Va de vida
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Va de vida

Lo mejor del camino es compartirlo

Eduard Sala

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  1. 210 pages
  2. Spanish
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Va de vida

Lo mejor del camino es compartirlo

Eduard Sala

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Aprendemos de la vida cuando observamos con la mirada adecuada y reconocemos el valor de cada historia en minĂșscula, historias de personas singulares con nombres propios, incluido el nuestro, de las que somos testigos y nos enriquecemos.Cada uno lleva a cuestas su propia mochila invisible, en la que cargamos todo lo que somos y sabemos hacer, todas nuestras experiencias y relaciones
Va de vida, obra ganadora de la quinta ediciĂłn del Premio Feel GoodTM, es un libro de aprendizajes y de preguntas que surgen de acompañar a personas en situaciĂłn de extrema vulnerabilidad, a las que les ha tocado vivir en la cara menos amable del mundo, con el viento en contra, la mochila pesada y las puertas cerradas.AquĂ­ encontrarĂĄs un espejo para mirarte y plantearte interrogantes que enriquezcan tu vida, que te inspiren en la elecciĂłn de tus objetivos y que mejoren las relaciones que estableces contigo mismo y con los demĂĄs. Incluso cuando las cosas van mal, la vida es un regalo.

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Informations

Éditeur
Plataforma
Année
2019
ISBN
9788417886363

1. Una mochila invisible que puede pesar toneladas
 o no

ImagĂ­nate una mochila.
Imagínatela como mås te guste. Puede ser como una de esas mochilas que usamos los fines de semana para salir a caminar por la montaña, o como las que llevåbamos para ir a la escuela o de colonias durante el verano, o tal vez como esa que llevas habitualmente.
Ahora imagina que esa mochila es invisible y que siempre la llevas encima: cuando te duchas, cuando andas o te sientas, cuando comes o duermes la siesta en el sofá, cuando ves la televisión o haces deporte, cuando trabajas o te distraes, cuando flotas en la piscina o lees bajo un árbol, cuando ríes o lloras

Creo que cada persona llevamos a cuestas una mochila vital, una mochila que nadie puede ver, pero que podemos sentir.
En ella llevamos todo lo que somos, todo lo que hemos experimentado y aprendido, todas las relaciones que hemos construido, todas las personas que nos han influido, todos los recursos de los que disponemos, todo lo que tenemos, todo aquello en lo que creemos, con lo que soñamos

Siempre la llevamos encima dondequiera que vayamos; durante todo ese camino que andamos que se llama vida. Ahora visualiza la mochila delante de ti, en lugar de a tus espaldas. Obsérvala con atención. Fíjate en su forma, su tamaño, sus colores.
¿CÓMO ES LA MOCHILA QUE LLEVAS?
Tal vez te ayude cerrar los ojos.
A continuaciĂłn, abre la mochila y mira dentro. En su interior encontrarĂĄs todo lo que eres y todo lo que tienes: tus competencias y tus capacidades para afrontar el dĂ­a a dĂ­a, tus habilidades y tus talentos, tus instrumentos y tus herramientas. Lo que no te has ganado porque te ha venido dado desde la cuna y lo que has aprendido y conseguido con tu propio esfuerzo.
Puesto que cargamos siempre con ella, resulta esencial conocer lo mejor posible qué llevamos en nuestra mochila, ya sea positivo (aquello que nos inspira, nos impulsa, nos ayuda a seguir adelante
), ya sea negativo (aquello que nos lastra, nos retrasa, nos desanima, nos bloquea, todo aquello que nos pesa de un modo u otro).
¿QUÉ LLEVAS EN TU MOCHILA? ¿QUÉ COSAS (PERSONAS, EXPERIENCIAS, CONOCIMIENTOS) POSITIVAS Y NEGATIVAS HAY EN ELLA?
Si identificamos nuestra carga y hacemos un inventario detallado de lo que llevamos en ella, tal vez podamos decidir quĂ© cosas deseamos conservar y llevar siempre con nosotros, quĂ© cosas queremos abandonar y dejar atrĂĄs, y quĂ© cosas necesitamos, o necesitaremos, y aĂșn tenemos.
En los apartados que siguen te hablarĂ© de los principales objetos que creo que todas las personas llevamos en nuestra mochila particular: los bocadillos, la cantimplora, la linterna, la brĂșjula, las piedras y las capelinas. Te explicarĂ© lo que es cada cosa y cuĂĄl suele ser su efecto en nuestras vidas, en nuestro crecimiento.
Ademås, te contaré algunas historias personales, casi todas ellas vivencias compartidas que he tenido a lo largo de mi vida acompañando a personas en situación de vulnerabilidad.
Esas historias intentan ilustrar, aclarar o bien enfatizar lo que te iré diciendo sobre cada uno de los objetos. Espero que puedas conectarlas con tus propias historias y experiencias, y que te ayuden a valorar mejor cómo te afecta cada uno de los objetos que llevas en la tuya.
ÂżTU MOCHILA INVISIBLE ES LIVIANA O PESADA? ÂżTE AYUDA O TE LASTRA?

