1.
IntroducciĂłn
Tengo una gran facilidad para complicarme la vida. No es una habilidad innata, la he ido adquiriendo con el tiempo. Pero gracias a ella he conseguido tomar un tipo de decisiones que se hacen cada vez mĂĄs escasas: las decisiones propias.
Acertando errores, errando aciertos, voy haciendo el camino menos transitado.
Pero no soy el Ășnico. De hecho, pertenezco a un gran movimiento que se estĂĄ extendiendo a la misma velocidad que el asombro ante la falta de tiempo para digerir los empachos de realidades imaginadas.
La aleatoriedad del mundo cambiante hace que tomar decisiones se aleje cada vez mĂĄs de nuestro campo de influencia. A cada instante, una enorme cantidad de informaciĂłn absorbe nuestra atenciĂłn y hace que todo parezca importante. Pero
si todo es importante, nada lo es.
Cada dĂa nos llegan peticiones: para salvar a los elefantes en Asia, la democracia en algĂșn -stan, glaciares en la AntĂĄrtida o saltamontes en Cabo Verde. Luego, por cada peticiĂłn que firmamos, por cada Me gusta que ponemos, aparecen otras cinco, acompañadas, eso sĂ, de sus mensajes publicitarios correspondientes. La frustraciĂłn y el resentimiento se multiplican. Presionados por los «Grandes Temas», nuestro mundo se va encogiendo. Nuestros propios problemas de repente parecen menos importantes y sus peticiones se quedan a la cola, por detrĂĄs de las algas, los fĂłsiles y las conspiraciones. Nadie las atiende.
En nuestro mundo, deberĂamos atender las peticiones en las que nuestras acciones realmente tienen fuerza y sentido. Ocurren dentro de la Ășnica red social en la que el valor no se define por la cantidad, sino por la calidad de las relaciones. Puede que ahĂ no haya elefantes, lugares exĂłticos o glaciares que salvar, pero todavĂa sigue siendo suficientemente grande como para que el aleteo de la mariposa se propague por otros mundos libres, «¥Hasta el infinito y mĂĄs allĂĄ!».
Este es el verdadero poder, no la utopĂa inconclusa del «seamos realistas, pidamos lo imposible». Es la corresponsabilidad por coordinar las acciones, que no empieza por pedir, sino por hacer, por inventar lo posible.
Separatismo, nacionalismo, comunismo, capitalismo, feminismo, machismo, islamismo, cristianismo, hedonismo, fetichismo, nepotismo, racionalismo⊠La lista de los -ismos parece interminable. En ella, las realidades imaginadas antiguas chocan con las nuevas. Luchan sin piedad por conseguir nuestra atenciĂłn, nuestra aceptaciĂłn y, finalmente, nuestra afiliaciĂłn. Condicionan nuestras vidas, nuestros estados de ĂĄnimo y temen al Ășnico -ismo que les puede plantar cara. El Ășnico -ismo que les puede otorgar o quitar sentido:
El ser uno mismo.
Las realidades imaginadas son mapas, pero no son territorios. Ser uno mismo es salirse del mapa y conectar los puntos, es atender las peticiones del mundo real. Del propio. Aquel donde poner Me gusta no basta, sino que es necesario poner el coraje, la voluntad y el esfuerzo, donde hace falta transformar actitud y comportamiento para hacer que aparezca lo que sin uno mismo nunca se verĂa.
No se trata de que deje de importarte lo que estĂĄ pasando en el mundo. Ni mucho menos. Es todo lo contrario. Lo maravilloso es tener la disposiciĂłn por conocer y sumarle la disponibilidad por hacer.
Cuando lo conseguimos, nos damos cuenta de que lo imposible no es mĂĄs que la secuencia de posibles.
El punto de partida estå en distinguir entre «es importante» y «me importa», y desde ahà conectar los puntos, inventar lo posible.
