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ÂżTenĂa razĂłn Freud?
Hace poco vi que describĂan a una persona dedicada a curar los pies como un «penicuro». Lo pillan, Âżno? «Penicuro» en lugar de «pedicuro». Lo vi en un amplio conjunto de datos sobre los errores tipogrĂĄficos que comete la gente. Alguien piensa en una persona que cuida los pies y escribe la palabra «pene». Por algo serĂĄ, Âżno?
Hace poco me enterĂ© de que un hombre soñaba con que se comĂa una banana cuando se dirigĂa al altar para casarse. Lo vi en un amplio conjunto de datos sobre los sueños que registra la gente en una aplicaciĂłn. Un hombre imagina que se casa con una mujer mientras come una fruta con forma fĂĄlica. Por algo serĂĄ, Âżno?
ÂżTenĂa razĂłn Sigmund Freud? Desde que sus teorĂas capturaron la atenciĂłn del pĂșblico, la respuesta mĂĄs honesta ha sido encogerse de hombros. Karl Popper, el filĂłsofo austro-britĂĄnico, lo dijo mĂĄs claro que nadie. Como es sabido, Popper afirmĂł que las teorĂas de Freud no eran falsables. No habĂa manera de demostrar si eran verdaderas o falsas.
Freud podrĂa decir que al escribir «penicuro» una persona revela un deseo sexual posiblemente reprimido. La persona podrĂa responder que no revela nada; que sencillamente habĂa cometido un error tipogrĂĄfico inocente. En esa situaciĂłn, serĂa la palabra de uno contra la del otro. Freud podrĂa argumentar que el hombre que soñaba con comerse una banana en el dĂa de su boda pensaba en secreto en un pene, revelando su verdadero secreto de casarse con un hombre, en lugar de con una mujer. El hombre podrĂa responder que habĂa soñado con una banana por casualidad y que, del mismo modo, habrĂa podido soñar con comerse una manzana. TambiĂ©n en esa situaciĂłn serĂa la palabra de uno contra la del otro. No habrĂa manera de someter a prueba las teorĂas de Freud.
Hasta ahora, claro.
La ciencia de datos vuelve muchas ideas de Freud falsables; somete muchas de sus famosas hipĂłtesis a prueba. Podemos empezar por los sĂmbolos fĂĄlicos en los sueños. Utilizando un enorme conjunto de datos sobre los sueños que registra la gente, podemos notar fĂĄcilmente con quĂ© frecuencia aparecen los objetos fĂĄlicos en ellos. Los alimentos son un buen ĂĄmbito en el que centrar el estudio. Aparecen en muchos sueños, y muchos de ellos tienen formas fĂĄlicas: bananas, pepinos, perritos calientes, etc. A continuaciĂłn, podemos medir los factores que pueden inducirnos a soñar con algunos alimentos mĂĄs que con otros: con quĂ© frecuencia se consumen, cuĂĄn sabrosos los considera la mayorĂa de la gente y, desde luego, si son de naturaleza fĂĄlica.
Podemos comparar si dos alimentos cualesquiera, en iguales condiciones de popularidad, pero teniendo uno de ellos forma de falo, aparecen en distinta proporciĂłn en los sueños. Si no se tiende a soñar con alimentos en forma de falo mĂĄs que con otros alimentos, los sĂmbolos fĂĄlicos no serĂĄn un factor importante en nuestros sueños. Gracias a los macrodatos, esta parte de la teorĂa freudiana puede ser falsable.
Recibà datos de Shadow, una aplicación que pide a los usuarios que dejen registro de sus sueños. Recopilé los alimentos que figuran en decenas de miles de sueños.
En general, ¿qué nos hace soñar con alimentos? El predictor principal es la frecuencia con la que los consumimos. La sustancia con la que mås se sueña es el agua. Los veinte alimentos mås frecuentes incluyen el pollo, el pan, los bocadillos y el arroz: todos notablemente no freudianos.
El segundo predictor de la frecuencia con que un alimento aparece en los sueños es lo sabroso que se lo considera. Los dos alimentos con los que soñamos mås a menudo son notablemente no freudianos pero muy ricos: el chocolate y la pizza.
¿Y qué ocurre con los alimentos con formas fålicas? ¿Se cuelan en nuestros sueños con inesperada frecuencia? Pues no.
Las bananas son la segunda fruta mĂĄs comĂșn en los sueños. Pero tambiĂ©n son la segunda fruta que mĂĄs se consume. AsĂ que no necesitamos a Freud para explicar la frecuencia con que soñamos con bananas. Los pepinos son el sĂ©ptimo vegetal mĂĄs comĂșn en los sueños. TambiĂ©n son el sĂ©ptimo vegetal que mĂĄs se consume. Una vez mĂĄs, no necesitamos su forma para explicar su presencia en nuestras mentes dormidas. Se sueña mucho menos frecuentemente con perritos calientes que con hamburguesas. Eso es cierto incluso si se corrige el hecho de que la gente come mĂĄs hamburguesas que perritos.
En general, mediante un anĂĄlisis de regresiĂłn (mĂ©todo que permite a los cientĂficos sociales desmenuzar la incidencia de mĂșltiples factores) de todas las frutas y los vegetales, hallĂ© que no por tener forma de falo una fruta aparecĂa con mĂĄs probabilidad en un sueño de lo esperable en virtud de su popularidad. Esta teorĂa de Freud es falsable; y, al menos segĂșn mi examen de los datos, falsa.
Pasemos ahora a los actos fallidos. El psicoanalista de Viena planteĂł la hipĂłtesis de que, por medio de nuestros errores âal hablar o escribir malâ, revelamos deseos subconscientes, con frecuencia de Ăndole sexual. ÂżPodemos usar los macrodatos para someter esa idea a prueba? He aquĂ una manera: ver si nuestros errores ânuestros lapsusâ propenden al erotismo. Si nuestros deseos sexuales ocultos afloran en forma de lapsus, deberĂa haber un nĂșmero desproporcionado de errores con palabras como «pene», «polla» y «sexo».
Con ello en mente, examinĂ© un conjunto de datos de mĂĄs de 40.000 errores tipogrĂĄficos recopilados por investigadores de Microsoft. El conjunto de datos incluĂa errores de los que se corrigen nada mĂĄs cometerse. Entre decenas de miles de ellos, habĂa muchos de...