1.1 La lengua como significador social
1.2 Los dialectos
1.3 El prestigio lingüístico
1.4 Resumen
1.1 La lengua como significador social
En cuanto vemos o escuchamos a nuevas personas, casi de manera inconsciente usamos varios datos para llegar a conclusiones sobre ellos. Por ejemplo, normalmente buscamos clasificarlos según su género, edad, clase social y grupo étnico. Quizás también “leamos” algo sobre su orientación sexual, sus inclinaciones políticas o en qué parte del país se crió.
¿Qué información usamos para inferir toda esta información? Hay datos visuales como la manera de vestir, el peinado, los tatuajes, el maquillaje y quizás la manera de caminar y sentarse. A veces nos equivocamos, sobre todo si nos basamos en estereotipos. Los estereotipos son diferentes de los esquemas. Los esquemas son estructuras psicológicas que tenemos todos los seres humanos para organizar la información. Nos ayudan a procesar las percepciones e incorporar nuevos conocimientos. Por ejemplo, si vemos a una niña pequeña en pañales que apenas sabe caminar, nuestros esquemas nos hacen pensar que tampoco sabrá hablar en oraciones completas ni resolver problemas de álgebra. Otro ejemplo sería escuchar a un señor que nos parece angloamericano pero que habla fluidamente el mandarín. Si no hemos tenido experiencias anteriores con este tipo de individuo – si nuestros esquemas se han formado solo a base de personas hablando el mandarín que parecen ser de la China – nos podríamos sorprender al ver que ese señor habla esta lengua. Lejos de ser negativos, los esquemas – patrones organizacionales subyacentes – son naturales y necesarios.1 Para resumir, los seres humanos intentamos “clasificar” todo lo que encontramos a nuestro alrededor según las categorías que hemos desarrollado durante la vida y en nuestras comunidades.
Actividad 1.1 Usando un buscador de internet y la función “imágenes”, busca estos diez términos en inglés.
- Truck driver
- Restaurant server
- Professor
- Engineer
- Nurse
- Biker
- Rapper
- Police officer
- Poker player
- Farmer
Escribe las características de las personas en la mayoría de las imágenes que encuentras: su género, manera de vestir, edad, etc. Después, elige dos (2) de las ocupaciones y trae a clase tres (3) imágenes específi cas para cada una (un total de 6 imágenes) que sean representativas de lo que encontraste. ¿Qué nos enseña este ejercicio sobre los estereotipos que tiene la sociedad?
A pesar de que los elementos físicos sirven de mucho para proyectar aspectos de nuestra identidad, uno de los elementos más potentes para clasificar a la gente es su manera de hablar.2 De hecho, puede ser que a veces nos basemos más en el lenguaje que en cualquier otro factor.
Actividad 1.2 En 2003, Citibank produjo una serie de anuncios de televisión para pro-mover el conocimiento del robo de identidad. Cada comercial presenta una víctima ficticia de robo de identidad ejerciendo una actividad común de su vida. Ve a este sitio web http://potowski.org/gramatica_variacion_enlaces_1 y completa las actividades “Citibank”.
Como se ve claramente a través de los comerciales de Citibank, la lengua juega un papel central en la identidad social. Nos basamos en el lenguaje como variable clave en la identificación de género, edad, estatus socioeconómico y otros factores. La forma de hablar de una persona no es casualidad. Todo lo contrario, está casi siempre estrechamente ligada al lugar de origen y al grupo étnico, etario y socioeconómico al que pertenece. Por eso nuestros esquemas esperan cierto comportamiento de una persona que habla de cierta manera, y viceversa: esperan cierta forma de hablar de una persona que se comporta de cierta manera.
El término que acabamos de usar, “forma de hablar”, no es muy preciso. Veremos en la sección siguiente los términos que se manejan en el campo científi co de la lingüística.
1.2 Los dialectos
Para los lingüistas, el término dialecto es neutro, sin connotaciones positivas ni negativas. Se usa para referirse a la forma de hablar compartida por un grupo de hablantes. El grupo de hablantes puede vivir en cierta zona geográfi ca, o compartir una identidad cultural basada en la etnicidad, la religión, etc. Bajo esta perspectiva, no hay dialectos “buenos” ni “malos” ni mejores o peores que otros. Además, todos hablamos cierto dialecto de una lengua. De hecho, se puede decir que las lenguas no existen, sino a través de sus dialectos. Nadie habla “el inglés” o “el español”; hablan cierto dialecto del inglés (el de Estados Unidos, el de Londres, el de la Ciudad de Nueva York, etc.) o del español (el de Puerto Rico, el de Buenos Aires, el del sur de España, etc.).
Una manera de conceptualizar esta definición de dialecto es pensando en el helado. Imagínate que entras a una tienda que vende helados, y le dices al dependiente: “Por favor, quiero un helado”. ¿Qué te va a servir el dependiente? ¿Te puede servir algo?
No, no te puede servir nada porque no has especificado el sabor de helado que quieres. En esta analogía, “el helado” es como “el español” (la lengua). El helado no existe sino a través de sus sabores, y el español no existe sino a través de sus dialectos.
Ahora bien, puede ser que tú prefieras el helado de fresa pero tu amiga prefiera el de chocolate. Pero ¿se puede decir que el sabor de fresa es mejor que el de chocolate? Claro que no. Todos los sabores tienen el mismo valor intrínseco. Pero la sociedad muchas veces le da un valor distinto a los diferentes sabores. Por ejemplo, se puede asociar el helado de chocolate a gente de un nivel de educación bajo y el de pistacho a gente de un nivel de educación alto. Regresaremos a este punto a lo largo del presente libro.
Acabamos de afirmar que las lenguas “no existen” y que solo hay muchos dialectos de cada una. Sin embargo, podemos estar de acuerdo en que el texto que estás leyendo en este momento no está escrito en la lengua china, ni en la lengua húngara, sino en la lengua española. ¿Cuál es la diferencia, entonces, entre un dialecto y una lengua? Una definición útil, pero muy imperfecta, es la siguiente. Si dos personas se pueden entender – a pesar de las diferencias de pronunciación, de vocabulario o de sintaxis – se trata de la misma lengua. Si no se entienden, se tratan de dos lenguas diferentes. Este parámetro se conoce como la comprensión mutua o inteligibilidad mutua entre variedades lingüísticas. Por ejemplo, los hablantes de Caracas y los de Madrid se entienden, entonces lo que hablan son dialectos de una misma lengua (el español). Pero como estos hablantes no entienden a los de Estambul (quienes hablan el turco), entonces el turco y el español son lenguas diferentes. Ha érti a “magyart,” el “tudja olvasni.” Si no entendiste la oración anterior, es porque no conoces la lengua húngara, que es una lengua diferente al español.
¿Por qué decimos que es imperfect...