La idea de este libro surgiĂł a raĂz de una conferencia que di en Vigo dentro del marco de conferencias que organiza el Club Faro. Me invitaron a hablar sobre el tema de los refugiados y los retos de las polĂticas de inmigraciĂłn. Pero, para sorpresa de muchos presentes, optĂ© por hablar sobre la mirada de las moscas y las abejas, sobre la fuerza que nos impulsa para encontrar y transmitir sentido a las experiencias vitales, sobre el punto y la lĂnea.
Desde el inicio de los tiempos hubo un algo que conectĂł con otro algo. «La Palabra se hizo carne y habitĂł entre nosotros.» Dios y Palabra. EnergĂa y materia. SĂntesis y anĂĄlisis. Punto y lĂnea. Yo y relaciĂłn. Desde el inicio, se buscan y se ofrecen, igual que nosotros mismos, atrapados en esta red de ofertas y promesas, juicios y declaraciones que llamamos vida.
Y desde lo mĂĄs humano que existe, el lenguaje, emerge la fuerza de los relatos, la fuerza que construye las realidades que habitamos.
Uno de sus instrumentos mås poderosos son los cuentos, puentes entre nosotros y la sociedad que nos rodea, entre las emociones y los pensamientos. Recurrimos a ellos para hacernos entender. Dependemos de ellos cuando queremos atraer la atención de un inversor e inspirarle confianza. También cuando deseamos motivar a nuestro equipo y mejorar su rendimiento. Inventamos relatos para objetivos tan distintos como educar a nuestros hijos, hacer de coaches o traducir algoritmos en videojuegos.
Mientras el mundo se va haciendo cada vez mĂĄs complejo, tambiĂ©n lo hacen los relatos que lo explican. Y puede ser que, esforzĂĄndonos por dotar de sentido nuestras propias existencias, nos diluyamos en los relatos que la sociedad nos impone y perdamos el hilo de nuestra historia personal, la Ășnica que nos otorga el protagonismo.
Para no perder este hilo, en este libro sugiero tener siempre presente un ejercicio sencillo que, sin darnos cuenta, repetimos en todo lo que hacemos: conectar los puntos, inventar lo posible, encontrar los nexos que unen tu historia personal con las historias que te rodean.
Conectar los puntos invita a explorar la experiencia de la condiciĂłn humana sabiendo que todo lo que nos rodea sucede y se genera en el lenguaje.
Es la actitud que uno asume ante lo «imposible». La certeza de que en la base de la estructura que lo sostiene todo no hay mĂĄs que un punto y una lĂnea.
Es la actitud de no diluirse, pararse o desesperarse por no comprender lo «imposible». Es poner la atención en aquello que depende de mà y avanzar desde la confianza de que con inventar lo posible bastarå.
Un punto. Una lĂnea.
La facilidad por complicarse la vida tiene su lado positivo. A mĂ me ha llevado a vivir muchos aprendizajes en diferentes paĂses y culturas, haciendo todo tipo de trabajos y entablando relaciones con personas muy diversas. Este libro recopila algunas de mis experiencias trabajando de todo: desde camarero, traductor y cartero, hasta periodista, coach y consultor, durante las dos Ășltimas dĂ©cadas en los Balcanes, España, MĂ©xico y Suecia. Mis experiencias se conectan con las experiencias de otras personas y estudios relacionados. El hilo que las une a todas es el mismo que une nuestra emocionalidad y nuestra racionalidad: es el cuento.
El cuento, el relato que hago de la conexión entre mi historia personal con el contexto en el que se desarrolla, me da la coherencia que tanto necesitamos para encontrar sentido. De nuestra capacidad de construir relatos coherentes sobre la realidad que percibimos depende también la coherencia de nuestro propio ser.
Os invito a disfrutar del doble juego que en castellano permite el verbo contar: contar con uno mismo, como un ejercicio de coraje y autoestima, junto a la capacidad de contar la realidad a través de relatos coherentes acerca de uno mismo y la vida que vive ayuda a sobreponerse a las adversidades de la vida.
