BLOQUE II.
MODELO DE INTERVENCIÓN SER (SISTÉMICO-EMOCIONAL-RELACIONAL) DESDE LA PSICOTERAPIA EMOCIONAL SISTÉMICA INFANTOJUVENIL
CAPÍTULO 1. Procedimiento de trabajo con niños, niñas y adolescentes: modelo SER (Sistémico-Emocional-Relacional)
Mercedes Bermejo
ÍNDICE
1. Introducción al modelo SER
2. Primera sesión informativa
2.1 Cuando el niño o la niña tiene menos de 11 años
2.2 Cuando el menor tiene más de 11 años
2.3 Con otros modelos familiares
3. Fase de evaluación y devolución
3.1 Fase de evaluación
3.2 Devolución de resultados a los adultos
3.3 Devolución de resultados al niño, niña o adolescente
4. Fase de intervención y/o tratamiento
4.1 Sesiones individuales con el niño, niña o adolescente
4.2 Sesiones parentales
4.3 Sesiones familiares, fraternales o vinculares
4.4 Otras intervenciones
5. Despedida y cierre
5.1 Despedida con los adultos
5.2 Despedida con el niño, niña o adolescente
6. Bibliografía para adultos
7. Bibliografía para niñas y niños
1. Introducción al modelo SER
«Solo se ve bien a través del corazón»
El principito
Desde nuestro deseo de hacer una guía práctica y didáctica para nuestros alumnos y psicoterapeutas interesados en incorporar una psicoterapia sistémica más innovadora y adaptada a la sociedad actual, pero con una seria y rigurosa fundamentación teórica basada en el modelo de trabajo de Psicoterapia Emocional Sistémica (PES), hemos trabajado en este manual durante más de 2 años. Por ello, conviene recordar en primer lugar los fundamentos esenciales que debemos incorporar en el trabajo con familias y menores, que desde el modelo SER (Sistémica-Emocional-Relacional) venimos implementando desde hace más de 10 años de manera transversal en nuestro abordaje clínico diario.
Estos principios básicos son:
1. A lo largo de todo el proceso de psicoterapia, se deben tener en cuenta todos los sistemas que rodean y forman parte del paciente, no solo el familiar (p. ej. educativo, cultural, social, político, de ocio, deportivo…).
2. Involucrar a la familia en todo el proceso, tanto de manera directa (convocándola) como indirecta (analizando circularmente la influencia de las relaciones familiares en el niño, la niña o adolescente).
3. Respetar y entender al paciente tanto desde su etapa evolutiva integral (emocional, cognitiva, fisiológica, neurológica…), como desde la neuropsicología clínica infantojuvenil, así como desde su etapa de ciclo vital familiar.
4. Entender el síntoma y/o motivo de consulta de la familia en términos relacionales, no solo como el contexto para explicar los comportamientos sintomáticos, sino como un recurso para lograr soluciones más funcionales, adaptativas, o como alternativa a síntomas previos.
5. Uso y manejo de técnicas de evaluación e intervención a través de herramientas lúdicas, del juego simbólico, en clave corporal y emocional, tanto en etapas tempranas como en adolescentes, adultos, parejas y/o familias (p. ej. figuras, pinturas, cuentos, esculturas…).
6. Contextualizar y abordar las estructuras emocionales que subyacen a las creencias, mitos transgeneracionales, mandatos familiares y actitudes sobre el plano afectivo, a partir de la elaboración de hipótesis circulares.
7. Tras un procedimiento de evaluación, basado en el modelo SER (Sistémica-Emocional-Relacional), dotar al paciente de estrategias más adaptativas, ajustadas al sistema al que pertenece.
8. Empoderar. El paciente y la familia serán los verdaderos protagonistas del proceso terapéutico y, por tanto, generadores del cambio.
