pero este libro la salvará de la tiranía del comprar y comprar

Esperanza era una mujer muy exitosa en su empleo como representante de relaciones pĂșblicas. Era elegante y culta, tenĂ­a amigos muy bien situados, una inmensa ambiciĂłn por salir adelante y una gran pericia en eso de ganarse la simpatĂ­a de la gente en un ambiente de trabajo. Saber que los demĂĄs respetan su opiniĂłn le da una confianza enorme en sĂ­ misma.
Al final de un largo dĂ­a de trabajo, luego de acomodarse en el asiento trasero del taxi que la llevarĂ­a a su apartamento—pequeño, pero muy bien decorado—se dio a la tarea de revisar mentalmente todo lo que habĂ­a logrado esa tarde. CerrĂł los ojos y recordĂł con placer los merecidos elogios que le dedicaron al final de una reuniĂłn con el departamento creativo de su empresa.
Y parecĂ­a que, sin duda, la presentaciĂłn del dĂ­a siguiente tambiĂ©n serĂ­a igual de exitosa. El plan de Esperanza—que, al igual que su nombre, estaba constantemente “esperando” que la vida cumpliera todos sus sueños—era conseguir para su compañía la cuenta mĂĄs grande de su historia. Al pensar en eso, no podĂ­a evitar que la cabeza le diera vueltas de tanto orgullo que sentĂ­a al imaginarse el inmenso respeto y el reconocimiento que este acuerdo le traerĂ­a... ÂĄY no hablemos de la maravillosa bonificaciĂłn que le darĂ­an por conseguir ese cliente! HabĂ­a nuevas esperanzas en el camino de nuestra Esperanza...
Ella había logrado triunfar gracias a la sagacidad que había demostrado al crear su excelente equipo de trabajo, y la meticulosidad que demostraba siempre la había convertido en una supervisora indispensable. Parecía mentira que hubieran pasado ya dos años desde el inicio del proyecto, pero el probable resultado de la presentación del día siguiente demostraría que todo el esfuerzo había valido la pena. ¥Iba a recoger los frutos de una labor muy bien realizada!
En eso, mientras el taxi avanzaba con cierta dificultad en medio de las calles siempre abarrotadas de la zona comercial de la ciudad, Esperanza distinguiĂł a lo lejos, como si una luz especial lo destacara en medio del grisĂĄceo panorama de la ciudad, un objeto supremamente bello. Sus asombrados ojos se clavaron de repente en un esquelĂ©tico maniquĂ­ colocado en la elegantĂ­sima vidriera de una lujosa tienda por departamentos. “¡Pare, pare!,” gritĂł al tiempo que le lanzaba el dinero al atolondrado chofer. “¡AquĂ­ me quedo!”
A medida que cruzaba a zancadas la ruidosa calle y se acercaba a la tienda, vio su propio reflejo en el cristal... vistiendo ese fabuloso traje sastre de diseñador que llevaba el maniquĂ­. Se quedĂł pasmada. Cada puntada del modelo decĂ­a: â€œÂĄĂ©xito, poder, seguridad!,” exactamente el tipo de imagen que ella estaba decidida a proyectar durante la reuniĂłn del dĂ­a siguiente.
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Sin vacilar ni un segundo, Esperanza entrĂł corriendo a la tienda y fue directamente hacia el exquisito departamento de ropa femenina donde la esperaba aquel tesoro. Estaba tan ansiosa que desarreglĂł la ordenada hilera de percheros mientras buscaba nerviosamente entre ellos. ÂĄAy, Dios mĂ­o! ÂĄTienen su talla! ÂĄEs perfecto! Ni Carolina Herrera habrĂ­a podido escogerlo mejor y hasta la mismĂ­sima Coco Chanel la habrĂ­a felicitado...
Luego de probårselo en el vestidor y mientras caminaba tras la vendedora para ir a pagarlo, un pensamiento fugaz le pasó por la mente. Era un traje absolutamente maravilloso, envidiable, hecho para ella, quizås la creación de alta costura femenina mås perfecta que había visto... ¥Pero qué caro era! En otra ocasión en que había gastado tantísimo dinero, Esperanza se sintió muy culpable, casi arrepentida, cuando le llegó la cuenta de la tarjeta de crédito.
“¡Pero yo me lo merezco!”
ÂĄUy! Esperanza se preguntĂł: ÂżHabĂ­a dicho eso en voz alta? Con disimulo repasĂł el salĂłn con la vista y no notĂł ninguna de las miradas perplejas ni altaneras que sin duda habrĂ­a provocado aquel sincero arranque suyo en medio de un ambiente tan refinado como este. “Yo trabajo muchĂ­simo. AdemĂĄs, el bono que me van a dar casi, casi va a cubrir este gasto... casi,” murmurĂł entre dientes, tratando de justificarse, aunque nadie le estaba pidiendo cuentas. Bueno, quizĂĄs se justificaba ante su madre, una señora tacaña que se habrĂ­a horrorizado ante ese gasto; tal vez fue ante el chico que traĂ­a el cafĂ© y a quien Esperanza jamĂĄs le daba propinas; o, peor aĂșn, ante el funcionario que manejaba los prĂ©stamos estudiantiles y del que ella habĂ­a logrado escabullirse con gran astucia durante años. PrefiriĂł no hacerle caso a estos metiches fantasmas, dar el tarjetazo y, con su divina pluma Mont Blanc que le habĂ­a costado un ojo de la cara, firmar su sentencia de tener que pagar deudas durante los prĂłximos seis años.
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Las Ventajas del Comprador Impulsivo