2. Bocadillos para el viaje

El camino de la vida es largo y muchas veces arduo, por lo que en nuestra mochila debe haber alimentos para distintas circunstancias.
Esos alimentos son nuestros «bocadillos», nos aportan la energía que nos permite seguir adelante sin desfallecer y nos impulsan a ir un poco mås allå, incluso cuando creemos que no podemos dar un paso mås.
Son «bocadillos» todo aquello positivo que somos, que sabemos, y que nos ayuda a seguir adelante. Lo que sabemos hacer bien, nuestras competencias y capacidades, nuestras habilidades y talentos, nuestros estudios, los recursos de que disponemos y todas las experiencias que nos han hecho crecer y superar las adversidades.
Y no solo los éxitos son bocadillos, también lo son las situaciones de fracaso estrepitoso de las que hemos aprendido.
TambiĂ©n son bocadillos esas personas concretas que nos han reconocido como seres Ășnicos con valor propio y que han creĂ­do en nosotros, que nos han dicho «tĂș puedes, tĂș vales» y con ello nos han impulsado hacia delante y a ser mejores.
Son «esos» familiares que nos apoyan cuando lo necesitamos; «aquellas» amistades incondicionales; aquel maestro de primaria o esa profesora del instituto que creyeron en nosotros; la monitora de aquel grupo que nos dijo la palabra de aliento justa en el momento exacto; nuestra pareja; incluso algĂșn desconocido que ha acertado las palabras o la mirada que necesitĂĄbamos en el instante oportuno.
Todas esas personas son nuestros referentes positivos, quienes nos han escuchado y apoyado cuando lo hemos necesitado, quienes han estado a nuestro lado incondicionalmente y nos han hecho sentir personas especiales, valoradas y queridas. Y nos han regalado vivencias de las que hemos podido aprender.
En pocas palabras, los bocadillos son aprendizajes, vivencias de superaciĂłn propias o ajenas que podemos usar para impulsarnos y, muy especialmente, cuando estamos atravesando el desierto, reorientĂĄndonos en la oscuridad o superando obstĂĄculos.
Nuestros «referentes» son aquellas personas que han dejado huella en nuestra manera de ser y de hacer, en nuestro proyecto y estilo de vida. Son aquellas que nos han regalado un aroma que llevamos siempre puesto y que dan un toque de color a las gafas desde las cuales contemplamos la vida.
Los referentes nos han dejado un legado, una herencia y, en la medida en que la hayamos integrado en aquello que somos y queremos ser, se hacen presentes en el aroma y el color que esparcimos a lo largo de nuestra vida.
¿QUÉ SABERES, RECURSOS PERSONALES, APOYOS Y APRENDIZAJES TE AYUDAN A SEGUIR ANDANDO?
Los dos relatos que cuento a continuaciĂłn se refieren a Josep M.ÂȘ Gaja, uno de mis referentes positivos, y al aprendizaje derivado de una experiencia durante una Nochebuena. Son dos de los bocadillos que llevo en mi mochila.
Tal vez te inspiren para reencontrarte con los tuyos.

