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DEFINICIONES BĂSICAS
Antes que nada, para evitar malentendidos mås adelante, empezaremos dando algunas definiciones båsicas de los términos usados en el debate de los dones. Es frustrante y triste ver cómo muchos autores carismåticos caricaturizan la postura tradicional en sus escritos. Muchas veces definen los términos incorrectamente o como ellos consideran que son en vez de como son realmente. También hay autores no carismåticos que generalizan o exageran la postura carismåtica para ridiculizarla. Estas actitudes no ayudan en el debate.
Richard Nathan, pastor de la Viña Columbus, Ohio, critica a John MacArthur, Jr. por usar exageraciones y generalizaciones acerca de los carismĂĄticos en su libro Charismatic Chaos, ademĂĄs de argumentos dĂ©biles del tipo «hombre de paja». Algunas de sus crĂticas sobre MacArthur pueden ser vĂĄlidas. Pero en el libro El Reino y el poder muchos autores hacen lo mismo con la postura tradicional cesacionista. La ponen en un marco estereotĂpico exagerado. Algunos de los capĂtulos se aprovechan de la cuestiĂłn ya desde el mismo inicio. Con tĂtulos como «¿Deben esperar milagros los cristianos de hoy?» o «Ministerio de poder en las epĂstolas: respuesta a la posiciĂłn evangĂ©lica que plantea la cesaciĂłn del poder», el autor, de antemano, ya estĂĄ dando a entender que la postura cesacionista rechaza los milagros o plantea la cesaciĂłn del poder de Dios hoy, y esto es falso en ambos casos. Hasta en el mismo prĂłlogo, escrito por C. Peter Wagner, Ă©l habla de forma casi despectiva hacia los pentecostales clĂĄsicos y los cesacionistas. Estos extremos no son correctos.
Queremos evitar tales etiquetas al definir los principales términos sin significados ocultos. Son las definiciones generalmente reconocidas en el tema, aun si a veces las expresiones no son empleadas debidamente o han llegado a tener un significado distinto. Es algo similar a lo que le pasó a la palabra «fundamentalista». No es una mala idea recordar la explicación famosa que escribió C. S. Lewis en su libro Mero cristianismo acerca del uso correcto de las palabras y cuånto daño hace el mal uso de ellas, ¥aun cuando la persona que las utiliza indebidamente tiene buenas intenciones! Lo demostró de forma magistral con la ilustración de la palabra caballero en inglés y cómo su sentido verdadero fue cambiado por el uso incorrecto, y suplicó que no sucediera lo mismo con la palabra cristiano en su libro. Quiero suplicar la misma cosa pero en cuanto a las palabras en relación al tema de la vigencia de los dones.
Los dones espirituales/don espiritual
Este primer tĂ©rmino es claro, sencillo y casi todos estĂĄn de acuerdo en lo que significa. Si uno busca en libros sobre el EspĂritu Santo, en diccionarios bĂblicos o en libros de estudios sobre los dones, la mayorĂa estĂĄ de acuerdo en la definiciĂłn. Casi todos concuerdan en que los dones son capacidades o habilidades dadas por el EspĂritu Santo a cada creyente para un determinado servicio dentro del cuerpo de Cristo (unas excepciones son Jaime Fasold y M. Erickson). El Diccionario bĂblico ilustrado Holman dice: «La frase âdones espiritualesâ se emplea comĂșnmente para referirse a la capacidad que Dios da a los creyentes para el servicio». En este sentido, el tĂ©rmino «dones espirituales» se refiere a todos los dones del EspĂritu y no solamente a algunos.
Es cierto que casi todos los eruditos bĂblicos âcesacionistas o noâ clasifican o dividen todos los dones en dos grupos generales: los dones de señal o extraordinarios y los dones de servicio u ordinarios. Lo que sĂ estĂĄ claro es que hay autores en ambos lados del debate que se refieren a «los dones espirituales» o solo a «los dones» cuando en el contexto estĂĄn hablando de uno de estos dos grupos generales. Muchas veces estĂĄn hablando solo de los dones de señal y no de todos los dones. Esto es un error.
En resumen, se puede elaborar una definiciĂłn de los dones espirituales que refleje todos los aspectos diciendo que los dones espirituales son las capacidades y habilidades sobrenaturales especiales dadas por el EspĂritu Santo a cada creyente para un servicio determinado dentro del cuerpo de Cristo para su edificaciĂłn y para la gloria de Dios. Veamos ahora la distinciĂłn entre los dones de señal y los dones de servicio.
Los dones de señal/extraordinarios/milagrosos/carismåticos
Estos tĂ©rminos se usan normalmente para denominar los dones que forman el corazĂłn de las controversias acerca de este tema. Su mismo nombre ya causa cierta polĂ©mica entre algunos. Aunque todos estĂĄn de acuerdo en que estos dones son diferentes de los demĂĄs dones, no hay acuerdo en cuanto a cĂłmo llamarlos (los nombres mĂĄs comunes constan aquĂ). El Diccionario bĂblico Holman comenta: «Los eruditos han intentado clasificarlos de distintas maneras, pero ninguna resulta convincente».
Parte de la controversia viene del mal uso de considerar que solo estos dones son los dones carismĂĄticos y que los demĂĄs dones no lo son. Tal uso por algunos evangĂ©licos ha causado una divisiĂłn falsa que considera que algunos creyentes tienen dones carismĂĄticos y otros creyentes solo tienen dones espirituales o que los Ășnicos dones espirituales son los dones extraordinarios. Esto es un error comĂșn en ambos lados del debate.
El Nuevo diccionario bĂblico ilustrado se refiere a esto cuando dice: «Primeramente debemos señalar que todos y cada uno de los dones dados por el EspĂritu son milagrosos, y no solo los de manifestaciĂłn externa espectacular». La cita, ademĂĄs de mencionar de forma implĂcita la divisiĂłn entre los dos grupos de dones, dice que «todos y cada uno de los dones» espirituales son sobrenaturales («milagrosos»). Greig y Springer dicen que su definiciĂłn «se refiere al ministerio con todos los dones espirituales (...) en forma espectacular. La expresiĂłn no excluye dones espirituales menos francos», reconociendo asĂ los dos tipos («en forma espectacular» y «menos francos»). El conocido erudito bĂblico RenĂ© Pache escribiĂł de los dones no espectaculares: «...y estos son tan sobrenaturales como aquellos dones que se llaman âmilagrososâ ya que todos provienen del EspĂritu Santo». Pero el teĂłlogo cubano Alfonso RodrĂguez Hidalgo lo puso aĂșn mĂĄs claro:
No podemos dividir a los cristianos en carismĂĄticos y no carismĂĄticos. BĂblicamente hablando, todo creyente en Jesucristo es carismĂĄtico, pues ha recibido de Dios algĂșn don especial con el que puede glorificarle y servirle. Es posible, pues, hablar de una universalidad de dones y hasta una r...