La personalidad Impulsiva es decidida, confiable y organizada. Como es profesional, educada y toda su energĂ­a se dirige a lograr metas, le encantarĂ­a saber que tiene muchĂ­simas posibilidades de triunfar en sus finanzas si puede poner freno a sus emotivos impulsos de gastar dinero y puede dedicar un poquito de tiempo y esfuerzo a organizar su economĂ­a.

¿Quién de Ustedes Es Como Esperanza?

Esperanza se las sabe todas cuando se trata de su carrera o de escoger un vestido de alta costura, pero en lo que se refiere a su dinero, es una mala estudiante. Como muchas profesionales, habĂ­a descubierto su poder de ganar dinero, pero estaba en la luna en cuanto al poder del dinero. ÂżCuĂĄl es la diferencia? El salario mĂĄs que generoso de Esperanza demuestra que se ha esforzado para conseguir lo que tiene, y que asciende a paso rĂĄpido hacia una posiciĂłn envidiable en su profesiĂłn. Sin embargo, esta experta en gastar impulsivamente, sigue siendo una esclava de su trabajo. Como muchos de nosotros, estĂĄ acostumbrada a trabajar para vivir, pero todavĂ­a tiene que descubrir que su dinero tiene la posibilidad de multiplicarse continuamente sin que ella tenga necesidad de matarse trabajando.

Celebridades y Personajes de Personalidad Financiera Impulsiva

Scarlett O’Hara—Si la protagonista de Lo que el viento se llevĂł hubiera tenido deudas en sus tarjetas de crĂ©dito, no hay dudas de que habrĂ­a repetido su frase clĂĄsica de “lo pensarĂ© mañana.” Pero fiel a su estilo de Impulsiva, consiguiĂł hacerse rica otra vez y enseñarles a los invasores del norte a no meterse con ella.

Porfirio Rubirosa—A pesar de que dos ex-esposas millonarias lo dejaron forrado de billetes, lo gastĂł todo para mantener su estilo de playboy. MuriĂł arruinado, pero con clase: estrellado contra un ĂĄrbol en su Ferrari Ășltimo modelo y luego de una noche de juerga en ParĂ­s.

Evita PerĂłn—Relumbraba de diamantes, se vestĂ­a con carĂ­simos modistos franceses y repartĂ­a dinero a manos llenas, pero si le preguntaban de dĂłnde salĂ­a todo eso habrĂ­a dicho: “¡QuĂ© se yo, che, pregĂșntaselo a mi marido el presidente!”
No te rĂ­as, pero la personalidad de Esperanza me recuerda a uno de esos huevos grandes y bronceados que ponen las saludables gallinas de granja. Es consistente y fuerte en, el exterior, pero, si por casualidad, se le hace una rajadura, su frĂĄgil contenido nunca podrĂĄ madurar y convertirse en un pollito. Aunque ninguno de nosotros pertenece exclusivamente a alguno de los tipos de personalidad financiera que discutiremos en este libro, hay estudios que aseguran que cuando nos descuidamos y no le prestamos mucha atenciĂłn a la forma en que manejamos nuestro dinero, nuestra tendencia es seguir patrones de conducta establecidos durante la infancia.
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Las Desventajas del Comprador Impulsivo

Esta personalidad Impulsiva también puede ser precipitada en sus acciones y gastar mås de lo que debe cuando se siente deprimida o frustrada. El estrés y la ansiedad, si bien a veces son una motivación para este tipo de personalidad, pueden minar su confianza en aquellos terrenos donde no es experta. Si es una persona que no sabe muy bien cómo manejar su dinero, siempre va a dejar para mås adelante cómo aprender a hacerlo
 hasta que sea demasiado tarde.
Lo que impulsa a Esperanza a despilfarrar su dinero es ese conocido sentimiento de “pero si yo me lo merezco.” Ella se merecĂ­a el traje caro para llenar el vacĂ­o creado por meses de sacrificio, de esfuerzos incesantes para triunfar, sin darse la oportunidad de descansar y echarle una tranquila mirada al mundo que la rodea. Es fĂĄcil averiguar de dĂłnde viene esta forma de pensar. Piensa en lo que dicen los anuncios mĂĄs populares: “TĂș te mereces lo mejor...” o “Cuesta un poco mĂĄs, pero, quĂ© caray, ÂĄtĂș lo vales!”
No importa si es chocolate o tinte para el cabello, un bolso de marca o un crucero por el Caribe; las industrias que crean esos productos y servicios se gastan una millonada para investigarlos, probarlos y promoverlos—por medio de especialistas en productos de consumo—con el propósito de atraer al tipo de persona que gasta impulsivamente, el tipo de persona al que quizás le vendría mejor dormir a pierna suelta una noche entera que comprar algo pensando que la va a hacer sentir mejor. Aunque sea solo por un tiempo limitado, esa compra desesperada justificará todas sus privaciones y sacrificios previos.