Estos postulados se traducen en un procedimiento de trabajo, que venimos registrando a través de un software desde hace ya varios años, y en la realización constante del seguimiento, supervisión y coordinación de los procesos terapéuticos. El modelo, publicado hace unos años en la revista científica Mosaico1, con una clara influencia de todo el movimiento sistémico, ha sido revisado anualmente y actualizado. Además, los casos han sido atendidos por supervisores externos acreditados y por el equipo de profesionales del centro con una periodicidad semanal, a través del departamento de Infantojuvenil y Familia de Psicólogos Pozuelo. De este modo, hemos ido realizando las adaptaciones pertinentes para que el modelo sea un marco de referencia válido, eficaz y actualizado para psicoterapeutas que trabajan con niños, niñas, adolescentes y sus familias, así como con adultos2, con sus diferentes áreas de intervención.
Asimismo, este modelo de trabajo ha sido presentado por nuestro equipo en varios congresos3, y ha sido publicado en el libro La danza de las emociones familiares4, donde se detalla todo el procedimiento en profundidad en el trabajo con niños, niñas, adolescentes y sus familias. En el apartado 1.4, hace referencia a las etapas evolutivas emocionales para entender, saber acompañar e intervenir en los diferentes periodos de la infancia (desde los 0 hasta los 18 años), con diferentes ejemplos de dinámicas y mensajes de afirmación recomendables para estos periodos de desarrollo afectivo.
Basándonos en la clasificación de Pamela Levin5, se exponen las diferentes edades de desarrollo en términos afectivos, puesto que para poder valorar a una familia con menores como integrantes de la misma es fundamental, previo a un abordaje familiar, conocer su capacidad cognoscitiva, emocional, y física. Es frecuente encontrarnos casos de padres o cuidadores primarios que traen a consulta discursos sobre el síntoma que pueden estar relacionados con variables evolutivas que debemos identificar y señalar a la familia.
Padre en consulta relata que su hijo, menor de 6 años, es un «mentiroso», que no desayuna solo y que es un desobediente. Cuando se exploran más a fondo estas 3 cualidades, se detecta, por un lado, que las mentiras no son tan frecuentes como para adquirir esta etiqueta, y que se dan principalmente cuando el niño quiere seguir jugando y evitar tareas de responsabilidad. Por otro lado, en relación al desayuno, también se pide al progenitor que dé ejemplos y concrete mejor la situación. Al parecer, el niño solía desayunar solo mientras el padre se vestía en 5 minutos, tiempo que el padre consideraba suficiente para que se lo hubiera terminado todo. Y, en cuanto a la desobediencia, refiere principalmente los momentos en que el menor está jugando y no obedece a la primera para dejar de jugar y asumir una responsabilidad (recoger, ir a hacer deberes o ir a comer).
Hay conductas esperadas en base a la etapa evolutiva a la que pertenecen los niños; por ello es conveniente disponer de los conocimientos de dichas etapas, las características más habituales y los rasgos esperados en base a cada etapa evolutiva. En estos casos, en la práctica clínica, conviene normalizar las conductas y procurar no patologizar ni culpabilizar a los niños por actitudes esperables, aunque puedan llegar a ser molestas para el adulto en un momento dado. Suele calmar a los padres indicarles que es temporal, que es algo esperable del desarrollo evolutivo del menor o que es un síntoma sano en el menor que quiera jugar, que ponga a prueba el límite o que intente transgredirlo. Pero también es función del adulto mantener dichos límites y normas que, en la mayoría de los casos, dan la seguridad y protección que el niño o la niña necesitan para crecer de manera saludable.
También es importante tener en cuenta el ciclo vital de la familia6, para poder entender el síntoma dentro de un contexto y de las características esperables a dicha etapa.
El modelo SER, como expongo brevemente en el presente capítulo, acompaña al profesional a lo largo de todo el procedimiento de trabajo, desde la derivación, la primera llamada, pasando por la primera sesión de encuentro, la fase de evaluación con los diferentes miembros y sistemas implicados, así como la devolución, el tratamiento —en ...