El Ășltimo regalo de Josep M.ÂȘ Gaja

Josep M.ÂȘ era voluntario de Arrels FundaciĂł y de la Obra Social Santa LluĂŻsa de Marillac. Durante muchos años habĂ­a compaginado su vida profesional como viajante de artĂ­culos deportivos con el acompañamiento a personas en situaciĂłn sin hogar en las calles de Barcelona.
Ya en 1987 fue de los primeros voluntarios de Arrels que, impulsados por el jesuita Josep M.ÂȘ Pañella, empezaron a recorrer las calles de Barcelona al encuentro de personas sin hogar para ofrecerles apoyo.
Acompañar a personas en situación sin hogar le había cambiado la vida (a él y a Coral, su mujer).
VivĂ­a de manera muy austera y se habĂ­a desprendido de casi todas sus pertenencias. Para vestir, contaba solo con dos camisas, dos pares de pantalones y dos pares de zapatos para cada una de las dos estaciones. HabĂ­a dado casi todo lo demĂĄs porque estaba convencido de que cargamos con demasiadas cosas que no necesitamos. Su mochila era muy liviana y andaba ligero. Era feliz y estaba en su lugar en el mundo.
Los jueves, Josep M.ÂȘ tambiĂ©n colaboraba con el servicio de acogida y orientaciĂłn de la Obra Social Santa LluĂŻsa de Marillac, de las Hijas de la Caridad, en la Barceloneta, acogiendo y distribuyendo el desayuno a las personas sin hogar que se acercaban al centro en busca de ayuda. AllĂ­, mientras algunas se duchaban o esperaban ser atendidas por las trabajadoras sociales del equipo, las personas que llegaban iban pasando de cuatro en cuatro por un lugar en el que podĂ­an elegir quĂ© querĂ­an desayunar. Porque los espacios acogen mĂĄs dignamente cuando tambiĂ©n permiten elegir.
AhĂ­ estaba Josep M.ÂȘ, con el cafĂ©, la leche, el tĂ© y los bocadillos, pero sobre todo con palabras amables para cada una de ellas, haciĂ©ndolas sentir con su trato que eran realmente esperadas y bienvenidas, aprendiendo y recordando siempre cada uno de sus nombres.
Siempre he pensado que uno de sus gastos mensuales mĂĄs importantes debĂ­a de ser el tabaco. No lo compraba para Ă©l, sino para las personas sin hogar que encontraba en la calle. Siempre llevaba varios paquetes y, con la excusa del cigarrillo, consolidaba un vĂ­nculo de acogida y confianza en la relaciĂłn que establecĂ­a.
Era muy querido.
Josep M.ÂȘ muriĂł de cĂĄncer en el Hospital Vall d’Hebron.
Fue allĂ­ donde nos dio su Ășltimo regalo.
Los días previos a su muerte fuimos a verlo muchos miembros de esa comunidad de cariño que él había trenzado a lo largo de los años: familiares, amistades, profesionales y personas voluntarias de distintas entidades y, muy especialmente, las personas sin hogar con las que había compartido su vida. Queríamos despedirnos.
Nadie imaginaba lo que nos esperaba al entrar a su habitaciĂłn. Postrado en la cama y conservando la sonrisa y la amabilidad que lo caracterizaba, en lugar de esperar nuestras palabras de cariño y consuelo, Josep M.ÂȘ se apresuraba a interesarse por cĂłmo estĂĄbamos, a agradecernos haber formado parte de su vida y a animarnos a cuidarnos, a cuidar de quienes amamos y a no olvidarnos de las personas que no tienen a nadie a su lado.
Él, que se estaba muriendo en esa cama de hospital, nos estaba regalando vida.
Josep M.ÂȘ repartĂ­a cigarrillos en la calle y bocadillos en la Obra Social, pero Ă©l mismo se convirtiĂł en uno de esos «bocadillos» que alimentan el alma, y formaba parte de las mochilas de todas las personas que tuvimos la fortuna de conocerlo.
Todos los que entramos en esa habitaciĂłn salimos distintos.
Josep M.ÂȘ me enseñó cĂłmo me gustarĂ­a morir.
ÂżY tĂș? ÂżCuĂĄles son tus referentes?
ÂżQUÉ PERSONAS SON TUS REFERENTES POSITIVOS Y FORMAN PARTE DE TUS «BOCADILLOS» EN LA MOCHILA? ÂżPOR QUÉ?
Si puedes, escribe sus nombres en un papel. Es un listado muy importante.
Al reflexionar sobre tu respuesta, ten en cuenta que esas personas pueden estar vivas o n...

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