Lo que Sucede Ahora

Cuando el dinero llega a las manos de un comprador impulsivo, desaparece como arena entre los dedos. Por eso el primer paso para establecer ahorros debería ser reservar ese dinero antes de que llegue a esas manos terriblemente gastadoras. Los programas de deducciones del salario, los ahorros para la jubilación 401(k) y los depósitos automåticos los creó Dios para las Impulsivas y los Impulsivos (porque te equivocas si crees que no existen también en el sexo masculino. Hay menos, pero los hay... ¥y son un peligro con una tarjeta de crédito en la mano!)
Como estos personajes derrochadores casi nunca hacen algo si no tienen un propĂłsito en mente, la mejor forma de motivarlos a que ahorren es establecer un objetivo especĂ­fico para cada cuenta: unas vacaciones de lujo, el pago inicial de un auto nuevo, un modernĂ­simo equipo de sonido... Todas estas pueden constituir motivaciones lo suficientemente poderosas como para que este tipo de personalidad eche a andar y ahorre. ÂżNo es cierto que ahorrar te resulta mucho mĂĄs emocionante cuando sabes para quĂ© ahorras? Todo consiste en sustituir la vieja costumbre de “gasta, paga y vuelve a gastar” con “ahorra, gasta y vuelve a ahorrar.” Si los Impulsivos se anotaran por escrito una fecha como meta y decidieran la cantidad que van a ahorrar y cuĂĄl serĂĄ la recompensa, lograrĂ­an convertir el ahorro en un objetivo a su alcance, y reducirĂ­an las posibilidades de crearse metas apresuradamente, sin tener los fondos para llevarlas a cabo.

¿CÓMO PUEDEN AHORRAR LAS ESPERANZAS DE ESTE MUNDO?

  1. Establece una cuenta de ahorros independiente. Si mezclas tu cuenta corriente de cheques con la de ahorros, no me cabe duda de que recurrirĂĄs a la Ășltima para cubrir la primera... y nunca vas a reponer el dinero. Pero si creas cuentas separadas, cada una te recordarĂĄ, de una manera muy concreta, que los fondos que guardas en una y en otra tienen propĂłsitos especiales. Te darĂĄ una enorme motivaciĂłn ver que los ahorros aumentan.
  2. Decide qué porcentaje de tu salario bruto, o qué cantidad fija, vas a depositar en tu cuenta especial.
  3. PregĂșntale a tu empleador si pueden comenzar a realizar, directamente de tu cheque salarial, deducciones automĂĄticas en cada perĂ­odo de pago, las que serĂ­an depositadas en tu cuenta de ahorros. Aquella vieja frase de “ojos que no ven, corazĂłn que no siente” se aplica a la mayorĂ­a de nosotros... y, mĂĄs que a nadie, a ti. Te advierto que si confĂ­as en que vas a tener la disciplina como para hacer un depĂłsito en tu cuenta de ahorro cada vez que recibas tu pago salarial, la tentaciĂłn serĂĄ demasiado grande, y todo sin necesidad. No tienes que hacerte la valiente. Si tu empresa no ofrece deducciones de salario, tu banco puede darte una mano. PĂ­dele que en cada perĂ­odo de pago transfieran una cantidad fija de tu cuenta corriente a tu cuenta de ahorros.
  4. Cada vez que recibas una cantidad de dinero con la que no contabas, deposita una parte en tu cuenta de ahorros. Los bonos, los aumentos de salario, los reembolsos de dinero que te envíe el gobierno después de pagar tus impuestos, las devoluciones que te remitan luego de comprar un artículo y el dinero que te paguen por horas adicionales trabajar son ingresos que no has tenido que extraer de tu salario y que serån muy bienvenidos a tu cuenta.
  5. Y finalmente, si se te presenta una emergencia que te obliga a retirar dinero de tus ahorros, considera pedir un préstamo que deberå pagarse en un límite razonable de tiempo. Establece un pago mensual fijo y liquídalo regularmente como si fuera una factura mås.

AntropologĂ­a de los Impulsivos

Recuerdo que en la Ă©poca en que yo trabajaba de planificadora financiera, cuando me sentaba frente a este tipo de persona manirrota que gastaba segĂșn se sintiera, lo primero que hacĂ­amos era establecer un plan de gastos. El dinero se les va a los Impulsivos como si tuviera alas, y por eso cuando yo les preguntaba cuĂĄnto ahorraban al mes, casi siempre me respondĂ­an: “¡Ay, yo no sĂ© adĂłnde se me va el dinero!” o “¡Es que yo soy incapaz de ahorrar!” y “Yo gano bastante, pero al final del mes no me queda nada.”
Debido a que las Impulsivas compran y compran como si fuera un ritual del que no se dan cuenta, es muy conveniente—antes de empezar a cambiar este comportamiento—llevar la cuenta de los gastos durante un par de meses. No es fácil, pues no se trata solo de examinar los cheques procesados y los es...

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