I.
Los factores cotidianos
La teorĂa es simple, y parece que comer bien es una cuestiĂłn de mera voluntad. Las normas bĂĄsicas no son ningĂșn secreto, y quien mĂĄs quien menos sabe quĂ© es comer mĂĄs o menos equilibradamente. Pero a la hora de la verdad, hay toda una serie de circunstancias tangibles del dĂa a dĂa que influyen inevitablemente en nuestra dieta.
De entrada compramos un dĂa a la semana con mucha suerte y no siempre de forma adecuada, con lo cual en la despensa a menudo no hay lo que deberĂa haber. Y no solo eso, comprar en el supermercado es cada vez mĂĄs complejo y hay un montĂłn de alimentos que para saber quĂ© son realmente hace falta un manual.
Por si fuera poco, tenemos un nĂșmero considerable de comidas fuera de casa, y entonces manda el presupuesto y el menĂș. Grande excusa la de comer fuera para que comamos de forma poco deseable sin remordimiento alguno. La crisis y el presupuesto recortado, tristemente presentes, nos dejan todavĂa mĂĄs tranquilos ante nuestros desequilibrios dietĂ©ticos.
Pero aquĂ no acaba el tema. El tiempo es escaso, y eso se convierte en otra buena excusa para comprar sin organizaciĂłn y cocinar poco o, mejor dicho, no cocinar y acabar picoteando cualquier cosa. AdemĂĄs, no siempre hay deseos de pasar un tiempo considerable en la cocina. La cocina diaria y obligatoria resulta indigesta a un montĂłn de personasâŠ
Y para redondear todo el panorama estĂĄn las celebraciones, cenas y jolgorios improvisados e imprevistos que acaban todavĂa de hacer el tema mĂĄs complejo. Comer acompaña todo acto social que dure mĂĄs de un par de horas. En fin, que todo parece estar en contra.
Y en cierta manera, es cierto que la cotidianeidad no lo pone fĂĄcil. AdemĂĄs, lo sabemos perfectamente, pero cambiar de hĂĄbitos es complicado.
Pero una dosis de inteligencia puede ser muy efectiva.
Antes de pensar en cualquier otra cosa hay que tener claro quĂ© es lo que hay que tener en la despensa forzosamente. Por supuesto que no hay normas fijas, pero hay toda una serie de alimentos que tienen que estar en la despensa si queremos tener una dieta mĂnimamente sana. Y estĂĄ claro que habrĂĄ variaciones de una persona a otra segĂșn edad, estatus, preferencias, etc. Pero hay unos mĂnimos que hay que cumplir. Por supuesto, siempre teniendo en cuenta las normas de dieta equilibrada (vĂ©ase parte IV).
Los alimentos imprescindibles
LĂĄcteos
En el sentido estricto no son imprescindibles, pero como son nuestra fuente de calcio mĂĄs valiosa, hay que tenerlos en cuenta. Respecto a las teorĂas, muy en boga actualmente, de que la leche es «nociva», lo cierto es que no hay ningĂșn estudio que avale que los lĂĄcteos âal menos los desnatadosâ tengan efectos negativos en personas sanas, y por tanto no hay ninguna razĂłn para no incluirlos en la cesta de la compra. Por supuesto, se puede alternar la leche con el yogur y el queso y contar que al dĂa son recomendables al menos dos raciones de este tipo de alimentos.
A tener en cuenta:
âą | Los lĂĄcteos desnatados tienen el mismo aporte de calcio que los enteros aunque no las mismas vitaminas.100 cm3 de leche entera o 100 cm3 de leche desnatada = 120 mg calcio. |
⹠| Las leches fermentadas (como el yogur) tienen un aporte de calcio similar al de la leche pero tienen la ventaja añadida de su aporte en microorganismos, que, entre otras cosas, tienen efectos beneficiosos sobre la flora intestinal. |
âą | Todas las leches fermentadas aunque tengan microorganismos distintos tienen un aporte nutritivo similar en lo que respecta al calcio y las proteĂnas. |
âą | El queso fresco es mĂĄs digestivo que el queso curado pero tiene un aporte nutritivo menor. La causa es que contiene mĂĄs agua y en consecuencia menos calcio, menos proteĂnas y tambiĂ©n menos energĂa. |
âą | El queso curado seco tiene menos agua, no menos grasa. De hecho, los quesos secos son los que contienen mĂĄs nutrientes y grasa. |
Sobre la famosa mozzarella
Es popular, deliciosa y prĂĄctica. La ensalada de tomate y mozzarella se ha convertido en un clĂĄsico universal. Pero a menudo se confunde la mozzarella con un queso light, y lo cierto es que 100 g de mozzarella son 250 kcal⊠¥como mĂnimo!
Frutas
A la hora de la compra hay que tener en cuenta que son necesarias un mĂnimo de dos raciones de fruta al dĂa por persona. Por esta razĂłn una familia con dos hijos, aunque nadie coma al mediodĂa en casa, gastarĂĄ fĂĄcilmente casi dos kilos de fruta al dĂa. Especialmente si se hacen zumos naturales por la mañana. Las frutas del tiempo son las que tienen mĂĄs probabilidades de ser frescas y de calidad. No es comparable el valor nutricional de un zumo empaquetado al de la fruta entera y fresca. AdemĂĄs hay que saber comprarla en su justo punto de manera que no sea demasiado madura ni verde. Siempre comprobando que estĂ© Ăntegra, con la consistencia deseada y el aspecto Ăłptimo.
A tener en cuenta:
âą | La fruta fresca que se vende ya pelada es muy prĂĄctica pero no tiene el mismo valor nutritivo de la entera. |
âą | Una de las frutas que mĂĄs se conserva... |