Tengo la esperanza de que las experiencias y sugerencias recogidas en este libro puedan ser Ăștiles para todos aquellos que trabajan en la organizaciĂłn de grupos y equipos humanos o para los que simplemente estĂĄn apasionados por la condiciĂłn humana y su mĂĄs bella manifestaciĂłn: la relaciĂłn con los demĂĄs. En ambos casos el procedimiento parte del mismo punto:
Convertirse en un arquitecto de decisiones para conectar con los demĂĄs fĂsica, psĂquica y espiritualmente.
Asumiendo que en la prĂĄctica muchas veces la teorĂa se queda corta, este libro recorre a algunos ejemplos basados en experiencias personales, de otras personas o de investigaciones cientĂficas, de puntos conectados con otros puntos gracias a decisiones conscientes.
Espero que sirva para que cada uno pueda identificar estos puntos en su propia vida, reconocer puntos nuevos y, sobre todo, tomarse este respiro extra antes de decidir. Deseo que ayude a evidenciar lo que oculta el inconsciente y a tener presente aquello que decĂa aquel gran filĂłsofo de management, Peter Drucker:
Durante mås de treinta años me he dedicado a enseñar la gestión de las personas en la empresa. Hoy ya no pienso que aprender a dirigir otras personas sea el aspecto fundamental que los ejecutivos tienen que aprender. Lo que hoy enseño es, sobre todo, cómo gestionarse a sà mismo.
Gestionarse a sĂ mismo parte de poder visualizar:
Punto. LĂnea.
Dos elementos clave de la arquitectura de decisiones que hacen aparecer lo posible.
2. Conectar los puntos
Un punto. Una lĂnea. No hay mĂĄs.
Se repite en todo lo que nos rodea. En todo lo que hacemos y en todo lo que deseamos conseguir.
Un punto de partida. Una relaciĂłn. Un final.
Y vuelta a empezar.
Desde la arquitectura hasta la agricultura. Desde la petanca hasta la aritmĂ©tica. Desde la astronomĂa hasta la escritura. Desde la religiĂłn hasta la fĂsica cuĂĄntica.
Desde el nacer hasta el morir.
Un punto. Una lĂnea.
Un miedo. Un paso.
Un deseo. Una mirada.
Un silencio. Una palabra.
Parece muy sencillo. Entonces, ¿por qué es tan complejo?
No son los puntos y las lĂneas lo que nos complica la vida, son las decisiones que nos obligan a tomar. Pero, en el fondo, el patrĂłn siempre se repite.
Un punto. Una lĂnea.
Persona. Sociedad.
Planeta. Galaxia.
SĂntesis. AnĂĄlisis.
La siguiente ilusiĂłn Ăłptica es una buena manifestaciĂłn grĂĄfica de lo que nos encontramos en nuestro dĂa a dĂa. Contiene parte de la respuesta a Âżpor quĂ© es todo tan complejo?
La malla de la ilusiĂłn de Ninio es la vida resumida en su esencia pura. La imagen consiste en un entramado de rayas grises donde se ubican una docena de puntos negros distribuidos de forma equidistante a travĂ©s de toda la imagen. Los puntos estĂĄn ahĂ, pero la mayorĂa de las personas no logramos verlos de forma simultĂĄnea. El motivo de ello es que el cerebro «elimina» algunos de estos puntos.
Todo lo que hacemos, lo que nos motiva, impulsa y condiciona, va de esto. De esta malla, que es la vida misma.
Tratamos constantemente de conectar los puntos para construir modelos, esquemas, ejemplos, normas, leyes, religiones, empresas⊠En todos estos modelos, el patrĂłn se repite: un punto de partida y una lĂnea que conecta con su correspondiente finalidad.
Esta lĂnea representa las relaciones que se establecen y la energĂa invertida para llegar del punto A al punto B.
Pu...